¡Por Kami-sama! cuanto tiempo sin actualizar, seguro pensaban que estaba muerta. Esta vez vengo con todo. Lean mi nota del final, por favor.
Sinopsis:Sakura Haruno es el Jinchūriki de Diez Colas, la única persona sobreviviente del clan Haruno que fue capaz de despertar el dōjutsu de la familia: el Shinkirō. El no conocer nada de su origen es algo que la agobia, por lo que decide averiguar su identidad por ella misma. En los exámenes chūnin es agrupada en el equipo 7. Dos jinchūrikis, un vengador y el ninja copia como maestro suenan al inicio de un mal chiste.
Disclaimer:Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino al fabuloso Masashi Kishimoto, quién concluyó la serie con un hermoso Sasusaku. ¡Eres grande, Kishi!
Capítulo 1.Sakura Haruno, la nieta de Ren Haruno.
La familia Haruno estaba feliz.
Desbordaba la alegría en el rostro de todos y cada uno de los miembros.
El hijo de Kizashi y Mebuki, Satoshi Haruno, se había graduado hace una semana de la Academia Ninja y se preparaba para los exámenes chūnin.
Y también hace ya un par de días había nacido su segunda hija, a quien le habían nombrado Sakura. Ella era la viva imagen de su abuelo, Ren Haruno. No solo por la misma tonalidad de cabello rosa y sus grandes ojos jades, sino también por su mirada. Aquella mirada profunda y viva, llena de optimismo y fe.
Mientras que su hermano Satoshi era la viva imagen de su madre Mebuki. Ambos rubios, tez clara y de ojos verdes esmeraldas. Además de su peculiar carácter fuerte pero de alma noble y servicial.
La familia Haruno vivía tranquila en Kirigakure. Ren Haruno, el padre de Kizashi y jinchūriki de diez colas, era la mano derecha del tercer Mizukage, Daiki Akimiro. Ellos habían sido compañeros de equipo y su amistad seguía intacta. Era una amistad balanceada, el carácter duro y serio del moreno mezclado con la alegría y la paz del ojiverde era una buena combinación.
Ren era hasta ahora el único poseedor del Shinkirō. El dōjutsu del clan Haruno. Él esperaba que su hijo Kizashi fuera capaz de despertarlo. Sin embargo, Kizashi había decidido ser un aldeano, a pesar de haberse graduado de la Academia Ninja. Simplemente él se sentía mejor así, no le atraía la vida de shinobi, no era algo que él hubiese querido. Conoció a Mebuki, se casaron y tuvieron a su primer hijo, Satoshi. A éste, por el contrario de Kizashi, si le gustaba la vida de shinobi, gozaba entrenar y hacerse fuerte cada día, si bien le costaba mucho pues no tenía control de chakra y le costaba en demasía seguirle el paso a sus oponentes pues no tenía resistencia en las peleas.
Ren aun así había decidido entrenar a su nieto, pero a pesar de cumplir 13 años, no era capaz de despertar el dōjutsu, sabía en el interior que no podría hacerlo, pero aún albergaba un sentimiento de esperanza en él, claro que nunca diría nada a su nieto, solo le demostraría que cuenta con su apoyo incondicional.
Pero esta vez era diferente. Algo le decía a Ren que Sakura iba a ser su legado. La próxima portadora del Shinkirō.
El Shinkiro es un dōjutsu que tiene la capacidad de controlar los cinco elementos y algunos de sus derivados. Su especialidad es leer la mente, predecir los movimientos del oponente y controlar el cuerpo de los usuarios, más específicamente, sus órganos y sangre, pero para ello tenía que concentrarse en el chakra del oponente a una distancia más o menos cercana.
El Mirai no Shinkirō era el que poseía Ren. Era la segunda fase del dōjutsu de los Haruno, que puede causarle repercusiones muy negativas es poder ver el futuro, solo tiene la capacidad de soportar un par de minutos y las veces son limitadas.
Los Haruno siempre se habían especializado en el cuerpo de los usuarios, sabiendo como atacar desde el interior y causar daños internos. No por nada eran Haruno, usualmente eran muy inteligentes, ágiles y estrategas. No obstante, muy pocos habían logrado despertarlo, dedicándose así a la vida de aldeanos.
El pelirrosado sonrió con melancolía. Hubiese querido ver el futuro para tener certeza de las cosas, pero eso avanzaría más su enfermedad, y quería estar todo el tiempo que le quedara con su familia.
