.La flor Roja.
La
presión se acumulaba en su pecho, el saber que se estaba
engañando a sí mismo lo atormentaba. Draco Malfoy se
encontraba tumbado en la cama, pensando. No podía amarle,
estaba pasándolo mal por hacerlo. Sufría intensamente
por las noches por no poder hacer a aquella leona suya…por no poder
hacerle pasar magníficas tardes en compañía de
él, con sus caricias y besos, y su loca manera de quererle.
Pronto perdería el juicio si no dejaba de molestarlo aquel
montón de sentimientos mezclados, que humedecían sus
grises ojos tras cruzársela por los pasillos del colegio.
Ella, solo ella había logrado entristecerlo luego de haber
peleado y triunfado junto a otros en la guerra contra Lord Voldemort,
el verano pasado, en el que él se había unido a los
buenos. Tan solo ella. Era infeliz, a pesar de que debería
estar tranquilo ya que todo había terminado, y estaba así
por ocultar lo que sentía. Había intentado al menos
tres veces declarársele, pero no podía; la imagen
inexistente de los labios suaves y tentadores de su amada,
rechazándolo, simplemente lo derrumbaban por dentro y lo
limitaban a poder solamente retirarse, en vez de confesarle que la
quería más que a nadie en el mundo. Pero ya no lo
soportaba más, había pasado 6 años ocultando su
verdadero sentir, que fue aumentando más y más. Pero no
dejaría que pase un año más sin que ella sepa la
verdad. En ese mismo momento, iría al Gran Salón a
esperar a Hermione Granger luego de la cena, y se lo iva a decir.
Saltó
de la cama, y se vistió lentamente, pensando en como iva a
enfrentarse a la gryffindor. 'Nunca creí que me enamoraría
de alguien como ella…pero así fue. No lo comprendo…supongo
que ah sido al compartir tanto tiempo, y por que sin duda, esta
buena…El punto es que no pienso amargarme estas vacaciones de
invierno que acaban de comenzar, así que la enfrentaré,
y por más nervios que tenga, no voy a callarme esta vez…'
Malfoy salió de su Sala Común, y luego de eternos
minutos caminando, empezó a escuchar murmullos excitados cada
vez más fuerte, hasta que llegó al Gran Salón.
Se apoyo en la fría pared de piedra, junto a las puertas del
lugar, donde los alumnos deberían de estar comiendo
plácidamente, y miró su reloj de muñeca; aún
faltaba para que terminara el banquete.
Hermione
se encontraba charlando con sus amigos, Harry, Ron y Ginny, mientras
comía unas patatas fritas, que en verdad estaban exquisitas.
Había empezado muy bien sus vacaciones navideñas, en el
colegio, de su 7mo y último año en Hogwarts, ya que
todos sus amigos y muchos otros de su casa se habían quedado
allí. Pero había algo que no la dejaba vivir su paz y
tranquilidad en lo absoluto. Ese algo era Draco Malfoy.
Desde
comienzos de año, lo había visto con ojos
diferentes…había dejado de ver a aquél rubio con ojos
llenos de odio. Al distinguir en el expreso aquella cabellera rubia,
que pertenecía al rey de las serpientes, sintió un
escalofrío, seguido de una gran atracción. Ese cuerpo
trabajado que tenía el chico le había gustado.
Luego…durante el año, se había comportado diferente
con ella. Cuando se lo cruzaba en los pasillos, ella acompañada
de sus dos mejores amigos, el slytherin insultaba solamente a Harry y
a Ron…pero a ella, no, a ella simplemente la pasaba de largo,
únicamente lanzándole unas miradas…calidas, que había
sentido llenas de lujuria. No la había llamado sangresucia en
todo el año; algo extremadamente raro viniendo de un Malfoy.
Ese chico se había vuelto un problema para Hermione…por que
le empezaba a amar, ya que no solo no la molestaba…si no que
también la trataba de buen modo, y con cortesía. 'No
me puede gustar el hurón…pero no sirve, no sirve que me lo
prohíba…mi corazón no quiere cambiar su opinión
hacía él.'
-HERMIONEE!!-gritó Ron al oído de la castaña.
-Que…que
pasa Ronald Weasley?!-preguntó la muchacha, aturdida y
mareada.
Miró
a su alrededor, ya no había casi nadie más que ellos 4.
Las bandejas de plata que antes contenían montones de comida,
se encontraban vacías sobre las mesas. Solo algunos alumnos
estaban aún terminando su cena, entre todos ellos se
encontraban Crabbe y Goyle.
