Disclaimer: pues que después de tres fics, sigo en mis trece: yo no soy Rowling, nada de esto es mío, no me demandéis.

Como lo prometido es deuda, aquí tenéis mi nuevo fic; uno de los merodeadores, para variar

El caso es que como podéis ver, el fic va a tratar sobre los Merodeadores, pero no va a tener ningún punto en común con mi primer fic. Vamos, un universo paralelo. Ya iréis descubriendo a medida que leías el primer capi lo diferente que es.

Sin más palabrería, aquí os presento el primer capi. ¡Que lo disfrutéis!

Objetivo: conquistar a Sirius

Capítulo 1. Uno entre un millón

Está bien chicos, la clase ha terminado – anunció el profesor Flitwick a sus alumnos al término de la última clase del día.

Como respuesta a ello, todos los alumnos se levantaron a una, recogieron sus cosas y marcharon pitando de allí. Entre ellos, un chico alto, de ojos azul celeste y pelo rubio. Más que un chico parecía uno de esos angelotes que se colocaban todos los años en el Belén. El caso es que el chico, que dicho sea de paso se llamaba Thomas Dawson, salió corriendo de la clase para alcanzar a su objetivo.

¡Lily! – gritó Dawson alcanzando a una chica.

La chica en cuestión, se paró en seco al oír su nombre y se giró con una sonrisa deslumbrante en su bonito rostro.

Dime – pidió Lily con tono amable, aunque se imaginaba lo que venía a continuación.

Yo… - titubeó el chico. Acto seguido miró a su alrededor y parece ser que el ver que el pasillo estaba completamente desierto, le infundió el valor necesario para soltar de una vez por todas lo que le tenía que decir a la chica - … me gustas mucho Lily¿quieres salir conmigo?

La joven le miró con sorpresa, pero no por lo que había dicho, si no por cómo lo había dicho. Lo normal es que a un chico le costara lo suyo declararse, pero Dawson había sido demasiado… rápido.

Oh, Thomas – murmuró Lily mirando al chico con tristeza y buscando la mejor frase para rechazarle sin hacerle daño – Lo siento mucho, pero… nuestros caracteres son muy distintos. Lo nuestro no funcionaría nunca.

Esa era una de las frases más socorridas de la chica para rechazar a sus "pretendientes", aunque su repertorio era muy amplio: podías encontrarte desde el clásico "estoy enamorada de otro chico" al profundo made in Lily "tú y yo no somos almas gemelas. En algún lugar del mundo está tu media naranja¿por qué no te esfuerzas en buscarla?"

De acuerdo – Dawson aceptó bastante bien el golpe – Supongo que no estamos hechos el uno para el otro.

Sí, supongo – musitó la chica mientras veía como Dawson se alejaba.

Lily suspiró sonoramente cuando por fin se encontró sola. Estaba más que harta de tener que rechazar a tantos chicos. ¿Cuántos iban ya en una semana? Tres, y todavía era jueves.

Lily Evans, que así es como se llamaba la joven, era una chica alta, altísima, tanto que podía hacerse pasar por una jugadora de baloncesto. Pero una de las cosas que más llamaban la atención de su aspecto físico era su cabellera pelirroja, larga y lisa hasta la cintura que contrastaba con su piel blanca e impecable, todo ello adornado con unos grandes ojos verdes hipnotizantes. Aún así, el aspecto más curioso de la chica es que era bruja. Pero no una de esas brujas malas y feas. No, Lily era una bruja que practicaba magia de verdad, estudiaba Pociones, Transformaciones y todas esas cosas. Cursaba 7º curso en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, pertenecía a la casa de Gryffindor y, como podéis observar, cosechaba bastante éxito entre el sector masculino. Aún así, ella estaba empeñada en seguir esperando a su príncipe azul… el problema es que su príncipe azul estaba empeñado en no aparecer.

La joven decidió no pensar más en ello y se dirigió a la torre de Gryffindor a dejar el cargamento de libros que llevaba en la mochila. A este paso se iba a herniar y solo tenía 17 años. Al llegar allí, se dejó caer pesadamente sobre su sillón favorito sin ni siquiera subir a su habitación.