Había hecho sin duda exceso de su habilidad de ver el futuro y cada vez lo había acercado más a la muerte, pero consideraba que estaba bien pues tenía sesenta años. Los Haruno que despertaban el Shinkirō no eran longevos, pues el hacer uso de éste los acababa consumiendo.
Le echó un vistazo a Sakura, que estaba en los brazos de Satoshi. Él estaba emocionado y nervioso por cargarla. Ella estaba sonriéndole dulcemente mientras bostezaba estirando sus diminutas manos rosáceas.
Sakura era amor. No tenía una personalidad establecida, pero con la pelirrosa podía respirar buenas vibras, cariño y comprensión.
Ren se hubiese sentido dichoso de conocer su carácter cuando madurara.
De repente sintió una pequeña punzada en el pecho al entrar en cuenta que no podía protegerla, no podría verla crecer y no podría estar simplemente con ella.
Pero se percataría de ello, la dejaría en las mejores condiciones y así sabría que estaría a salvo. Se prometió mentalmente cuidarla, se juró con el corazón que nadie le haría daño jamás.
Lo que nadie pensaba es que él solo podría cumplir parte de su promesa.
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Madara Uchiha quería apoderarse de los bijūs.
Su próximo objetivo era el jinchūriki de diez colas: Ren Haruno.
Madara sabía que él era portador del Shinkirō, lo cual también era conveniente para él.
Apoderarse del bijū y del Mirai no Shinkirō era un perfecto plan. Pero antes de ello, pensaba asesinar al clan Haruno. Podría tener problemas si en el futuro uno de sus nietos despertaba aquel dōjutsu y descubría que él había matado a su abuelo.
Ya se iba a dar inicio a la Tercera Guerra Mundial Shinobi. Matarlos podría ser muy conveniente, con tantos asesinos, nadie sospecharía de él. Serían enviados a la guerra Satoshi y Kizashi, por lo que solo tendría que encargarse de la esposa y su bebé.
Parecía tan perfecto el plan que no parecía verdad.
Sonrió maliciosamente. Atraparía al bijū de diez colas en unos cuantos días y después del nacimiento del hijo del cuarto Hokage de Konohagakure, atraparía al de nueve colas. Iría más adelante por Kushina Uzumaki.
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Satoshi corría a todo lo que le daban sus pies, con lágrimas en las mejillas, cansancio y solo con algo en la cabeza: cuidar a su madre y a Sakura.
La Tercera Guerra Mundial Shinobi había empezado.
Nadie jamás pensaría que lo enviarían a él y a su padre, solo por el simple hecho de que se habían graduado de la Academia Ninja. Se sabía que Daiki se había negado rotundamente en aceptar dejar que vayan recién graduados, por su corta edad era ciertamente obvio que iban a morir, pero no podía hacer nada contra el Consejo de Kirigakure.
Pero ahí estaba, huyendo.
Su padre estaba muerto.
Un enemigo había aparecido de repente frente a Satoshi y habían tenido una pelea reñida, hasta que su oponente posicionó una mano en el cuello de Satoshi despojándolo de su chakra, entonces cuando ya no le era útil, había sacado su espada y le había apuntado. Fue entonces cuando Kizashi se interpuso y fue asesinado. Satoshi tuvo que dejar sus emociones de lado y huir.
El enemigo de capucha negra no lo persiguió. Lo cual ciertamente le extrañó, y sabía que algo andaba mal. Llegó hasta su hogar y solo le bastó hacer contacto visual con su madre para transmitirle lo que había pasado.
Mebuki se encontraba en shock. No había dicho nada, simplemente estaba viendo a la nada. Se apoyó contra la pared y se dejó caer de sentón.
— Él me… salvó — musitó en voz baja, pero fue lo suficientemente audible para su madre.
Fue entonces cuando ambos rompieron en sollozos. Satoshi apretaba sus puños y Mebuki se pasaba las manos desesperadamente por su cabello mientras lloraba a lágrima viva.
Luego de unos minutos, Satoshi se dirigió a la cuna de Sakura. Ella estaba durmiendo plácidamente. Se alivió de no haberla despertado. Justo cuando iba a acariciar a su hermanita, escuchó un ruido como si desgarraran la piel de alguien.
— Sa...to...shi.
Escuchó la voz entrecortada de su madre y volteó la cabeza lentamente con miedo de lo que vería a continuación.
Los siguientes segundos pasaron en cámara lenta para él. El enmascarado tenía una mano atravesando el pecho de su madre. Sacó su mano como si nada y su madre se desplomó en el suelo.