-Parece que tienes mucho en que pensar, verdad Hermione?-exclamó la pelirroja, divertida.
-Ya…vayámonos
de aquí, quieren? Y no hagan más preguntas…-advirtió
la castaña, con cara de pocos amigos.
Los
cuatro salieron de la sala, riendo y comentando sobre un tema al que
Hermione no le prestaba atención. Estaba hurgando en su mente,
en busca de algún defecto que tuviera Malfoy, pero de ninguno,
ni siquiera de su tremendo orgullo, se acordaba Hermione. Las
palabras que pasaban en su cabeza favorecían todas a Draco
Malfoy, hasta que se vieron interrumpidas cuando algo la tironeó
del brazo.
-Granger,
quiero hablarte un segundo-dijo una fría voz, que arrastraba
las palabras.
El
blondo en el que había estado pensando la leona hace unos
instantes, para sorpresa de ella, la sujetaba de su abrigo.
-Suéltala, Malfoy!-gritó Harry, apuntando al rubio ya con su varita.
-No,
deja, Harry…esta bien…vayan a la torre sin mi, luego los
alcanzo…-Hermione, al ver que sus amigos ivan a reprochar,
agregó-tengo la varita con migo…no se preocupen por
mi…váyanse ya…
Los
dos pelirrojos y el azabache se fueron, preocupados por su amiga.
-Si
le toca un solo pelo, se las va a ver con migo, el hurón!-murmuró
malhumorado Ron, quién recibió el apoyo de su hermana y
del moreno.
Hermione
volvió la cabeza al blondo, que la miraba con miedo.
-Que quieres, Malfoy?-preguntó la muchacha, fingiendo desgano. En verdad se moría de ganas de saber que es lo que quería el slytherin, y tenía la esperanza de que fuera lo que ella esperaba desde hace días.
-Confesarme, Granger-respondió Draco, con seriedad-no lo soporto más…
-De que rayos hablas?-le interrumpió Hermione, alterada, debido a la emoción que se había refugiado en ella al oír las palabras del blondo.
-Déjame
hablar! No me interrumpas!-gritó Malfoy-No lo soporto más,
Granger! Debo decírtelo! Tu…tu…tu me encantas! Me enamoré
de ti, no lo pude evitar! Tus movimientos, tu delicadeza al hacer
cada cosa, tu alegría y tu aroma a frutas, todo tu
cuerpo…SIMPLEMENTE TU!! NO PUDE CONTROLAR MIS SENTIMIENTOS, ME
ENAMORE DE TI!! Hermione Jane Granger…TU ME ENCANTAS!-los ojos del
muchacho se habían humedecido, y ella lo notó.
No
paraba de repetir que se había enamorado, y que ya no podía
contenerlo más. Hermione ya no lo escuchaba. Que el le digiera
todo eso eran ilusiones que ella tenía, jamás se
imagino que fuera verdad. Draco Malfoy, el chico que siempre la odio
y detesto, ahora se encontraba frente a ella, gritándole que
la amaba, al borde de la desesperación.
-Draco…Draco…cálmate..-Hermione
lo miraba, perpleja- DRACO ESCUCHA!
Este
último la miro. Estaba pálido, y algunas lágrimas
caían por su rostro. Hermione jamás lo había
visto así; pero no podía creerle, como podía ser
verdad que el, un sangrelimpia, amase a una sangresucia? Era algo que
uno no cree con facilidad, después de todo era Draco….Draco
Malfoy.
-Ya…ya me voy…se que tu respuesta es no…-dijo Draco, en un tono de voz casi inaudible.
-Draco…escúchame, yo….no se que pensar…porque lloras?-pregunto, con pena al rubio.
-Porque no debo amarte, Granger…que no lo entiendes?-exclamó el blondo,-soy un Malfoy. Si mi padre estuviera aquí…yo ya estaría muerto, jamás me perdonaría que amase a una…hija de muggles. Jamás…pero no pude evitarlo, y me siento humillado….mi padre me a criado así….
-Yo…Draco
yo…-Hermione tragó saliva; si todo era una broma del
slytherin, quedaría descubierto su amor por él-yo…mi
respuesta a tu amor es…Draco…se que no debería confiar en
ti, te sientes humillado de amarme…eso me duele…pero no puedo
negarme, se que pronto sentirás otra cosa…eso espero…-unas
lágrimas cayeron por el rostro de Hermione, al decir esas
palabras que tanto había guardado.