¿Dónde estabas? – preguntó una voz femenina a su lado.

Al girar la cabeza, Lily se encontró con los ojos marrones inquisidores de una de sus dos mejores amigas: Anne Moore. Anne era una chica casi tan alta como Lily, pero ése era el único aspecto de su anatomía que compartía con la pelirroja. Anne es una de esas chicas con mucha suerte de piel tostada, de esas que parecía que se pasaban el invierno bajo los rayos UVA y el verano en la playa tostándose. Pero no, ella era así por naturaleza. Su pelo, rizado y habitualmente corto, era castaño oscuro tirando a negro y sus ojos, para no ser menos, también eran oscuros. Respecto a personalidad, Anne también era todo lo contrario a Lily. Pongamos un ejemplo: vas por la calle caminando cuando de repente, alguien se choca contigo vaciando encima de ti la botella de coca cola que llevaba en la mano. La reacción normal de Lily sería llamarte de todo, sugerirte "amablemente" que te apuntes a un cursillo para torpes o que por lo menos aproveches una oferta 2x1 y te compres unas gafas. Por otra parte, Anne te dirigiría una amable sonrisa y te diría que no te preocupes.

Espera. No me lo digas – intervino otra chica, Elizabeth Black, taladrando a Lily con sus ojos azul marino – Acabas de rechazar a otro chico.

Lily tan solo sonrió tímidamente a modo de respuesta.

Las hay con suerte – murmuró Anne.

Esta vez, Elizabeth, o Liz que es como la llamaban sus amigos, dirigió una mirada irónica a su otra amiga. Liz era el término medio entre las otras dos chicas; por ejemplo, en el caso anterior, ella tan solo te mandaría la factura de la tintorería.

Tú no te quejes – advirtió Liz – Todo el mundo sabe que Lupin anda detrás de ti desde tiempos inmemorables.

Anne abrió la boca rápidamente para replicar, pero al no encontrar argumento alguno la volvió a cerrar. Ante esto, Liz sonrió triunfalmente, aunque no pudo comentar nada más, ya que en ese momento la puerta que daba paso a la sala común de Gryffindor se volvió a abrir dejando paso a tres pedazo de chicos, tres sex symbols, tres ejemplares estupendos del género masculino, tres… vale, ya me callo.

Mira quien viene por ahí – dijo Liz con falsa alegría – Mi querido primo.

Primo segundo, Elizabeth – puntualizó el aludido, Sirius Black, llamando a la chica por su nombre de pila para hacerla rabiar.

Preferiría que me llamaras Liz, si no es mucha molestia.

En efecto, Elizabeth era prima segunda de Sirius, pero ella le llamaba su casi-primo, aunque debido a su parecido físico los dos podían hacerse pasar por hermanos. Liz presumía de cabello negro y liso tipo anuncio de champú Pantene, que le caía elegantemente hasta la media espalda. Por otra parte, Sirius era una versión de su prima pero en masculino: atractivo, alto e irresistible para la mayor parte del alumnado femenino, todo ello acompañado por una perenne sonrisa en su rostro. La única diferencia entre los dos chicos eran los ojos; los de Liz eran azul marino y los de Sirius, grises.

De acuerdo, Elizabeth – bromeó Sirius.

La chica no aguantó más y decidió darle su merecido al "idiota, infantil e inmaduro" de su primo (N.A. llamémosle primo para abreviar). Así que se levantó y salió corriendo detrás de él con unas intenciones nada claras.

Que raro – murmuró Lily – Normalmente esto pasa cuando Sirius le menciona el tema de su prometido Malfoy.

Déjala – sugirió el segundo de los chicos – Por cierto¿me ayudas con lo de Encantamientos? Es que no me entero de nada.

El que acababa de hablar era James Potter, tan alto como su inseparable amigo Sirius, moreno con el pelo indomable y una sonrisa que hacía que todas las chicas del colegio temblaran al verla.

Claro – aceptó la pelirroja con alegría.

