AkiraToriyama (¡oh gran mangaka!) es amo y señor de Dragon Ball. Yo solo soy una ficker que andaba de paso y se detuvo a recordar su infancia con esto.
El novio de Brα
Era un día normal en una casa normal… Bueno, si se puede llamar «casa normal» a una en donde habita Vegeta, el príncipe más orgulloso de los Saiyajin; si se podía llamar «día normal» a uno en donde Vegeta entrena frenéticamente en el salón de entrenamientos, ausente de todo el jolgorio doméstico. Bueno, todo era normal. A su retorcida manera.
—Vegeta —lo llamó Bulma, parada debajo del dintel de la puerta.
Él detuvo su entrenamiento por unos instantes.
—¿Qué pasa? —preguntó, con su áspero tono de voz.
—Bra está en el salón, quiere hablar contigo… Y está acompañada.
Todas las alarmas de Vegeta se activaron al oír aquellas palabras. Bra era su niña, su princesita, ¿quién era el que la acompañaba?
—¿Quién es?—gruño Vegeta, intrigado.
—Ya lo verás —contestó Bulma, esbozando una sonrisa. La que se iba a armar.
Caminó hasta el salón y al llegar se quedó de piedra: un tipo con el cabello despeinado, vestido con una playera de un grupo de rock, vaqueros rotos, y campera de cuero estaba sentado al lado de Bra. ¡La estaba besando!
«Debe ser un hombre muy valiente», pensó Bulma «O muy estúpido»
—¡¿Pero qué haces insecto?!— grito Vegeta, completamente descompuesto. Bra se separó del chico, tenía las mejillas arreboladas y los labios hinchados.
—Papá, este es Akira Toriyama. Él es mi novio.
Vegeta se quedó justo en donde estaba. Todavía recordaba los días en que llevaba en brazos a su hija por la casa, o cuando una vez ella lo llamó diciéndole que le temía a la oscuridad; él de, puro impulso, se convirtió en un super Saiyajin solo iluminar la habitación…
¿En qué momento su hija había crecido tanto? ¿Quién puñetas era ese mequetrefe que se decía su novio?
—Hola, suegrito —saludó el tal Akira, sin levantarse del sillón y abrazando a Bra… ¡Su mano estaba muy cerca de uno de los pechos de Bra!
—Quita tus sucias manos de ahí, maldito insecto —saltó Vegeta, al ver tal escena.
—Amor, te dije que papá es muy celoso —ronroneó Bra, como quien no quiere la cosa al oído del muchacho.
—Pero con el tiempo nos llevaremos bien —respondió el chico, sonriendo.
La gran vena que latía furiosamente en la sien de Vegeta y su mirada asesina, decían todo lo contrario.
Bulma obligó a Vegeta a sentarse a una distancia prudencial de Akira y ella se sentó a su lado, por si acaso.
Vegeta estaba a punto de explotar. Era un insecto, un gusano, un idiota; no se merecía de ninguna manera siquiera cruzar miradas con su princesa.
Pero la mano de Bulma apretando fuertemente la suya, hizo que se quede quieto en el sillón.
Carraspeó y comenzó a hacerle preguntas al tipo ese…«Por lo menos podría averiguar alguna cosa», pensó
—¿De dónde eres? —La voz le salió en un gruñido completamente extraño.
—Soy de Kantō, pero vivo en esta ciudad para ser independiente.
—Por eso es tan valiente —susurró Bra al oído del chico, olvidando que su padre estaba ahí. Justo frente a ellos.
—¿Trabajas, estudias? —La vena palpitaba cada vez más rápido.
—No. —Akira poso sus pies en la mesa ratona, con descaro—. Aún estoy buscando un trabajo que me guste; y, sinceramente, estudiar es aburrido.
—Entonces tienes mucho tiempo libre, insecto—razonó Vegeta.
—No tanto —bostezó—. Toco en una banda de rock y el resto del tiempo me la paso con Bra. —Y se acercó a ella para darle un beso. Bulma tosió escandalosamente, dando a entender que no era ni el momento ni el lugar.
Vegeta apretaba su puño con fuerza, «la mayor parte del tiempo la paso con Bra», por su cabeza pasaron imágenes del tipo con su hija haciendo… ¡Lo despellejaría vivo si se atrevía a profanar a su pura princesita!
—¿En dónde se conocieron?—indagó Bulma, en un obvio intento de poner paños fríos a la situación. Error. Craso error.