El
padre de Draco había muerto junto con su madre en la guerra
contra Lord Voldemort, algo que para el no significó mucho…
Este
último volteo sobre sus tobillos, para ver a su amada. Una
sonrisa se dibujó en su rostro…pero no cualquiera, una
cálida, reconfortante, una sonrisa que ofrecía
confianza y seguridad a la castaña. Sin pensarlo demasiado, la
abrazo. La abrazo con fuerza, amor…pasión, pero sin llegar a
la lujuria, y le susurró al oído: Te amo.
-Yo también…-respondió Hermione, pero luego de un segundo lo apartó, llorando-Draco…me siento…dolida…
-Hermione!-gritó el blondo, cogiéndola de las manos-yo te amo…
-Porque me trataste mal todos estos años? Sinceramente yo no…
-Porque
los opuestos se atraen, creí que ya lo sabías…-respondió
Malfoy, con una sonrisa en su rostro.-y por el echo de que Lucius aún
vivía…
Hermione
le respondió la sonrisa con otra, y volvió a abrazarlo.
Estuvieron con sus cuerpos juntos un buen rato, hasta que la
serpiente se separó.
-Es tarde…se preocuparan por ti….vamos, mañana tendremos otro encuentro…que te parece…todo el día? En los jardines? No nos separaremos y nos dedicaremos el día a nosotros….-sugirió Draco-no nos pueden ver juntos…debes entender que no nos hará bien a ninguno de los dos…
-Muy bien…hasta mañana…-Hermione se despidió de él robándole un corto beso en los labios, o al menos eso pretendió hacer, porque el blondo lo profundizo y lo lleno de pasión. Una vez que cada uno se iva por sus respectivos caminos, Hermione lo escuchó a Draco gritar un 'si' muy fuerte, y dejó que se posara en su rostro una amplia sonrisa. Al fin alguien la amaba…de verdad.
-Hermione me está preocupando…se está demorando mucho…-dijo preocupado Ron.
-Ya
vendrá…-lo tranquilizó Ginny.
En
ese momento, el orificio del retrato de la Dama Gorda dejó
pasar a una castaña, que tenía una sonrisa de felicidad
en su cara, y los ojos humedecidos.
-HERMIONEE!!-gritaron sus tres amigos, al unísono.
-Quee??!!-grito la castaña, que había despertado de sus pensamientos.
-Que
te a echo Malfoy??-chilló el pelirrojo-estás…estás…tonta!
En
respuesta, recibió un puño de su amiga en el brazo
izquierdo.
-No
me a echo nada Dra-digo Malfoy!! No me ah tocado un pelo!-respondió
la chica, tirándose en un sillón, frente al fuego. En
un instante reaccionó –Me as dicho tonta?! Mírate a
un espejo!!
No
podía evitar que esa sonrisa de felicidad se posara en sus
labios, por más enojo que tuviera con Ron o cualquier otro.
Miraba a la chimenea prendida, mientras sus amigos la observaban
preocupados en silencio, menos Ginny, que la miraba radiante de
alegría.
-Ah!
Hermione!-gritó repentinamente la pelirroja-como no me di
cuenta antes! Vamos a tu habitación y me cuentas todo!!-
Ginny, sin dejar que Hermione replicara algo, tironeó de su
abrigo y se la llevó a su habitación.
Echo
un hechizo a la puerta, y le dijo a su amiga que hablara en susurros,
por temor a que Harry y Ron pudiesen escuchar algo.
-Y Herms? Como fue tu primera vez? Son ciertos los rumores de que el es el mejor en todo Hogwarts?-empezó a preguntar la pelirroja, que no cabía en sí de emoción.
-De que hablas? Si aún conservo mi inocencia Ginn!-susurró la castaña.
-Que? Entonces solo se besaron apasionadamente, ah?-volvió a preguntar la menor de los Weasley.
-Y tu como sabes? Nos estabas espiando?-chilló Hermione, repentinamente enojada-les dije que se marcharan!!
-Baja la voz!-la calmó su amiga-no los espié...lo que pasa, Herms…es que yo sabía que amabas a Draco…una noche te escuche hablando con tigo misma, no lo pude evitar…-ginny, al ver que la castaña estaba a punto de estallar de ira, agregó-y sabía que Malfoy tampoco cabía en si de amor por tí…
-Ah si, y como no me contaste Ginn?-inquirió la leona.
