"DESEO PELIGROSO"

Inuyasha y Kagome pidieron un deseo a una estrella fugaz, pero... ¿qué sucedería si ese deseo de pronto alejara al grupo y separa a Inuyasha y Kagome?.

Kag

Capítulo 1: "Sentimientos y un deseo"

Ambos se encontraban sentados en el césped. Había sido un día muy largo y las batalla muy agotadoras. Él se recostó mirando el cielo estrellado y bufó hastiado, estaba tan molesto, no había podido hacer nada, además, ninguno de sus amigos había servido mucho que digamos para derrotar a aquel maldito de Naraku. Ella lo observó de reojo con algo de intriga y suspiró sin saber que decirle¿qué podía cuestionarle?. Sabía que estaba enojado por el hecho de que su peor enemigo escapara ileso, pero, la pelea fue larga y todos estaban muy cansados, es cierto, ellos eran humanos después de todo, no tenían la misma fortaleza que definitivamente él poseía. Miró el cielo pero se sentía muy cansada, estaba agotada y sus fuerzas ya casi no le respondían, había luchado muy duro y sus poderes espirituales no estaban en buenas condiciones. Cerró apenas sus ojos casi durmiéndose.

- No deberías estar aquí si estás tan cansada Kagome... - Comentó el chico sin quitar la vista del cielo.

- ¿Ah?... no te preocupes Inuyasha... estoy bien, es solo... estoy un poco distraída- Contestó ella recostándose a su lado y apoyando la cabeza en su pecho.

Inuyasha sintió un golpeteo en su corazón y la miró apenas sintiendo que sus mejillas se teñían de rojo. La sintió respirar muy cerca de su cuello y pudo ver como ambos estaban muy cerca. Suspiró con nerviosismo y acercó una mano hacia la espalda de la chica que se sonrojó de igual manera. Sonrió apenas y se acomodó más buscando su protección. Se sentía tan bien estando así con él, y ellos... ellos... ¿acaso existía un ellos?. Cerró los ojos y sintió como Inuyasha acariciaba sus cabellos casi en un movimiento imperceptible.

- Oye... no deberías esforzarte demasiado... batallaste muy duro hoy, tendrías que descansar un poco- Volvió a decir el hanyou preocupado.

- Debería... pero no quiero quedarme sola, estando contigo estoy bien... - Le respondió la joven sacerdotisa con un suspiro.

- ¡Feh!, Haz como quieras... después de todo... eres una testaruda... – Respondió con burla.

- Lo sé, pero es solo porque me siento sola, contigo todo es muy distinto, me siento acompañada y muy bien, además, Sango estaba con el monje Miroku, por eso, no quiero ir a molestarlos- Explicó a modo de justificación.

- No entiendo porque no quieres ir con ellos y tampoco comprendo porque habrías de molestarlos, no tiene sentido¿por qué los molestarías?- Preguntó sin comprender.

- Porque ellos quieren estar solos... – Dijo ella con un suspiro.

- ¿Solos?... ¿por qué?- Insistió mirándola con incredulidad.

- Ah... Inuyasha... el monje Miroku y Sango quieren estar solos porque están enamorados... ¿comprendes?... a nosotros también nos gusta estar solos de vez en cuando¿no?- Contrarrestó.

- ¡¿Qué?!... eso no es cierto- Negó Inuyasha extremadamente sonrojado.

- ¿A no?... muchas veces estamos solos como en estos momentos¿o acaso me estás diciendo que te gustaría que los demás estuvieran aquí?- Desafió levantando una ceja con gracia.

- No... – Contestó con algo de duda.

- Entonces es cierto, prefieres que estemos solos... por eso mismo... el monje Miroku y Sango quieren lo mismo que nosotros.. es bueno estar en grupo y tener amigos, pero hay ciertas ocasiones en las cuales necesitamos un rato a solas, es por eso... ¿comprendes ahora?- Suspiró pesadamente.

- Ahhh... creo... no lo sé, en fin... tampoco me importa mucho... – Musitó volviendo su mirada al cielo estrellado.

- Oye Inuyasha... – Llamó Kagome.

- ¿Um?- Musitó apenas.

- ¿Sabes? aún sigo teniendo en mi memoria... cuando nos conocimos por primera vez¿recuerdas?- Preguntó ella con una media sonrisa.

