Uno: ¿Quién es esa chica fantasma?
Poke-Universo DP. Ciudad Lavanda, Zona Añil, La Unión.
Las cosas han cambiado mucho. De haber acontecimientos francamente sobrenaturales antes de que se creara el reino de La Unión, cuya capital es la reformada Ciudad Paleta, todo el mundo disfruta algo de paz. Ya casi nadie se acuerda de qué fue exactamente lo que ocurrió en La Gran Amenaza, aquel suceso que ocasionó la creación del reino y la Familia Real, ¿pero qué más da? Ahora todos son felices y nadie en el mundo tiene de qué preocuparse… ¿o sí?
—Muy bien, niña, será mejor que hagas lo que digo o todos sufrirán las consecuencias. ¿Quieres eso en tu conciencia, acaso?
Sobre la antigua y tradicional Ciudad Lavanda, las cosas no han cambiado mucho a pesar del nuevo gobierno que rige a todas las zonas. Esa pequeña ciudad sigue siendo blanco de algunos ataques… extraordinarios. Pero por fortuna, hay alguien que puede hacerse cargo de ellos.
—Mira, no dejaré que le hagas daño a nadie. Así que mejor vete de una vez.
Quienes discuten son dos seres que no pueden considerarse "personas", pues mientras disparan frases a diestra y siniestra atraviesan paredes, vuelan por los aires, se hacen invisibles y de paso, también disparan rayos de ectoplasma. Sí, son dos fantasmas, aunque no se crea.
—No quiero pelear, créeme —dijo uno de los fantasmas, que en realidad, era "una": una mujer alta, delgada y cubierta de pies a cabeza con una capa dorada de bordes plateados, cuya capucha le cubre el rostro, dejando traslucir únicamente un par de círculos blancos que bien son sus ojos o el reflejo de unos anteojos —Pero debes escucharme. Esto es de vida o muerte.
—¡Nada de eso! ¿Qué le hiciste a Law? —grita con rabia otra fantasma, pero más joven y llamativa. Lleva un traje negro con bordes, guantes y botas blancas, al igual que su cabello, y unos ojos inusualmente rosados, casi rojos. Ante éstos, apoyándose en su nariz, unos anteojos de armazón negro. Completa la imagen un logotipo en su pecho de una G con una Q adentro —Hechicera Fantasma, ¡quiero saber!
La encapuchada se limita a ladear la cabeza, como si reflexionara, para acto seguido negar con un gesto seco.
—Lawrence Krause hizo un trato y no hay forma de romperlo —aclaró de manera calmada y la otra fantasma se sorprende al escuchar que su contrincante usa una voz en cierta forma… dulce —Así que mejor deja eso por la paz. Solamente vine a decirte que esto es definitivo. Nos veremos de nuevo… tal vez.
Y desapareció. La otra fantasma apretó los puños, descendió hasta un callejón solitario y mirando a ambos lados, inclinó la cabeza y cerró los ojos. Al instante, un par de anillos de luz recorrieron su cuerpo y dejaron ver a una chica común y corriente de catorce años, vistiendo una falda de mezclilla azul, tenis rosas, una blusa blanca con detalles en rosa y cabello corto, a la altura de los hombros, lacio y negro. Ante sus ojos de un suave tono rosado, se ven unos anteojos de armazón blanco que contrastan mucho con su cabello. La chica suspiró de cansancio y se apoyó en la pared antes de salir discretamente del callejón y encaminarse a un parque cercano, sintiéndose desdichada.
—¿Qué puedo hacer para convencerla? —se preguntó en voz alta, sin preocuparse en que alguien la escuchara —Necesito saber qué le hizo a Law…
Siguió su camino y pronto estuvo en el Parque Principal, buscando con la mirada a alguien en particular. Pronto encontró a la persona deseada; una chica morena, de largo cabello negro, ojos rojos y semblante alegre. Vestía mayormente de verde, lo que contrastaba con el color de sus ojos. Lo único que combinaba con éstos era la boina roja que lucía en la cabeza y la pequeña Palm que revisaba en esos momentos, de pie junto a la fuente central del parque.
—¡Bess! —llamó la chica de cabello negro y anteojos, alzando una mano.