-Pues…escúchame-pidió
la pelirroja al ver como su amiga se estaba decepcionando-me di
cuenta de que él moría por ti cuando lo escuché
ayer convenciéndose así mismo en un pasillo, irritado,
que no podía soportar más oculto lo que sentía,
y que debía decírtelo, y tu sabes que más…ahí
todas las piezas que había en mi cabeza encajaron…como te
miraba, porque no te molestaba…su trato hacia ti…tu sabes…y
como yo te había escuchado cuando confesabas que lo amabas al
aire…decidí guardar la sorpresa, segura de que el actuaría
en las próximas 48 horas…y si no era así…pues te lo
contaría…
Hermione
se tranquilizó, y se sumo a la emoción de su amiga.
-Me contarás todo ahora, Herms?
-Si!-gritó esta última, y luego empezó a relatar lo que había vivido-es maravilloso…en verdad me ama…cuando se lo propone, veo que puede ser muy romántico…en sus abrazos te llena de calor y seguridad, te sientes bien –dejó escapar un suspiro, seguido de uno de su amiga-y luego…quedamos para mañana…todo el día estaremos juntos…será maravilloso…
-Y el beso? Se lo dieron?-preguntó Ginny, llena de curiosidad.
-Ah!
El beso…si, claro que nos los dimos…yo me despedí de el
con un corto beso…y el lo profundizo…me embriagó el gusto
a menta…aún lo conservo…y su aroma…sus brazos
rodeándome…
Hermione
se dejó caer en la cama. Había pasado un día
genial…que fue terminado con su primer beso con Malfoy…un beso
lleno de experiencia y cariño. Al fin alguien la amaba de
verdad, y ese chico era, según los rumores, el muchacho con
más experiencia en todo Hogwarts. Las chicas que pasaron por
su cama dicen que jamás recibieron tanto placer en su vida.
Sería aquello verdad? Esperaba tener la oportunidad…
-Herms, veo que tienes mucho en que pensar…te dejo hacerlo tranquila, y cuando mañana vuelvas de tu cita, quiero que me cuentes como ah sido tu primera vez…-exclamó Ginny, con un aire divertido.
-GINNY!!-gritó
Hermione.
La
pelirroja pudo cerrar la puerta detrás de ella antes de que un
cojín lanzado por su amiga le llegara a la cara. Aunque la
castaña digiera que no quería perder su inocencia…eso
no era verdad. Quería comprobar si los rumores eran
ciertos…sumida en sus pensamientos, en los que estaba Malfoy…se
rindió ante el sueño y calló dormida. Soñó
que se besaba con Draco…y pasaba lo que tenía que pasar…
Hermione
abrió los ojos, y miró todo a su alrededor, recordando.
Su segundo día de vacaciones. Se incorporó, feliz de su
suerte, y se vistió lo mejor posible para su novio. Aún
le costaba creerlo….pero así era. Se sentó en la
cama, ya vestida, y miró su reloj. Las ocho y media! Malfoy ya
debería estar abajo…no…eran vacaciones…pero no tenía
sueño, así que en silencio, salió de la Sala
Común y se dirigió al Gran Salón.
Abrió
las puertas y entró en el salón, vacío,
silencioso…a excepción de un individuo en la mesa de las
serpientes…su amado.
-Hermione!!-gritó
Draco, corriendo hacía la chica.
Antes
de que ella pudiera decir algo, la saludo con un apasionado beso, en
el que ambos participaron con emoción.
-Ho…hola…Draco…-saludó la leona, perpleja.
-Te gusto mi saludo?-preguntó Malfoy, ignorando el comentario de la castaña.
-Decir
que me gusto…es poco…
El
rubio, al escuchar esas palabras, la "saludo" nuevamente.
Estuvieron así un buen rato, hasta que una voz que a la
castaña le sonó conocida los obligó a separarse,
asustados.
-Hola…-saludó Ginny-lamento interrumpirlos…continúen…
-Weasley!
Esto…-Malfoy se había puesto nervioso.
'Nos
a descubierto la pobre!!' pensó, furioso.
-Cariño…ya
lo sabe…-le siseó Hermione al oído a su novio.
Este
la miró, enojado.
-No
te enojes con ella,-intervino la pelirroja-yo los descubrí…cualquiera
con mente lo hubiera echo, si miraba como reaccionabas con la
presencia de ella en los pasillos, Malfoy…
Este
último se puso rojo como un tomate. Pronto los demás
alumnos llegaron para el desayuno, y la tranquilidad del lugar se
perdió, porque empezaron los gritos de alegría por el
comienzo de las vacaciones. Hermione no podía entablar
conversación con nadie; pensaba en lo bien que pasaría
su día en compañía de Malfoy, en los jardines
nevados…
Sería
estupendo. Se había sentado en su mesa, de forma que pudiera
ver a Draco, esperando alguna señal de este para salir fuera
del castillo y empezar su día juntos. A fines del desayuno, el
blondo se paró, mirando a Hermione, y salió del Gran
Salón.