- Claro que lo recuerdo... ¿cómo olvidar eso?... esas cosas jamás se olvidan Kagome, es algo que siempre queda grabado en la memoria y en los recuerdos de la persona, además, en ese entonces... era alguien frío y sin sentimientos... fuiste tú... quien me ayudó a cambiar, me ayudaste a ser como soy ahora- Dijo él con algo de vergüenza al exponer así sus sentimientos.

- Bueno... no creo que fuera tan así, pero... es verdad, antes era un chico muy duro y que casi no hablaba, solías estar muy solo... - Recordó ella con algo de tristeza, ya que, había sufrido demasiado por la ignorancia de Inuyasha.

- Es que... estaba acostumbrado a la soledad¿sabes?... mi vida siempre fue así, solitaria y con nadie que me comprendiera o confiara en mí, hasta que... -

- Llegó Kikyo... ¿cierto?- Completó ella sintiendo un nudo en la garganta.

- No, hasta que llegaste tú... - Kagome abrió los ojos enormemente e Inuyasha sonrió- aunque no lo creas es así, Kikyo jamás confió en mí a pesar de que yo nunca dudé de ella, jamás pude haber dicho que ella me traicionó... ¿comprendes?... pero, ella sí lo creía, ella... nunca depositó toda su confianza en mí, sin embargo tú... – Dijo dirigiendo su vista hacia la chica que lo miraba con mucha atención- siempre tuviste fe en quien era yo, siempre, confiaste a pesar de lo que dijeran los demás... aquella vez que me quitaste la flecha... creíste en mí en vez de escuchar a la anciana Kaede y los aldeanos... eso... fue muy importante para mí, aunque en un principio no lo demostrara- Confesó sintiendo que estaba sonrojado.

Kagome sonrió ampliamente. Escuchar a Inuyasha expresar sus sentimientos de esa manera la llenó de alegría, jamás había sido tan sincero en su vida como lo estaba siendo ahora, eso la ponía feliz, ya que, significaba que confiaba mucho en ella. Estiró su rostro y besó la mejilla del hanyou haciendo que este se pusiera aún más colorado de lo que estaba. Él la miró sorprendido y ella volvió a sonreírle.

- Y siempre va a ser así Inuyasha... jamás dejaré de confiar en ti... siempre estaré a tu lado y tendré fe... puedes estar seguro de eso... jamás podría dudar de ti y de tus palabras... siempre confiaré en ti sobre todo, porque... eres alguien muy importante, eres... mi... gran amigo - Acotó en un tono dulce. Inuyasha la observó con un poco desilusión de ser solo eso para ella- bueno... eres... más que mi amigo, yo... no sé como expresarlo¿sabes?... es algo más que... una simple amistad, eres... todo para mí- Comentó sintiendo que sus mejillas se teñían de rojo.

- Lo sé... Kagome, no es necesario que me lo digas todo, comprendo que es lo que quieres decirme, yo pienso exactamente lo mismo, tú y yo somos más que simple compañeros de viaje, tenemos una conexión distinta a la que tienes con Miroku o que tengo con Sango, es... distinto-

- Sí, somos unidos... y eso es lo que me gusta, que no necesitamos hablarnos para decirnos las cosas, con una sola mirada basta para que nos digamos todo¿no?- Preguntó inocentemente.

Inuyasha sonrió con ternura. Ella era tan pequeña, sí, a comparación de él ella era una niña apenas. Era, tan inocente, tan pura y dulce, era simplemente perfecta y una chica muy comprensiva y amiga, compañera y sobre todo alguien en quien podías confiar cuando tenía un problema o se sentía solo.

- Así es... – Respondió.

- Y... siempre vamos a estar juntos¿no es así?- Insistió con inquietud y un temor interno, ya que, Inuyasha era todo para ella y no quería separase nunca de él.

- Siempre, siempre... eso te lo juro, jamás nadie nos va a separar¿comprendes?... además, prometiste que siempre permanecerías a mi lado¿recuerdas?... por eso mismo, debes cumplir tu promesa- Kagome suspiró tranquila e Inuyasha la miró fijamente- no debes preocuparte por eso Kagome, siempre vamos a estar juntos, porque nadie va a interponerse entre nosotros, porque tenemos una conexión mucho más fuerte que cualquier misión que debamos cumplir, lo nuestro va más allá de reunir los fragmentos y más allá de la destrucción de Naraku, por eso, siempre vamos a estar juntos, siempre... – Prometió con ternura y una mirada cálida.

