I. MANO AMIGA?
El sol reflejaba sus tonalidades rojizas sobre aquel hermoso lago señal de la aproximación del ocaso. El verano estaba por comenzar y con ello las ansiadas vacaciones trayendo felicidad a algunos, aunque para otros significase el cierre de un ciclo dando por finalizada su educación mágica. Lord Voldemort finalmente había caído y con él su era de horror y muerte; por fin se podía respirar un aire de esperanza e incluso era posible planear un futuro sin el temor de ser aprendido o asesinado en cualquier momento.
Una pareja se encontraba desde hacia tiempo diariamente en ese sitio alejado del escrutinio de sus compañeros, ocultos por la vegetación convirtiéndolo en "Su Lugar", donde podían profesarse todo el amor que se tenían lejos de las miradas curiosas e incluso morbosas de algunos.
Se trataba nada más y nada menos de Draco Malfoy, hijo único del mortífago arrepentido Lucius Malfoy y Narcisa Black, y Hermione Granger, descendiente de muggles y que en antaño formara parte del famosísimo "trío dorado".
¿En que momento los insultos pasaron a ser frases de amor? Ni si quiera ellos mismos lo sabían, lo que si tenían claro era que ese sentimiento que había nacido como una rivalidad en sus primeros años de escuela, con el tiempo se volvió atracción y mas tarde….AMOR.
Hermione se encontraba sentada leyendo uno de sus libros sobre el pasto, recargada en el hueco de aquel roble el cual había sido mudo testigo de su historia de amor. De vez en vez levantaba la mirada en dirección al sendero esperando que él apareciese. Poco después se escucho el ruido de las pisadas sobre la hojarasca, su cara se ilumino al comprobar que se trataba del dueño de su corazón. El joven rubio se dirigió hacia la chica con cara de fastidio dejándose caer junto a ella recostándose en su regazo para que jugara con su pelo.
- ¿Te encuentras bien?
- Si, no te preocupes, solo estoy un poco cansado, la "cacatúa" de McGonagall me hizo limpiar los baños del primer piso sin usar magia- Hermione frunció el seño en desaprobación por el adjetivo que le brindara a la nueva directora pero su novio la ignoro completamente.
- ¿Ese fue el castigo?
- ¡¿Querías más?! – se incorporo con cara de incredulidad, ella le sonrió incitándolo para que volviera a costarse
- Pues la verdad después de ver su cara, yo pensé que fácilmente te expulsaría, además recuerda que ya te lo había advertido que no tenías permitido reincidir
- Si, pero Snapeabogo por mi y solo me castigo. Además de doscientos puntos que le resto a Slytherin, pero no te preocupes los recuperare en clase de pociones.
- Eso no lo dudo. Aunque creo que deberías aprender a controlar un poco tú…carácter Draco, no puedes ir peleándote con todo mundo solo porque se me acercan
- Es que Mckeyn no solo se te acercó, si no que te vio, ¡¿Es que no te fijaste que casi te desnudo con la mirada?!
- Eso no es cierto. Él solo me abordo para pedirme los apuntes de Aritmancia por que no pudo asistir a clase…
- ¡Pretextos!….hay "Cosa"… eres taaannn ingenua… ¿Qué no te das cuenta que ese es el cuento mas viejo que existe para acercarse a una chica? – Draco se incorporo totalmente buscando en su mirada la respuesta, y viendo la incredulidad en su cara no dudo ni un segundo. Su "chica" podría ser la bruja mas inteligente del colegio, que contase con una mente ágil para resolver problemas en tiempo record, pero de flirteo no sabia nada y en eso él, Draco Malfoy, era un experto.
- Lo que sucede es que tu vez "moros con tranchetes" donde quiera, como tu haz utilizado todos esos trucos para incrementar tu larga lista de conquistas, crees que todos los chicos se acercan a mi solo con la firme intención de ligarme y no es así. Te recuerdo que existe algo llamado amistad.