La chica de larga melena retiró la vista de su Palm y la saludó con una sonrisa.
—¡Gathie, hola! Creí que no llegarías —comentó la recién llamada Bess, guardando su aparato —¿Qué te entretuvo esta vez?
—La Hechicera Fantasma —respondió Gathie escuetamente.
Bess no necesitó oír más. Sonrió de manera compasiva.
—¿Y no pudiste sacarle nada, verdad? —inquirió con timidez.
Gathie negó con la cabeza.
—Ánimo, seguramente averiguarás algo pronto. Después de todo, has pasado por cosas peores.
Gathie, con la mirada baja, se encogió de hombros.
—Sí, pero antes lograba comprender esas cosas peores. Y tenía a Law…
Ante eso, Bess lanzó un bufido.
—Gathie, sé que sonaré cruel, pero no puedes esperar a que todo se arregle así nada más. Si por ahora no encuentras respuestas de la manera convencional, prueba otra cosa. Pero deja de lamentarte. ¿Dónde quedó la Gathie King que conozco?
—No lo sé —musitó Gathie, triste —Juro que no lo sé.
Ante eso, Bess mejor se quedó callada.
—¡Gathie! —llamó entonces una voz y ambas chicas miraron hacia una de las entradas del parque. Un joven mayor que ellas, de cabello castaño, ojos azules, facciones agradables y en general de aspecto inteligente, se acercaba —¿Dónde has estado? Se supone que aún no puedes salir.
Gathie lanzó un suspiro de resignación mientras Bess sonreía divertida, aunque con discreción.
—Salí a caminar, Wall —se explicó, cuando el castaño llegó ante ella —Perdona, debí avisar. Pero como nadie estaba en casa…
—De acuerdo —la cortó Wall, mirándola con comprensión —Voy a la biblioteca, necesito unos libros para mi tarea de Ciencias, así que… Bess, ¿podrías acompañar a mi despistada hermanita a casa?
Bess asintió en el acto y luego que Wall le revolviera cariñosamente el cabello a Gathie, se alejó. La chica de anteojos volvió a suspirar.
—Francamente no lo entiendo —musitó, refiriéndose a Wall —Vamos, Bess.
La otra asintió y mientras salían del parque, sacó su Palm y se puso a revisar su correo electrónico con toda la calma del mundo. Estaba acostumbrada a hacerlo de esa forma, por lo que cualquiera que no la conociera se asombraba al verla caminar y mirar la pantalla del aparato al mismo tiempo con facilidad. Pronto llegaron a una sencilla casa de dos plantas ubicada en la esquina de las calles Lavender y Terror's Tower, que ostentaba un letrero enorme que decía "King's Works". Gathie subió los pocos escalones del porche, invitando a Bess a seguirla con un gesto de cabeza.
—Espero que papá no esté en casa —rogó Gathie en voz baja, abriendo la puerta —Siempre me pone en aprietos con uno de sus inventos…
Pero antes que acabara la frase, justo cuando atravesaba el umbral, se encontró con una red verdosa encima y Bess mirándola con nerviosismo.
—¡Ah, disculpa, Gathie! —se oyó que decía un hombre y pronto pudo verse a uno, alto y apuesto, de cabello castaño y ojos rosados, con una especie de uniforme blanco con un extraño hexágono rosado en la parte superior izquierda del pecho, que sostenía un control remoto —Supongo que la Trampa Antifantasmas con red King para entradas aún no está arreglada, aunque es raro… Tu madre la revisó hace poco.
Sonriendo con fingida calma, Gathie se libró de la red e hizo un gesto de mano para restarle importancia al incidente.
—No pasa nada, papá, cualquiera puede fallar —afirmó, dirigiéndose a la escalera —Bess y yo estaremos en mi habitación, ¡adiós!
Y antes que su padre dijera algo más, Gathie subió rápidamente la escalera, seguida de cerca por Bess.
—Tus padres se están concentrando mucho en hacer trampas últimamente, ¿no? —comentó Bess, guardándose de nuevo su Palm.
—Sí, no sabes cuánto —Gathie se dejó caer sobre la cama de su habitación luego de cerrar bien la puerta —Sobre todo después de lo de los Funerales de la Reina.…
Bess asintió en señal de comprensión y se sentó en el suelo, frente a Gathie.
