Esto es una adaptación del fanfic Cool, de Hungegirrrl.
Cool
Isabella tenía 26 años, una cabellera morena, larga y ondulada. Su tez blanca combinaba perfecto con sus ojos achocolatados que no dejaban en claro su edad. Era una mujer con buen cuerpo, veterinaria exitosa, con dos hijas, Reneesme y Carlie, Reneesme era hija de ella y su ex-esposo Edward Cullen y Carlie era hija adoptiva de ambos.
Reneesme tenía cuatro años, mientras que su hermana tenía apenas unos tres.
Edward Cullen tenía 29 años, sus ojos verdes siempre se iluminaban al ver a sus dos chicas favoritas, a sus hijas Reneesme y Carlie. Su cabello era cobrizo al igual que el de su hija, tenía el cabello algo alborotado. Era bastante alto y atlético, con espalda ancha y un abdomen algo marcado. Era el mejor en su trabajo, arquitecto, esa era su pasión.
Ambos habían estado casados durante cinco años, pero llevaban diez de conocerse.
Esa semana, iba a ser la semana especial de la familia Cullen. Según el contrato de divorcio una semana al año, Edward y Bella tenían que estar juntos, sin importar el lugar, junto con sus hijas, conviviendo y sin discutir. Pero esta semana era diferente, esta semana Bella llevaba a Jacob y Edward llevaba a Tanya. Y sin importar la situación ambos acordaron que la decisión de llevar cada quien a su pareja era correcta.
Bella estaba en la cocina de la cabaña en la que solía escapar cuando era joven con su ex esposo.
-¿Estás bien?
Pregunto Jacob mientras abrazaba su cintura y sus labios buscaban su cuello. A Bella le encantaba ese contacto, los labios de Jacob siempre sabían que hacer pero en ese momento no parecían surtir mucho efecto.
-Sí, es solo que Edward me pone de nervios, es todo.
-¿Es eso? ¿O estás celosa de que venga con su novia?
Bella se separo rápidamente.
-No estoy celosa, Edward y yo estamos bien, todo está bien entre nosotros.
Bella había decidido que ese sería su nuevo mantra con referencia a su ex esposo y es que las últimas veces que se habían visto, las cosas no habían salido muy bien, había discusiones, reclamos del pasado e incluso discusiones que habían llegado a lo físico. Como la bofetada que Bella le dio cuando Edward sugirió que ella no era una buena madre.
-Bella relájate, solo será una semana, no puedes dejar que tus hijas te vean así o pensaran que pasa algo malo.
Bella asintió, le relajaba la idea de tener a Jacob ahí con ella por el simple hecho de que Jacob era su mejor sedante.
Edward tenía las manos tensas sobre el volante, manejando a una alta velocidad por la carretera, comenzaba a poner nerviosa a su novia.
-Ya quiero conocer a esas dos pequeñas, por las fotos que me has enseñado se que son hermosas, pero me imagino que en persona deben de ser dos princesas.
Edward sonrió un poco, el recuerdo de sus hijas siempre lo hacía sonreír, pero ver a Bella era todo un calvario, porque Edward sabía que una parte de él, por mas minúscula que fuera, seguía enamorado de ella.
-Las vas a adorar.
Respondió algo seco.
-Cariño ¿estás bien?
Tanya acaricio un poco su mejilla, tratando de tranquilizarlo. Tanya sabía que la historia de Peeta con Edward había sido algo intenso, por lo que ella tenía miedo pero prefería no externarlo, no quería ponerlo más tenso de lo que ya estaba.
-Amor, sé que cuando lleguemos tus hijas te recibirán de lo mejor y eso será más que suficiente para que estés tranquilo el resto de la semana.
Tanya desabrocho su cinturón de seguridad para poder besar la mejilla de Edward sin problemas. Edward sentía algo por Tanya, la quería definitivamente la quería y ver cómo sería con sus hijas sería la prueba final para saber si la amaba.
-Bella, se aproxima un auto debe ser él.
Bella se asomo por la ventana y Edward la vio de inmediato seguía siendo igual de hermosa que cuando la conoció.
Se aproximo con el auto, estacionando lo más lento que podía, temiendo lo peor. Bella esperaba en el porche con sus dos emocionadas hijas en cada lado y detrás de ella sosteniéndola de la cintura Jacob.