- Amistad, si como no…amistad mis nalgas que…. Permíteme decirte una de las verdades mas reales que existen sobre la faz de la tierra: Entre un hombre y una mujer NO existe la "amistad" – Hermione sintió que toda la sangre subía a su cabeza ¡¿que la amistad no existía?!
-De donde haz sacado semejante tarugada…entonces el cariño que existe entre Harry, Ron y yo ¿Que es? ¿Una orgía?
- ¿Me creerías si te dijera que yo siempre tuve mis dudas?
-Malfoy….- al ver su cara de disgusto y escuchando que volvía a llamarlo por su apellido, Draco corrigió de inmediato.
- Estoy bromeando, claro que lo de ustedes es una "sana y verdadera amistad"- agrego con un tono irónico que no paso desapercibido por la castaña.
- Deberías controlar tus celos, sabes perfectamente que son infundados. Yo jamás y escúchame bien JAMAS te traicionaría
- De eso no me cabe la menor duda. El problema no eres tu "Cosa", si no toda esa bola de calenturientos que no pierden la oportunidad de tratar de ligarte. Es que acaso no les entra en la cabeza que…- se fue acercando de forma lenta y pausada pegando su cuerpo completamente al de ella para enterrar su nariz en los hermosos rizos para olerlos -nadie más que yo puede besarte- sintió la respiración de su novio a escaso centímetros de su cara, aquello era tan sensual que Hermione no pudo evitar un estremecimiento. De forma inconsciente cerro lo ojos mientras el joven reclamaba sus labios en forma enérgica pero dulce, ella los entreabrió permitiendo que la calida y húmeda lengua de su novio recorriera cada centímetro de su boca. De forma pausada sus labios se movían contra los del otro sin apuro alguno, descubriendo los misterios de la boca del otro, envueltos en una erótica danza. Draco abandono sus labios y con besos cortos siguió la línea de su mandíbula para llegar a su cuello recorriéndolo por completo mientras lo besaba y mordía suavemente hablándole apenas en susurros –nadie mas que yo puede abrazarte… tocarte…. y……que tu cuerpo solo responde ante mis caricias - sus diestras manos recorrían su cuerpo arrancándole suspiros de placer que le aceleraban la sangre. Ella llevo una de sus manos al pecho del rubio acariciando el perfecto torso y la otra la hundió en su rubia cabellera a la altura de su nuca masajeándola con la punta de sus dedos, esa simple caricia basto para encenderlo sintiendo como cierta parte de su anatomía despertaba.
- Draco... no – su voz fue un murmullo casi inaudible. El rubio bajo su mano por sus caderas hasta donde terminaba su falda y comenzó a subirla por encima de sus muslos acariciándole la piel. Podía sentir la suavidad de aquellas piernas con la punta de sus yemas deseoso de llegar a la "tierra prometida" pero para su frustración, la castaña detuvo su avance.
- No… ¿Qué…?- El joven estaba demasiado ansioso y excitado. Sabía que tenía que continuar sin permitir que su novia pensara, su maldita racionalidad siempre había sido un obstáculo. Con cada caricia la chica sentía que sus defensas comenzaban a flaquear experimentando un escalofrió que recorría su cuerpo subiendo por su espalda para luego bajar nuevamente hasta su vientre causándole un calor que solo él era capaz de proporcionarle. Lo deseaba, pero una parte de su conciencia le indicaba que no debía y sin embargo el enorme placer que esas hábiles manos le brindaban hacía tambalear sus principios.
- Amor…. Detente- La mano del rubio se coló por entre los pliegues de su blusa, desabotonándola de manera experta dejando expuesto los senos de la chica solo cubiertos por un sujetador blanco de algodón. Aquella mano tomo posesión de su seno arrancándole un sensual gemido a su dueña –Draco… por…favor……para- Hermione sentía que su cuerpo respondía ante su llamado ansioso por sentir más y sin darse cuenta su mano tomó vida propia posándose en forma atrevida sobre la anatomía del rubio notando su creciente erección arrancándole un gruñido de placer. ¡Por Merlín! Sentía que sus pantalones iban a explotar con solo ese pequeño roce.
