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¿Qué puedo decir? Amo el anime tanto que pareciera que hare una historia con cada personaje. Es un Universo Alterno.

La historia es demasiado enredada y con muchas situaciones raras por decirlo de esa manera pero espero les guste y me den su apoyo.

Gracias por leer.


Disclaimer:

Prince Of Tennis no me pertenece.


Resumen:

Ella la heredera de unos magnates del petróleo, él su custodio, encargado de la seguridad de la misma, ella sueña con el amor verdadero, él no quiere saber nada que no sea cumplir con su trabajo perfectamente, miles de cosas pueden suceder cuando se pasan las veinticuatro horas vigilando a alguien, él no dudará en dar su vida solo para protegerla pero no es la única, dos personas más son parte de esta historia y esta enamorado de una de ellas, sin embargo, el pasar tiempo con la primera lo hara recordar aquellos momentos en los que aún podía decir que era feliz, solo es cuestión de tomar la decisión correcta, la decisión que lo llevara a ser feliz por siempre, ella solo quiere ser feliz aunque antes que nada desea su felicidad, es momento de proteger lo que más se ama, de seguir las convicciones con las que se han hecho quienes son, es momento de dar el todo por el todo para ser feliz, no es cuestión de quien es quien sino de quien se quiere ser...


Custodios De Tu Amor

Capítulo I

- M-Mamá... p-papá - Sakuno estaba aferrada a los brazos de su madre mientras las lágrimas bañaban su hermoso rostro, estaba temblando presa del miedo que sentía en ese momento, aquella carta enviada por un acosador había calado en cada parte de su cuerpo y no podía detener el miedo, ella que siempre había sido tan serena, ella que en cada situación sonreía justo en ese momento estaba llorando, anexo a las cartas habían fotografías de ella durmiendo, cambiando cosas dentro del departamento donde vivía.

La peor siendo sinceros era una donde la cobriza estaba dandose una ducha, a Sakuno esa era la que más le dolía, en primera porque su departamento tenía un sistema de seguridad de última tecnología y en segunda porque al parecer el acosador sabía exactamente cuales eran sus miedos principales, ella odiaba que alguien la viera desnuda por cuestiones personales.

- Tranquila nena, papá se encargara de esto - su madre frotaba su espalda tratando de darle algún consuelo, siempre había odiado ver llorar a su hija y esta no era una excepción, su padre la miro tratando de calmarla con la mirada pero eso era completamente imposible justo ahora, algunos golpes se escucharon en la puerta y ella temblo, no quería que nadie la viera así - Adelante - bueno aunque a su padre eso no le importaba tanto, uno de los custodios de su padre entro en el despacho y miro a los tres.

- No se ha encontrado nada señor, el sujeto en cuestión llamado el "acosador" no ha dejado ni siquiera una huella, nada, absolutamente nada lo que nos da las razones suficientes como para decir que es de un rango especial, es profesional, lo que le recomiendo por el momento es que coloque custodios para cuidar a su hija - señalo este con voz pausada.

Ella no era necesariamente partidiaria de los custodios, no los odiaba ni nada de eso era solo que no le gustaban las personas que seguían todo el tiempo a otras personas por esa simple razón no había querido ninguno cuando su padre se lo había pedido amablemente - N-No, no quiero - murmuro enterrada en el pecho de su madre que suspiro, su padre la miro con calma pero con determinación - Se hara Sakuno, es tu seguridad, prefiero que me grites en este momento a que algo malo te suceda - señalo su padre y ella se mordio el labio asintiendo con la cabeza.

Si, sabía que era su seguridad pero no por esa razón quería custodios a su cargo - ¿Cuánta seguridad necesita mi hija? - pregunto dirigiendose a su propio custodio que le entrego tres fólders con calma, al parecer venía más que preparado, ahora entendía porque era participe de la seguridad de sus padres pero un poco más de su padre.

- Tres, los mejores señor, seran jóvenes pero son los mejores en los que hacen - aseguro y su padre asintió, ella desvio la mirada, tener a tres personas cuidandola no era precisamente uno de sus sueños - F-Falta N-Nanako y T-Tomo-chan - su padre asintió, era obvio que no se había olvidado de las dos mejores amigas de su hija quienes igualmente estaban nombradas en la carta con la excepción de que no había fotografías de las mismas, eso era lo que lo tenía en duda por completo pero era momento de proteger a su hija.

