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Sed bienvenidos a este fic en donde algunas de vuestras peticiones serán cumplidas. Agradezco de ante mano la confianza de confiarme vuestras ideas y deseos y espero de corazón poder dar la talla.

NwN

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Pedido hecho por: Vita *hearts*

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Disclaimer I: Fairy Tail ni sus personajes me pertenecen. Yo solo los uso para escribir WAFF & FLUFF.

Disclaimer II: Aunque uso las ideas que me dejan en los reviews. La historia en su creación y ejecución es netamente de mi autoría.


Referencias De Lectura:

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración.


Apostilla:

Género: Romance / Humor.

Rated: K

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[°° Request 01 °°]

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° BFF °

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Se puso su pijama y se tiró a la cama.

Hacía una hora había llegado su vuelo y por fin luego de siete largos meses estaba de vuelta en Magnolia. No que no hubiese disfrutado de viajar entre varios países durante ese tiempo, pero sin duda no había nada como estar de vuelta en su propio hogar, su propia habitación y su propia cama.

De nuevo cerca de él.

Además, no es como si sus viajes fuesen por mero placer ―no que no estuviese incluido― pero el trabajo era lo que más tiempo le había absorbido entre leer contratos, propuestas, crear planos, revisar materiales, supervisar obras y aguantar clientes que pensaban que la arquitectura no tenía sus propias leyes que seguir y que la gravedad y otras tantas leyes físicas no eran importantes a la hora del diseño. Un edificio de pirámide invertida de setenta pisos y con una rueda de la fortuna al final era simplemente algo ―aún con las ventajas de las lácrimas en la construcción―, imposible.

O al menos por ahora.

Si algo sabía la mujer era que la arquitectura siempre estaba innovando

Aunque al menos pasar tan absorbida en el trabajo la había ayudado a no pensar tanto en él. Algo que nunca había sido fácil y estaba segura jamás lo sería.

Erza comenzó a cerrar los ojos con un suspiro resignado.

En Magnolia iban a ser apenas las cinco de la mañana y ella llevaba alrededor de veintiséis horas despierta puesto que en el avión revisó los materiales de un nuevo hotel en Italia y terminó con el diseño final de una escuela en Crocus, se moría de sueño, de cansancio y no podía lidiar con sus sentimientos no correspondidos ahora.

Más tarde llamaría a su mejor amigo.

En el momento en que todo empezó a quedar negro gracias a la bruma del necesario sueño, Erza escuchó la puerta de su casa abrirse, el sonido de pisadas en la sala, y luego sonidos en la escalera de vidrio reforzado que subía directa al pasillo que daba a su habitación.

¿Cómo diablos supo que ya estaba aquí? ―bufó contra la almohada tratando de sonar indignada pero sus labios la traicionaron con una sonrisa. Erza escondió su rostro en la almohada en el momento en que la puerta de su habitación se abrió. Inmediatamente después escuchó sonidos extraños y unos zapatos caer entre el montón de maletas que ella había dejado regadas en todo el piso de su morada, luego sintió el colchón hundirse con un peso adicional y un bufido ser expresado en un tono muy masculino.

¿Qué necesitas? ―habló adormilada. No lo había visto pero sabía quién era y cómo estaba el hombre junto a ella.

Boca abajo y con los brazos como almohada bajo la cara.

Sin duda le venía a pedir un favor.

Y un favor grande, puesto que le pareció nervioso al hablar.

¿Qué? ¿Acaso tu mejor amigo no puede venir a verte cuando llevas tantos meses fuera? ―respondió él en tono falsamente indignado.

¿Qué? ¿Acaso los mejores amigos se andan con rodeos y no hablan claro? ―rebatió ella la farsa.

¡Touché! ―suspiró derrotado― ¿Vienes a la cena de aniversario de mi padre y su nueva esposa conmigo?

