El universo de Undertale así como sus personajes le pertenecen a Toby Fox, yo solo soy una friki que le gusta jugar con los personajes y hacer malas interpretaciones de las personalidades de los mismos :)
Capítulo 1
Otro final feliz, los monstruos nuevamente saldrían de su prisión, y darían un primer y último vistazo al astro rey antes de que ella reseteara todo una vez más ¿Cuántas veces había hecho lo mismo? Frisk no estaba segura, pero debía ser la novena o décima vez que repetía el tiempo, que oía las mismas frases y reía con los mismo chistes, o al menos eso intentaba, los juegos de palabras habían dejado de tener gracia, y las palabras perdían el significado luego de escucharlas tantas veces, inclusive la vida y la muerte parecían presentársele como meros resultados de un juego enfermizo, en el cual su propia vida ya no tenía valor alguno y los monstruos eran como juguetes a su disposición. Ella no quería herirlos pero la curiosidad, peor aún, el aburrimiento llenaban su mente de interrogantes, preguntas que le revolvían el estómago y aceleraban su pulso ¿Qué pasaría si fuera desagradable con ellos? ¿Y si insultase a Papyrus? ¿Cómo sería pelear con Sans? ¿Qué sucedería si los eliminaba a todos y cada uno de ellos? Podía imaginarse a sí misma portando un cuchillo, sus manos ásperas por el polvo, dejando un camino de muerte a su paso… y se odiaba por tan solo plantearse esas cosas horribles, ellos eran sus amigos ¿Qué clase de demonio fantaseaba con rebanar a sus seres queridos en pedacitos? No era sorprendente que nadie en la superficie se preocupase por ella, y Frisk sabía que sí los monstruos tuviesen un poco de sentido común tampoco lo harían.
-… ¿Pero antes quizás quieras dar un paseo?- de repente la voz de Toriel la arrancó de sus cavilaciones, devolviendo a la niña a la realidad de forma abrupta. Frisk intentó escucharla con atención a pesar de que sabía de memoria lo que la guardiana de las ruinas iba decirle-Puedes despedirte de todos tus maravillosos amigos. Haz lo que desees, te esperaremos aquí-terminó de decir Toriel mirándola de una forma que hacía que se sintiera extraña, como si una enorme presión se extendiera por su pecho, la niña sabía que no merecía la calidez de los ojos de la ex reina, no merecía el apoyo de ninguno de sus amigos… si ellos supieran que no estarían en la superficie por más de unos minutos, si se enteraran de las cosas horrorosas que ella solía pensar, la odiarían y con justas razones.
Frisk se limitó a asentir, con una pequeña sonrisa que amenazaba con desmoronarse en cualquier instante y antes de que sus ojos se volvieran aún más vidriosos le dio la espalda a todos y atravesó la entrada hacia la sala del trono.
Fue el peor recorrido por el subsuelo que la niña recodase, había hablado con Mettaton, Napstablook y un par de personas más, pero había estado tan sumida en sus pensamientos que sentía que no había participado en ninguna conversación y los pocos diálogos que recordaba estaban difusos, como si los hubiese visto desde afuera, o a través de un vidrio empañado. Finalmente decidió ignorar a la mayoría de la gente y dejó que sus pies la llevasen hacía ningún lugar, y caminó, y caminó hasta que la nieve llegó a sus rodillas y ya no pudo avanzar con facilidad. Dio un rápido vistazo a su alrededor y se encontró rodeada de pinos incrustados en un fondo de impoluto blanco, todos exactamente iguales, sin ningún sendero visible, sin ninguna huella, ni siquiera un sonido ¡Maldición!, había estado tan distraída que no se había percatado de que se había adentrado en el bosque de Snowdin.
Intentó volver hacia atrás siguiendo sus pasos, pero la suave nevada que caía de forma intermítete había borrado cualquier rastro de la superficie del blanco manto que cubría el suelo. Desesperada giró su cabeza hacía todos los lados, intentando encontrar el camino, alguna cabaña, lo que sea, pero como ella nunca había entrado al bosque no pudo reconocer nada de lo que estaba viendo. Sin pensarlo comenzó a correr hacia ningún lado, atravesando los árboles que se multiplicaban a su alrededor. Sus pulmones dolían y su garganta escocía debido al frio, mucho más intenso y gélido del que había sentido nunca antes en Snowdin o en cualquier otro lado. Los arboles crecían tan juntos que no permitían a ningún rayo de sol colarse en su follaje, cubriendo todo el paisaje de sombras oscuras y tenebrosas. Sentía su rosto y manos arder por los arañazos producidos por las agujas de los pinos con los cuales chocaba y su vista se encontraba borrosa por las lágrimas demasiado frías como para deslizarse de sus ojos.