—¿Y aún no sabes cómo fue? —inquirió, sabiendo de antemano la respuesta.
Gathie negó con la cabeza, más que frustrada. Aquel asunto no tenía para ella ni pies ni cabeza.
Todo había comenzado hacía casi ocho meses, con el accidente. Sus padres, muy interesados en los fantasmas, se la pasaban creando artefactos relacionados con ellos, y en una de ésas, crearon lo que ellos denominaron el Portal Fantasmal King, que se suponía podía llevarte a aquel universo alterno donde habitan esos seres. Pero Gathie, un día que se los mostraba a sus dos mejores amigos, decidió entrar dado que sus padres dijeron que no funcionaba, pero ya adentro, apretó el botón de encendido, hubo una explosión y… Gathie no volvió a ser la misma.
De pronto, su aspecto era diferente, podía hacerse invisible, atravesar objetos sólidos, disparar descargas roji–rosas de ectoplasma… Y varias cosas más que no vienen al caso. El punto era que Gathie King, una chica común y corriente a quien los fantasmas la tenían sin cuidado, ahora era mitad fantasma y se hacía llamar Gathie Queen. Era como si se hubiera convertido en una súper heroína de historieta, pero de una forma mucho más complicada: tenía que lidiar con sus nuevos poderes, poner a raya a los fantasmas locos que siempre resultaban atraídos por Ciudad Lavanda y además, sobrevivir a los problemas típicos de una chica que estudia la sección media en el Instituto Lavender. Simplemente era mucho para ella.
Al menos sus amigos lo hacían más sencillo, ayudándola a mantener su identidad secreta y encubriéndola cuando tenía que hacerse cargo de algún fantasma. Incluso había veces en que la ayudaban, puesto que de parte de Bess, siempre podía contar con una mente conocedora de tecnología que nadie creería posible en una chica que no tenía buenas calificaciones en Ciencias y Matemáticas. Bess Vaugham era así, solamente buena en lo que le interesaba, pero a pesar de eso, sumamente leal.
Lo mismo pasaba con el mejor amigo de las chicas, un rubio de ojos color azul grisáceo claro que por azares del destino, era lo que él mismo denominaba "gélido": siempre vestía de gris, lo que curiosamente, acentuaba el color de sus ojos. Era un chico extraño para la mayoría de las personas, pues tenía ideas demasiado radicales y siempre andaba en pro de la naturaleza. Su personalidad era tajante y fría, al menos con la gente que él consideraba "superficial". Con Bess y Gathie era todo lo contrario y de hecho, podría decirse que era "cálido" con ellas. Con sus amigas, y en especial con Gathie (aunque no lo admitiera ni siquiera ante sí mismo), Lawrence Krause no mostraba ni rastro de su personalidad glacial.
Pero ahora, Gathie solamente tenía contacto con la parte gélida de Lawrence… O Law, como solía llamarlo. Precisamente hacía dos semanas, Ciudad Lavanda organizó un desfile grandioso para la ceremonia de los Funerales de la Reina, la conmemoración del fallecimiento de la primera reina de La Unión. Como había sido una persona en extremo bondadosa y siempre al pendiente de sus súbditos, éstos le rinden homenaje aún después de muerta y los Funerales consistían en un desfile en la ciudad de La Unión que se elegía con meses de anticipación y varias actividades que se dedicaban a recordar a la reina. Pero ese año, que Ciudad Lavanda fue la elegida, las cosas se complicaron.
Hubo un ataque fantasma en pleno desfile, el cual iniciaba siempre con un carro alegórico que mostraba el retrato de la fallecida reina. Quien atacaba era una fantasma un tanto peculiar, de traje negro con bordes, guantes y botas blancas, al igual que su cabello largo sujeto en una coleta, y tras unos anteojos de armazón negro mostraba unos helados ojos azules. En su pecho ostentaba un símbolo que consistía en una G con una Q adentro, cosa que pocos notaron. Y una de esos pocos fue precisamente Gathie, quien contempló al fantasma con horror al tiempo que iba a un sitio libre de gente y se transformaba para detenerla.