- Tranquila, el padre de Tomoka se encargara de ella y nosotros nos haremos cargo de Nanako-chan - aseguro este con una sonrisa tranquilizadora, su hija asintió aún medio llorando, de la primera no tenían que preocuparse, su estatus social era el mismo pero de Nanako si debían preocuparse porque ella era de clase media, sin embargo, era una muy buena persona.

- Ahora lo que haremos es que te irás a vivir a la casa que te obsequie hace dos años, sin discusiones, viviras allí quieras o no, tus custodios igualmente se instalaran, la casa tiene un sistema de seguridad de última generación, quiero tu bienestar y por eso te estoy pidiendo esto - aseguro este y ella asintió sin mucha convicción, había renunciado a aquella casa porque no le gustaba estar sola, por lo menos en su departamento estaba bien pero no en aquella casa aunque lo
mínimo que podía hacer era obedecer a su padre.

- B-Bien - con esa última órden la conversación se dio por finalizada pero ella no se separo de su madre en ningún momento, no quería alejarse, era el único consuelo que por el momento poseía y no se iba a alejar del mismo.


Bajo de la camioneta sintiendo el sol en el rostro por lo que tomo sus lentes negros para colocarselos, su nuevo trabajo empezaba justo en ese momento, cuidando a una chica de clase alta, no es que la idea le desagradara pero no le gustaba ser niñero de nadie, miro la casa donde se hospedaría, según tenía entendido su protegida no tardaba en llegar, admiro la belleza de esa casa, era algo "poco" para una chica a la que cuidaría, seguro era el regalo de castigo por desobedecer las ordenes de papá.

Dio un leve suspiro cerrando la puerta cuando el sonido de una camioneta más lo saco de sus cavilaciones, giro la cabeza y miro a la misma estacionarse justo detrás de la suya, lo que le faltaba que en esa misión tuviera compañeros, él no los necesitaba, prefería hacer siempre solo su trabajo, no necesitaba a nadie más pero no estaba en opinión de revelarse justo ahora con su jefe.

De la camioneta bajaron dos personas que identifico de inmediato como custodios, igualmente que él, los mismos caminaron hasta donde él - Buen día, al parecer somos compañeros - miro al que hablaba, de cabello peliplateado, los ojos no podía verlos por los lentes, era de su misma estatura mientras que el otro era un poco más bajo, tan solo por una frente, no demasiado, su cabello era verde con destellos azulados, desde donde se encontraba si noto el color de sus ojos, gatunos.

- Al parecer si, Shishido Ryou - se presento con una leve inclinación de cabeza mientras se acomodaba su intercomunicador en el oído con calma - Un gusto, Ootori Chotarou - saludo el peliplateado con una leve inclinación de cabeza acomodando el segundo comunicador en la manga del saco, algo tan diminuto pero demasiado profesional.

- Echizen Ryoma - se presento el peliverde con un tono completamente neutro justo como él lo había hecho, le sorprendía que ese chico fuera "amigo" del peliplateado si se notaba a leguas que ni siquiera se parecían en algo - Debemos revisar la casa - señalo dando la órden porque a él le habían dicho que sería el custodio principal de la cobriza además de que lideraría a sus compañeros, justos en ese momento recordo que si tenía que trabajar en conjunto, eso de pensar
en aquella chica del mercado le estaba pasando factura pero es que era un ángel que nadie podía culparlo.


Se removio un poco abriendo los ojos con cuidado - Llegamos señorita Riuzaky - la voz de un hombre la saco por completo de sus sueños, ¿a dónde habían llegado?, lo último que recordaba era estar en brazos de su madre - ¿A-A dónde llegamos? - pregunto mientras se sentaba correctamente en los asientos traseros, fue entonces cuando noto que tenía una manta - Primero que nada los señores tenían una reunión, ellos lamentan de verdad no poder acompañarla y en segunda hemos llegado a su casa - contesto este colocandose los lentes negros de su uniforme para salir del auto.

Escucho pasos y solo pudo temblar, era justo ahora que más miedo tenía de las personas, su puerta se abrio y miro al custodio de su padre que le indico con la mirada que saliera, tomo la manta para salir con movimientos pausados, una vez escucho el sonido de la puerta cerrarse pensó que estaba en su nueva prisión.

- Vamos Riuzaky-san - asintió y siguio al hombre, sintio a alguien a su espalda y volteo de inmediato con miedo, encontro a otro custodio de su padre, vaya que eran buenos en su trabajo porque ni siquiera había sentido su prescencia, este la calmo con una leve sonrisa, camino por el sendero de piedras que dirigía a la casa, la puerta le arranco una sonrisa inevitablemente.