No. Olvídalo. Estoy cansada. Lleva a tu novia. Devuélveme la copia que te di de la llave de mi casa. Buenas noches ―respondió la mujer mientras se cobijaba mejor.

Ojalá pudiese olvidarlo. Yo también lo estoy. Sabes que no tengo. Te puedo dar esta copia si quieres, tengo más en mí casa. Y es de día ―contestó en orden lo dicho por ella.

¡Que fastidioso! Lleva a la última con la que saliste.

No me acuerdo ni del nombre.

Ve a un bar y usa tu atractivo para conseguir una.

No quiero, ni tengo ganas. ¿Vienes?

Nope.

Vamos, Scarlet… ¿Sí? ―sintió como él se dio vuelta en la cama y luego comenzó a peinarle el cabello con los dedos― Te prometo que te compro lo que quieras.

Yo puedo comprarme mis cosas.

Te horneo mi pastel especial de fresas…

¿Cuándo es la cena? ―La mujer mantenía los ojos cerrados y escondido en la almohada pero de pronto su tono parecía interesado.

Hoy a las siete de la noche… ―habló temeroso el hombre aún con el cabello de la mujer en sus dedos.

Olvídalo, estoy muerta… ―hábilmente tomó uno de los tantos almohadones de su cama y sin cambiar de posición lo golpeó con él― ¡Ahora déjame dormir, Jellal!

Scarlet… por favooooor… ―aún con el almohadón en la cara usó un tono aniñado nada propio en él, nadie más que Erza lo había oído alguna vez usar ese tono y él lo hacía a propósito porque sabía que a la mujer le divertía.

Eres un idiota, Jellal…

Siempre lo he sabido.

No tengo vestido para ir.

Estuviste en Italia y en Francia. No engañas a nadie, Scarlet, llevaste veintiún maletas cuando te fuiste, conté treinta y siete cuando entré y sospecho que otras están por llegar.

No sé de qué hablas… ―dijo divertida la mujer.

¿Ah, no? ―el hombre se levantó de la cama y se dirigió a una de las tantas maletas― Veamos… esta tiene postales de Italia… ―la mujer escuchó un cierre abrirse y luego la expresión de triunfo del hombre― ¡Bingo! Fairy & Gabbana, sin usar, tiene la etiqueta. ¡Te atrapé!

Bien hecho, detective Fernandes ¿Podría ahora buscar mis ganas de ir mientras yo duermo? ¿Sí? ¡Gracias! ―se tapó por completo con las sabanas mientras sentía el colchón hundirse de nuevo.

Hace dos días conseguí la postal de la Benizakura original, la última que te falta de tu álbum de coleccionista…―el hombre utilizó su as bajo la manga mientras cruzaba los dedos.

Despiértame a las cinco para alistarme… ―contestó de inmediato la mujer mientras el hombre aguantaba el reírse por la obsesión de su mejor amiga por las espadas.

Hecho… ―Jellal bostezó antes de seguir hablando― Perdón por no ir por ti al aeropuerto…

Está bien, no llegué a una hora buena tampoco. Y hablando de horas, supongo que tu padre te tiene ocupado en la oficina, por eso estás aquí ¿no has dormido, cierto?

¿Por eso crees que vine? ―la sonrisa de él fue evidente en su voz.

Te escuchas con sueño, y son las cinco de la mañana, Jellal, es obvio que vienes saliendo de la oficina ―Erza parpadeó varias veces al momento en que una pregunta llegó a su mente― ¿Y cómo supiste que yo ya había llegado?

Busqué tu nombre en la base de datos del aeropuerto y luego seguí el trayecto del vuelo.

¡Esos es ilegal Jellal!

No para el hijo del dueño de la aerolínea...

¡Claro que es ilegal! Y dile al hijo del dueño de la aerolínea que al menos me deje pagar mis propios pasajes. Los empleados se asustan cuando les doy mi pasaporte y me ven en la lista especial que creaste, me tratan como un bicho raro.

El hijo del dueño dice que lo soportes porque eso no va a cambiar.