Ambos sonrieron y volvieron a mirar al cielo. Se sentían tan bien. De pronto comenzaron a ver destellos, pequeñas luces que atravesaban rápidamente el cielo. Kagome abrió sus ojos con sorpresa y miró a Inuyasha entusiasmada señalándolas.

- ¡¡Mira Inuyasha¡¡Son estrellas fugaces!!... - Señaló con alegría- debes pedir un deseo... - Dijo con los ojos soñadores.

Ella juntó sus manos sin apartarse de Inuyasha y cerró los ojos fervientemente. Inuyasha sonrió a medias e hizo lo mismo, que más daba. Es cierto, él había pedido un deseo hace mucho tiempo, cuando era pequeño. Su madre se lo había dicho. Había pedido tener una persona que lo comprendiera y que estuviera siempre a su lado, abrió un ojo y miró a Kagome, estaba cumplido. ¿Por qué no pedir otro?. Estuvieron unos segundos en silencio y luego volvieron abrir los ojos.

- ¿Qué fue lo que pediste?- Preguntó él con una sonrisa traviesa.

- No puedo decírtelo... si no... no va a cumplirse... - Protestó ella con un poco de desilusión al darse cuenta que no podría contarle su deseo.

- ¿Alguna vez habías pedido un deseo?- Investigó Inuyasha con una mirada casi penetrante.

- Sí- Dijo Kagome con una sonrisa- pedí que nuestro viaje siempre continuara, con todos nosotros juntos- Confesó con las mejillas encendidas.

- ¡¡Ah!! Ahora comprendo porque nunca podemos deshacernos del maldito de Naraku... ¡es por tu deseo!- Bromeó Inuyasha.

- ¡¡Eso no es cierto!!- Protestó Kagome dándole un leve golpe en el pecho. Ambos sonrieron y Kagome lo miró fijamente- ¿y tú?... ¿alguna vez pediste un deseo?- Contrarrestó con picardía sabiendo que iba a lograr su cometido.

- Bueno... eee... sí- Respondió simplemente.

- ¿En verdad?- Se asombró Kagome, creyendo que él no creía en esas cosas, pero al parecer, todavía no lo conocía demasiado.

- Sí... hace mucho tiempo, cuando era pequeño. Mi madre me enseñó que tenía que pedirle deseos a las estrellas fugaces... para ese entonces... pedí encontrar a una persona que siempre estuviera conmigo y que me comprendiera... y... se cumplió- Comentó depositando un beso en su frente.

Kagome se sonrojó terriblemente. ¿Qué le estaba pasando a Inuyasha?. Estaba siendo... muy dulce con ella. Jamás se había comportado de esa manera. Lo miró un tanto turbada sintiendo que en cualquier momento su corazón saldría de su pecho, apostaría lo que fuera que en ese momento el hanyou escuchaba perfectamente la loca carrera que ese pequeño músculo llevaba dentro de su ser. Sonrió ampliamente con satisfacción, ese Inuyasha era distinto a todos los otros, y en verdad, le gustaba que fuera así. Ella no le pedía que él cambiara, no, de ningún modo, ella lo amaba así como era él, pero, si ese era uno de los tantos Inuyashas... definitivamente le gustaba más. Rió graciosamente mientras que el chico fruncía el ceño sin comprender cual era el chiste que tanta gracia le causaba a la morena.

- ¿Qué sucede?- Preguntó sin comprender.

- Nada... tranquilo... - Musitó acomodándose a su lado nuevamente y cerrando los ojos con fuerza.

- Kagome... - Protestó Inuyasha, pero no dijo más nada. La escuchó respirar acompasadamente. Se había dormido. ¡Feh! Que chica más problemática, pensó riendo. La miró y le acomodó el flequillo. Es cierto, él no era así, pero había algo distinto, se sentía tan... diferente. Tenía la confianza que si en ese momento estuviera frente a mil espadas, con Kagome a su lado él no perdería nunca, porque ella le daba el valor que necesitaba. En el pasado, todo lo había herido, desde el amanecer hasta el anochecer, pero ahora, su valor había renacido, y estaba seguro que era gracias a ella, a su Kagome. Sonrió ampliamente y la atrajo más hacia él- gracias- Susurró con amor mientras que la veía dormir.

Continuará...

N/A: Hola amigas!! Bueno, aquí les dejo el primer capítulo de mi cuarto fic, jaja n.n Espero que estén muy bien y dejen sus reviews. Gracias por el apoyo y les deseo lo mejor, nos vemos en el segundo capítulo. Mucha suerte en todo!! Las amo con el alma!!

Kag-