Paso mucho tiempo desde la última vez que escribí algo relacionado con los fics, ya que estos meses han sido muy atareados para mí… Vaya no sé qué decir esta historia nació de la nada, no lo tenía planeado hacer, aunque podría ser una excusa para empezar a escribir nuevamente… bla, bla, bla…

UNA NUEVA VIDA EN ALOLA

Capítulo I

Un frio corazón

En un enorme hotel que no se encontraba lejos de las orillas del mar, entre aquellas palmeras que cubrían la recepción y los primeros pisos de ese enorme edificio que llegaba a tener unos 30 niveles de altura, en donde una de las tantas habitaciones se encontraba un joven tirado en la alfombra del suelo, desmotivado y pensativo solo se limitaba a ver el techo de su cuarto cada cierto tiempo. Su mochila se mantenía intacta encima de su cama y con algo de esfuerzo logro vestirse con aquella playera tropical a rayas, pantalones cortos y un par de tenis con su gorra roja tirada alado de él.


Apenas habían pasado dos semanas desde que había llegado a Kanto, sentía como los días eran milenios, todo el tiempo lo único que hacía era ir a sentarme a la copa de un árbol, a observar el cielo e intentar olvidarme de todo, cuando. – ha pasado bastante tiempo, Ash.

Una voz llamo mi atención, baje la cabeza y observe al profesor Oak subiendo la cuesta de un pequeño montículo en donde se posaba él árbol. – Hola profesor Oak, eh… creo que olvide pasar a verlo. – mi mente andaba volando desde que llegue a pueblo paleta; ni en un momento se me vino a la mente ir a visitar el laboratorio del profesor Oak.

Se puso en frente mío, con gran agitación e intentando recuperar el aire. – Muchacho sé que no te debes sentir bien, tu madre me dijo terminaste en segundo lugar en la liga Kalos. – Me pase todos los últimos días analizando esa batalla una y otra vez, intentando encontrar ese error que me costó la liga. – Si, no fui lo suficientemente fuerte para ganar…

El profesor Oak se sentó a lado mío lo que me extraño, así que lo empecé a mirar de reojo. – Se lo mucho que has estado entrenado Ash, desde que te entregue a pikachu no has hecho nada más que superarte a ti mismo, esforzándote al máximo en cada gimnasio al que has entrado y darlo todo en las ligas que has desafiado.

Aquellas palabras me retumbaban en la mente, ni siquiera era capaz de recordar a mis primeros compañeros, o la travesía que hice por Kanto, mi región natal en donde había jurado que ganaría la liga pokemon a tantas personas… simplemente solo eran promesas que no cumpliré. – No sé qué pensar profesor Oak, el tiempo ha pasado y parece que sigo en el principio.

El hecho de que haya dejado a pikachu en casa con mi mamá, era para darme tiempo de pensar en lo que hare en un futuro… en ese instante fue cuando el profesor empezó a fisgonear su bolsillo. – Ash hace mucho tiempo yo también me encontraba en tu situación, no sabía qué hacer y en ninguna de las muchas opciones que recorrieron en mente, se encontraba la opción en convertirme en científico. Pasaron años hasta que un día decidí darme unas vacaciones.

Me sorprendió lo que dijo. – ¿Unas vacaciones? – cuando al fin note que lo que estaba buscando en su bolsillo era nada más que una pokeball.

La lanzo hacia arriba y al abrirse salió un rotom de ella. – Te presento mi más reciente investigación. – Me quede observando a ese rotom un largo rato intentando buscar alguna anomalía extraña en aquel pokemon. – He… profesor Oak no entiendo que de especial tiene ese rotom y que tiene que ver con lo que me estaba diciendo hace un momento.

Sentí una corta carcajada, parecía que intentaba guardársela. – como dije hace un momento llego de ver a tu mama, así que le pedí un pequeño favor… Me gustaría que me ayudes en mi investigación.

Que hablo con mi mamá, empecé a pensar. – De que se trata.

Se levantó de al lado mío y se puso en mi frente arrojándome la pokeball de aquel rotom que no dejaba de moverse de un lado para el otro. – Quiero que lleves a este rotom y a pikachu a un trabajo de investigación en la región de Alola.

Dijo región de Alola. – no había oído nunca de esa región, pero fue cuando mi mente sintió un pequeño deyabu, haciéndome sentir que la historia se volvía a repetir una vez más.

