CAPITULO 1
UNA NUEVA MARAVILLA QUE ES REAL
Hola de nuevo con otra historia de KH, una historia que desde hace tiempo había querido publicar XD
Espero la disfruten!
-Oye, Roxas. ¿Alguna vez has escuchado sobre esa leyenda?
-¿Tan fascinante es? Parece que todo mundo en Villa Crepúsculo quiere hablar sobre eso.
-¡Claro que sí! Se hace llamar: La Maldición de la Bruja blanca. Se dice que esta hermosa bruja, con la apariencia de una hermosa joven, llegó a Villa Crepúsculo hace cientos de años, para robarles los corazones a los niños. Pues los necesitaba para hacer un poderoso hechizo que lograra acabar con la noche, porque era la luz de la luna, la que le arrebataba sus años de vida.
Pero lo cierto es que cuando llegó, nadie conocía sus verdaderas intenciones. Así que se ganó la confianza de la gente bajo hechizos que los ayudaran con sus problemas, de ahí la titularon como "Bruja Blanca". Hasta que cierto día, un grupo de niños desapareció.
Logrando investigar, dieron con la casona de la Bruja Blanca, donde encontraron a todos esos niños atados, y un libro de hechizos que expuso sus verdaderas intenciones.
La gente la ató, y quemó su casa junto con ella. Salvando así a todos sus hijos.
Pero desde las afueras, entre las llamaradas y el humo que daba formas a figuras demoníacas, la voz de la bruja les advirtió en tono burlesco:
"Mi alma nunca descansará hasta que los corazones de sus hijos se posen sobre mi lecho de muerte. Así como también, todo aquel que ose pisar mis territorios, sufrirá mi maldición. Será poseído por mi espíritu, y cumplirá mi misión"
Desde ese día, hasta hoy, la casa de la Bruja Blanca permanece cerrada, para que ninguna persona entre, y sea un esclavo de esta.
-Ehhh, Roxas... ¿estás seguro de esto?
Por tercera vez en su trayecto, Ventus, un chico rubio de ojos azules, se detenía y hacía la misma pregunta a su hermano gemelo.
Roxas, un chico casi idéntico a él, solo que peinaba sus alborotados cabellos hacia el lado contrario que los de Ven, y vestía una chamarra negra encima de su uniforme escolar, en lugar del tradicional suéter beige; hizo un gesto gruñón a su hermano, mientras ambos apuntaban con sus pequeñas lámparas de mano hacia el viejo portón que sobresalía ya entre toda la espesura del bosque.
-Ya te lo dije, Ven. Si no lo hago, Hayner y los demás del grupo van a burlarse de mi durante todo el año. Ya me cansé de que se burlen de mi, diciéndome que soy un cobarde, todo porque no los acompaño nunca a sus "aventuras nocturnas sobrenaturales"
-Sí, entiendo eso... pero,-el chico miró de nuevo hacia su destino. El portón estaba sumamente oxidado, podía verse su color aún desde esa distancia. Además de grandes letreros que advertían alejarse de ahí. Entre antiguos y más recientes, que la gente se atrevía a poner.
-yo no sé si fue buena idea probar tu valor viniendo al sitio más escalofriante de todos.
Roxas soltó un pequeño suspiro, revolviendo un poco los cabellos que comenzaban a caer sobre su frente, por toda la humedad del bosque.
Era muy común cuando él estaba intentando ser paciente con algo que le molestaba.
Aquel bosque no era muy grande, era fácil de atravesar, pero también era cierto, que desde ahí comenzaba la primera prueba de valor. Las ramas y copas solían moverse con una extraña brisa helada, haciendo sombras espeluznantes, o emitiendo sonidos que parecían ser pisadas o susurros a su alrededor.
Se decía que los poderes de la Bruja Blanca también llegaron a afectarlo, por estar tan cerca y ser uno de sus lugares preferidos para pasar el rato. Por lo tanto, las hojas siempre estaban mojadas, y con el viento, producían pequeñas lluvias.
