Last Kis

Para Tamaki Suoh era un día perfecto. Hacía sol, las rosas brillaban con luz propia y el Host Club tenía un espectáculo secreto sorpresa para sus delicadas invitadas. Nada podía estropearle el día, y él lo sabía.

Kyôya Otoori no pensaba ni remotamente lo mismo. Hacer teatro sin conseguir ningún beneficio a cambio… ¡Por favor! Sin beneficios Kyôya no era el mismo. Por eso ese espléndido día estaba de un muy mal humor.

A las cinco en punto todas las chicas entraron a la 3ª sala de música, donde tenía lugar el Host Club. Todos los anfitriones estaban preparados con sus mejores galas de príncipes franceses del siglo XVII, esperando recibir a las jóvenes doncellas. Todo el lugar estaba perfectamente decorado, tal y como Tamaki tenía planeado.

Y así empezó todo…mientras que Hikaru y Kaoru representaban su "amor prohibido" y miles de chicas chillaban como locas, Tamaki se acercó a Kyôya…era su hora.

La mamá del host no estaba especialmente feliz… ¿Por qué tenía que haber aceptado otro de los caprichos del rubio? ¿Por qué había caído bajo su encanto? ¿Por qué no podía negarse a ello? Se recriminaba su estupidez… pero es que era tan atractivo… Cada vez que miraba esos ojos púrpuras… Para Kyôya, Tamaki era su perdición. Y no lo podía evitar… iba en contra de los deseos de su familia… lo sabía… a ese paso lo desheredarían… pero es que el rubio le hacía ver el cielo con tan sólo unas pocas palabras…

Y sin darse cuenta había vuelto a pasarle… cada vez le costaba más estar a su lado sin sentir cosas de más…

Y una vez más todo el teatro fabuloso del Host Club se puso en marcha.

De repente le vino a la mente una descabellada idea… y lo haría… quizás no volvería Nunca más al Host Club, pero quería saber como sería esa sensación.

Cuando ellos dos eran el centro de atención, Kyôya se acercó a Tamaki y, de improvisto, rodeó su cuello con sus brazos y juntó sus labios a los suyos. Miles de fans chillaron de nuevo. Los demás miembros se volvieron a ver la escena. Tamaki se sorprendió, pero más se sorprendieron todos al ver que correspondía al beso de Kyôya… y luego de ese beso vinieron cientos más…

Al cerrar la 3ª sala de música, dos personas quedaba dentro… un rubio de ojos púrpura y un moreno oji-gris. Dos cuerpos pegados el uno al otro…besos ardientes de algo más…Esparcidas sus ropas por el suelo… sin más deseos que estar allí para siempre… esperando no dar Nunca su último beso.