Edward bajo con sus gafas de sol puestas, le abrió la puerta a Tanya y tomo su mano, su mano era lo único que lo mantenía en tierra en esos momentos, ver a Bella con el moreno le había puesto el estomago al revés.
Bella lo miro por unos instantes y corrió a abrazarlo, oliendo de nuevo su aroma, sintiendo sus brazos de nuevo alrededor de su cintura. A veces le solía ser difícil recordar como era antes, pero ese abrazo le hizo recordar de inmediato a la chica flacucha de una sola trenza que solía ir a clases de cocina.
-Sigues igual que siempre.
Edward solo sonrió un poco, en realidad no era el mismo de siempre sin ella.
-Me gustaría presentarles a alguien.
Dijo Edward recordando que tenía a su novia a su lado. Rompió el abrazo y tomo a Tanya por la cintura.
-Mis dulces, me gustaría presentarles a alguien.
Las dos pequeñas se acercaron inseguras pero su madre las apoyaba mientras saludaba a Tanya.
-Mucho gusto Delly, he oído hablar mucho sobre ti.
Tanya relajo los hombros, al parecer sentía mucha presión por la aprobación de la ex de su novio y sus hijas. La madre de Tanya le había dicho que si una ex esposa no acepta a la pareja de su ex podría hacer hasta lo imposible para hacer que terminaran.
-Jacob, ya conoces a Edward.
Los dos hombres se saludaron con cierto recelo, casi sin mirarse, por el contrario de cuando saludo a Tanya.
-Bueno ¿Qué hacemos aquí? Prepare limonada. Pasemos.
Edward entro por la ancha puerta de la cabaña, observando a su alrededor podía notar que todo seguía igual que cuando se había ido. Cargo a sus dos hijas en sus brazos, besándolas y haciéndoles pequeños cariños, presentándolas con Tanya y observando a su novia ver como trataba a sus dos pequeños dulces.
Bella servía limonadas tratando de evitar la mirada de Edward a toda costa, observaba a Tanya con sus hijas y el cuadro que hacían los cuatro la ponía un poco celosa. Era su familia.
-Parece que Carlie necesita una siesta.
Bella usaba de excusa el pequeño bostezo que la pequeña había soltado, tomo a su hija en sus brazos casi arrebatándola de las manos de Tanya, Edward lo noto de inmediato.
-Nessie, tu también necesitas dormir.
-¿Ahora? Pero Tanya dice que trajo regalos.
Tanya miro sonriente a Bella, pero Bella no correspondió el gesto.
-Pues a menos que Tanya quiera escuchar alguna de tus rabietas o ella ponerte a dormir, no creo que sea la hora.
La cara de Tanya enrojeció de inmediato. Bella tomo a su otra hija de la mano y las llevo para ponerlas a dormir, primero a Carlie y luego a Reneesme.
-¿No te cae bien Tanya mamá?
-¿Qué dices?
Reneesme se giro un poco para verla mejor.
-La miras de manera muy extraña.
Bella se sorprendió de inmediato, si su pequeña y despistada hija había podido notar sus miradas de odio, no quería ni saber lo que Edward le diría.
-Es que estoy cansada dulce es todo.
Beso su frente y salió lentamente tratando de no despertarla pero una mano la detuvo y la acorralo contra la puerta.
-¿Qué demonios haces?
Pregunto Edward enojado.
-¿A qué te refieres?
Edward la miro burlón.
-Deja de hacerte la tonta, yo me aguanto a tu noviecito, te pido que al menos trates de ser educada con mi pareja.
-¿Por qué debería de hacerlo?
Edward soltó el brazo de Bella dejando su mano marcada en el.
-Por qué si no lo haces tomo a mis hijas y me largo de este maldito lugar.
Bella lo miro asustada y asintió.
-Lo siento, no me había dado cuenta de… de cómo la estaba tratando.
Edward se volvió sin siquiera mirarla y Bella camino avergonzada detrás de él.
-Ya se durmieron.
La voz de Edward sonaba tranquila en comparación de cómo se sentía, tener a Bella así de cerca, sentir su aliento tan cerca de sus labios, sentir su cuerpo contra el suyo de nuevo habían hecho que le doliera el pecho.
-¿Quieren una cerveza?
Pregunto Jacob levantándose de su asiento, los tres asintieron.
-¿Y cómo se conocieron?