Roxas estaba preparado para lo que sea, pues nunca creyó en ese tipo de cosas, sobre fantasmas o magia.
-Creí que no ibas a permitir que fuera solo y de noche a un lugar tan peligroso. Tú mismo te ofreciste a acompañarme. Y ahora, te la has pasado con miedo en todo el camino.
-¡Yo no tengo miedo!-Ven se arrepintió de haber gritado, y poco a poco bajó el tono de voz, mientras explicaba: -lo que pasa es que tengo un mal presentimiento sobre todo esto. Aqua dice que ha visto a una chica asomarse por la ventana. Y Terra conoció a un chico que quiso meterse ahí, pero antes de poder cruzar por completo la barda, perdió el equilibrio y se golpeó en la cabeza. Ahora está en coma en el hospital.
Con cada explicación, Roxas fue mostrando una expresión cada vez más incrédula.
-Es obvio que el miedo te hace ver cosas, y hasta cometer torpezas.
-Roxas...
-Hay que apresurarse, antes de que de la media noche y mamá y papá se ponga histéricos de que todavía no hemos llegado a casa.
No muy queriendo, Ventus estuvo de acuerdo.
Al fin atravesaron el bosque, lo que quedó a su total vista, ya no solo era aquel viejo portón oxidado y la enorme barda de roca rellena de letreros, sino una tétrica casa que apenas estaba en tonos blancos, por las cicatrices de llamas entre las ventanas.
Habían unas cuatro ventanas en el segundo piso, porque el primero era imposible de ver. Las tejas del techo estaban hechas pedazos, y colgaba el esqueleto de varios rehiletes, con el que cualquiera llegaría a la conclusión de que alguna vez hubo niños ahí.
Una repentina ráfaga de viento les caló hasta los huesos a ambos. En ella, se pudo percibir algo así como un susurro.
-Roxas...
-Todo va a estar bien. Solo necesitamos entrar, sacar una foto y ya. Es entrar y salir rápido.
-Pero,-miraron la altura a la que estaba aquella barda, sería muy difícil si no iban preparados con algo para ayudarse a escalar.
-¿Quieres inclinarte un poco para usar tu espalda como escalón? Intentaré cruzar por el portón, está menos alto.
Ventus lo obedeció casi de mala gana, no podía dejar de pensar que todo eso era una mala idea. Aunque no tenía una razón concreta para pensar así, solo era... como un escalofrío desde su interior, algo que le gritaba que saliera de ahí...
Intentaba soportar el peso de su hermano sin agacharse más de la cuenta, y podía escuchar a Roxas gemir un poco intentando aferrarse de una de las puntas de la verja.
Y sin querer, su vista rebuscó hacia la ventanas de la casa... ¡oh madre de todas las apariciones de espanto! ¡Había alguien ahí observándolos!
Pudo verle la silueta de aquel rostro femenino y el brillo de unos ojos acechantes.
Ventus no gritó, pero perdió la fuerza y el equilibrio por completo. Ni siquiera le dolió cuando Roxas le cayó encima y juntos golpearon contra dicho portón.
-¿¡Pero qué pasa contigo, Ventus!?
-Perdóname Rox, pero te juro que vi a alguien en la ventana.
-¡Son sugestiones tuyas! Ya te dije que el miedo te hace ver cosas que en realidad no están ahí.
-P-Pero...
-¡Yo no veo a nadie!
Roxas había levantado la vista hacia las ventanas del segundo piso, y como lo dijo, en ellas no se veía nada más que oscuridad.
Y antes de que pudieran reincorporarse por completo, los pies de Roxas empujaron un poco aquel portón, y se abrió de par en par, así sin mas esfuerzo de su parte.
Roxas apuntó con la luz de su lámpara hacia adentro, y todos los alrededores cerca del portón.