—¡Tú! —había exclamado en cuanto la tuvo cerca —¿No se supone que ya no…?
—¿Existo? —completó la fantasma, sonriendo malévolamente —Pues al parecer no hiciste bien tu trabajo, Ágatha…
Gathie hizo una mueca. ¿Qué manía tenían los fantasmas más malvados en llamarla por su nombre completo? Porque así era como se llamaba en realidad, Ágatha.
—Será mejor que dejes a la gente en paz —advirtió Gathie, apretando los puños, que se iluminaron con una luz rosa rojiza —Sabes que no puedes conmigo.
—Pero ahora no seré tan tonta como para hacerlo del modo agresivo —aquella fantasma sonrió aún más y sacando una pequeña esfera que parecía de cristal y rellena de un tenue humo negro, observó a su alrededor y luego de contemplar a los asustados humanos en el suelo, lanzó la esfera —Espero que la Hechicera Fantasma haya hecho bien su trabajo —musitó antes de desvanecerse.
Gathie no comprendió qué sucedía ni cuando la esfera se estrelló en su cabeza, rompiéndose en pedazos y rodeándola de aquel humo negro. Lo último que recordó antes de desplomarse fue una voz llamándola con angustia.
—¡Gathie!
Despertó al día siguiente, en el Hospital Lavender. Sus padres y su hermano la rodeaban, queriendo saber cómo había pasado todo, pero lo extraño fue cuando Law y Bess la visitaron, ya que lo primero que hizo fue mirar atentamente al rubio y preguntar.
—¿Quién… quién eres tú?
Sí, al parecer, había olvidado por completo a Law y todo lo que tenía que ver con él. Ya había pasado antes, cuando un fantasma llamado Hakém que cumplía deseos le cumplió a Law el de que Gathie nunca la hubiera conocido, luego que ambos discutieron. Pero esto era completamente diferente, pues Gathie recordaba pasajes de su vida en la que se veía conversando, riendo e incluso peleando con el aire, y cuando intentaba recordar más allá, le dolía la cabeza enormemente y desistía en su propósito.
Incluso había olvidado que solían llamarla Gathie, así que durante un par de días, todos a su alrededor tuvieron que llamarla Ágatha, pero entre más transcurría el tiempo, Gathie no mejoraba. Se ponía cada vez más débil e incluso, como descubrió poco después, sus poderes fantasmales iban disminuyendo poco a poco. Cuando Bess le contó lo ocurrido en los Funerales de la Reina, logró recordar a la fantasma que la atacó y se preguntó qué ganaba su futuro con que olvidara a una sola persona.
Sí, aquella fantasma que la había atacado se hacía llamar Gathe Queen y era el futuro malvado de Gathie. Al parecer, en unos años, cierto acontecimiento trágico haría que la joven King se hiciera mala, haciéndola olvidar su mitad humana y dedicándose a atormentar a todos aquellos a los que un día protegió. Pero gracias a los Observadores, espíritus que vigilaban el flujo de los sucesos, Gathie había podido cambiar ese futuro que le esperaba si todo seguía como iba… o al menos eso creyó.
Ahora resultaba que Gathe no había desaparecido por completo, lo que significaba que algo ocurriría que la convertiría en ella. Ése era uno de los peores temores de Gathie y necesitaba saber qué tenía de especial Law para que Gathe hubiera querido que lo olvidara. Pero aquello fue peor, pues entre más intentaba recordar, más débil se sentía. Llegó un momento en que los doctores estuvieron sumamente pesimistas respecto a su condición y advirtieron a los King de que se prepararan para lo peor.
Fue un día que Law fue a verla, con expresión extrañamente resignada, que intuyó que algo grave había ocurrido. Observó que Law la veía con una mirada un tanto peculiar, y mientras hablaba, intentó pensar qué le pasaría.
—¿No recuerdas porqué te decimos Gathie, verdad? —preguntó en primer lugar.
Gathie negó con la cabeza, extrañada.
—Fue cuando nos conocimos —contó Law, y sonrió con añoranza, pero también con tristeza —Recuerdo que chocamos el primer día de clases en el instituto, yo era nuevo allí y tiré tus anteojos. Los recogí justo antes que los pisara y te los entregué. Pero antes de ponértelos, intentaste leer la solapa que traía en la camisa y únicamente distinguías las primeras letras de mi nombre… Law…
Gathie frunció el ceño, queriendo saber a dónde quería llegar el chico.