Draco se apoyo sobre la fría pared de piedra, a esperar a Hermione. Pronto las puertas del Gran Salón se abrieron, para dejar paso a una alegre castaña, que buscó con la mirada al blondo, hasta encontrarlo. Fue hacia el, y lo abrazo; al fin eran libres para hacer lo que quisieran, lejos de los demás, de las clases…de todo lo que no fuera el otro. Los ojos grises del blondo expresaban emoción, tal como los castaños de la gryffindor.
-Vamos
ya?-preguntó Draco.
Hermione,
en respuesta, le dio un tierno beso en la mejilla. Ambos salieron a
los terrenos de Hogwarts…cubiertos por una fina capa de nieve,
brillante. Recorrieron todo, jugando entre ellos, haciéndose
bromas, Draco más que Hermione…eran felices. El tiempo
transcurría mientras ellos se pavoneaban por ahí,
frente al castillo. Pero pronto todo había terminado. Alumnos
comenzaron a salir del colegio, a recorrer los jardines, obligando al
slytherin y a la gryffindor alejarse más. Cuando llegaron a un
punto bastante lejano de todos los demás, el blondo tiró
a la castaña al suelo, con delicadeza, y se acostó
junto a ella. El tiempo había corrido como el viento en una
tormenta, ya era el atardecer. Ambos tenían hambre, porque
habían faltado al almuerzo y, llenos de emoción, no
había podido probar bocado en el desayuno, por lo que hicieron
aparecer algo de comida, que estaba exquisita. Ya habían
pasado toda una tarde juntos…y había sido la mejor de sus
vidas. El atardecer seguía avanzando, mientras los dos alumnos
lo contemplaban…al menos Hermione lo hacía, porque Draco la
contemplaba a ella. De un momento a otro, comenzó a
acariciarla y besarla. El aroma de ambos se confundió, creando
uno nuevo…mejor. Se sentían felices…no cambiarían
ese momento por ninguna otra cosa…ya oscurecía, y ellos aún
no terminaban, hasta que la leona cortó el beso.
-Draco??-preguntó.
-Si?-respondió este último.
-Mmm…nada-exclamó
Hermione, divertida, y rió.
Simplemente
le encantaba molestar a Malfoy.
-Fue un buen día…nada podría mejorarlo…a excepción de una cosa…-comentó el rubio
-Más besos?-preguntó Hermione, poniéndose arriba de el blondo.
-Además…
-Entonces que??
-Lo que podría mejorar este día…sería saber que así serán los próximos de estas vacaciones…
-Descuida…así
va a ser…
Y
Hermione no mentía. Así fueron todos los días…Ginny
se había encargado de la curiosidad que Harry y Ron sentían
por las largas ausencias de su amiga, diciéndoles que ella
estaba muy ocupada buscando cosas por los jardines, que pudieran
servirles para clase de pociones…y otras excusas más,
mientras Draco y la castaña desaparecían días
enteros, paseándose por el castillo, haciendo bromas y
besándose. Hasta que llegó la nochebuena, la víspera
de navidad.
Todos estaban reunidos en el Gran Salón, festejando alegremente, brindando y gritando. Faltaban diez minutos para las doce. Hermione reía y hablaba con sus amigos, echando rápidas miradas a Draco Malfoy, y este a ella. No podía esperar que fueran las doce. Su novio le había dicho que le daría dos regalos muy especiales esa noche, y que uno jamás lo olvidaría en toda su vida. Faltaban tan solo cinco minutos. Que podía ser aquél regalo tan especial? Debía ser algo muy importante…ella había intentado comprarle algo en Hogsmeade, pero él se lo había prohibido, y le había dicho que no hacía falta que le regalase algo. Faltaban 3 minutos. Habían acordado que no tomarían mucho alcohol, para no embriagarse y poder disfrutar de todo el festejo a pleno. Faltaba tan solo un minuto. La emoción se apoderó de ella, ya faltaban tan solo segundos para recibir aquello tan especial que su amado le había estado mencionando durante días. 5, 4, 3, 2, 1… YA ERA NAVIDAD!! Hermione pudo observar, entre todos los alumnos que se paraban a brindar, como Malfoy le hacía señas para que se retiraran ambos del Gran Salón, que estaba estallando de gente gritando y agitando copas.
-Buff…demasiado desorden allí adentro, verdad?-preguntó Hermione, una vez caminando hacia la Sala Común del slytherin.
-Si…-respondió Malfoy.