Un charco de sangre. La sangre de su madre. Mebuki estaba muerta.
Satoshi alzó la mirada para ver al enmascarado. Tenía una máscara naranja con espirales negras y una capucha negra sobre sus anchos de los dos se movía. Entonces Satoshi entró en cuenta que Sakura estaba ahí. Tenía que vivir, tenía que hacerlo por ella.
Tomó firmemente su kunai sin cortar el contacto visual, posicionándose en frente de su hermana.
— Si sabes lo que te conviene… — susurró tratando de dejar de lado el miedo que sentía—, te irás y no volverás.
Madara sonrió debajo de su máscara.
— Enséñame de que eres capaz.
Satoshi tuvo que calcular las posibilidades que tenía de sobrevivir. El asesino de su padre le había despojado de gran cantidad de su chakra, a duras penas podría hacer un par de jutsus de elemento viento. A lo mejor destruir su casa y huir mientras todo se derrumbaba podría ser una buena estrategia, pero no podía emplearlo ahora.
Corrió hacia Madara e intento clavarle el kunai, pero éste lo esquivaba con facilidad y con una mueca. ¿Un ataque de frente? Eso nunca funciona.
Decepcionante, pensaba él.
Ya aburrido de esquivarlo, le dio una patada y lo mandó a volar hacia la pared, solo estaba jugando pues ni siquiera había activado el Sharingan. Se acercó hacia donde estaría Satoshi y solo encontró un tronco.
¿Kawarimi no jutsu? ¿Qué era aquello? Esto no era la academia ninja…Casi dudaba que fuera un Haruno.
Volteó hacia Satoshi, quien hacia sellos.
—Futon: Shinkuha—expulsó una gran cantidad de aire de su boca, dirigido hacia las columnas de la paredes, dejando la que estaba cerca a la puerta.
Satoshi tomó a Sakura y empezó a correr. Sabía que no tenía oportunidad de ganar, pero sí tenía de escapar.
La casa se había desmoronado rápidamente, pero él no sabía a donde ir, por impulso se dirigió a la torre del Mizukage.
Tenía que encontrar a su abuelo, pero estaría en la guerra.
Si tan solo hubiese sido portador del Shinkirō, hubiese podido leer la mente de aquel sujeto y predecir sus movimientos, hubiese podido rastrear a su abuelo, hubiese podido ver que esto pasaría.
Pero era débil.
Su padre había muerto protegiéndolo y el único encargo que le había dado, el salvar a su madre y a su hermana, no era capaz de cumplirlo.
Era inútil. Por culpa de él, iban a morir su hermana y él.
No, Sakura no puede morir. Se negaba.
De repente sintió un tirón en su pie, que no hizo caer estrepitosamente. Pero él se giró rápidamente, recibiendo todo el golpe en su espalda y despertando al bebé. Sakura estaba llorando escandalosamente.
Entonces vio al enmascarado de nuevo, sosteniendo un hilo en su mano. Él estaba en perfectas condiciones, sin ningún rasguño.
— Es hora de acabar con esto — pronunció y activó su Sharingan, haciéndolo entrar en un genjutsu paralizándolo.
Fácilmente avanzó hacia el Haruno y lo mató enterrando un kunai en la yugular del joven, no tardó en desangrar y caer muerto.
Tomó a Sakura en brazos.
— Es una lástima que haya sido tan fácil.
La Haruno no dejaba de llorar. Y de repente algo desconcertó a Madara. Abrió sus ojos y el Shinkirō estaba activado. Esclerótica negra, ojos purpuras intensos y de iris una línea gruesa negra. Sin duda era aquel dōjutsu. No, era imposible. Era muy joven para despertar un dōjutsu. Tendría que matarla.
Justo cuando estaba a punto de enterrarle el mismo kunai con que mató a Satoshi, una mano lo detuvo. Madara iba a transmitirle descargas usando su elemento rayo, pero el Haruno leyó su mente y se dispuso a usar el elemento viento, pues era el que podía repeler el rayo y además podría dañar a Madara.
— Fūton: Kazekiri no Jutsu — con su mano libre donde sostenía una espada hizo el jutsu de viento y lo apartó a varios metros, tomando a su nieta en brazos.
Había logrado hacer varios huecos en la capa de Madara y rasguñar su brazo con el jutsu de viento cortante. Hubiese hecho un jutsu más poderoso, pero tenía a su nieta en brazos y no podía arriesgarla a algún daño.