—¡Ay mamá fue tan romántico! —La joven suspiró—. ¿Recuerdas cuando mi hermano y yo fuimos a aquel concierto? Akira era el chico de la guitarra. Me miró y me dedicó una canción. ¡Ay!—Los ojos de Bra se transformaron en un par de corazoncitos—. Luego mi querido hermano se fue con sus amigos a por unas bebidas y yo fui al baño, por el pasillo lo encontré y nos miramos, nos dimos un beso y nos despedimos.
A Vegeta el aire se le fue de los pulmones. ¡Ella besó a un desconocido!
—Cuando fui de compras con Pam, volví a encontrarme con él, e intercambiamos números de teléfonos.
—Una cita después ya éramos novios —agregó Akira, poniéndose más cómodo en el sillón y acomodando sus piernas en la mesa.
Vegeta estaba histérico. ¡Quería meter en un horno a ese pelmazo! Pero antes… antes tenía pendiente una seria conversación con su hijo mayor. ¡Por haberla dejado sola en ese concierto de pacotilla, Bra venía con ese idiota diciendo que era su novio!
—¿Por cuánto tiempo?—preguntó Bulma. A su lado, el ki de Vegeta ascendía a cada segundo.
—Un mes, tres días y doce horas —respondió Bra, con voz cantarina.
—Suegritos. —Akira se levantó de su lugar y miró a los padres de su novia—.Bra y yo consideramos que hay onda entre nosotros; y que ya nos conocemos muy bien…
—¿Qué quieres decir?—cortó Vegeta. Le asustaba aquello de «nos conocemos muy bien».
—¿No es obvio, papi?—intervino Bra—. Akira y yo nos vamos a casar en un mes y nos mudaremos a su departamento en el centro de la cuidad.
—Cuidaré muy bien de este bebé. —Akira enroscó sus bazos en el torso de Bra e hizo el amago de volver a besarla.
Aquello fue demasiado para Vegeta. Sus niveles de ki, de rabia, de celos; de papá protector eran impresionantes. Soltó la mano de Bulma y se levantó del sillón, dando grandes zancadas, se acercó al tipejo ese. Lo tomó por el cuello y empujó a Bra quien quedó sentada en el sillón. Ella, al igual que su madre, tenía los ojos desorbitados.
—¡Escúchame bien, insecto! ¿Crees que un pelmazo como tú se acercaría a mi hija? ¡Vete de aquí y no vuelvas nunca más!
El muchacho clavó sus ojos a su suegro, completamente aterrorizado, Vegeta lo conducía del cuello hacia la puerta principal de la casa.
—Ella es mí princesa, la princesa. ¡Tú eres solo un bastardo! —Sin más preámbulos, arrojó al chico por la puerta y este quedó en el patio, completamente atontado.
—Jamás vuelvas a ver a Bra. Si me entero, serás mi muñeco de entrenamiento. —Amenazó Vegeta y cerró la puerta con un gran estrépito.
Volvió satisfecho al salón en donde su mujer y su hija lo esperaban mudas.
—¿Q-qué hiciste con Akira, papá? —atinó a preguntar Bra, no muy segura de querer saber la respuesta.
—Solo he tirado la basura, hija —respondió, con una extraña calma y se dirigió al salón de entrenamientos. Sentía una ligereza inusitada al caminar.
Nadie se metería con su hija, mucho menos mequetrefes como ese.
Ella era su princesa. Y cuando sea el momento, encontraría a su príncipe, no a un idiota.
—*—
—¡Papá, despierta! ¡Papá, te quedaste dormido de nuevo!
Vegeta abrió los ojos de golpe. Suspiró. Todo había sido una pesadilla, Bra estaba a su lado con una expresión de fastidio en la cara.
—Lo siento, Bra. ¿Querías algo?
—¿Con quién peleabas en sueños?—cuestionó la chica.
—Bueno… —Se llevó un brazo a la nuca—. Soñaba que estaba entrenando.
La chica bufó molesta. —Papá, tengo algo que decirte.
Vegeta sintió su corazón latir a mil «Que no sea verdad, que no sea verdad», pensó.
—Papá.
—¡¿Eh?!—Vegeta se alejó un poco del rostro enfadado de su hija.
—¡Te ves ridículo con ese bigote! —espetó la muchacha, y dándose la vuelta con gracia, salió de la habitación, con el largo cabello ondeándole en la espalda.
Vegeta estaba de piedra…y en su cabeza rondaban las palabras de su hija «te ves ridículo, te ves ridículo, te ves ridículo».
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—¿Se merece un review?
Bitácorα de Jαz: El boggart de todos los papás (XD). Una idea para divertir al mío en su momento. Nostalgia.
Editαdo el 25 de septiembre de 2014, jueves.
¡Jajohecha pevê!