Demasiado asustada como para percatarse de nada, dio un mal paso tras el cual su pie se hundió profundamente en la nieve, logrando que su tobillo se doblara de forma brusca y antinatural. Cayó de cara a la nieve, demasiado impactada por el dolor punzante en su pie como para frenar la golpe con sus manos. La nieve penetró el tejido de su pulóver congelando queda parte de su ser, quemando su piel y helando su sangre. Con dificultad se incorporó, quedándose sentada, inmóvil, mientras intentaba mantenerse calmada. Debía encontrar una solución, ella había resuelto todas las dificultades que se le habían presentado en el Subsuelo ¿Verdad? Nunca había necesitado ayuda de nadie, ella solita se había hecho amiga de todos repetidas veces, pero esto era diferente. Frisk estaba perdida y eso no lo iba a poder solucionar sonriéndole a un árbol o contándole un chiste a un montículo de nieve.
El miedo que había estado reprimiendo hasta entonces de desencadenó, infectando su mente, aniquilando su capacidad de pensar, su esperanza. Las lágrimas comenzaron a correr sin pausa por sus mejillas, ella estaba sola, herida y nadie vendría a ayudarle.
-Wow, Frisk, que manera de correr-la niña paró su llanto de golpe, ella conocía esa voz a sus espaldas, despreocupada y simpática, y un poco… ¿jadeante? ¿Sans?-No puedes pretender que está pila de huesos flojos te siga el paso-continuó diciendo de forma risueña- ¿Frisk?-un poco de preocupación matizó la voz del esqueleto al ver que la niña seguía dándole la espalda en silencio.
En un segundo Frisk se levantó del suelo y corrió hacia él ignorando el dolor en su tobillo, y para sorpresa de ambos, envolvió a Sans en un fuerte abrazo hundiendo su cara en su campera. Sintió como los huesos de Sans se tensaban ante el súbito contacto, pero tras unos segundos él se había relajado lo suficiente para devolverle el abrazo.
-Vaya, ¿Está todo bien?-preguntó el esqueleto de forma nerviosa, él jamás había visto a la humana actuar de esta forma-¿Estás llorando?
-N-no sabía cómo volver…pensé-sollozó la niña con su rostro aún oculto en la campera de Sans-que…nunca…que nadie…
Frisk se encontró incapaz de seguir hablando sus dientes castañeaban demasiado como para decir algo coherente.
-Oh, te perdiste-la voz de Sans había sonado suave y rara, Frisk no pudo determinar por qué exactamente-Está bien Frisk, no te preocupes, voy a sacarte de acá….Tus labios están azules, eso no es normal en los humanos ¿Verdad?
La niña lo miró confundida demasiado ocupada en dejar de llorar como para contestarle al esqueleto y como ella todavía no lo había soltado, Sans podía sentir el pequeño cuerpo de Frisk temblando violentamente.
-¿Tienes frio?-al ver que la niña asentía se separó de ella, se quitó su abrigo y se lo tendió-Póntela, de verdad lo digo-añadió al ver que Frisk no aceptaba el abrigo.
-¿Y tuuú? ¿No vas a te tener fri-i-o?-logró articular Frisk a través de los temblores.
-Nah, yo no necesito el abrigo, mi piel es gruesa-le dijo con un guiño y sonrió complacido al ver que la niña dejaba escapar de sus labios una risita tímida-además le prometí a Toriel que cuidaría de ti, no puedo dejar que conviertas en un nice-cream humano.
Ante la insistencia de Sans, Frisk se puso la campera que predeciblemente le quedaba grande y que era, por fortuna, mucho más abrigada de lo que hubiese imaginado nunca. Al escuchar al esqueleto bufar divertido Frisk lo miró con una cara llena de interrogantes mientras se remangaba torpemente las mangas demasiadas largas.
-No me había dado cuenta de que eras tan pequeña-se explicó repentinamente serio- ¿Qué edad tienes?
-Eh…diez.
-¿Diez? Wow… A veces olvido que solo eres una niña-susurró Sans, Frisk no estaba segura de sí estaba hablando con ella o simplemente pensando en voz alta- ¿Lista para salir de aquí?-preguntó retomando el buen ánimo-espero que no te moleste que use un pequeño atajo-Frisk le sonrió como toda respuesta, y antes de darse cuenta ella y Sans se encontraban de nuevo en el sendero, cerca de donde había conocido a los esqueletos por primera vez.
Caminaron en silencio, la niña intentaba ignorar el dolor de su tobillo que aumentaba con cada paso que daba, ella no quería molestar aún más a Sans, ya había sido lo suficientemente estúpida para haberse perdido, no iba a dejarle saber que también se las había ingeniado para lastimarse. Con cuidado levantó su cabeza, no mucho, solo lo suficiente para mirar a su acompañante, y lo que Frisk vio no fue nada tranquilizador, Sans estaba…extraño, si bien su ojos estaban normales y no se habían vuelto negros como aquellas veces en el restaurant, había algo en su forma de sonreír tiesa, en su caminar mecánico, mirando la nada, que logró que la niña comenzara a sentirse incomoda. Él estaba molesto por algo, eso era evidente, pero ¿Por qué? ¿Estaba enojado con ella por haberse perdido? ¿Por su debilidad, que lo había, prácticamente, obligado a prestarle su campera? ¿Por qué ella no le había agradecido su ayuda?