James y Lily eran grandes amigos desde el primer momento en que se vieron. Se conocieron antes de entrar en Hogwarts, en un campamento para niños muggles. La madre de Lily le había enviado allí porque se pasaba el verano peleándose con su hermana Petunia, así que decidió cortar por lo sano: a Lily la mandó al campamento durante todo un mes y a Petunia la dejó en casa de unos tíos que vivían en el campo. Por otra parte, James había ido allí por su propia cuenta, sentía curiosidad por saber como vivían los muggles. La pelirroja todavía se reía al recordar la primera vez que vio a James, con macuto, cantimplora y navaja multiusos incorporada. Parecía un cervatillo perdido entre una manada de lobos.

Y así de paso me podrías ayudar con Pociones¿verdad, Anne?

El último chico en hablar fue Remus Lupin, que completaba el trío de amigos. Anne miró con timidez al chico que tenía delante: delgado y alto, parecía que se iba a romper en cualquier momento, pero lo compensaba con sus ojos dorados y la expresión amable que siempre llevaba en la cara.

Anne ya se iba a negar; la frase que regía su vida era "cuanto más espacio haya entre Lupin y tú, mucho mejor", pero al ver la sonrisa irresistible que lucía el chico, le pareció casi imposible cumplir su propósito.

No, no, no – metió baza James, chascando la lengua y con una sonrisa traviesa en el rostro – Piensa en lo que diría tu novia si se enterara de que Anne Moore te da "clases particulares".

¿Novia? – preguntaron las dos chicas a la vez; Lily con sorpresa y Anne con decepción.

Siiiiiii – afirmó James dirigiéndole a Remus una mirada triunfal ¿No os habéis enterado? Remus está saliendo con Rachel Grant

�¿Grant? – Lily y Anne no se podían creer lo que oían.

¿Grant? – repitió Lily ¿La uni neuronal de Rachel Grant? Pero si hasta la gallina caponata tiene más coeficiente intelectual que ella.

Mientras tanto, Anne estaba que no salía de su asombro… ¿Remus y Grant? Rachel Grant era una Huppie de 6º que le daba más importancia a su lápiz de labios rojo que a sus apuntes de DCAO. Vamos, que nadie se explicaba como había sido capaz de aprobar seis cursos y conservar su popularidad intacta a la vez.

Preferiría que dejarais el tema – pidió Remus mirando de reojo a Anne.

Me has decepcionado, Lupin – dijo Anne. De repente, le parecía todavía más difícil el cumplir la frase "cuanto más espacio haya entre Lupin y tú, mucho mejor".

Él tan solo se encogió de hombros y extendió los brazos, como queriendo decir "tú lo has querido así…"

En ese momento, Liz regresó de darle su merecido a su primo y se sentó con las chicas en su asiento habitual.

¿Me he perdido algo? – preguntó la recién llegada.

¿Qué has hecho con Sirius? – cuestionó James a su vez, preocupado por lo que le hubiera podido pasar a su amigo.

Está en su habitación, curándose las heridas – dejó caer Liz con una sonrisa maliciosa.

James y Remus salieron escopetados hacia su habitación, sabían que la chica era capaz de hacerle cualquier cosa a su primo. En cuanto los dos jóvenes desaparecieron, Liz volvió a preguntar:

¿Por dónde íbamos?

Remus tiene novia – informó Anne apesadumbrada.

¿Y la afortunada es…?

Rachel Grant.

�¿Grant? – la reacción de la morena fue la misma que la de sus amigas.

Ajá.

Bah, no te preocupes – aconsejó Liz quitándole importancia al asunto con un gesto – Seguro que lo ha hecho para darte celos.

¿Qué hay de la frase "cuanto más espacio haya entre Lupin y tú, mucho mejor"? – se interesó Lily.

Lo dejo por imposible – dijo Anne con una sonrisa a modo de disculpa.

¿Y qué hay de ti, Lily¿Cuándo piensas aceptar a un chico en condiciones?

Lily miró a Liz largamente y se tomó su tiempo para contestar, pero la verdad es que su amiga tenía toda la razón. ¿A qué demonios estaba esperando su príncipe azul para aparecer?