El sonido de un motor la saco de sus cavilaciones, ladeo la cabeza y sonrió al ver el deportivo rojo de su prometido que justo en ese momento se estaba estacionando - ¡K-Keigo! - corrio donde este para lanzarse a sus brazos mientras algunas lágrimas resbalaban de sus mejillas, el castaño la abrazo no calculando por completo el peso de ambos cayendo al suelo pero poco le importo, tan solo la abrazo con más fuerza porque después de todo su prometida lo necesitaba más que nunca.

- Tranquila, todo esta bien - susurro este en su oído tratando de calmarla, la cobriza solo se aferro más a su pecho con las manos temblorosas, el castaño la tomo de la cintura para sostener su manta y levantarse con ella alzandola por los muslos para que ella enrollara sus piernas en su cintura y pasara sus manos por su cuello - N-No, no hay nada bien, todo esta mal - aseguro ella con la voz un tanto temblorosa.

El castaño pensaba contestarle cuando su celular sonó, la solto sin previo aviso lo que provoco que ella se sujetara de su brazo derecho para no caer, intercambio unas palabras con esa persona y la miro, ladeo la cabeza y agradecio que los custodios de su padre no estuvieran presentes porque de alguna manera sabía que una discusión entre ambos se avecinaba y agradecía que nadie la fuera a escuchar.

- Me necesitan en el trabajo, lo siento - se disculpo este y ella bajo la mirada apretando los puños - ¿Y yo dónde quedo? S-Siempre es el trabajo - señalo y el castaño suspiro - Lo siento, te compensare - aseguro acercandose para darle un beso de despedida pero ella solo dio media vuelta y comenzo a caminar, Atobe solo suspiro, la amaba pero esa llamada era la que siempre esperaba por lo que dando un suspiro camino hasta su deportivo para emprender la marcha, ya
después solucionaría el problema con Sakuno ahora... ella importaba más, mucho más.


Estaba escuchando pacientemente las órdenes de dos de los principales custodios, en su mente se grababa cada palabra dicha - Shishido, quiero que la cuides bien, para esta familia ella es la joya más preciada, si algo le sucede no te imaginas lo que sus padres harían - señalo este, una risa suave se escucho detrás de su superior que se giro haciendo una reverencia.

- Nos retiramos Riuzaky-sama - señalo este y la que suponía seria su protegida solo le indico que si, no la podía ver aún bien por lo que espero a que los dos superiores salieran de la estancia... quedo asombrado por la belleza de su protegida, su cabello cobrizo estaba atado en un moño que dejaba caer varios mechones de cabello por su hermoso rostro, facciones finas, sus ojos caoba dejaban ver las emociones, estaban un poco rojos, él no esperaba menos después de recibir una carta como la que había recibido.

- N-No lo crean, no soy una joya... solo soy una persona - dejo en claro esta, bueno al menos no era una presumida y eso estaba bien pensó Ryou mientras miraba a su compañero Ootori mirar a la chica con los ojos abiertos, lo sabía porque este se había despojado de los lentes - No creo que seas solo una persona, eres una hermosura - señalo este con una cálida sonrisa que a él le revolvio el estómago, la cobriza se mordio el labio bajando la mirada.

- G-Gracias, bueno... un gusto conocerlos, Riuzaky Sakuno, espero nos llevemos bien - se presento esta con una reverencia, era educada y eso estaba bien - Sere tu custodio principal, Shishido Ryou - hablo con un tono frío y ella lo miro un tanto temerosa, eso no debería ser así pero era algo que definitivamente no podía evitar, él era así le gustara a quien le gustara, era una persona fría y solitaria.

- Ootori Chotarou - se presento el peliplateado con una reverencia y ella le sonrió agradablemente - Echizen Ryoma - se presento el peliverde con el mismo tono de voz y ella dio un paso hacía atrás - B-Bueno, e-están en su casa así que espero esten comodos, yo necesito dormir un poco si no les molesta, también les dire que mañana trabajo a la siete de la mañana por lo que me ire a las seis de aquí - señalo caminando hacía las escaleras que seguro llevaban a su habitación.

- Eso no esta a discusión, usted no saldra de esta casa a no ser que vaya acompañada de uno de nosotros, nuestro horario de trabajo deja en claro que solo saldra a reuniones familiares no a ningún otro lado - señalo Ryou con calma y ella lo miro incrédula aunque ahora que lo pensaba bien, ¿para qué trabajaba si era adinerada?.

