Aquí va otro one-shot de mi precioso Loki y su intervención en la muerte de Frigga. Que lo disfruten (y lloren mucho).


Girar la mano. Lanzar. Recoger. Girar la mano. Lanzar. Recoger. Es un movimiento lánguido que demuestra puro aburrimiento, y en ese momento Loki es la viva imagen de la indiferencia. En la silenciosa celda solo se oye el leve zumbido de la copa de plata al ser lanzada al aire y luego chocar contra los dedos del dios.

Un sordo ruido le hace despertar de su ensueño y atrapa la copa ágilmente para luego dejarla a un lado de la cama. Con total indolencia, mueve las piernas bajándolas al suelo y se levanta con una ceja alzada. Se acerca hasta el cristal que delimita su encierro y mira la celda de enfrente, solo que ya ésta no es una segura prisión asgardiana. La pared de vidrio acaba de romperse en cientos de astillas y ese monstruo, el Kurse, lanza a un lado al destrozado prisionero que le sirvió de ariete.

Los labios de Loki se curvan en una leve sonrisa de diversión. Adora el caos, y el caos es exactamente lo que se desata cuando un grupo de guardias aparece en escena.

Con un solo movimiento, el Kurse toma a uno de los guerreros del cuello y lo lanza contra otra celda, rompiendo el cristal y liberando a cinco prisioneros más. Una a una va destrozando las prisiones y dejando salir a todos, a sabiendas de que lo ayudarán a evadirse. Por último se acerca a la celda del dios del engaño. Loki le clava la vista, extiende un poco más su sonrisa y ladea la cabeza, curioso por saber qué hará. El monstruo lo mira unos segundos y luego gruñe negando y dándose la vuelta.

Queriendo aumentar el caos en el palacio, Loki levanta las cejas y sonríe.

— Te conviene tomar las escaleras de la izquierda.

El Kurse duda un momento, lo mira con suspicacia y decide seguir su consejo.

Pronto el dios se queda sólo dentro de la única celda intacta en medio de cientos de cristales destrozados. Se acerca indolentemente a la biblioteca personal que cubre una pared y desliza un dedo por los títulos, buscando algo con que solazarse mientras los enemigos —aliados para él— destruyen Asgard. Se siente completamente seguro de que su madre ("Tú no eres mi madre") se encuentra a salvo en la parte asegurada del palacio, y le importa un bledo si Odín, Jane y Thor mueren.

Selecciona un libro y se sienta en el suelo a leer. Se absorbe completamente en la lectura, pero al rato siente una punzada en el pecho que desaparece tan rápido como ha llegado y que lo obliga a dejar el libro y fruncir el ceño. Abre y cierra el puño pero todo está normal, por lo que se encoge de hombros extrañado y se tira en la cama a seguir su rutina. Girar la muñeca. Lanzar. Recoger. La copa de plata vuelve a ser el objeto que capta toda su atención.

— Príncipe, señor... — unas horas después la voz de un fornido guerrero asgardiano lo saca de sus pensamientos.

Alza una ceja como única demostración de que está escuchando y sigue jugando con la copa.

— Su Majestad el rey Odín me envía para notificarle del fallecimiento de Su Majestad la reina Frigga.

Los dedos de Loki se cierran en un espasmo involuntario, la copa resbala y cae al suelo con un tintineo frío y afilado.

El mensajero desaparece espantado por lo que pudiera pasar.

El dios camina hasta el cristal, mira fijamente la celda destrozada donde estuviera hace poco el Kurse.

«Asesino.»

«Tú le indicaste el camino.»

«Tú la has matado.»

«Tú la has perdido.»

Su propia mente lo desprecia, su propia mente le echa la culpa. La ira y la impotencia se transforman en dolor y odio, hacia el Kurse, hacia él mismo, hacia todo. Y es la celda la que recibe toda esa descarga de emociones, canalizadas en una explosión de magia. La copa de plata rueda hasta sus pies y la lanza de un golpe a la pared.

Se deja deslizar hasta el suelo con las lágrimas asomando entre sus pestañas y grita hasta que se le rompe la garganta.

«Yo la he matado.»


Simplemente estoy obsesionada con la muerte de Frigga. He escrito mucho sobre ella.

Espero que les haya gustado, y me gustaría leer sus opiniones.

Kisses!