El desayuno en esa casa siempre era todo un desafío, cocinar para dos estómagos que parecían no tener fin no era una tarea nada fácil, no obstante, Milk no podía estar más contenta. Después de años de ausencia y una gran batalla, su Goku había vuelto con ella y sus hijos, volvían a ser una familia.

Todo sería perfecto si no fuera porque dentro de su felicidad hubiera esa pequeña parte que no la dejaba tranquila esa en la que no se deshacía de la sensación de soledad que la acompañó cuando su marido decidió quedarse en el otro mundo con el único propósito de hacerse más fuerte. Goku seguía desapareciendo sin parar para dedicarse a lo que más le gusta en el mundo; entrenar.

Hacía más de seis meses que había vuelto y todavía no han tenido ni un momento a solas como pareja, volvía a dejarla en un segundo plano y no podía evitar pensar en más de una ocasión si de verdad le importaba…

Milk decidió alejar esos pensamientos para anunciar a su familia que el desayuno ya estaba listo. Justo acabó la frase unos rápidos pasos llenaron la casa, acercándose casi famélicos.

Milk apartó su plato en el momento justo en que su marido y su hijo pequeño empezaron a devorar la amplitud de platos que componían el desayuno. Después de tantos años ya tendría que estar acostumbrada pero no podía evitar mirar con asombro la manera en como comían.

Goku — empezó a decir pero sin ninguna respuesta por parte de su marido.

¡Goku!

¿Uhm...?

Goku levantó la mirada con la boca llena y Goten aprovechó ese momento para coger un trozo enorme de carne de uno de los platos de su padre.

¡Goten!

La respuesta del niño solo fueron un conjunto de risas pícaras sin la menor intención de devolvérselo.

¡Goku! Te estoy hablando.

Perdona, Milk — comentó finalmente al notar la irritación en la voz de su esposa, a lo que el niño se aprovechó y robó otro trozo.

Te he dicho que cambies la estantería de sitio varias veces, a ver si hoy lo haces al fin.

Ah, eso — se puso a reír con la mano en su nuca —. Es verdad que me lo has pedido pero me fui a entrenar y se me olvidó.

Como no… —susurró con un toque de tristeza en su voz pero volvió a levantar la mirada y con voz autoritaria continuó —. Quiero que lo hagas después de desayunar, ¿entendido?

Goku asintió para después volver a llenarse la boca de comida y evitar que Goten volviera a coger de su plato por tercera vez entre risas.

Como de costumbre, Milk terminó de desayunar mucho antes que sus chicos y aprovechó para ponerse en las otras labores de su hogar, quería apresurarse y tener lo máximo listo posible para después hacer una visita a Gohan y a Videl, aunque siga viviendo muy cerca de ella extraña no poder ver a su hijo mayor recién levantado y visitarlo cada día la hacía sentirse mejor. Y con ese pensamiento, recordó la hermosa fotografía que hizo enmarcar para ponerlo en medio del salón, donde ahora se encuentra esa enorme estantería que quiere que Goku aparte. Se acercó al comedor para recordarle esa tarea cuando vio que en esa habitación solo quedaba varias montañas de platos vacíos y la ventana abierta donde se habían vuelto a escabullir sin hacer ruido.

Milk cerró los ojos y lanzó una exclamación. ¡Se iban a enterar cuando volvieran a casa!

Iba a salir de la casa para ir junto a la de Gohan cuando se detuvo en el último momento, no necesitaba a Goku para ello, todavía era una mujer fuerte y podía hacerlo con sus propias manos. Decidida, se acercó a un costado y deseosa de acabar cuanto antes y así colgar de una vez su preciado cuadro, empezó a moverlo sin quitar nada de la repleta estantería.

Videl miró el reloj de su muñeca por tercera vez, extrañada de que a esta hora su suegra no hubiera aparecido todavía. Había quedado con su padre dentro de una hora, así que fue ella quien fue hacia su casa.

Al abrir la puerta, ahogó un grito ahogado por lo que estaba presenciando.

¡Gohan! — gritó desesperada.

Goten apareció por detrás de su padre pero Goku anticipó su ataque y desapareció de su vista para realizar el mismo truco que a su hijo y apareció a su espalda para sujetar sus pequeños brazos.

Jo, papa, eso no es justo.

Goten intentó soltarse pero Goku le seguía sosteniendo entre risas.

Aún te falta para ser tan rápido como tu padre — comentó dejándole ir —. Pero estas muy cerca de conseguirlo.

¿De verdad?

Goten le miró con una enorme sonrisa.

Los dos se quedaron en silencio de forma abrupta por haber escuchado la voz de Videl gritando a Gohan.

No perdieron ni un solo instante, los dos se pusieron a volar hacia su casa, preocupados por lo que haya podido ocurrir Goku se concentró en percibir cualquier extraño Ki que pudiera existir por la amenaza de un nuevo enemigo, pero no sintió nada extraño para después concentrase en percibir la energía de su familia y entonces abrió los ojos asustado al notar la debilidad del Ki de su mujer.

¡Milk!

Gohan estaba al lado de su madre, le quitó con rapidez la estantería que se le había caído encima y puso presión sobre la herida de su cabeza de la cual emanaba sangre.

¡Mamá! — gritó Goten asustado y con lágrimas en los ojos al aparecer por la puerta junto a Goku.

Videl enseguida se acercó al niño e intentar tranquilizarlo.

Tu madre va a estar bien, no te preocupes — le dijo, abrazándolo.

Goku se arrodillo junto a su mujer y su hijo mayor.

¿Qué ha pasado? — exigió saber.

Gohan se lo explicó pero añadió con rapidez al ver la creciente ansiedad en su padre;

Es más escandaloso de lo que parece. No es nada grave.

Goku percibió la energía de su esposa y se tranquilizó, Gohan tenía razón, no parecía ser nada grave. Sin embargo, llegó a él un sentimiento de culpabilidad al ver la estantería volcada a sus pies, la misma que Milk le había dicho durante varios días que cambiase de lugar pero no lo hizo y por su culpa su esposa se había hecho daño.

Gohan se apartó al ver que su padre quería sostenerla entre sus brazos, Goku le acarició la mejilla y le apartó el pelo azabache de su hermoso rostro. En ese momento, Milk empezó a despertar poco a poco y los demás integrantes de la familia empezaron a respirar aliviados al mismo tiempo que la rodeaban.

Milk parpadeó varias veces hasta que las distintas sombras se volvieron figuras claras y apoyó una mano en su dolorida cabeza.

Que susto nos has dado.

Milk se asustó al escuchar una voz masculina y en cuanto vio que también la estaban sujetando, se apartó con brusquedad de ese contacto.

¿Qué te pasa? — preguntó Goku, extrañado.

Milk miró a su alrededor para después volver a mirarlo fijamente con el ceño fruncido.

¿Quién es usted?