¿Sabes? – empezó la pelirroja – Es que lo que yo busco es algo… especial. Busco un chico inteligente, bromista, guapo, con sentido del humor…

Lily, cielo, de esos hay uno entre un millón.

Ya lo sé, ya.

En ese instante, Lily posó su mirada sobre Sirius que acababa de bajar del dormitorio y se dedicaba a coquetear descaradamente con una chica de 6º. Fue al fijar su vista en él, cuando la joven se dio cuenta de algo: Sirius era un chico inteligente, bromista, guapo, con sentido del humor… ¿sería él su príncipe azul?

Creo que ya lo he encontrado – anunció la pelirroja sin apartar la mirada de su compañero.

Liz siguió con la mirada la dirección que marcaban los ojos de Lily y notó, no sin cierta sorpresa, que su amiga estaba pensando en Sirius.

¿Sirius? – se asombró.

¿Sirius? – repitió Anne, extrañada.

¿Cómo lo habéis adivinado? Dejadlo, no quiero saberlo.

Pero Lily… ¿estás segura? – Liz intentó tratar de hacerla entrar en razón.

La pelirroja dirigió su vista una vez más hacia el moreno y al verle tan guapo, con esa sonrisa tan bonita y esos dientes tan blancos, tan… perfecto, se convenció a sí misma de que Sirius era el hombre perfecto para ella.

Completamente – afirmó Lily con aplomo.

ooooooooooo

Al día siguiente Lily decidió poner en marcha su "magnífico y perfecto" plan confeccionado exclusivamente por ella, ya que Liz se negaba rotundamente a ayudarla a conquistar a Sirius y la pobre Anne estaba demasiado ocupada auto compadeciéndose con el asunto de Remus como para prestar atención a los asuntos amorosos de los demás.

Así que ni corta ni perezosa, la chica decidió empezar a lo bestia y se vistió con una minifalda y una camiseta escotada… el problema es que al ponerse la capa del uniforme encima, le tapaba todo el modelito. Pero Lily no era una chica de las que se dejaban vencer por cualquier minucia, por lo que no le dio mucha importancia al pequeño detalle del vestuario y pasó directamente con el peinado. Ese día decidió soltarse el pelo, en lugar de llevarlo atado en una cola de caballo como habitualmente hacía, ya que suelto le daba un toque más atractivo. Luego se maquilló suavemente para acentuar sus rasgos, colocó su sonrisa más demoledora en la cara, esa sonrisa con la que había enamorado a medio Hogwarts, y se encaminó al Gran Comedor acompañada por Liz y Anne.

La escena de las tres chicas era, cuanto menos, pintoresca: en medio iba Lily, arregladísima y con cara de ir a comerse el mundo. A su izquierda, Liz no hacía más que refunfuñar e intentaba convencer a la pelirroja para que no perdiera el tiempo con Sirius. Por último, Anne iba un poco más retraída, con cara de no haber dormido en toda la noche y de tener un problema amoroso muy gordo.

Pero al llegar al Gran Comedor y ver a Sirius, rodeado por lo menos siete chicas vestidas con una minifalda y una camiseta escotadísima debajo de la capa del uniforme, con el pelo suelto que les daba un toque más atractivo, maquilladas suavemente para acentuar sus rasgos, y con la sonrisa más demoledora en sus rostros, a Lily se le cayó el alma a los pies. Al final iba a resultar que su plan no era tan magnífico y perfecto como había pensado. Pero lo que más le bajo los ánimos, fue la frase que pronunció Sirius a continuación:

Lo siento mucho, chicas, pero yo no me quiero comprometer con nadie. Soy un alma libre – dicho esto, el moreno se escabulló y logró reunirse con James y Remus, que se reían a más no poder por la escenita.

¿Alma libre? – repitió Lily perpleja mientras se sentaba al lado de sus amigas ¿Quién es tan tonto como para decir que es un alma libre?

Liz puso un cara como dando a entender que su primo era tan tonto como para decir que es un alma libre.

