Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! No me pertenecen.
Los ojos más bellos.
Sus ojos acuosos se disparan hacia la silueta delgada y alta de él, mira bajo sus pestañas húmedas y se seca un poco su nariz rojiza que moquea, se vuelve a echar en la cómoda cama y suspirar, él le mira ligeramente antes de caminar a su lado y poner una mano en su frente.
―Te contagiare. ―susurra roncamente, él resopla, pone más presión en la frente de la muchacha que arde y luego escupe unas palabras.
―Eres muy tonta mujer, ¿Quién dijo que te tiraras a la piscina para salvar al Décimo? ¡Ese es mi trabajo! ―acusa enfadado, ella gruñe apenas antes de volver a mirarle, y recién se da cuenta, Gokudera Hayato tiene los ojos más bellos que haya visto hacía mucho, las pestañas gruesas y espesas, las cejas curvadas dejando ver un rostro hermoso, sacude la cabeza.
Maldita fiebre.
Él levanta la mano, se irgue y sacude su cabellera plateada, ella vuelve a suspirar.
Los ojos verdes de él se disparan hacia ella de nuevo y luego mira alrededor, mira detenidamente la habitación de la mujer, normal y corriente, nada fuera de lo común, pero en el fondo―donde pone sus cosméticos―hay una foto de todos ellos, Yamamoto, Ryohei, Lambo, Tsuna, e inexplicablemente de Hibari que solo mira de reojo y parece pasar en el momento de la foto, menos él.
Algo le llama la atención en la foto, ella no está. ¿Sería ella la que tomo la foto?
Aspira aire lentamente, vuelve tras sus pasos y le mira. Niega, Hana Kurokawa era inexplicable, arrogante, cínica, molesta y hasta hiriente a veces pero ahora estaba como una muchacha cualquiera, adiós fachada se dijo con burla.
Se sentó en el suelo esperando que vuelva a despertar―no supo en que momento ella se durmió―, le quito un mechón de su pelo ondulado del rostro y espero pacientemente.
Si ella salvo a su Décimo de la piscina pública merecía algo de respeto, además que era por esa razón que ella se resfriara. Cruzo los brazos y le miro.
Hana Kurokawa era tan… rara.
Aunque Gokudera no lo supiera ahora mismo―mientras la veía sin parpadear―ella sería la mujer que lo cambiaria y mucho.
Hayato suspiro hastiado, llevo una mano a la delicada de la mujer y lo apretó suavemente, enrojeció ligeramente cuando ella lo apretó con delicadeza aun durmiendo.
Tsk, Hana Kurokawa en verdad era rarísima.
N/A. Menudo crack, lo sé, pero me encanto. Espero que también a vosotros. xD
