Primero que nada los personajes no son míos sino del maestro Masami Kurumada junto con algunos hechos mitológicos griegos que irán apareciendo conforme vaya la historia
My heart is broken
Grandes relámpagos estaban paseando en el cielo nocturno, la lluvia estaba en lo máximo en esta tormenta donde de un abrir y cerrar de ojos, la lluvia atrapo de improviso a todo ser viviente del santuario, pero eso no se comparaba con lo que estaba sintiendo un caballero dorado en ese momento, pues su corazón gritaba de dolor.
Flashback
El santuario se respiraba un aire de tranquilizada después de mucho tiempo de guerras, todos los caballeros estaban en sus actividades pero uno en especial iba corriendo desde el coliseo hasta las doce casas, su larga cabellera color índigo era lo último que veían de él, su dueño estaba corriendo ya que le preocupaba que su amado, su corazón, su amor no se haya presentado a entrenar y ya pasaban del medio día y este no aparecía, aunque él no lo detecto en un principio, no se le hacía extraño, tal vez se quedó hablando con su discípulo Hyoga pero ahora que ya había terminado el entrenamiento no se había presentado y decidió ir a su templo para averiguar el porqué de su ausencia, corría rápidamente por los túneles de las doce casas para ahorrar tiempo, mientras en su mente se ideaba un sinfín de explicaciones, una que tal vez lo intrigaba era que podría ser que se haya enfermado y estaba muy grave, tan rápido la pensó que en un instante no se quería ver esa escena, ¿su Camus enfermo?, no lo pidió aceptar, en un instante, llegando a la entrada del penúltimo templo.
-¿Camus estas aquí? – gritando desde la entrada más no recibió respuesta, nuevamente vuelve a gritar un poco más fuerte e incluso alzo un poco de su cosmos gentilmente para no preocuparle pero tampoco recibió respuesta.
Intrigado por el silencio del templo, decide ingresar de todos modos ambos se tenían la confianza como para cualquier relación y lo primero que vio fueron un par de recipientes y cubiertos recientemente utilizados, tal vez en la noche anterior; eso no le preocupaba mucho al octavo guardián, de todos modos cuando Camus e Hyoga cenan a veces dejan sus trastes que usaron sin lavar (eso sucede cuando están muy cansados y el sueño los tenía dominados), pero algo hizo que empezaran a titubear fueron un par de copas que tenían un líquido rojizo-viole tono y una botella de vino que posaba sobre la mesa.
Reconociéndolo al instantáneamente es botella ya que eran de las reservas exclusivas del francés, se le hacía extraño ya que había varias veces visto esas botellas y cuando le pedía una muestra de ese vino, el peli azul siempre inventaba algo, hasta se molestaba por el simple hecho que alguien más disfrutara algo de su natal Francia.
Milo recorría con cautela la escena de los hechos por unos momentos mas hasta que prefirió seguir la buscando a su ángel de hielo y fue directamente a los aposentos privados, al llegar a la puerta del cuarto toco gentilmente sin recibió respuesta, así que trato de ver por la perilla más le era imposible distinguir por la oscuridad del recinto sagrado, volvió a tocar esperando nueva respuesta pero nuevamente no la recibió respuesta; estaba algo decepcionado, comenzó su retirada pero un ruido proveniente de la habitación lo desconcentra y nuevamente se dirige a la puerta, sus nervios por no encontrar a Camus lo estaban matando y girando la perilla sin hacer ruido, para tranquilizar sus nervios pero en lugar de eso, encontró lo peor que pudiera observar, sus ojos instantáneamente se cubrió de lágrimas nublando la visión de los ojos.
Finalmente lo había encontrado pero no lo quería encontrar como lo había visto, estaba acostado durmiendo plácidamente recargando su cabeza en un pecho ajeno al suyo, las finas sabanas estaban desarregladas, cubriendo ciertas zonas del francés y su cónyuge sobre todo la cintura para abajo, estaban abrazados por debajo de la tela y lo que más le desconcentro fue ver que su rostro sereno y serio, un sonrojo en sus pálidas mejillas y una pequeña sonrisa, no salía del asombro incluso cuando el peli azul empezó a abrir sus ojos color zafiro por la incomodidad de la luz y fue grande su sorpresa y despertando de golpe al ver a Milo parado en estado de shock.
-Milo?-en un susurro por verse descubierto.
-Ca...Camus... ¿Por qué?-ignorando al rival por unos instantes.
-¿Por qué estas gritando Camus?-despertando el tercero en discordia y al dirigir sus olivas a la entrada del cuarto y ver Milo parado, no entendía porque Milo estaba aquí pero rápidamente se percató que ni estaba en su templo ni tenía su ropa.
