Disclaimer: ninguno de los personajes son míos, todos pertenecen a S. Meyer.

Claim: Renesmee/Edward.

Summary: Porque hay momentos entre padre e hija en los que las palabras sobran.

Rating: K.

Nota: este drabble participa en el reto 'Palabras para el recuerdo' del foro LOL.

Palabra clave: piano.


Teach me

(Love is like playing the piano: first you must learn to play by the rules

then you must forget the rules and play from your heart.).


(Piano).-


Una suave melodía resuena por toda la planta inferior de la gran casa, una melodía que coge forma, que parece estirarse, moverse, alargarse, volverse suave y, en determinados momentos, dulce y vibrante, casi como si pudieras tocarla o acariciarla cuando en realidad es ella la que te envuelve a ti...

La melodía coge ritmo y las notas parecen escalar unas sobre otras, como queriendo sobresalir por encima de las demás, como en una lucha por una superioridad que no existe. El pentagrama parece alargarse, las líneas que lo forman parecen salirse de la partitura y correr, extenderse por toda la casa, subir, ascender por la escalera hasta la planta superior; se hace cada vez más sonora.

Estas líneas imaginarias abrazan a una niña en su sueño y la traen a la vida de nuevo, parecen agarrarle los miembros e instarlos a moverse al compás de las teclas del piano. La pequeña, entre la vigilia y el sueño, se deja caer de la cama y comienza a avanzar arrastrada por el poder de la música. No baila, pero sus movimientos acompañan a la peculiar melodía a la perfección.

Llega a la sala de donde procede el sonido con los ojos aún entornados y cegados por la claridad, pero no tiene problema alguno en reconocer quién es quien se encuentra tocando. Se deja llevar por su instinto, por la música y llega hasta el piano y, con un gracioso ademán, se sienta en el filo del taburete. La canción sigue sonando -para ella-, nada perece haber cambiado, pero sabe que él puede sentir su presencia; es más, sabe que lo que pretendía con su música era llamarla, que bajara a su vera.

Las palabras sobran, no quieren arruinar el momento, no quieren arruinar la canción. Pero, como suele decirse una imagen, un gesto vale más que mil palabras. Ella deposita su pequeña mano sobre el antebrazo de su padre, rozándole con los dedos la piel, casi en una caricia. Y las imágenes que se forman en la mente de él no dejan lugar a dudas. Las palabras no son pronunciadas en alto, pero es como si resonaran en su cabeza: "Enséñame".

Él, sin dejar de tocar, alza la vista y la mira con ternura, sonriéndole. Toma su pequeña mano y la coloca bajo la suya, guiando sus movimientos. Así, cada vez que el presionaba una tecla, obligaba a la pequeña a tocarla también, hundiendo sus deditos entre las teclas negras y blancas del piano.

Quién sabe, quizá pasaron minutos, quizá horas pero, ¿qué importa el tiempo cuando estás en compañía de la persona que más quieres?

Y el piano siguió sonando sin dar tregua al silencio...


¿?