—Yo te aclaré que no me llamaba Law, sino Lawrence, y fue cuando te colocaste los anteojos y sonreíste a modo de disculpa. Cuando te pregunté tu nombre, no me contestaste enseguida, parecía que te habías puesto nerviosa, pero enseguida noté que tu solapa decía Ágatha. Pero como tartamudeabas un poco, bromeé diciendo que lo dejáramos en Gathie. Y me alejé de allí sin saber que nos veríamos de nuevo en clase.
Así que eso era. Todo el mundo la llamaba Gathie por la broma de aquel muchacho, ¿pero porqué? ¿Acaso él era en cierta forma… especial?
—Desde entonces, tú eres Gathie y yo soy Law —el joven sonrió un poco más, pero seguía mostrando tristeza en el gesto —Pero casi nadie lo sabe. Prometimos no contarlo, sería nuestro secreto. Pero de nada valió, ¿verdad? Ya no lo recuerdas.
Gathie no sabía qué pensar, así que dejó que Law siguiera con su relato.
—Y de hecho, tengo otro secreto qué contarte —Law se acercó a ella, posándole una mano en la mejilla. Gathie sintió un extraño cosquilleo con ese contacto, pero no sabía la razón. Sin embargo, la sensación se le hizo curiosamente familiar —Solamente que para ése, prefiero las acciones.
Y sonriendo de nuevo con una tristeza infinita, se le acercó y la besó. Gathie se quedó impactada, sin saber qué hacer, hasta que por alguna razón, cerró los ojos y se dedicó nada más a sentir. Y cuando se dio cuenta, se había desmayado, para despertar poco después como si nada hubiera pasado.
—¿Y Law? —se preguntó en voz alta, sobresaltando a alguien en la habitación, que dormitaba en una silla cercana a la puerta —¿Wall? —inquirió.
—¿Ágatha? —el castaño despertó y la miró atentamente, sorprendido —¡Vaya, te ves como nueva! Llamaré al doctor, espera aquí.
Y dicho y hecho, Wall regresó al poco tiempo con no uno, sino varios doctores, que tras revisar a la joven King por horas, declararon que estaba en perfectas condiciones. Incluso pudieron ver que la extraña amnesia selectiva que la afectaba había desaparecido, pues se extrañó bastante de que todo el mundo la llamara Ágatha.
—Soy Gathie —les dijo a sus padres cuando finalmente pudo verlos —Ya estoy bien, ya lo recuerdo.
Sin embargo, al salir del hospital y regresar a casa, esperando ansiosa que Bess y Law la visitaran, se llevó una desagradable sorpresa. Bess fue a verla, feliz de cerciorarse que ya estaba bien, pero Law no se apareció por allí. Y cuando finalmente lo vio en el instituto y lo saludó, sintió como un balde de agua fría le cayera encima al oírlo dirigirse a Bess y preguntar.
—Oye, ¿quién es ella?
Ni valía la pena preguntarle si de verdad estuvo en el hospital y la había besado, pensó Gathie con desilusión. Ahora era Law quien no la recordaba, y para él era un asunto sin importancia. Ni siquiera le importó que ahora lo llamaran Lawrence, pues no recordaba que lo hubieran llamado de otra forma. Y Gathie pensó que lo del hospital, si había sido real, tenía mucho qué ver con lo que le pasaba a su amigo ahora.
La única pista que tenía era la de la Hechicera Fantasma, que le había oído mencionar a Gathe Queen. A cuanto fantasma encontraba, le preguntaba por ella, pero ninguno le daba razón de su paradero. Si acaso logró un dato relevante de Brad Matthews, (viejo amigo de su padre que también era mitad fantasma por accidente y que le hacía la vida imposible de vez en cuando) a quien se encontró como Brad Mortius (su aspecto fantasma). Él aseguró que la Hechicera Fantasma no traía nada bueno.