Entonces cuando lo vea, lo golpearé…

Él también lo soportará ―rió al sentir otro almohadazo en la cara y luego de unos minutos de silencio volvió hablar ahora sin rastro de risa en él―. Te extrañé, Erza… perdón por no haberte ido a visitar ni una sola vez, de verdad me hiciste falta todos estos meses… han sido tan… solitarios.

El corazón de Erza perdió un par de latidos al escucharlo

Cambió de estar boca abajo a estar de espaldas a él pero con la sábana cubriéndole la cara, así evitó que su mejor amigo se diese cuenta de la sonrisa y el sonrojo que afloró en su rostro.

Pero claro, ella lo sabía, él extrañaba a su mejor amiga.

No es tu culpa, yo pasé viajando de país en país y tú tenías que encargarte de todo acá.

Es raro ¿sabes? Fueron solo siete meses y hablamos casi todos los días por video llamada pero se sintió como una eternidad…

Estamos juntos desde los siete años, Jell… ―bostezó la mujer intentando parecer relajada― Nunca nos habíamos separado por más de un par de días, supongo que eso lo hizo sentir extraño…

Tal vez… ―bostezó el hombre con un tono extraño que luego se esfumó―. Descansa, Erza… ―levantó las sabanas, se metió bajo ellas y abrazó a la peli-escarlata por la espalda sin mayor ceremonia.

¿Qué haces, Jellal? ―preguntó Erza al sentir los brazos de Jellal rodeando su cintura y apegar su masculino cuerpo a su espalda.

Dormir… ―la abrazó más fuerte― ¿No me digas que ahora que conociste a tanta gente importante ya no compartes la cama con tu mejor amigo cuando tiene sueño?

Pero no te pegues tanto ¡Hace calor! ―sí, claro que hacía calor, probablemente porque su corazón latía desbocado.

Ya sabes que no puedo dormir si no abrazo algo, Scarlet.

¡Abraza una almohada! ―casi gritó mientras intentaba calmar lo que sentía. Y ella que pensó que estar lejos de su mejor amigo durante tanto tiempo le ayudaría a olvidar lo que sentía por él pero ahora su corazón se sentía desbocado.

Al parecer no había funcionado.

Tú eres más suave… ¿Acaso engordaste, Scarlet?

¡Jódete, Jellal! ―intentó golpearlo pero él la abrazó más fuerte mientras inundaba los oídos de la pelirroja con su masculina risa.

Tramposo.

Mejor duérmete… ―declaró Jellal luego de comprobar que ella no se libraría del abrazo.

¡Jellal!

¡Shhh! Déjame dormir. Respeta las necesidades ajenas…

Sigues siendo un idiota ¿Sabes?

También te quiero, Erza. Hey, ¿tú me extrañaste? ―serio la interrogó.

La mujer suspiró.

Simplemente no podía mentir.

Sí, fastidioso… te extrañé…

Bien, es bueno que me lo digas, las personas tenemos sentimientos ¿sabes? ―le reclamó infantilmente mientras sonreía.

Ya déjame dormir, hombre ―reclamó ella divertida y resignada a la vez, claro que ella sabía de sentimientos.

Especialmente de los no correspondidos.

Descansa, Erza.

Eso intento… ―susurró.

Y mientras intentaba caer en un profundo sueño, la mujer deseaba no engañarse por la calidez que le brindaban esos fuertes brazos que la rodeaban.

¿Por qué dolía tanto el enamorarse de su mejor amigo?

Erza intentó no pensar en eso, intentó pensar en ovejitas y en el trabajo para no pensar en lo bien que se sentía estar junto a él, no pensar en lo perfecto de sus brazos rodeándola, su aroma, su respiración en su cabello, pero no podía evitarlo, él estaba ahí, pero nada más eso.

Nada más.

