Ternura


Eres un hombre, pero sobre todo eres un saiyajin, hijo del príncipe de la más temible raza que haya existido, pero sin embargo, una parte de tu lado humano ha llegado a doblegarte, y estás ahí, en tu habitación llorando como un niño, que ha perdido lo que más ha querido. La has perdido a ella, a esa mujer hipócrita que decía amarte y sin darte ninguna explicación te ha dejado por uno de tus amigos, más cercanos.

Lloras por el dolor que te ha provocado la tracción de ambos, lloras porque tu grande orgullo ha sido pisoteado, lloras de rabia pero sobretodo de frustración, ¿cómo pudiste ser tan idiota para no darte cuenta de su engaño? En ese momento sientes tanto odio, tanta importancia que la locura te domina, te domina a tal punto que estás dispuesto a ir detrás de esos canallas y acabar con sus miserables vidas, pero sin que lo puedas evitar las lágrima siguen cayendo de tus ojos y te agarras la cabeza con fuerza para contener tanta ira. Estás enfermo de ira y lo sabes, quieres acabar con la vida de quienes te traicionaron.

—No, no llores, Trunks porque si tu lloras, Pan también llora—al oír esa voz quebrada en llanto, buscas por toda tu habitación para encontrar a la causante de tu alteración, y al buscar debajo de tu cama, te encuentras con la menor de los Son envuelta en un mar de lágrimas, inmediatamente la ayudas a salir debajo de la cama, y al sentarte sobre el suelo, intentas quitarle las lágrimas que le cubren el rostro, pero ella te toma por sorpresa al arrojarse sobre ti para poder abrazarte con todas las fuerzas que su pequeño y frágil cuerpo posee—si, Trunks, llora, Pan, también llora. Ya no llores por favor.

A pesar de que sus palabras son poco entendibles puedes captar lo que quiere decir y todo aquello te parte el alma, como el corazón, ¿cómo es posible que seas tú el culpable de que esa pequeña niña llore sin consuelo? La culpa que sientes al haberla hecho sufrir te desarme por completo y ahora todo tu odio se ha desvanecido, ha quedado en el olvido, y sin pensarlo más, abrazas a la pequeña e inocente nieta de Son Goku.

—Tranquila, pequeña, prometo no llorar nunca más.

Tratas de tranquilizarla, y al parecer lo estás logrando porque su yanto comienza a cesar, y una vez que eso pasa, te dedicas a quitarle las lágrimas que invaden su pequeño rostro, ella por su parte se recuesta en tu pecho.

— ¿Trunks, está feliz?

Te cuestiona ella con inocencia, y tú le sonríes dulcemente.

—Sí, muy feliz, pequeña.

Ella sin dejar de abrazarte te sonríe tiernamente, logrando con una simple sonrisa, que te odio se espume por completo. Nada te importa más que si bienestar

—Sí, Trunks es feliz, Pan también es feliz.

Anuncia la pequeña azabache provocándote una ternura única e inexplicable producto de su inocencia.


The End