—Es una bruja —había declarado Brad con desprecio —Hace hechizos por pedido. Pero por cada uno, cobra el precio que según ella es justo. Así que si tu futuro le pidió un favor, ten por seguro que le salió muy caro.
Y Gathie no pudo conseguir más hasta ese día, que vio a la Hechicera Fantasma en persona. Pero la frustración se apoderó de ella al enterarse que Law había hecho un trato con ella y que dicho trato era irrompible. Si lo que le había dicho Brad era cierto, Law había pagado un precio por ese trato, ¿no había podido ser bien sus recuerdos con Gathie? Pero para pagar tal precio, ¿cuál había sido el trato entre su amigo y la Hechicera Fantasma, en primer lugar?
—No sé porqué, pero tengo que averiguar qué fue lo que Law pactó —musitó Gathie entonces, regresando al presente —¿Porqué de pronto me olvidó?
Bess no dijo nada, se limitó a inclinar la cabeza, pensativa. Ese inusual silencio de parte de su amiga alertó a Gathie.
—Tú no sabrás nada, ¿verdad? —le preguntó.
—No, ¿cómo crees? —se apresuró a decir Bess, sonriendo nerviosamente —Si supiera algo, te lo habría dicho. Después de todo, cuando se olvidó de ti, Law casi me olvidó de mí. Recuerda que lo conocí porque tú me lo presentaste.
Gathie asintió, no del todo convencida, y en eso alguien llamó a su puerta.
—Adelante —indicó.
Wall entró, cargando un par de libros bajo el brazo. Su mirada azulada era seria en extremo y eso a Bess no le dio buena espina.
—Gathie, tenemos qué hablar —indicó el chico de pronto.
Gathie se enderezó y observó a su hermano mayor con extrañeza.
—¿Qué pasa? —quiso saber.
—Bess, no le dijiste, ¿cierto? —Wall ignoró a su hermana, frunciendo el ceño cuando miró a la amiga de ésta.
—Claro que no, nos lo prohibieron —le recordó Bess, incómoda. Diciendo eso, se estaba delatando, pero no le importó.
—¿De qué estar hablando? —se intrigó Gathie.
Wall suspiró y tomando una silla cercana, tomó asiento frente a Gathie.
—Law supo que la Hechicera Fantasma tenía que ver con eso que te pasaba y propuso ir a la Zona Fantasma —comenzó Wall sin rodeos. Después de todo, se había enterado del secreto de Gathie desde hacía mucho —Como no podíamos dejarlo ir solo y necesitaba a alguien que supiera manejar la tecnología de los King, Bess y yo lo acompañamos. Luego de mucho buscar, logramos encontrar a la Hechicera, que no era ni por asomo como nos contaron los fantasmas que hallamos en el camino. Resultó una fantasma muy amable, aunque algo fría. Law fue quien más habló con ella
Wall tomó aire. Lo que seguía era lo más difícil.
—La Hechicera Fantasma fue clara al decirnos que la tal Gathe hizo un trato con ella a cambio de un hechizo que te afectara y le permitiera existir. No dijo más, pero a Law le bastó para hacer una contraoferta. Quería saber si había un contrahechizo y estaba dispuesto a pagar el precio.
Gathie se llevó una mano a la boca, impactada.
—La Hechicera se puso bastante necia —intervino de repente Bess, apenada —Dijo que una vez que daba un hechizo, no podía revertirlo. Entonces Law no soportó más y dijo…
---Inicio de Remembranza---
—Entonces no le importa que sus hechizos hagan daño, ¿verdad?
La Zona Fantasma, un vacío lúgubre y de brillos verdosos por todas partes, albergaba toda clase de viviendas, puertas a otros sitios y un sinnúmero de fantasmas de todo tipo. En una sencilla casa, era donde Law, Bess y Wall habían encontrado a la Hechicera Fantasma, aquel ser que hacía hechizos como favores, los cuales cobraba a un precio que según ella, era el justo. Pero las palabras de Law en aquel momento parecieron hacerla reflexionar.
—Lo que se haga con mi hechizo ya no es mi asunto —declaró la Hechicera, meneando la cabeza —Yo lo realizo tal como me lo piden y listo. Si me pagan el precio, lo demás no depende de mí.