Pregunto Bella tratando de sonar cortes.
-Bueno…
Dijo Tanya sonriendo – Nos conocimos en una exposición de arte, a los dos nos gustan los mismos artistas así que quedamos para cenar y desde ahí nos hemos hecho inseparables, en verdad Bella no sabes cuantas ganas tenía de conocer a tus pequeñas.
Bella sonreía lo mas diplomática que podía ¿EXPOSICION DE ARTE? Tontos. Pensó, a ella no le gustaban esas cosas.
-¿Y tu Bella como conociste a Jacob?
Pregunto Tanya al ver a Jacob entrando con las cervezas.
-En un partido de baloncesto. —Contesto Jacob sonriente mientras Bella le daba un pequeño sorbo a su cerveza—Los Celtics de Boston contra los Chicago Bulls. Se veía derrochadoramente sensual en su pequeña playera de un equipo tan malo.
Bella le dio un pequeño golpe. Bella siempre había sido fanática del baloncesto, aunque nunca lo hubiese podido jugar, ya que era algo torpe con los deportes, pero el baloncesto era una cosa que a Edward en realidad no le gustaba mucho.
-El traía una playera de los Celtics y en cuanto se me acerco metí la mano en mi bolsa para buscar mi gas pimienta.
Todos rieron al imaginar a Bella asustada.
-Me costó demasiado conseguir una cita con ella. Pero valió la pena.
Tomo su mano y le dio un pequeño beso en los labios.
La cabeza de Edward hervía y la mano de Tanya comenzaba a entumecerse debido al agarre de Edward.
-¿Y ustedes como se conocieron?
Pregunto Tanya a Bella y a Edward. Era claro que los dos se habían puesto más que nerviosos.
-Oh vamos Bella, es algo que nunca nos han contado.
Las mejillas de Bella se sonrojaron.
-Nos conocimos hace 10 años- respondió Bella.
-Aunque creo, que ya es un poco tarde para hablar de ello, tal vez otro día.
Respondió Edward, tratando de ayudar a Bella a evadir el tema.
Tanya asintió y Jacob miró a ambos con cierta cautela. La presencia de Edward también lo ponía nervioso a él.
Ambas parejas se despidieron y entraron a sus respectivas habitaciones.
Pasaron las horas, y Edward no podía pegar el ojo, a pesar de que le había encantado la idea de ver a sus hijas convivir con su nueva pareja, la imagen de ver a Jacob jugando con sus dulces, y con Bella, lo estaba volviendo loco.
Quito suavemente la mano de Tanya de su pecho, y se levanto para caminar un poco, en el pequeño muelle detrás de la cabaña.
Salió en silencio, y se quedo mirando unos minutos la ventana oscura de la habitación de Bella y Jacob, recordando y tratando de revivir todo aquello que habían pasado juntos.
Camino hasta el muelle y al acercarse hasta la orilla pudo distinguir la figura de Bella sentada frente al lago.
-¿No puedes dormir?
Bella se sobresalto un poco y lo miro divertida.
-No, a pesar de que estoy muy cansada.
Edward la observo unos minutos, seguía igual de hermosa que cuando eran jóvenes, la única diferencia era la pequeña cicatriz en la nariz de Bella, una cicatriz que se había hecho después del accidente… Edward sacudió la cabeza, no quería recordarlo.
-Las niñas se ven muy bien, se ve cuanto las quieres…
-Edward–lo interrumpió Bella –Lamento la manera en la que trate a Tanya hace un rato, es solo que verla con mi familia, me ha destornillado un poco.
Bella volteo la cara, y Edward sabía que era porque Bella odiaba pedir disculpas.
-Está bien, lamento haberte gritado. Te había prometido que no volvería a hacerlo.
Bella agacho la mirada y Edward la imito, la última vez que le había hablado de aquella manera, ella lo había abofeteado.
-Debo irme, no quiero que Jacob se despierte y no me encuentre.
Edward simplemente asintió y decidió no mirarla, sabía que si la miraba sentiría una puñalada en el corazón al saber que ella no le daría un beso de buenas noches.
A Bella le dolía esa indiferencia, pero al mismo tiempo la agradecía, no sabía si tendría fuerzas para rechazarlo o aceptarlo de nuevo.
Edward miro hacia la otra punta del lago, recordando todo lo que había pasado en aquel lugar, y en aquella cabaña…