-Bien…ahora
repíteme…porque vamos a tu habitación?-preguntó
nuevamente la leona, entrando ya en el cuarto del blondo, vacío,
una vez que llegaron.
Se
sentó en la cama de dos plazas, la única cama que había
allí.
-Porque…aquí
estaremos más tranquilos…tengo una habitación para mi
solo, me la ah pedido mi padre antes de morir…y la sigo
conservando…
El
blondo se sentó junto a su novia para contemplarla en unos
instantes de silencio.
-Bien-exclamó
el rubio, -ahora te daré tu primer regalo…debo decirte que
es sencillo, pero significa mucho para mí. En ella solo esta
una milésima parte de lo que yo siento por ti…esta regalo te
dará confianza, seguridad cuando más lo necesites…si
está contigo, estaré yo allí también,
donde quiera que sea…es mágica…
Malfoy
sacó del interior de su abrigo una hermosa flor roja. Tenía
unos oscuros y rojos pétalos, con bordes dorados, y un tallo
que formaba espirales de color verde oscuro. Tenía un
exquisito aroma, y el interior era dorado…era una flor preciosa,
suave y romántica, por así decirlo. Draco se la colocó
a Hermione en el cabello, mientras ella sonreía, radiante de
felicidad.
-Te gusta?-preguntó Malfoy.
-Decir que me gusta es poco!-exclamó Hermione-muchas gracias, Draco…
-Perdona
que no sea tan hermosa como lo eres tu, pero es que no existe una
flor que alcance tu belleza-el blondo le puso un dedo en los labios a
la castaña, para que no hablara.-aún falta otro regalo,
el más importante de los dos.
Draco
Malfoy se recostó sobre ella, y comenzó a besarla
apasionada, pero tranquilamente a la vez. La chica hundía sus
manos en la cabellera rubia de Malfoy, mientras el recorría su
cuerpo con sus manos, en suaves y relajantes caricias. Empezó
a bajar, besándole su cuello, y le quitó todo el abrigo
que llevaba, hasta dejarla desnuda de la cadera hacía arriba.
Comenzó a masajearla, robándole suspiros y gemidos de
placer. Recorrió con sus suaves labios la piel de Hermione,
que se sentía como si fuera terciopelo al tocarla. Hermione
entonces entendió cual sería su regalo, algo
maravilloso; Draco la haría una mujer. El blondo la dejó
completamente desnuda, y la comenzó a rozar suavemente,
entregándole a Hermione un placer absoluto. El slytherin se
sacó la ropa, ayudado por la gryffindor. Ambos estaban
desnudos …entonces sucedió. Dolor. Hermione sintió
como el dolor se apoderaba de ella…luego, gracias a los excelentes
movimientos del chico, el placer la invadió. Ella le rogaba
que la penetrara más rápido. Jamás había
sentido algo parecido en la vida, era algo estupendo…los rumores
eran ciertos, el, seguramente debía de ser el mejor en todo el
colegio, y le estaba haciendo a ella el mejor regalo de navidad que
pudo haber recibido jamás….y pronto todo fue mejor, cuando
ambos llegaron a lo que tanto habían esperado.
La leona abrió los ojos, y se encontró rodeada de un brazo color cetrino. Era navidad, y despertaba aquella fría mañana luego de haber recibido su regalo, de parte de Malfoy. Levantó la mirada, y se encontró con unos plateados ojos mirándola. Se acurrucó contra el pecho de su novio, y este la recibió cálidamente.
-Gracias…-susurró Hermione.
-No podía hacer menos, pero vamos levántate que estás en mi habitación!-respondió Draco, con un deje de preocupación.
-Que??!!-bramó
Hermione.
La
chica se levantó con esfuerzo, y se vistió a toda
velocidad, tal como lo había echo su novio, que estaba
dispuesto a acompañarla al Gran Salón, para su
desayuno. Una vez vestidos, salieron de las mazmorras corriendo, sin
cuidado de que alguien los viera, ya que estaban todos en el
espectacular desayuno del colegio, por navidad. Una vez frente a las
grandes puertas del lugar donde todos los alumnos se reunían
para sus comidas, Malfoy la sujetó del brazo, antes de que la
castaña entrara en el salón.
-Hermione, puedo pedirte un favor?-preguntó el blondo.
-Seguro-respondió ella, con prisa por ver a sus amigos y disculparse con ellos, por haber faltado el día anterior al festejo, luego de las doce.