-Habrá estado abierto todo el tiempo, o el tiempo ha deteriorado el seguro que tenía.
-¡Roxas! ¿Aún piensas entrar? Podrías sacarte la foto frente a la puerta...
-Ya te lo dije, necesita ser adentro. Si no quieres, puedes quedarte aquí a esperarme. Y salgo en un minuto.
Ventus negó con la cabeza, aún cuando el corazón le latía demasiado rápido y las piernas le temblaban. -No puedo dejarte solo. Prometí que te iba a acompañar y me aseguraría de que nada malo te pasara.
Eso fue motivo de risa de su hermano, un poco conmovido por la convicción que tenía, a pesar de que se veía muerto de terror. Le tendió la mano para ayudarlo a ponerse de pie.
-No tienes que forzarte, ¿lo sabías? Después de todo, yo soy el mayor.
-Un par de minutos no son nada.
Ventus sacudió los restos de hojarascas y tierra de su uniforme del colegio, siguiendo a su hermano hacia el trayecto final de ese paseo del terror.
¿Todo iba a salir bien, no? Eso es lo que intentaba hacerse a la idea.
Roxas empujó la puerta principal de la casa, una delgada tabla casi hecha añicos, con una perilla que ya no estaba. Solo un hueco recubierto de telarañas.
No había rastros de que hubiese sido alcanzado por las llamas, y era muy extraño que estuviera en esas condiciones. Pues un ligero empujón, como el de la verja atrás de ellos, fue suficiente para que se abriera.
Al rubio mayor se le ocurrió bromear de que tal vez era la guarida de Seifer y sus lacayos, o una casa exclusiva para los vagabundos.
Roxas estaba apunto de poner un pie adentro, cuando su hermano lo detuvo y le dijo que pusiera atención a lo que se oía adentro.
-¿Qué es?
Los dos esperaron, sin más ruido que el de los grillos cantando y el viento a sus espaldas.
-Yo no escucho nada, Ven.
-Espera. Hay algo... es como una voz... ¿no la oyes?
-...
-...
-¡No se oye nada!
Un segundo intento para entrar, pero Ventus le obstruyó el paso, con una cara muy seria: -Roxas, hazme caso. En serio se escucha alguien allá adentro. Creo que deberíamos dejarlo. Volvamos a casa.
-¿¡Qué!?-el rubio mayor no podía creerlo, ya había llegado a los límites de su paciencia, -¡No digas tonterías! ¡estoy a un paso de lograrlo! No voy a retroceder nadamás por suposiciones tuyas, ¡ahora hazte a un lado!
Intentó empujarlo con la fuerza de su brazo, pero Ventus no cedió. Ambos forcejearon un poco. El rubio menor le arrebató la lámpara y el móvil que Roxas había sacado justo antes de haber empujado la puerta, eso enfureció al otro hermano, usó todas las fuerzas de sus brazos para quitarlo de su camino.
Ventus ya no pudo obstruir el paso, porque perdió el equilibrio y se cayó, para sorpresa de ambos, adentro de la casa.
Su espalda impactando contra el suelo de concreto levantó una nube de polvo.
Roxas recuperó su móvil que quedó a medio camino, diciendo ya más tranquilo:
-¿Ves? Nada apareció para comerte. No hay nada que temer.
Pero mientras ellos exploraban con la vista el interior de aquella casa que fue objeto de terror por muchos años, alguien les observaba desde el barandal del segundo piso. Había sonreído, susurrando algo que se llevaría nuevamente el viento: "La espera ha terminado al fin"
Roxas y Ventus se cubrieron el rostro con la repentina ráfaga de viento a su alrededor.
El hermano mayor intentó buscar desesperadamente la fuente de todo eso, porque detrás de él estaba la entrada, y era más que claro que la ráfaga no venía de ahí.
"Podría ser que..." ¡pero era imposible de creer para Roxas el escéptico. La existencia real de una bruja, y de una que vivió hace siglos.