- Me importa poco, mi trabajo es mi trabajo, no sigues las órdenes de mi padre sino las mías, tengo trabajo a las siete de la mañana, es mi última palabra, me iré de aquí con o sin ustedes - dicho esto continuo subiendo las escaleras, se veía un tanto molesta, la había hecho enojar y eso no estaba en sus planes pero no podía quejarse, dio un hondo suspiro.

- Hasta que no hable con los superiores ella no saldra y ustedes no irán a ninguna parte con ella - sentencio mientras extraía el celular de su bolsillo, lo menos que necesitaba justo en ese momento era tener una discusión con su protegida pero no podía quejarse por el momento, puede que no fuera una niña mimada pero tenía su carácter y eso le molestaba un poco por no decir mucho.


Sakuno dio un hondo suspiro, le dolía demasiado la cabeza en esos momentos, se daría una buena ducha para dormir más tarde, estaba aún perdida en sus custodios, los tres eran bien parecidos si tenía que ser sincera pero el que más había llamado su atención había sido el castaño llamado Ryou, tenía un aire de misterio pero al mismo tiempo de seducción como los personajes que leía en sus libros donde eran misteriosos pero demasiado románticos.

Ella lo que más deseaba era una historia así pero sabía que nunca la iba a tener, no por el momento porque nunca estaba con nadie que no era Atobe a quien por cierto le debía mucho desde aquel accidente aunque este últimamente nunca estaba con ella, le preocupaba un poco que se estuviera alejando o quiza solo eran ideas suyas, deseaba que fuera así porque no quería discutir más con el mismo.

Camino hasta la ducha cuando escucho algunos pasos en el corredor, era normal porque las habitaciones de los custodios se encontraban en su mismo piso, abrio la llave de agua para meter la mano mientras se despojaba de su ropa poco a poco, escucho unos sonidos en la ventana pero estaba completamente segura de que era el viento porque estaba anocheciendo.

Se adentro en la ducha por completo para comenzar a bañarse, después de esa ducha bajaría por un vaso de leche para dormirse pues su trabajo en la cafetería la esperaba, exactamente quince minutos después salio de la ducha tomando una toalla para acomodarla alrededor de su cuerpo, piso descalza la superficie corriendo como una niña pequeña a la cama pensando que el suelo era de lava arrancandole una hermosa sonrisa entonces fue cuando algo la hizo detenerse por completo.

Se dirigio hasta el sillón que estaba en su habitación notando una rosa, eso no estaba cuando ella había entrado y podía jurarlo, pero eso no era todo, al lado de la rosa estaba una foto de ella de cuando se estaba duchando pero al pie de la misma estaba la ropa que traía hasta hace unos momentos, no logro evitar que el grito presa del miedo saliera de sus labios, podía jurar que su grito se había escuchado en toda la calle pero no le importo, escucho golpes en su puerta pero no podía moverse, temblaba ligeramente, escucho un sonido sordo y pasos hacía donde ella estaba.

- ¡¿Qué?! ¡¿Qué sucede?! - el peliplateado había entrado demasiado alterado, ella estaba llorando y no podía detener las lágrimas que estaban saliendo de sus ojos, observo que el custodio llamado Shishido caminaba donde ella viendo lo que tenía en las manos, la foto, abrio los ojos mientras maldecía por lo bajo - Joder... Ootori revisa el perimétro, ese maldito estuvo aquí, Ryoma ve en las cámaras de seguridad, ¡quiero saber como entro!, revisare el sistema de seguridad - los dos custodios salieron de allí pero no permitio que el castaño saliera, lo detuvo por la muñeca mientras temblaba, lo noto tensarse pero no solto el agarre.

- N-No t-te v-vayas - le suplico con un hilo de voz mientras se aferraba a su espalda y lloraba con fuerza, entendía lo que debería de estar sintiendo pero era por eso precisamente que no quería quedarse con ella, sin embargo, hubo algo, algo que no entendio pero que lo obligo a girarse para abrazarla tratando de confortarla, ella se sujeto de su saco acunandose en su pecho mientras él le acariciaba la espalda, se quedo así escuchando los hipidos de ella, nunca, nunca había consolado a alguien.

No estaba hacer eso en su reperterio pero lo estaba haciendo justo ahora con la chica, había olvidado hace cuanto tiempo que no mostraba afecto pero aquí estaba con Riuzaky Sakuno, consolando a la misma y extrañamente se sentía bien... ¿qué era esa cálidez?.


N/a

Espero les haya gustado.

Gracias por leer.

Espero me den su apoyo.