-Escucha…e
pensado un poco y yo creo que…-Malfoy tragó saliva-que lo
mejor es contar sobre nuestra relación. Será muy
difícil encontrarnos si no decimos nada, tendríamos que
hacerlo en lugares no muy agradables…yo prefiero tener un poco de
molestas personas alrededor y poder ser feliz contigo que tener que
estar descontento por donde tenemos que vernos.
Hermione
palideció, no quería que sus amigos supieran algo de
ello. Estaba segura que la llamarían traidora, y la dejarían
sola, completamente sola, a excepción de Ginny. Pero ella
quería mucho a Harry y a Ron, no quería perderlos.
-No, Draco, no…-respondió la castaña, con seriedad, ante la propuesta de su novio.
-Vamos, Herms, no estoy dispuesto a sufrir en desagradables lugares contigo,
-Y
yo no estoy dispuesta a perder mi amistad por tener encuentros con mi
novio en un lugar más limpio o más sucio!
No,
no y no. Supo que había dicho algo que ni siquiera pensaba,
algo que había sido un comentario del momento. Hubo un
silencio incómodo.
-Pensé que me amabas. Pero veo que te da igual si nos vemos en un armario de escobas o en frente de un lago. Ahora lo veo. Si no quieres enfrentarte a tus amigos porque sabes que los perderás…me decepciona. Si tus supuestos amigos se enfadan contigo, no son amigos de verdad…amigos verdaderos son de los que yo no tengo…son aquellos que aceptan tus decisiones sean cuales sean, mientras te hagan feliz.-dijo Malfoy, con un deje de tristeza, y sus ojos humedecidos- pero ya esta Hermione…
-No…Draco yo no…-comenzó a decir Hermione, pero Draco no se lo permitió.
-No…descuida…
No más esto de estar juntos, Hermione. No más, yo
no…quiero ser una molestia. No estoy dispuesto a besarme contigo en
un lugar sucio, apartado de todo. En cuanto empiecen las clases los
jardines ya no estarán despejados…mejor dejamos esto ahora,
Herms…por favor no llores…
Draco
secó unas lágrimas que caían por el penoso
rostro de la gryffindor. Giró sobre sus tobillos, y se fue al
Gran Salón, dejándola allí, sola y triste. La
leona no aguanto más, y empezó a llorar sin poder
contenerse. Era una tonta, había perdido a la única
persona que la había amado en toda su vida. Corrió a su
habitación, y se encerró en ella. Las lágrimas
brotaban de sus ojos con rapidez, y Hermione parecía un alma
en pena. Se quitó la flor roja de su pelo y la observó
por unos momentos. Recordó la noche anterior, cuando Malfoy se
la había regalado, provocando que más lágrimas
cayeran hasta el suelo de piedra. Abrió con brutalidad el
cajón de su mesita de luz, y arrojó en su interior la
flor, encerrándola ahí, para no volverla a sacar hasta
el momento de abandonar Hogwarts para siempre.
Tic, tac, tic, tac.
Ginny entró en la habitación de su amiga, que se encontraba llorando en su cama. Le acarició sus rizos, para llamarle la atención. Ella se volteó para ver quién había sido, con la esperanza de que fuera su amado, por lo que se desilusionó al ver a la pelirroja.
-Que
sucede, Herms?-preguntó Ginny, preocupada.
Hermione
no respondió, solo se abrazó a ella, desconsolada, para
poder llorar en su hombro.
-Ya Herms…cálmate…cuéntame que pasó…-le pidió Ginny, sin saber que podía estar ocurriendo.
-Draco…-a la castaña le costaba hablar, pero lo intentó- paso…lo que tenía que pasar…y….nos peleamos…y…-no pudo resistir más, y echo a llorar otra vez. Ginny la consolaba, pero sin mucho éxito.
Los
días pasaban, y Hermione empeoraba. No comía lo
suficiente, ni tampoco podía dormir en las noches. Extrañaba
demasiado las caricias de Draco…sus abrazos, sus besos
apasionados…y lo que más extrañaba, era su manera de
quererla a ella, sus mañas y bromas, su inteligencia y buen
sentido del humor…simplemente, lo extrañaba a él.
Lloraba noches enteras…extrañando su compañía,
y sabiendo que todo seguiría igual al día siguiente;
cercanos el uno al otro, pero con una barrera en medio que los
separaba. Pero si en verdad quería a sus amigos, tenía
que soportar y olvidarse de el.