Pero no importa – aseguró la pelirroja con confianza – En cuanto mi plan comience a surtir efecto, caerá rendido a mis pies. Al fin y al cabo, todos lo hacen.

Dí que sí, a ti lo que te sobra es confianza en ti misma – ironizó Liz, para luego señalar a su otra amiga – No como a ésta. ¡Anne! Deja de darte cabezazos contra la mesa.

¿Por qué? – preguntó la chica cesando en su intento de abrirse la cabeza con el pico de la mesa.

Porque debes de mantener tu dignidad intacta.

A Anne ese argumento no le debió de parecer lo suficientemente bueno, por lo que siguió dándose golpes contra la mesa.

Joder – murmuró Liz, más para sí misma que para las otras dos – Vaya plan que tenemos.

Déjala – sugirió la pelirroja despreocupada – Peor de lo que est� no se va a poner.

¿Tú crees? – preguntó la morena señalando al otro extremo de la mesa de Gryffindor.

Grant, la novia de Remus, se había sentado con los tres merodeadores y no hacía más que acaparar a su novio obsesivamente. Al parecer, la parejita estaba atravesando esa fase empalagosa en la que no hay quien les aguante y no se separaban el uno del otro ni a sol ni a sombra.

¡Rápido! – susurró Lily ¡Distrae a Anne!

¿Cómo?

¡Yo qué sé! Invéntate cualquier cosa.

Es que últimamente ando muy falta de imaginación – comenzó a excusarse Liz – Además mi musa me ha abandonado y…

Lily bufó con desesperación y decidió pasar a la acción.

Anne, cielo – llamó a su amiga.

La chica levantó la cabeza de la taza y miró directamente a la pelirroja aunque, afortunadamente, no captó la escenita que estaban protagonizando Remus y su recién adquirida novia.

¿Qué?

¿Porque no vienes a dar una vuelta por el lago? Seguro que así te despejas un poco.

Vale – contestó Anne con desgana. Aunque si le hubieran propuesta tirarse de cabeza haciendo puenting desde la torre de Astronomía, pero sin gomas, es posible que también hubiera aceptado.

Así que Lily se llevó a la chica arrastras fuera del Gran Comedor mientras le dedicaba un gesto triunfal a Liz por detrás. La morena tan solo suspiró con alivio, aunque esa tranquilidad le duró poco tiempo, ya que a los poco minutos de desaparecer sus dos amigas dos chicos se sentaron a hacerla compañía.

Hola – saludó James con su radiante sonrisa de todas las mañanas a la vez que se sentaba enfrente de la joven ¿Qué tal?

¿Qué coño hacéis vosotros dos aquí? Largaos a molestar a otra alma inocente y a mí dejadme en paz.

A eso le llamo yo buena educación – apreció Sirius con cierto sarcasmo en su voz, sentándose al lado de su prima.

Tu familia no se ha molestado en educarme correctamente – replicó ella.

¡Oye! Que esa familia de la que hablas también es la tuya.

Ya lo sé – admitió Liz con desagrado – No hace falta que me lo recuerdes a cada minuto.

Liz, al igual que Sirius, renegaba completamente de su familia. Le reventaba ese afán que tenían los Black por ser superiores a los demás, esa obsesión por la pureza de la sangre que tenían…

No, para eso ya esta tú querido Lucius – le recordó Sirius con retintín.

Ella se puso roja de ira al oír el comentario. Lucius Malfoy era su "prometido" casi desde que había nacido, pero Liz le aborrecía a más no poder. Era tan presuntuoso, tan gilipollas, tan imbécil, tan… Malfoy. Insoportable.

¿Qué pasa¿Qué a ti no te asignaron una prometida cuando naciste?

No – negó el moreno con una sonrisa burlona – Mi madre ya sabía que yo soy un alma libre.

La réplica de Liz no se hubiera hecho esperar, si no fuera porque James cortó la conversación de los dos chicos de inmediato.

¡Basta! No he escapado de la escena empalagosa de esos dos – dijo James señalando a Remus y Grant – para escuchar otra más de vuestras peleas familiares.