El profesor Oak se agacho en frente mío y toco mi hombro. – Ash te mereces un descanso y nada mejor para enfriar la mente que viajar a una región tropical como la de Alola, esto te servirá…


Ash apenas había llegado a estar un par de días en la región de Alola, a lo que él creía un plan de su madre y el profesor Oak de deshacerse del él o simplemente son unas vacaciones obligatorias, llegaba a ser lo más probable al ver como su mama le entregaba un montón de volantes de actividades turísticas que podría realizar en Alola. – Sera mejor que vaya a buscar a pikachu y a rotom, al laboratorio del profesor kukui. – se dijo a si mismo aun recostado en la alfombra.

No muy lejos de aquel hotel en una enorme mansión que abarcaba gran parte de la isla y aunque era cubierta por los bosques cercanos, esta se lograba divisar a lo lejos. En una de las muchas habitaciones de la mansión una joven rubia salía semi desnuda cubierta con una toalla, saliendo del baño de su cuarto tarareando una canción mientras se dirigía a su armario buscando el atuendo indicado "Fue un largo tiempo desde mi última vez en Alola y estoy muy ansiosa de empezar el día con saber más de ti" fijo su mirada fijo su mirada a una mesita que se encontraba en el centro de aquella enorme habitación, donde descansaba sobre una base acolchonada un huevo de pokemon. Luego de haberse cambiado escogiendo un vestido, zapatillas, medias y sombrero blanco tomo su maleta. – Muy bien llego la hora de hacer un pequeño paseo en el laboratorio del profesor Kukui. – Tomo al huevo y lo puso en su bolsa para aproximarse a la salida de su cuarto.

Mientras tanto en las calles de la isla las personas caminaban muy alegremente juntos a sus pokemon, ya sea trabajando, en compañía los pokemon se encontraban en todos los lugares que se alcanzaban a ver, y en toda esa concurrencia un joven recorría los lugares recibiendo los saludos de los lugareños. – Alola… Alola… Alola. – correspondía a cada uno de los saludos entre aquella sonrisa fingida "Creo que no pensé bien en alquilar una habitación en ese hotel que se encuentra muy lejos del laboratorio del profesor Kukui" el trayecto era bastante largo y algo fastidioso para el joven que no tenía ganas de congeniar con personas por el momento.

Lillie bajaba las gradas en dirección a la salida cuando un hombre de edad bien vestido la estaba esperando en la puerta. – Oh señorita Lillie su transporte está listo. – inclino su cabeza a modo de respeto. La joven tomo el agarrador de la puerta y lo miro. – No es necesario esta vez quiero ir caminando.

Aquella respuesta le tomo de improviso a aquel hombre. – Pero, señorita no es seguro que usted baya sola, si es así yo la acompañare.

Lillie abrió la puerta. – Quiero ir sola y recorrerla como en los viejos tiempos, llevo muchos años lejos de casa, así que esta vez iré sola. Además solo me dirijo al laboratorio del profesor Kukui.

El hombre no podía hacer nada más que acatar las órdenes. – Esta bien señorita pero cuídese mucho.

La chica salió rápidamente bajando las gradas de la entrada de la mansión a gran velocidad. – Que bueno es estar en casa.

Mientras que aquel hombre casi le da un ataque, al ver correr a la joven de esa manera. – Señorita… no corra por favor, se puede lastimar. – el hombre solo se limitó a recordar aquella niña rubia que tenía curiosidad por todo, correteando de un lado para el otro investigando la razón del porqué de las cosas "Hay esta niña no ha cambiado en casi nada"

Lillie recorría los bosques observando hasta el mínimo detalle. – Es increíble no ha cambiado en casi nada. – la joven comparaba sus recuerdos de la niñez, con los lugares que se quedaba a observar; fue en esos instantes cuando un fuerte temblor se sintió en toda la isla estremeciéndose con gran fuerza, lo que hiso que Lillie se tropezara y cayera por una pendiente y logrando como única reacción abrasar su bolso con todas sus fuerzas para evitar aplastarlo con la caída, lo que ocasionó que ella rodara varios metros abajo, hasta llegar a golpearse la cabeza sobre el tronco de un árbol que la detuvo dejándola inconsciente en el suelo.

Aquel temblor había pasado y todo el mundo se encontraba asustados y temerosos como los pokemon que corrían en círculos de un lado para el otro, las personas hablaban unas entre otras creando un bullicio que no se lograba entender. – ¡Miren! – fue el grito de un niño que se encontraba en el techo de uno de las casa señalando el cielo, todo el mundo volteo a ver intentando encontrar lo que señalaba el niño. Fue algo difícil de creer como las nubes repentinamente cubrían cada pedazo de cielo y el sol ocultándolos completamente y eso no fue lo único, del cielo empezaron a caer lentamente pigmentos blancos muy pequeños, uno tras uno aquellos pigmentos se convertían en más y más.