— ¡Ren, cuanto tiempo! Debes estar orgulloso, tu nieta despertó el Shinkirō.
Ren se limitó a verlo con odio, y luego se dedicó a examinar rápidamente si Sakura estaba intacta. Había dejado de llorar apenas él la había tomado en brazos. Ambos aún tenían el Shinkirō activado.
Notó el cuerpo de su nieto en el suelo. Estaba muerto. Sus ojos permanecían abiertos y su boca entreabierta.
Entonces activó el Mirai no Shinkirō. Su esclerótica seguía siendo negra, sus ojos de púrpura habían pasado a unos fucsia brillantes, la gruesa línea negra ahora era una cruz, que era rodeada por unas cuatro aspas pequeñas.
Ren, afligido, apretó la mirada hacia Madara.
— Vas a morir — Madara no se amilanó, todo lo contrario, pareció sonreír complacido.
— ¿Viste mi muerte? — preguntó sarcástico en tono burlón.
— No necesito verla para saber que es tu fin.
Sakura empezó a llorar nuevamente, haciendo que Ren entrara en cuenta que ahora ella era lo único que le quedaba, y no podía arriesgarse a perderla durante su pelea contra Madara Uchiha.
No la iba a perder a ella.
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Todos se encontraban en el hospital.
Todos los que habían participado en la guerra, la familia de los heridos, enfermeras, y médicos habían llegado de distintas aldeas para apoyar a Kirigakure.
Entre los pacientes, estaba el Haruno adulto.
Ren había simplemente esquivado los ataques de Madara aquella noche, y se había ido dejándolo luchar con un clon de sangre que había creado. Sin embargo, empezó a recaer por su enfermedad y también sentía que atravesaba por una profunda depresión, después de lo sucedido con su familia. Una mala combinación había hecho que él perdiera la conciencia a la semana de su encuentro con el Uchiha.
El tercer Mizukage estaba en frente de su mano derecha observando todos los gestos de su rostro. La mano de Tsunade Senju reposaba a unos centímetros del pecho de Ren, emanaba chakra verde y ella se veía sumamente concentrada en su labor.
En la frente de Ren pudieron ver una arruga, él estaba frunciendo el ceño, por fin retomando la conciencia.
Se acostumbró unos segundos a la luz de la habitación y se sentó en la camilla, con dificultad y un poco de mareo siendo ayudado por la rubia.
— Daiki… ¿dónde está Sakura?
Tsunade estaba aliviada de que Ren despertara, pues si bien no había estado herido gravemente, cuando lo había examinado había notado que una enfermedad lo estaba consumiendo, ella predecía que no le quedaba mucho tiempo y pensó que no tendría que seguir luchando por su vida, hasta que el tercer Mizukage le comentó de que Ren tenía una nieta que ahora era huérfana. Tsunade comprendió instantáneamente que todo se debía a la pequeña criatura llamada Sakura Haruno.
Daiki, por su parte, sabía que Ren iba a despertar, pero también sabía de su enfermedad y le pidió el favor a Tsunade Senju, la nieta del primer Hokage de Konohagakure y la mejor médico ninja del mundo shinobi, examinarlo a él y curar a los heridos de la guerra. Ella accedió rápidamente y tomó un par de días en llegar, acelerando su paso lo más que podía. Ellos eran cercanos entre sí y se apoyaban siempre que podían.
— No te preocupes, Sakura está durmiendo y siendo cuidada por enfermeras, en el cuarto del frente — Ren suspiró aliviado ante la respuesta de Daiki —, pensé que la querrías cerca.
Entonces el rostro de Ren cambió a uno serio y vio a Tsunade.
— ¿Cuánto tiempo crees que me quede? — la rubia se mordió el labio inferior y desvió la mirada.
— No más de cinco o seis meses. Hubiese podido intentar encontrar una cura, pero la enfermedad esta terriblemente avanzada y tus órganos ya empezaron a pudrirse, así la encontrara hoy, no ayudaría de nada…
Ren bajó la mirada al igual que Daiki y Tsunade. Ellos últimos dos sabían que a Ren no le importaba estar cerca de su muerte, sino el dejar a su nieta sola. El Haruno entonces levantó su vista a la enfermera, que había dejado una bandeja en el velador del lado de su cama.
— ¿Podrías traer a Sakura, por favor?
Ella asintió y volvió con la pequeña bebe de cabellos rosados.
Él la sostuvo entre sus brazos apoyando su espalda en el respaldar de la cama. Su mano empezó a acariciar el cabello de su nieta.