Tranquilidad, James – dijeron los otros dos a la vez.

James suspiró¿cómo podían ser los dos tan parecidos?

Por cierto – habló Liz tras unos instantes de silencio ¿Cómo va vuestra vida amorosa?

¿Has dicho… vida amorosa? – preguntó Sirius con incredulidad.

La chica asintió vigorosamente. Al final se había decidido a echarle una mano a Lily y tantear el terreno antes de que la pelirroja se lanzara a saco a por su primo.

No preguntes – pidió James. Últimamente no se sentía atraído por ninguna chica. Igual es que como ya había probado con casi todas, buscaba algo diferente. Quien sabe.

Pues yo ya sabes que soy un alma libre – le recordó el otro chico con una sonrisa de oreja a oreja – Voy de flor en flor.

¿Cuándo piensas asentar la cabeza, Sirius? Tú lo que necesitas es una chica seria, con las ideas claras y que te quiera.

Liz se dio cuenta de que no estaba describiendo a Lily de una manera fiel. De hecho estaba diciendo todo lo contrario; su amiga no era lo que se dice una persona seria, las cosas claras todavía no las tenía y dudaba mucho que pudiera querer a Sirius. De momento solo le gustaba.

No, Liz, por favor, no te pongas en plan prima protectora. ¿Sabías que ese papel no pega para nada con tu personalidad? – advirtió Sirius que ya se temía lo peor, por lo que decidió cambiar las tornas del interrogatorio ¿Y cómo andas tú de novios?

Estaría encantada de responder, pero… - dijo la morena con una sonrisa maliciosa a la vez que consultaba su reloj de pulsera – llegamos tarde a Transformaciones. ¡Vamos! Levantad el culo de la silla y corred.

ooooooooo

Aquel sábado era la primera salida al pueblo mágico de Hogsmeade del curso, y los alumnos de tercero para arriba habían decidido aprovechar el día al máximo. Todavía estaban a mediados de septiembre, por lo que el sol brillaba y la temperatura era muy agradable, el ambiente idóneo para dar un paseo por las calles del pequeño pueblecito mágico.

Lily y Liz se habían puesto de acuerdo; no dejarían que Anne pensara ni un solo instante en Remus durante todo el día. Pero la promesa se hizo bastante difícil de cumplir sobre todo para la pelirroja, ya que en cuanto vio a Sirius aparecer en la taberna de Las Tres Escobas, vestido como si se fuera a ligar a todas las chicas que se le pusieran por delante, Liz y Anne tuvieron que hacer acopio de todas sus fuerzas para que su amiga no corriera babeando detrás del merodeador.

Dignidad ante todo, Lily – advirtió Liz a la pelirroja.

Lo sé, pero es que mírale… ¡está buenísimo!

Liz puso cara de asco. Lo que le faltaba, que Lily perdiera el culo por el idiota de Sirius.

A ver, Lily, recapacita – pidió la morena ¿De verdad piensas que Sirius merece la pena? Tú te mereces algo mejor.

¿Crees que hay algo mejor que Sirius?

Sí – afirmó Liz inmediatamente con seguridad.

¿Ah sí¿Quién?

Liz paseó su mirada rápidamente por todo el local hasta que sus ojos se posaron sobre…

James.

¿James? – repitió la pelirroja sin asimilar la idea del todo ¿Estás loca?

¿Qué? No me digas que no está bueno, porque…

Sí, sí, es muy guapo – interrumpió Lily.

¿Pero?

Pero es mi amigo. Y los amigos son eso, amigos.

Pues yo opino que es mucho mejor que Sirius – replicó Liz en sus trece ¿Tú qué crees, Anne?

Que Remus es guapísimo y que hace una pareja muy mala con Grant – opinó la chica sin apartar la mirada de la parejita.

Vale – suspiró Liz dando el caso completamente por perdido – Cada loco con su tema.

Lily decidió que ya era hora de que Anne espabilara un poco, así que sacó a las dos chicas de la taberna y se las llevo a dar un paseo.

¡Lily! – se quejó Liz al poner un pie en la calle – Con la de tíos buenos que había ahí dentro.