Una
tarde, muy fría debido a una tormenta de nieve que había
fuera del castillo. Hermione pensaba…que debía estar
haciendo Malfoy ahora? Seguramente algo que no tenía nada que
ver con ella. Pero en verdad a Draco le estaba yendo peor que a
Hermione, sin la presencia de ella con el. La gryffindor recordó
la navidad que había tenido…sus mejores momentos los había
vivido ese día. Con ese recuerdo…vino el de la flor roja. No
la había vuelto a sacar desde entonces. Miró su mesita
de luz; allí estaba el cajón, aún cerrado,
guardando únicamente la flor, que seguramente ya estaría
marchita. Pero no era así. Lo abrió, y se encontró
con aquella flor roja, tan reluciente y viva como antes. El blondo
tenía razón, esa flor debía ser mágica.
Extendió su mano, y apenas la tocó, tuvo otro recuerdo,
mucho más importante, que había estado intentado evitar
desde que ocurrió. Recordó las palabras que Malfoy le
había dicho, respecto a sus amigos, Harry y Ron: "Si no
quieres enfrentarte a tus amigos porque sabes que los perderás…me
decepciona. Si tus supuestos amigos se enfadan contigo, no son amigos
de verdad…amigos verdaderos son de los que yo no tengo…son
aquellos que aceptan tus decisiones sean cuales sean, mientras te
hagan feliz". Ya sabía que tenía que hacer. El tenía
razón…Ron y Harry tenían que aceptar su romance con
Draco, si eran sus mejores amigos. Se colocó la flor en sus
cabellos, tal como se la había puesto Malfoy. Y salió
disparada al Gran Salón, donde todos deberían estar
comiendo el almuerzo. Por las ventanas, la gryffindor contemplaba la
nieve caer con fuerza. 'Vamos, Herms…tu puedes!!' Luego de unos
escasos minutos, la leona se encontraba frente a las grandes puertas
del Gran Salón, de donde provenían algunos gritos que
parecían de susto y murmullos excitados. A pesar de que se
escuchaban algunos gritos, estaba más silencioso de lo normal.
La muchacha comenzó a caminar a paso ligero hacía las
puertas, con las manos extendidas. Las abrió. Hermione entró
en el Gran Salón, y lo hizo con la flor roja en los cabellos,
dándole confianza, llenándola de seguridad. La multitud
de alumnos que se encontraba en el centro del lugar, volteó al
escuchar como Hermione gritaba:-Draco Malfoy y yo nos amamos!-Todos
cruzaron miradas, llenas de confusión, de tristeza y pena. La
castaña se encontraba parada frente a todos ellos, y pudo
distinguir el pelo color fuego de Ginny, que la miraba, llorando. El
gentío formo un camino para que Hermione pudiera pasar y ver
que es lo que sucedía. Ella, aún con pasos largos y
rápidos, se dirigió por aquel camino que le habían
echo, hasta llegar a donde todos dirigían sus miradas. La
chica palideció a la velocidad de un rayo, y se dejó
caer en sus rodillas, mientras sus lágrimas caían en el
suelo de piedra. Allí, tirado en el suelo, blanco y frío
como la nieve que rodeaba el castillo, con los labios algo azulados,
se encontraba Draco Malfoy, y cercano a él una copa con su
contenido derramado.
-Lo
han envenenado…alguien que sobrevivió en la guerra, de parte
de Lord Voldemort…se ah vengado por su traición,-comentó
Dumbledore, con un deje de tristeza en su voz.
Ya
no. Ya no volvería a escucharlo jamás. Ya no volvería
a sentir sus caricias, nunca más él la besaría.
Ya no estaría él para ofrecerle calor, para mejorar su
humor…ya no. Jamás volvería a ver su sonrisa, ni sus
grises ojos observándola. Ahora miraban al vacío. No
volvería a sentir su piel tocando la suya, ni sus labios
rozándola. Ya no había solución. Y había
desperdiciado tiempo, por una estúpida pelea. Hace tiempo, sin
saberlo, lo había besado por última vez. Las últimas
palabras que se habían dirigido provocaron dolor en el otro.
Su último encuentro había sido el peor. Y ahora no
tenía otra oportunidad. No, no, no. No habría otra
ocasión. No. No volvería a verlo vivo, nunca más,
jamás volvería a sentirlo con ella, ahora estaba sola
sin el. Nunca más escucharía un te amo de sus labios.
No. La flor se había marchitado. El corazón de Hermione
estaba parando, todo oscurecía. Cayó cobre Malfoy,
muerta, como la flor roja que aquella vez, se marchito.
Este fue mi primer One Shoot. Debo decir que hoy estuve algo aburrida XDD Me gustarían que dejen reviews con sus opiniones, así sabré que mejorar para el próximo. Miles de gracias