Law la miró con furia. Bess y Wall se mantenían al margen, intentando encontrar algún argumento que pudiera servir para conmover a aquel ser que parecía de piedra.
—Si no tienen más que decirme, les agradecería que se fueran —dijo la Hechicera Fantasma, dispuesta a retirarse —Este sitio no es para mortales.
—¡Espere! —gritó Law, desesperado —Por favor, tiene que haber una forma…
La Hechicera ladeó la cabeza, pensativa, aunque los tres chicos no pudieron deducir nada de ese gesto pues la capucha de una larga capa dorada con bordes plateados le cubría el rostro. De pronto, extendió una mano y apareció flotando en ella una especie de laptop.
—Consultaré mis registros —avisó y abriendo la laptop fantasma, que emitía un leve brillo entre dorado y plateado, y tecleó a una velocidad impresionante para luego parar y decir —Aquí está: hechizo de amnesia selectiva solicitado por Gathe Queen para Ágatha Jane King, alias Gathie Queen. Según mis registros, el hechizo sirve para que la afectada olvide… lo que sea que la solicitante quiera, arrastrando con eso su paulatina muerte. Sí que es efectivo, ¿no? —agregó con cierto orgullo.
—Eso no importa, tiene que haber una forma de quitárselo a Gathie —insistió Law, tratando de mantener la poca calma que le quedaba.
La Hechicera Fantasma desvió su mirada hacia Law.
—Déjame dejar algo en claro —musitó la fantasma, cerrando su laptop y haciéndola desaparecer —Para ti, Ágatha Jane King… ¿quién es?
Law tragó saliva, cosa que tanto Bess como Wall notaron. ¿Acaso esa pregunta era difícil de contestar para el joven Krause?
—Mi mejor amiga —respondió Law en un susurro —La primera que tuve en Ciudad Lavanda y… alguien a quien quiero mucho.
En tanto la Hechicera Fantasma parecía meditar esa respuesta, Wall y Bess se miraron, impotentes. Si a ellos les afectaba que Gathie, al parecer, se estuviera muriendo, ¿cómo le estaría afectando a Law al grado de querer quitarle el hechizo a cualquier precio?
—Tal vez haya una forma —dijo por fin la Hechicera Fantasma —Pero en realidad, no creo que un mortal como tú tenga algo con qué pagarme.
—Sí, claro —ironizó Bess sin poder evitarlo —¡Law es rico!
—Las riquezas de los mortales no me interesan —aclaró la Hechicera con frialdad —Lo que suelo cobrarles a los que me piden un hechizo es algo de sí mismos. En el caso de Gathe Queen, por ponerles un ejemplo, el pago consistió en uno de sus poderes fantasmales. Lo bueno es que no supo cuál le quité, porque si lo hubiera notado antes de volver a su tiempo, habría venido a reclamarme.
A Law se le cayó el alma a los pies. ¿Qué podría tener él que le resultara valioso a la Hechicera Fantasma?
—Si hay algo que los mortales aprecian es su vida, sus recuerdos —comentó de pronto la fantasma —Así que eso me darás.
—¿Qué quiere decir con…? —susurró Law.
La Hechicera Fantasma rió suavemente, y para sorpresa de los chicos, no era una risa fría. Era una tierna y cálida, más propia de una mujer gentil que de una fantasma que cobra por sus favores.
—La única forma de que le quites el hechizo a tu amiga es que le reveles dos secretos como nadie se los ha contado: con palabras y con acciones. Sé que suena raro, pero de esa forma, la libras de mi hechizo y me pagas al mismo tiempo. Pues el pago es que tú sufras el hechizo en su lugar.
—Olvídelo —espetó Wall entonces, captando cabalmente lo que eso significaba —No estamos dispuestos a…
—De acuerdo —cortó Law, sonriendo tristemente para sorpresa de Bess y Wall.
—¿Estás loco? —le gritó Bess, desconcertada —Law, ¿de qué servirá todo esto si ahora serás tú quien olvide a Gathie?
—No sabemos qué quería Gathe que Gathie olvidara —le hizo ver Law sin borrar la sonrisa triste de su cara —Así que cabe la posibilidad de que yo no la olvide a ella. Por favor, Bess —rogó en un murmullo —Tengo que intentarlo. Por Gathie.