- Vamos…"cosa"…yo… sé… que… lo disfrutas…tu cuerpo… me lo dice-Draco se aventuro a bajar, besando la línea del escote hasta llegar al hermoso seno. Lo beso pobre la prenda sintiendo como el pezón de la chica se erguía muestra de su excitación. Hermione sentía la lengua y los labios del chico sobre su cuerpo invadiéndola de un fuego abrasador que arrasaba con su cordura.
- Amor….-La castaña sentía como su cuerpo respondía sin que pudiera evitarlo. Apenas podía hablar presa de sensaciones demasiado intensas. Era como si las palabras que salían de sus labios no tuvieran nada que ver con lo que hacía su cuerpo, el cual se convulsionaba en oleadas de placer - nos… van… a ver
- Que… importa- El rubio no le daba tregua, su mano subía y bajaba por la pierna de la chica mientras que sus labios iban de un seno a otro. Hermione pudo percibir como su pantaleta se humedecía sintiéndose desfallecer; pero una chispa de lucidez llego a su mente y sin pensarlo dos veces se safo como pudo del "pulpo" en que se había convertido su novio y se levanto presurosa.
- Pero a mí si me importa – le reclamo agitada. Tomo su varita y arreglo su ropa. Su respiración estaba acelerada, su cabello se encontraba revuelto y sus mejillas sonrojadas muestras de su excitación y a Draco le pareció sencillamente irresistible.
- Hermione….linda….por favor…. No me puedes dejar así….- El rubio estaba demasiado excitado sintiendo como sus pantalones y su ropa interior soportaba una presión que punzaba dentro, recordándole perfectamente su total erección.
- Pues date un baño – se alejo presurosa rumbo al castillo. Cada vez le costaba mas controlarse ante las atrevidas caricias de su novio. De seguir así, terminaría cediendo ante su insistencia.
-¡MALDITA SEA!- draco se sintió frustrado. No se explicaba como es que ella conseguía rechazarlo de esa manera. Le parecía extraño que a pesar de estar tanto tiempo juntos aun no consiguiera llevársela a la cama.
Se sabia de memoria el discurso sobre valores, familia, sexo y religión que la chica le había recitado tantas veces, pero ¿Cuántas con ideas de ese tipo no había conseguido persuadir de lo contrario? El se consideraba diestro en el arte del convencimiento, muchas chicas habían sucumbido irremediablemente ante sus besos y caricias haciéndolas presa fácil de sus instintos.
Por eso no entendía como con Hermione Granger no hubiese conseguido su propósito; la quería, de eso no había duda, ella se había metido dentro de su mente y su corazón sin que él pudiese hacer nada para evitarlo.
Le gustaba la forma en que la castaña lo trataba haciéndolo sentir importante, especial…amado. Y no es que las otras no se hubieran esmerado por retenerlo utilizando todas sus armas femeninas elevando su vanidad al máximo, pero con Hermione era todo diferente por que ella hacia despertar en él una mezcla de ternura y deseo.
Hermione era una mujer perfeccionista y apasionada, ponía un singular entusiasmo en todo lo que hacia, por lo que su relación no era la excepción. Siempre se mostraba cariñosa y dulce, pendiente de todo cuanto le pasaba o le afectaba. Cuando su relación se hizo publica lo defendió con la fiereza de una leona protectora no solo ante sus amigos y compañeros si no ante toda la comunidad mágica defendiendo con uñas y dientes su amor y su derecho a estar con él. Durante el juicio que se le llevo a cabo por su implicación en la muerte de Dumbledore le dio su apoyo incondicional animándolo sin flaquear ni un instante.