-¡Roxaaaaassss!
Con enorme sorpresa, logró visualizar una especie de cadena oscura que se movía por sí sola, rodear las piernas de su hermano. Acto seguido, lo arrastraron por las escaleras, hacia el segundo piso.
¡No estaba entendiendo lo que pasaba ahí, pero corrió tras él!
Luchó contra la ráfaga, y esas extrañas manos largas y gelatinosas que intentaban tirarlo.
La última lo logró, y Roxas se fue de bruces contra el piso, saboreando algo ferroso en su boca. Quizás se rompió el labio, y algún rasguño en la barbilla, porque también le ardía como el infierno.
¡Eso no importaba!
En su caída, pudo ver a Ven siendo arrastrado más rápido hacia una de las habitaciones en el corredor de la derecha. La puerta se cerró de un azotó, apenas había entrado por completo.
-¡Ven!
Roxas intentó ponerse de pie, pero se le olvidó que esas raras manos todavía lo sujetaban, por lo que repitió su propia caída.
Como siempre supuso, el miedo te hacía cometer muchas estupideces.
Miró a su alrededor, y tomó en sus manos el trozo de una pata de silla o algo, y con ella, empezó a darle duro a esas cosas.
Todavía pudo escuchar a su hermano menor llamarlo con desesperación, pero después de unos cuantos gritos, estos se detuvieron de repente.
Roxas temió lo peor.
¿¡La bruja le había sacado el corazón!? ¿¡O quizás ya lo había poseído, como decía la historia!?
"¡No, tranquilo Roxas! Alguna explicación debe haber, y Ventus estará bien"
Pero mientras golpeaba con más fuerza a esas extrañas cosas, todas sus preocupaciones hacia su hermano aumentaron, esperando ya lo peor.
Mientras tanto...
Ventus no había dejado de gritar tan fuerte como le permitieron sus pulmones, el nombre de su hermano. Sabía que vendría tras el para salvarlo, lo vio por unos segundos... o eso creía...
Pero sus intentos por hacerle saber su localización a Roxas, se disiparon por completo, cuando frente a él se manifestó una hermosa chica rubia, de piel muy blanca, y ojos tan azul profundo como el océano. Su brillo escondía una enigmática pureza que lo hipnotizó por completo.
No le salieron más las palabras, su mente estaba en blanco.
Eso fue hasta que ella entonó su dulcísima voz, llamando a su nombre.
¿Cómo es que lo sabía? Él estaba seguro de que era la primera vez que veía a alguien así.
Todas esas dudas fluyeron alrededor de su mente, pero se disiparon en segundos, y otra vez se quedó en blanco.
-Gracias por haber venido hasta mi. He esperado ya por un largo tiempo. Mi esperanza se había ido casi por completo, junto con ésta remanencia de poderes de mi yo en vida... Sin embargo, me alegra haber resistido un poco más, pues sé que ahora seré capaz de cumplir mi misión.
¡Misión! ¿¡Acaso hablaba de aquella de la historia!? ¿¡Iba a ser poseído por esa bruja!?
Nuevamente, las advertencias resonaron en la cabeza de Ventus, pero aquella mirada fija sobre él las estaba desvaneciendo, igual que antes.
La joven le obsequió una sonrisa cálida y benevolente, acercándose poco a poco al chico.
-Ventus, usaré todo lo que queda de mis poderes sobre ti, para ayudarme a cumplir con esa promesa. Por favor, no me falles.- sus manos, se posaron en la frente del joven, estaban muy heladas, pero en contacto con su piel, su temperatura cambió a la misma que él. Estaba intentando cubrir sus ojos.
¿¡Qué es lo que le iba a hacer!?
"¡Roxas, por favor, ven pronto!" el pensamiento se le escapó igual, y su cuerpo comenzó a sumergirse en un extraño sopor.
-Ah, lo siento.
Fue lo último que escuchó, antes de perder la consciencia por completo.
Continuará...