De verdad te extrañé… ―escuchó el susurro de él contra su cabello, y por alguna razón su tono de voz, la manera en que lo dijo se sintió totalmente diferente a las anteriores veces que se lo había dicho, su corazón se agitó, su estómago se llenó de lo que solo podría describir como mariposas y su respiración quedó congelada en sus pulmones―, te extrañé tanto, Erza…

Y-ya… ya dijiste eso… ―intentó sonar casual pero el balbuceo fue inevitable.

Lo sé… ―continuó Jellal, sus brazos se movieron de tal manera que sus grandes manos cubrieron las de ellas―, pero no preguntaste por qué te extrañé. ¿Quieres saberlo?

Y-yo… ―Erza cerró los ojos con fuerza cuando los dedos de Jellal se entrelazaron con los de ella.

¿Acaso estaba soñando?

¿O es que acaso sabes por qué fue? ―cuestionó él, inhalando de su aroma mientras su nariz se infiltraba entre las hebras escarlatas que cubrían su cuello, hombros y espalda― ¿sabes por qué decidí venir a esta hora a verte? ¿Sabes por qué chequeé los horarios de vuelos esperando verte en las listas? ¿Lo sabes, Erza? ―preguntó casi implorante.

Erza abrió los ojos y aún no estaba segura de que todo eso fuese real.

Porque eres mi mejor amigo… ―susurró ella, incapaz de creer lo que sospechaba.

Sí, lo soy… ―él soltó un suspiro―, y tú eres mi mejor amiga… pero… ¿solo podemos ser eso? ―la interrogante sonó casi desesperanzada, como si se estuviese rindiendo― ¿Acaso por ser mejores amigos tú y yo no podemos-? ―la manera en la que dejó la pregunta en el aire y comenzó a zafar sus dedos la llenó de tanta angustia y adrenalina que se volteó aún en medio de sus brazos y elevó su rostro a él.

Sí… ―ya no un susurro, sino una respuesta dicha con convicción, sus ojos firmes se clavaron en los nerviosos de él y una de sus manos subió a acariciar las líneas de su tatuaje―, sí podemos… ―le dijo con una sonrisa apenada por su osadía, pero se mantuvo firme a pesar de que sentía que sus mejillas incendiaban su rostro al tener de nuevo frente a ella la faz del hombre que significaba tanto para ella en demasiadas maneras― ¿Verdad?

Él le devolvió la sonrisa.

Sí… ―respondió Jellal con la misma convicción que Erza, su mirada se embebió de su imagen, la que le había sido vedada por ella al ocultarse con la almohada y tras la sabana, su pulgar acarició su mejilla sonrojada para luego elevar más el rostro de ella tomándola con delicadeza de la barbilla―, sí podemos… ―volvió a susurrar contra sus labios antes de besarla.

Un beso entre mejores amigos.

Mejores amigos que ahora eran algo más.

Mucho más…

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Gracias por la amabilidad de leer y dejar review

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Información de la Petitoria:

Solicitante: Mi amada Vita. Tenía que empezar con el pedido de mi fan número uno y máximo apoyo. *w*/

Solicitud: Un fic en donde sean mejores amigos, que A piense que B solo lo puede ver de esa manera, pero en una visita inesperada de B a A, este se le declara a A porque ya no soportaba guardarse lo que sentía.

Bonus: Que se note la intimidad de su amistad. Que B de una excusa al inicio del por qué llegó inesperadamente a donde A.


Rincón De La Escritora En Proceso:

Creo que mi Vita es más fangirl que yo… 7w7)r No sé qué estuvo viendo mientras andaba paseando pero estaba muy entusiasmada con este. xDD Como ven los puse juntitos en la cama porque es un lugar que solo se comparte con personas muy cercanas. De seguro Jellal la presenta a su padre y nueva madre en la cena de aniversario, o tal vez… ni vayan. :x

Baia… baia…

xD

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¡DECLARO ABIERTAS LAS PETICIONES!

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Gracias por leer.

Adieu.

NwN/

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