Bess no insistió. Por todo lo que lo conocía, sabía que Law era capaz de cualquier cosa por ayudar a Gathie. Incluso se había preguntado si Law no estaría…
—Si no hay más inconvenientes, podemos cerrar el trato —la Hechicera Fantasma había hecho aparecer un largo pergamino y una pluma de ave larga y transparente —Y ellos firmarán como testigos —añadió, señalando a Bess y Wall —con el compromiso de que no podrán contarle a nadie sobre esto sin sufrir consecuencias.
—¿De cuáles consecuencias estamos hablando? —quiso saber Wall.
La Hechicera Fantasma volvió a reír, igual de cálida y tierna que antes.
—Eso, Wallace Andrew King, se sabrá a su debido tiempo.
Wall se impresionó porque esa fantasma supiera su nombre completo, pero lo ignoró y no le quedó más remedio que firmar, sin antes leer cuidadosamente el contenido del pergamino. Bess, que firmó antes que él, lo miró con impaciencia.
—¿Tienes que hacer eso, Wall? Hay que irnos para que Law cumpla el trato.
—Espera —pidió Wall distraídamente —Casi termino.
Y en cuanto lo hizo, los tres se despidieron de la Hechicera Fantasma, subieron al vehículo King especial que habían usado para llegar ahí y se marcharon.
—¿De qué podría servir que leyeras todo eso? —quiso saber Bess, molesta.
Pero Wall se limitó a encogerse de hombros mientras llegaban al Portal Fantasmal King y lo atravesaban.
---Fin de Remembranza---
—¿Y te sirvió de algo?
Gathie había escuchado atentamente aquello y sentía que la tristeza y la impotencia crecían dentro de ella. ¿Porqué Law había hecho algo así por ella? ¿No podía hacer nada para regresarlo a la normalidad?
—Ahora que lo dices, leí algo que me llamó la atención —Wall se llevó una mano a la barbilla, pensativo —Si Law llegaba a recordarte por su cuenta, sin morir en el proceso, entonces el hechizo desaparecería definitivamente. Lo que pasa es que el efecto de muerte paulatina nada más se activa cuando intentas recordar lo que olvidaste. Quizá por eso Gathie casi muere, porque intentaba acordarse sin cesar de Law.
—No creí que en serio te sirviera leer ese pergamino —Bess estaba asombrada, pero luego su expresión cambió por una de absoluto terror —¿Y las consecuencias?
—A mí no me interesan —respondió Wall con indiferencia, poniéndose de pie —Mi hermanita me importa más que eso —le revolvió el cabello con cariño a Gathie —Aunque a veces no lo parezca —y sonriendo dulcemente, salió de la habitación.
—Tu hermano es único —sentenció Bess, impresionada —Ojalá Elijah fuera así.
Elijah era el hermano mayor de Bess, tenía un par de años más que Wall.
—Pero eso nos deja en las mismas —razonó Gathie, triste —¿Cómo hacer que Law me recuerde?
—¿De verdad te importa tanto? —se interesó Bess, sonriendo con aire divertido.
Gathie se sonrojó ligeramente, mirando por la ventana de su habitación.
—Hay algo que necesito preguntarle —se limitó a responderle a su amiga —Sobre qué pasó antes de que me olvidara.
Los rojos ojos de Bess se entrecerraron, pero se quedó callada. Quién sabe, igual y lo que se venía imaginando desde hace meses era una realidad.
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Espero que esta idea resulte, puesto que se me ocurrió anoche, cuando mi cerebro ya andaba medio dormido, jajaja. En realidad, es algo que he estado trabajando desde hace tiempo, dado que los días en que me gustaba Pokemon quedaron atrás, pero algunas cosas se me quedaron tan grabadas que por eso me surgió de pronto esa añoranza por la serie, y quise combinarla con otras creaciones que en los últimos tiempos me han llamado la atención. Quizá el primer capítulo sea un tanto extraño y sin sentido, pero al menos me sirvió para ver qué quiero presentar en esta historia. Además, la presentación de otros universos le dará sabor al asunto. Esperando que no consideren demasiado rara la idea, me despido. Cuídense y nos leemos pronto.