— Despertó el Shinkirō.
Daiki y Tsunade lo miraron con los ojos completamente abiertos desmesuradamente. El Mizukage fue el primero en replicar.
— ¿Qué? Eso es imposible, ella apenas y tiene un mes de nacimiento.
— Yo tampoco creí que fuera posible, pero lo hizo cuando me enfrente a Madara, luego de la muerte de Satoshi…
Cerró los ojos con pesar, luego los volvió a abrir mirándolos con una mirada firme e irrefutable.
— Necesito que me ayuden.
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Ren Haruno había vivido más de lo necesario.
Él había logrado extender su muerte once meses después de la muerte de su familia. A Sakura le faltaban tan solo unas semanas para cumplir el año, sin embargo, su abuelo no pudo resistir más, se encontraba en su lecho de muerte.
Ojeras grandes cubrían su rostro, su piel estaba demasiado pálida y sus labios completamente secos y cuarteados, además de que le costaba respirar. Su cabello tenía infinitas canas y se caía poco a poco. Esos últimos meses había tenido varias recaídas y problemas respiratorios, además de que no podía hacer esfuerzo, ni el más mínimo como caminar por la aldea. Se encontraban Tsunade, el Mizukage y Sakura en los brazos de la esposa del yondaime. No había que ser médico para saber que eran sus últimas horas de vida.
Daiki se encontraba frunciendo el ceño consternado, Tsunade estaba viéndolo con una expresión de pena pura y Sakura, como prediciendo todo, estaba llorando y con sus minúsculas manos intentaba alcanzar a su abuelo.
— Daiki, gracias por todo — sonrió Ren con los ojos casi cerrados y arrastrando las palabras — Tsunade, no sabes cuánto te lo agradezco.
— No tienes qué, yo veo algo especial en tu nieta.
Ren entonces miró a su nieta, que lo estaba viendo con lágrimas cayendo por todo su rostro ahora rojo de tanto lloriquear.
El Haruno se sentía tranquilo de que por lo menos ella iba a estar bien, la había dejado en buenas manos. Se quedaría con la familia del Mizukage. La esposa de Daiki era infértil y había aceptado encantada de ocuparse de aquel precioso bebé, además de que le tenía muchísimo aprecio a Ren por cuidar siempre de su esposo. La mujer se sentía en deuda con él de cierta forma.
Ren podía descansar en paz sabiendo que Sakura estaría bien.
¿Lo estaría, verdad?
Pudo escuchar una fuerte explosión justo cuando iba a cerrar sus ojos. Escuchaba los gritos de Tsunade y el tercer Mizukage, el llanto de Sakura y su última imagen fue el Sharingan del asesino de su familia.
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6 años más tarde.
La niña permanecía con los ojos cerrados totalmente concentrada y con sus manos formando sellos a una velocidad increíble.
— Ōroraborearisu no jutsu — una brillante luz de diversos colores cegaron a su oponente haciendo que cerrara los ojos y pegara un ahogado grito.
Cuando pasó el ataque se encontró con la persona que había sido la responsable de cegarla, tardó unos minutos en que sus ojos se adaptaran a su nuevo. La rubia, que aún seguía tallándose los ojos, vio a la pelirrosa. Ésta se encontraba en el suelo respirando dificultosamente. Se veía muy agotada.
Tsunade sonrió. El sol ya se había puesto, todo el día habían estado practicando diferentes jutsus derivados de los cuatro elementos. La pelirrosa había logrado exitosamente a lo largo de su corta vida controlar solo dos de ellos y algunos de sus derivados. Con solo siete años ya controlaba el viento y el agua, más dos derivado que eran el hielo y la niebla. Además de que claro, dominaba perfectamente el taijutsu, seguía practicando el ninjutsu y era un genio en el arte del genjutsu.
Sin embargo, Tsunade había notado que Sakura tenía un talón de Aquiles.
Si bien ella tenía un asombroso control de chakra, gracias al Shinkirō podía dominar los cuatro elementos y derivados, y era inteligente para memorizar información, su resistencia se hacía presente en sus peleas por culpa de Shi, el bijū de diez colas. Los bijūs actuaban instintivamente protegiendo a los jinchūrikis. Sakura siempre se ponía al límite, haciendo que Shi no tardaba en hacer presencia y debilitar su chakra, para no exponerse al peligro. Por lo que Tsunade le recomendaba no gastar mucho chakra en ninjutsu. El Shinkirō por suerte no consumía mucho de su chakra, no como los demás dōjutsus, pero aun así le recomendaba usarlo como as bajo la manga. Se había dado cuenta que peleas prolongadas, la joven no resistía, a menos que se restrinja a solo usar taijutsu y genjutsu, o que use ninjutsu de moderado impacto. Tsunade lastimosamente, notó que la niña ya no necesitaba sus conocimientos, a pesar de contar con solo siete años. Entonces, ¡se le ocurrió una idea!