Los niños del lugar se empezaron a emocionar. – ¡Esta nevando, si! – En aquella isla esa clase de acontecimientos eran realmente extraños y difícilmente ocurrían una vez al año, pero esto no fue un impedimento para que fuese bien recibida por los habitantes del lugar. – Nieve en esta época no es increíble Tauros. – El pokemon muy alegre recibía los copos de nieve en su lengua, pero no solo ese lugar sino todas las islas había sufrido aquel cambio climático.

Ash corría rápidamente de un lado para el otro. – Sé que escuche un grito venir de este lugar. – observaba a sus alrededores cuando sintió la nieve caer en su rostro, "Nieve, esto es extraño si mal no recuerdo el profesor Oak me dijo que esta era una región tropical" nuevamente volvió a buscar el lugar de donde provino aquel grito. – ¡Hey, hay alguien por ahí! ¡Hola, alguien me escucha! – parresia gritarle a la nada, incluso los pokemon habían desaparecido del lugar por la nevada que en vez de calmarse solo se intensifico aún más, cubriendo gran parte de los bosques con su manto blanco.

Llegaron a pasar muchas horas desde que aquella nevada había empezado, esto ocasiono que toda la isla se sumerja sobre la nieve que logro cubrir gran parte de ella, los ríos en su interior se fueron congelando y gran parte de ese color verdoso de la isla desapareció en aquel tiempo transcurrido. Luego de varias horas buscando Ash llego a la conclusión de que aquel grito solo estuvo en su imaginación. – Lo más probable es que aquel grito que escuche, solo estaba en mi imaginación. – Tomo asiento sobre una piedra que se encontraba en lo alto de la montaña. – Si estas palmeras fueran pinos, diría que estoy en la región de shinno. – su respiración junto a sus palabras eran notorias por la caída de la temperatura en el ambiente, "Sera mejor que regrese al hotel y llame al profe…" se había dispuesto a levantarse cuando noto varios metros abajo, a alguien tendido en el suelo cubierto en nieve. – Sabía que había escuchado algo. – sin pensarlo Ash salto y empezó a deslizarse por toda la pendiente que estaba cubierta de nieve.

Ash llego al lugar y observo que un gran sombrero le cubría el rostro, así que se aproximó a retirarlo y descubrir que era una chica de piel blanca y cabellos rubios claros, que no dejaba de abrazar una especie de bolso, "Esto no está bien, su cuerpo se encuentra completamente congelado y su respiración es muy débil" Ash rápidamente al sentir la piel de la joven fría, la desenterró de la nieve que la cubría y la cargo en sus brazos pero lo que le llamo la atención fue que ella no quería desprenderse de aquel bolso aferrándose a un más en el cuándo intento tomarlo.

El camino estaba bloqueado por una gran montaña de nieve y lo peor fue cuando noto que a la chica empezar a perder sus fuerzas. – Por favor resiste un poco más. – Ash asustado empezó a mirar a los alrededores cuando noto una casa hecha de maderos viejos con ventanas rotas y casi cubierta de nieve, "Este lugar bastara para protegernos del frio". Dentro de aquella casa vieja solo habían muebles viejos y una chimenea cubierta de nieve, pero el frio era igual de insoportable que en el exterior, así que rápidamente con algunas tablas y trapos viejos cubrió las ventanas y la puerta para que no entrase el frio dejando a la joven recostada en el suelo, rápidamente corrió en dirección hacia la chimenea y con suerte encontró una placa de metal, empezó a retirar la nieve que lo cubría y con ambas manos tomo los bordes y comenzó a tirar con fuerza. – Sal de una vez. - finalmente dio un fuerte tirón logrando sacarlo pero el filo de este logro cortarle la mano derecha, donde la sangre comenzó a fluir. – Aaah… lo que faltaba. – lo único que se le ocurrió fue vendárselo con un trapo viejo.

Tomo el par de sillas que se encontraban ahí y las estrello contra el suelo rompiéndolas a pedazos y colocándolas sobre la placa de metal para crear una pequeña hoguera. Luego de muchos intentos Ash finalmente había logrado encender los maderos de las sillas, para colocarlos cerca del cuerpo de la joven que para su desgracia su corazón había dejado de palpitar.

Continuara…?

Probablemente sea una excusa para volver a escribir, no sé si darle continuación ya que por el momento no he sido capaz de terminar mis otros dos fics.

Posdata: Si ya me conocéis te estas preguntando donde joder están las actualizaciones de "Los secretos de Kalos" y el "Reflejo de la hermanas". Muy pronto estaré de vuelta sean pacientes por favor. Sin más que decir cuídense, hasta la próxima.