Te aguantas – sentenció la pelirroja ¿O querías que Anne siguiera lamentándose por lo de Remus mientras él le metía la lengua a Grant hasta la campanilla?

¿Remus? – repitió Anne saliendo de su ensimismamiento ¿Dónde?

Las otras dos se miraron pensando que iban a necesitar muuuucha paciencia. El problema es que ninguna de las dos poseía esa cualidad.

Déjalo, Anne. Tan solo estábamos hablando de la oportunidad que dejaste escapar – explicó Lily mientras se sentaban en un banco.

¿Por qué?

¿Cómo que por qué? – se escandalizó Liz – La oportunidad que dejaste escapar cuando Remus te pidió salir.

Ya… - recordó Anne con una sonrisilla en el rostro.

Todo el mundo sabía que Remus andaba detrás de Anne desde hacía… uff, ya nadie se acordaba. Lo malo es que Anne… digamos que no tenía en mucha estima al género masculino en general y a los merodeadores en particular, por lo que cuando el licántropo le confesó lo que sentía por ella, la chica le rechazó de inmediato. A pesar de que Remus siempre se portó muy bien con ella y los dos mantenían una buena relación, Anne no se sentía segura y casi sin pensar le dijo que no. Eso había ocurrido a principios del curso pasado, y desde en entonces la chica se había pasado el tiempo lamentándose en secreto por la decisión que había tomado, más ahora que veía como Remus estaba tan feliz con su nueva novia.

¿Cómo has dicho? – preguntó Liz tan sorprendida como Lily. Era la primera vez que Anne aceptaba ante ellas que se había equivocado de lleno al rechazar a Remus.

Que sí, que la cagué, que ahora mismo podría ser yo la que estuviera paseando cogida de la mano de Remus en lugar de la hueca de Grant¿contentas? – se exaltó Anne, algo muy raro en ella.

¿Lo ves, cielo? – intervino Lily con tono suave y apaciguador – El primer paso es aceptar tus sentimientos.

¿Y el segundo?

Contárselos al propio Remus – contestó Liz adivinando los pensamientos de la pelirroja.

Ah no, eso sí que no. ¿Estáis locas? – se negó Anne en rotundo. Lo último que pensaba hacer era quedar en ridículo delante del merodeador – Ni de coña voy yo a contarle a Remus que me gusta.

Pero¿por qué no?

Pues… pues porque no.

Buena razón – ironizó Liz.

Además¿no eres tú la que va diciendo que hay que mantener la dignidad ante todo? – le recordó Anne ¿A que sí, Lily?

Pero Lily ya no prestaba la mínima atención a la discusión de sus dos amigas. En ese momento había vislumbrado a Sirius calle abajo y había desconectado por completo de la realidad. A saber la de cursilerías que se estaría imaginando.

¿Lily? – la llamó Anne zarandeándola ¡Lily!

Ahora mismo vuelvo, chicas – aseguró Lily sin hacer caso a las dos jóvenes y dirigiéndose hacia donde estaba Sirius.

¿Y a ésta qué le pasa? – se extrañó Anne mientras veía como la chica se alejaba corriendo.

Está enamorada – contestó simplemente Liz con claro fastidio y encogiéndose de hombros.

Lily había observado disimuladamente a Sirius durante un buen rato, pero todavía no se le ocurría ningún motivo creíble para acercarse al chico. Podía ir y decirle que Liz le quería hablar con él… no, Liz y Sirius no hablaban, solo discutían. Otra opción era tropezarse con él accidentalmente, pero es que Lily no era muy buena actriz, en seguida se le notaba cuando mentía o fingía. O también podía acercarse con la excusa de que quería hablar con James. Eso sí que era más creíble.

Así que toda decidida se dirigió hacia los dos chicos, pero se paró en seco al ver la cantidad de alumnas femeninas que acosaban a Sirius y a James. Lily pensó que parecían estúpidas, tratando de pensar la mejor manera para acercarse a cualquiera de los dos. Luego se dio cuenta de que ella estaba haciendo exactamente lo mismo.

