Este fic participa en el Reto #16: "Los opuestos" del foro Hogwarts a través de los años.

Disclaimer: Los personajes pertenecen a J.K. Rowling, yo solo juego con sus destinos.

Después de algún tiempo sin publicar nada, os dejo este pequeño relato que espero que os guste. =)


.I.

Miedo

—¡Lily, coge a Harry y marchaos!

Ante la orden de James, Lily cogió al pequeño Harry y corrió por las escaleras. A la vez que explotaba la puerta de la entrada, el miedo lo hizo en su interior. Había luchado contra Voldemort anteriormente, pero nunca con Harry tan cerca del peligro. Debía dejar al pequeño a salvo en su habitación y volver abajo con James, debían estar juntos para frenar al Señor Tenebroso.

¡Avada Kedavra!

La luz verde que siguió a la maldición cegó momentáneamente a Lily, devolviéndole la visión para ver como el cuerpo de James caía desplomado ante las escaleras. De nuevo, el miedo hizo su aparición y Lily no supo reaccionar con rapidez, regalándole a Voldemort los segundos necesarios para localizarla en el piso de arriba, temblando y con la varita en la mano.

—Vaya, vaya… Has venido a presenciar como el arrogante de tu marido daba su insignificante vida para salvar la tuya y la de ese niño —Voldemort se acercaba a ella con lentitud, saboreando el miedo de Lily como si se tratase de un Dementor—. Debió reconocer que no era rival para mí y haberse quitado de mi camino. Solo quiero la vida del niño, la sangre mágica no debe ser derramada.

Lily corrió hasta el cuarto de Harry, dejando caer su varita en el suelo del pasillo y, cerrando la puerta tras ella, cogió al pequeño en brazos e intentó aparecerse sin éxito. El miedo que se había apoderado de ella le impedía fijar un lugar en su mente al que acudir. Además, sabía que en el estado en el que se encontraba, aparecerse no era la opción más segura, puesto que podía sufrir una desparitición. O lo que era peor, que la sufriera Harry.

Sin ninguna otra opción de huida y sin una varita con la que defenderse, Lily se dejó llevar por el miedo, acunando a su hijo en brazos, susurrándole palabras de tranquilidad. Una tranquilidad que ella no sentía. En poco tiempo Voldemort llegaría hasta la habitación y acabaría con ellos con la misma facilidad que había acabado con la vida de James.

Ella solo podía pensar en el pequeño que tenía entre sus brazos, ajeno a todo el peligro que corrían en ese momento. Harry no tenía la culpa de nada. Él era demasiado pequeño como para suponer un peligro para nadie, y menos para Lord Voldemort.

No sabría el tiempo que estuvo así, abandonándose a la oscuridad, dejándose llevar por el miedo y la tristeza que había traído consigo la muerte de James. De pronto la puerta de la habitación se abrió con fuerza, dejando ver a Voldemort con la varita apuntándoles. Fue entonces cuando Lily supo lo que debía hacer.