-Mi…Mi...Milo, esto no es lo que crees!-
-¡ENTONCES QUE TENGO QUE SUPONER SHURA, QUE LA PERSONA QUE AMO Y SUPUESTAMENTE ME AMABA, MI VIDA MI FELICIDAD, ME FUE INFIEL CON QUIEN PENSABA QUE ERA UNO DE MIS MEJORES AMIGOS, AHORA ENTIENDO PORQUE NUNCA QUERÍAS QUE ME QUEDARA CONTIGO EN TU TEMPLO, AQUÍ ESTABA TU AMANTE, A QUIEN LE ENTREGABAS EL TRASERO Y PODÍA HACERTE GRITAR COMO UNA PUTA, LA PUTA QUE ERES CAMUS, MIENTRAS AQUÍ ESTABA EL ESTÚPIDO CON QUIEN PODÍAS JUGAR A SER SU DUEÑO, TU MARIONETA, EXPONERLO COMO TU TROFEO!-
-Milo esto no es lo que tú crees, nosotros…
-CÁLLENSE DESGRACIADOS, NO SE PREOCUPEN POR MI YA NO LES SERÉ UN ESTORBO HASTA PODRÁS CELEBRAR OTRA VEZ… NO QUIERO VOLVERTE A VER CAMUS-
Y antes que el francés se diera cuenta, Milo había desaparecido sin dejar rastro alguno, más que las lágrimas que cayeron de su rostro.
Fin flashback
La lluvia era la única, a testigo de su furia, frustración, dolor, tristeza, decepción, pero también sentía como el mayor idiota del planeta desde que descubrió su traición no paraba de usar su aguja escarlata contra los árboles y las rocas de una de las salientes que estaban a los límites del santuario; era un lugar retirado, no podía sentir y tampoco detectar los cosmos de los habitantes del santuario, era un lugar que encontró por accidente cuando era apenas un aprendiz, era su secreto ni de nadie más, ese lugar era un callejón sin salida, tenía una pared alta de rocas afiladas, la vegetación era abundante, grandes árboles era lo que bloqueaban cualquier intento de escapatoria y los espacios vacíos eran sustituidos con una alfombra verde, ideal para descansar y alejarse de todo el mundo.
Llevaba horas en ese lugar descargando cada aguja tratando de borrar todo ese venero que le introdujo en su alma el guardián de acuario, y aunque poco a poco su cuerpo le indicaba que ya tenía suficiente castigo, su corazón le decía que no se detuviera que eliminara de su ser el nombre de Camus.
Pero no se había percatado que aunque él estuviera solo de noche, estaba siendo observado por algo o alguien desde la oscuridad de la noche.
-¿veo que sigues sintiendo esa traición? Y por mas que trates de borrarla esta seguirá aquí- ese alguien había dejado el anonimato del silencio para tratar de indicarle al escorpión que no estaba solo como él pensaba.
-¿Quién está ahí?- colocándose en guardia, ya que quien fuese estuviera en este lugar era un enemigo.
-no es necesario que estés en guardia, de todos modos no te servirá-la voz misteriosa le hablaba con serenidad que daba miedo.
-¿sal de donde estés?- sin bajar sus defensas buscando en todos lados sin encontrar nada.
- no es necesario que lo digas, estoy al frente de ti-
Eso último desconcertó a Milo que no veía nada a su alrededor, y a la vez comenzaba a cuestionar su salud mental.
-simplemente soy un enter sin cuerpo, en busca de uno… y creo que ya lo encontré- y sin que Milo lo presintiera su cuerpo fue lanzado sobre el pasto húmedo empezando se convulsionarse, una fuerza mucho más superior a la suya tratando de apoderarse de su cuerpo y a la vez destruyendo su alma por dentro, el cosmos de aquel ser era una llama oscura que lo está consumiendo poco a poco y aunque pedía ayuda en el interior de su mente, nadie correría a su rescate, involuntariamente una pequeña lagrima corrió a su rostro, llego en un momento en que el alma de Milo estaba atrapado en el cosmos oscuro de aquel ser.
Las convulsiones fueron cesando y simplemente quedo turbado en el suelo, sin que la lluvia cesara en su tarea, hasta que final mente es escuchaba como poco a poco ya no se escuchaba el crujir de la lluvia y que péquelas gotas empezaron a aparecer.
Completamente empapado estaba el cuerpo de Milo, todo su cabellos estaba regado por el pasto, su flequillo pegado en su frente, cubriendo sus ojos mientras su boca no expresaba ningún gesto, como su hubiera muerto en la lluvia pero poco a poco aquellos finos labios griegos se deformaron mostrando una sonrisa de triunfo y se incorpora de su lugar aun si quitarse los pelos del rostro.
-perfecto… ahora tengo el cuerpo- levantando su vista hacia el santuario, mas especifico el templo de Atenea y las doce casas.
Las nubes del cielo comenzaba la retirada dejando ver los rayos de la luna, llevándose una mano hacia su frente para despejar su vista de los cabellos, revelando un par de rubíes en lugar de turquesas, el color característica de la mirada del escorpión
-es momento de ir a mi nuevo hogar-formando una sonrisa y caminando con mucha gala hacia el santuario.