¡Hola chicos! – saludó alegremente la pelirroja al llegar hasta ellos y con una enoooooorme y radiante sonrisa en su cara, dirigida especialmente a Sirius el cual no se dio cuenta.

Hola, pelirroja – saludó James.

¿No estará por ahí la loca de mi prima? – preguntó Sirius mirando alrededor suyo de manera bastante paranoica.

La chica pensó que eso era empezar con mal pie. ¿Por qué tenía que preguntar por Liz? No sería… no, imposible. ¿A Sirius le gustaba Liz? Noooo, eso sería incesto. Pero vete a saber.

No ��- respondió la chica de malhumor, por lo que Sirius respiró con alivio ¿Por qué lo preguntas?

Uff, es que no sabes lo duras que son las sesiones que tengo con Liz.

Sirius se refería a los momentos en los que a su prima le entraba la vena agresiva y él se convertía en su saco de boxeo particular, pero Lily entendió la frase completamente al revés.

¿Sesiones? – se escandalizó la pelirroja, confirmando su teoría del incesto ¿Qué sesiones?

Déjalo – intervino James, dándose cuenta de lo que podía estar pensando Lily – paranoias suyas.

Ya – murmuró ella sin hacer mucho caso a su amigo ¿Y qué tal vuestra vida amorosa chicos?

James y Sirius miraron a la pelirroja con perplejidad. Era la segunda vez en dos días que una chica se preocupaba por su vida amorosa, pero no una chica cualquiera. Primero Liz, que lo único que se preocupaba por ellos era al pedirles que la ayudaran en Transformaciones y luego Lily, que, a juzgar por las apariencias y por todos los chicos que había rechazado a estas alturas de la vida, parecía ser una de esas chicas que no debía de creer en el amor.

Oh, ya sabes – contestó Sirius con su sonrisa de conquistador innato – Yo soy un alma libre.

Al oír eso, Lily pensó que no lo iba a tener nada fácil.

oooooooooo

Lily estaba asomada en el balcón de su habitación, perdida en sus pensamientos. Desde esa posición, podía observar gran parte de los inmensos terrenos de Hogwarts, pero en ese momento sus ojos verde esmeralda estaban fijos en una figura: un chico moreno, alto y de ojos grises, acompañado por una de sus múltiples conquistas.

"Un alma libre", pensó la pelirroja, "¡ja! Ya ver� se va a tragar sus palabras en cuanto caiga rendido a mis pies…"

Pero por muchas vueltas que le diera a la cabeza, la chica no sabía exactamente por donde empezar. ¿Acaso no sabría ella cómo ligar? No. Imposible. Tenía a la mitad del alumnado masculino de Hogwarts detrás suyo. Pero también era cierto que ella nunca había andado detrás de un chico en especial, siempre eran los chicos los que acudían a ella.

De repente una idea cruzó su mente. Si quería conquistar a Sirius, lo mejor era contar con una ayudita extra. Una persona que conociera muy bien a Sirius, pero que al mismo tiempo también la conociera a ella. Y la persona ideal era… James.


Lo sé. Es una locura y de las gordas, pero es que me apetecía un montón escribir una historia así. ¿Qué creíais¿Qué iba a aguantar tanto tiempo sin escribir un fic de los merodeadores?

Pues ya sabéis, si queréis que me apure y que publique el nuevo capi cuanto antes, a dejad reviews. Si total, son unos minutines de escribir en el ordenador chorradas tipo "me gustó mucho, continúa" o "¿estás loca¿cómo se te ocurre hacer que a Lily le guste Sirius? Sirius esssss mío"

Y para el próximo capi…

Lily le pide ayuda a James¿aceptarÿ

Anne decide pasar a la acción y dejar de contemplar como Grant no hace más que intercambiar saliva con Remus.

Liz… bueno, Liz intentará asesinar a su primo en más de una ocasión Pero se la pasan pronto los enfados.

Un besito y hasta el próximo capi.

bars9

Miembro de la Legión de las Lupinas

Miembro de la Orden Siriusana

Hermana de Mina Black