…En Sólo un Segundo…
Notas del Autor/a (en mi caso autora ): Remus no me pertenece, es creación de la autora de Harry Potter, J. K Rowling…el resto me pertenece xD.
Es un fanfiction cortito de dos capítulos (en un principio) algo triste… Igualmente espero que les guste.
Le dedicó este fic a todas las personas que lo lean, por ser tan amables de leerlo, a Isie por decir siempre que le gustan mis historias (a pesar de ser malas), a Mel y Kana por ser unas de mis mejores amigas, a Araceli por compartir su tiempo conmigo y ser tan buena amiga y finalmente a todos los fans de Remus xD como yo //.
Espero que les guste…si no, lamento las molestias ocasionadas.
Parte I:
Corría tan rápido como sus piernas le permitían, como si huyera de alguien, pero en realidad estaba sola, perdida entre un mar de nada. Sola, eso era lo que sentía. Estaba sola. Corría con toda sus fuerzas, albergando dentro de su corazón encontrar un lugar donde pudiera dejar de sentir esa opresión en el pecho, donde no la agobiaran y pudiera ser ella misma.
Desde que tenía memoria, ella había sido tal y como sus padres esperaran que fuese, pero la época en que supuestamente era feliz se había roto como el marco de una vieja fotografía. Nada quedaba de su pasado en su interior, salvo lo doloroso que le fue. Solamente alcanzaba a recordar lo mucho que había sufrido en esa etapa de su vida. Pero pocos años atrás todo había terminado… quizás no como ella esperaba, pero había pasado. Ya nunca nadie volvería a tocarla, jamás.
Corrió hasta que vislumbró a lo lejos el perfil del castillo. Cubierto el suelo de nieve, y nevando sobre su cuerpo. No fue hasta que llegó a la puerta de roble que separaba Hogwarts de los terrenos que no sintió el calor del hogar. Se detuvo un momento a recuperar el aliento. Temblaba de frío, tiritaba como una hoja llevada por el viento.
Su pasado era algo que prefería olvidar pero… ¿Cómo olvidar algo que tenía grabado en la cara y en todo el cuerpo? El vago recuerdo de intentar ser mejor. Pero de nafa servía comportarse con elegancia, ser una niña perfecta, cordial… Nada servía para aplacar la furia de su madre, que la pegaba desde la noche hasta el amanecer. Y de nada le servía que su padrastro la esperada desnudo en su cama… Así fue su vida desde los 10 hasta los 15…ahora con 17 años era incapaz de tener amigos. Siempre estaba sola, porque eso era lo que su madre había querido.
La puerta de roble se abrió y delante de ella pasó un cuerpo invisible, que la rozó. Pero ella sabía que había algo…desde su traumático pasado era muy sensible al tacto. Percibía cualquier cosa que rozara su cuerpo y eso no era menos. Se volteó y observó como unas huellas se dibujaban en la nieve… y nadie las hacía. Ella, sólo por curiosidad, decidió seguirlas. Y éstas la llevaron hasta un árbol. Un árbol que atizaba a quien osaba acercarse. Pero de entre las sobresalientes raíces se apareció un pasadizo y siguiendo el rastro de nieve que iba dejando el cuerpo invisible, se adentró al lugar. Caminó encorvada un largo rato, hasta que tuvo que subir unas escaleras. Una trampilla encima de su cabeza… abrió y se encontró en medio de una de las estancias de la casa de los Gritos. Sabía que lugar era porque a menudo iba a dormir allí cuando era pequeña.
Siguió el rastro de la nieve fundida que la condujo hasta una sala desgastada. Todo lo allí habido estaba cubierto de polvo, los muebles arañados, mordidos y destrozados. De algún lugar apareció un chico de su misma edad. Era alto y delgado. Ojos dorados como los rayos del sol, pelo rubio y mirada inteligente y sincera. Lo conocía de vista, pero desde luego que nunca le había hablado. Y esa no iba a ser la primera vez. Estaba por darse la vuelta e irse, cuando Remus Lupin la vio.
Alta, delgada, de apariencia frágil, como el cristal. Ojos azules como el agua del lago, cabello largo y negro… Estaba temblando. Antes de decirle nada, le pasó unas mantas rasgadas, pero que deberían abrigarla. La chica las cogió al vuelo y se las echó por encima de su ropa mojada por la nieve de antes. Sus miradas se cruzaron. Con sólo ese gesto Remus supo que nada volvería a ser como antes y ella comprendió que talvez ya no estaría más sola.
El chico la miró de nuevo…una cicatriz…le cruzaba el ojo derecho. Y otra en el pecho…resiguió su perfil con curiosidad y descubrió miles de señales más. Morados que se habían quedado grabados en su piel, quemadas en las piernas, cortes… Volvió a mirarla a los ojos, se veía incapaz de aguantar más viendo el dolor tatuado en su cuerpo, pero aún así le sonrió con amabilidad. La luna brillaba en el cielo, a tan solo unas noches de ser nueva.
¿Por qué estás aquí?- le preguntó cortés el chico, mientras se sentaba en el borde de la cama que había en el lugar, de cara a ella. La chica no se atrevió a mirarle siquiera a la cara. Con la cabeza gacha, medio cubierta por su largo cabello, se encogió de hombros.- ¿No puedes hablar?- le preguntó dulcemente mientras se le acercaba pasivamente. Una vez delante de ella le retiró el cabello de la cara, para verla mejor. Debajo de esa capa de cabello, se encontraba la mujer más bella que jamás había visto, a los ojos de Remus, y se preguntó en que lugar del mundo vivía ella para no haberla visto antes. Lupin quedó prendado al instante de sus transparentes ojos que reflejaban todo el dolor que soportaba su alma.
Cuando Remus la había acariciado, gruesas lágrimas cayeron de sus ojos. Rápidamente el chico retiró su mano de su piel, pero ella prosiguió llorando. Se echó al suelo tapándose la cara entre las manos y sollozando levemente.
Y hasta aquí la primera parte…Espero que les haya gustado…ya saben, cualquier crítica es bien recibida.
Gracias por leer