Para Draco era gratificante tener no solo una compañera con la que combatir ratos de fogosidad, si no con la que también podía discutir cualquier tipo de tema (ya que por lo regular las chicas de su edad solo pensaban en frivolidades) ella siempre estaba informada de casi todo lo que acontecía por lo que se enfrascaban en apasionadas discusiones mostrando cada quien su punto de vista de este u otro tema. No siempre concordaban pero por lo regular esos enfrentamientos terminaban en intensas sesiones de besos y caricias que los hacían olvidar cualquier altercado que pudieran tener.
En resumen…su novia era inteligente, culta, encantadora, tierna y dulce además de hermosa. A pesar de su fuerte carácter, emanaba una sensualidad y un ardor bastante llamativos. También estaba el hecho que al ser su novia la hacía más apetecible ante la comunidad masculina. Hecho que descubrió en una ocasión ya que cumpliendo con sus deberes de prefecto, por casualidad escucho una conversación entre unos alumnos de Hufflepuff y Ravenclaw donde se referían a lo "encamable" que se había vuelto Hermione; haciendo una descripción bastante obscena el cuerpo de su novia. Esto por supuesto lo enfureció por lo que arremetió contra ese par de estupidos que no tenían ningún respeto por las mujeres ajenas pero… ¿Acaso él lo tuvo alguna vez? Aunque claro, eso era enteramente distinto.
Jamás puso objeción a la hora de seducir a una chica con la única intención de llevársela a la cama. Nunca le importo si tenía novio o no, solo contaba él y su satisfacción así que cuando se cansaba simplemente la cambiaba por otra como quien cambia de calcetines sin pensar nunca en los sentimientos de los demás. Para él todas las chicas eran iguales, remilgosas al principio, pero complacientes al final. Se sentía orgulloso de sus dotes de "Don Juan" ya que ninguna a la que le hubiera hechado el ojo se le había resistido. Pero cuando Hermione estuvo en su mira recibió el rechazo inmediato, esto por supuesto hizo que la castaña se volviera un desafió por demás apetecible. Esa leona se rendiría ante él y de eso estaba seguro.
Pero para su pesar con Hermione seria muy diferente. Jamás permitió que nadie se sobrepasara con ella; aun recordaba la cara de DavisBurbage (con el que la castaña salio un tiempo) cuando se le ocurrió excederse con ella; no hizo falta que sus amigotes la defendieran, el pobre de Burbage tuvo que pasar dos días en la enfermería recuperándose de la maldición (así como del golpe en sus partes nobles) que la joven bruja le propino.
Aunque con él todo era diferente por que ella lo amaba, de eso no tenia la menor duda (no cualquiera arriesgaría todo, incluyendo su vida, por alguien si no fuera así) Había conseguido enamorarla a tal punto que la castaña permitía ser abrazada, besada y acariciada sin riesgo de terminar en la enfermería; incluso había conseguido que le dejara tocarle sus bien formados senos; con lo que supuso estaba aun paso de conseguir lo que anhelaba pero se equivoco, Hermione no consintió por ningún motivo que llegara a mas. Y es que ella tenía el firme propósito de jamás permitir tal atrevimiento a nadie que no fuese su esposo, por que solo a él y pera él se entregaría entera y completa de cuerpo y alma.
Y ahí estaba Draco viéndola alejarse por el sendero preguntándose como diablos había aguantado aquello por tanto tiempo sin explotar. Miro su entrepierna percatándose del enorme bulto que rugía por salir por lo que muy a su pesar tendría que seguir el consejo de la castaña…darse un buen baño…otra vez….una pequeña voz en su mente sentencio…"Mano amiga, tradición que obliga"- ¡Oh cállate!
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Hola, espero que les guste esta historia, es una comedia ligera con el único propósito de entretener, no habrá mortífagos, marcas, solo los demonios internos del joven mago, pero con eso tendrá mas que suficiente pueden creerlo.
Nos leemos en el proximo.
Rastaban Black