— Sakura, ¿has pensado en querer adquirir un poco de conocimiento en medicina? — la niña frunció el ceño confundida.
— Pero aún no controlo el elemento tierra ni el de viento. La rubia le sonrió.
— No lo haces ahora, pero lo lograrás. Los elementos no es algo en el que yo me especialice, dominas perfectamente el agua y el viento pues yo tengo conocimientos básicos en esos — puntualizó—. Sin embargo el fuego y la tierra no soy capaz de enseñarte.
Sakura se entristeció pues Tsunade tenía razón, ella ya no tenía nada más que enseñarle, por lo que tendría que buscar a un maestro que pueda controlar el fuego y la tierra o estudiar de pergaminos, más no lo mostró, seguía con su rostro indiferente.
Aun así, Tsunade era capaz de leer a Sakura y podía palpar su tristeza.
— No he terminado, mocosa — sonrió la rubia divertida —. Puedo enseñarte como ser una medic-nin. La pelirrosa negó con la cabeza.
— Eso significaría que pelear sería mi última opción, pues ellos cuentan más como un apoyo. Ellos velan por la seguridad del equipo…
— Efectivamente, para un medic-nin, el poder del ataque debe pasar a segundo plano. Hay tres reglas básicas de un medic-nin. Regla uno: el ninja médico jamás dejará de curar a sus compañeros mientras sigan respirando. Regla dos: el ninja médico jamás podrá entrar en combate. Y la regla tres: el ninja médico siempre será el último en morir — Sakura iba a replicar, pero Tsunade se le adelantó con una fina sonrisa en sus labios —. Sin embargo, hay una regla más en tu caso… solo aquellos que han despertado el Shinkirō y poseen un perfecto control del chakra están autorizados a romper las tres reglas anteriores.
Sakura pensó en aquella propuesta.
De acuerdo, sin duda podía ser de gran ayuda aquello durante las peleas. Pero también sabía que la medicina era algo extenso, le tomaría años y no podría enfocarse en dominar la tierra y el fuego.
Aun así… — De acuerdo. Tsunade asintió. Ella quería pasar el mayor tiempo que podía antes de tener que irse a varias aldeas a buscar ciertas hierbas medicinales. Ninguna de las dos mencionaría que la pelirrosa solo había aceptado puesto que no quería alejarse de la rubia, que era su única compañía actualmente…
¿Qué les pareció chicos? Bueno, quiero dejar unas cosas en claro.
Llevo trabajando en esta historia exactamente un mes, no tengo más de tres capítulos y los iré subiendo poco a poco, porque si no dejaría la historia abandonada por un buen tiempo. Y no quiero abandonar esta vez.
Yo ya formaba parte de esta página hace dos años, escribí una historia y me emocioné demasiado cuando volví a abrir mi cuenta y vi que tenía 26 reviews por tan solo tres capítulos, en serio, me puse a llorar de felicidad y de tristeza también, porque no continué la historia y me dolió.
Así que esta vez voy a tomarlo seriamente. ¡Esta vez es una promesa! No pienso abandonar esta historia.
Ahora, mi segundo punto.
Quisiera interactuar mucho con ustedes, que me den ideas o sugerencias de lo que les gustaría leer, pues esta historia es tanto mía como suya, ¡muchos cerebros funcionan mejor que solo uno!
Déjenme en sus reviews las respuestas de las siguientes preguntas 3 también me gustaría saber si le atinan a algunos datos y, ¡a lo mejor puedo llegar a hacer especiales!
— ¿Cómo crees o como te gustaría que será la personalidad de Sakura?
— ¿Cómo conocerá a Kakashi-sensei, Sasuke y a Naruto?
— ¿Cómo ellos reaccionarán al conocerla?
— ¿Cómo se murió el tercer Mizukage?
— ¿Por qué Tsunade la cuida? Planeo hacer que Tsunade viaje mucho a diferentes aldeas, ¿por qué creen que será así?
Gracias por leer, chicos. ¡Hasta la próxima y coman todos sus vegetales!
OnceUponASasusaku off.