-¿Sans?…g-gracias por ayudarme-dijo tímidamente intentando no tartamudear por los nervios.
Él sin dejar de caminar la miró extrañado y luego se encogió de hombros fingiendo despreocupación pero fallando miserablemente.
-No iba a dejarte sola en el medio del bosque-respondió cortante, demasiado cortante, a Frisk le recorrió un escalofrío que nada tenía que ver con el clima al escuchar la gelidez de su respuesta. Si antes había tenido dudas ahora estaba segura, Sans estaba molesto con ella.
Él caminó ignorando a la niña a su lado, la actitud de Frisk le resultaba extrañamente irritante y no estaba exactamente seguro del porqué, finalmente se dio cuenta que no era irritación, sino incomodidad y, en contra de su mejor juicio, preocupación. No era normal que alguien de la edad de la humana se comportase de forma tan temerosa, aunque tomando en cuenta que hace tan solo unos minutos la niña había estado perdida y llorando en el bosque de Snowdin quizás no fuera tan extraño que ella se encontrase tan desanimada y nerviosa.
En los siguientes metros Frisk se mantuvo totalmente callada, ya no iba a molestar más a Sans con sus tonterías, iba a limitarse a caminar lo más normalmente posible a pesar de que sentía la piel de su tobillo tirante y ardiendo. Se mantuvo un par de pasos atrás de Sans, incapaz de seguirle el paso, pero al menos, al estar a sus espaldas podía renguear e intentar caminar sin apoyar el pie. Intentó ser positiva, pero con cada paso que daba el dolor aumentaba y todavía le quedaba por recorrer la mayor parte del subsuelo. Cuando llego al segundo puesto de vigilancia, aquel construido por Papyrus, Frisk se encontró incapaz de seguir caminando, se desvió lo suficiente para poder apoyar su cuerpo en la casilla de madera mientras mantenía su pie en el aire, haciendo equilibrio para que no tocara el suelo. Dio un par de respiraciones profundas mientras su cuerpo temblaba un poco por el dolor y se dispuso a seguir caminando, pero tuvo tanta mala suerte que en ese momento, Sans, que ya estaba unos dos metros por delante de ella se giró a verla. Su rostro parecía confundido, sus ojos tenían la misma mirada extraña de antes, era ¿Preocupación? ¿Por qué él estaría preocupado por ella? Antes de que ella tuviera tiempo de pensar sobre ello, él ya se encontraba a su lado.
-Frisk ¿Estás bien?-le pregunto con cautela, la niña vio como sus ojos se enfocaban en el pie que ella mantenía en el aire-¿Por qué?...que…estás herida-Frisk se apresuró a negar con su cabeza, apoyó el pie en el suelo y dio un paso que le provocó un dolor tan atenazante que la hizo estremecerse y soltar un pequeño quejido.
-Es-estoy bien-dijo débilmente, sabiendo que ni ella misma se lo creía.
Sans la miró aún más confundido que antes, luego suspiró y la rodeó con uno de sus brazos, sosteniendo la mayor parte del peso de la niña.
-¿A dónde vamos?-preguntó Frisk al ver que no volvían al sendero, el esqueleto se limitó a llevarla dentro de la casilla en silencio.
-Siéntate-le ordenó amablemente señalando un taburete de madera.
Frisk obedeció en silencio, Sans estaba muy serio, él siempre (o casi siempre) estaba diciendo chistes despreocupadamente, pero estos últimos minutos había estado realmente raro y la niña tenía la fuerte sospecha que Sans era una de esas personas a las que uno realmente no quería hacer rabiar. Se encogió en su asiento con la mirada baja, cada vez más segura de que el esqueleto estaba molesto con ella.
-Eh…niña…relajate, no hay necesidad de poner esa cara…solo quiero ver tu pie-dijo con una sonrisa nerviosa, y el ceño fruncido, sin entender la actitud nerviosa de la humana.
Frisk sin decir nada se sacó su zapato y permitió que Sans palpara su tobillo con sus fríos y huesudos dedos.
-Puede que no sea un experto en anatomía humana, pero estoy bastante seguro de que tu tobillo derecho no debería estar a casi el doble de tamaño que el izquierdo, está muy hinchado, te duele ¿Verdad?-la niña asintió, se sentía incapaz de hablar, frente a la inquisitiva mirada de Sans-¿Cómo te lastimaste?
-Me…me caí cuando estaba perdida en el bosque-respondió Frisk y se sorprendió al ver que el rostro de su amigo se tornaba un poco severo.
-¡¿Por qué no me dijiste antes?! No te hubiese hecho caminar de haberlo sabido-dijo un tanto indignado, ¿Por qué la niña no le había avisado que estaba herida? ¿Por qué estaba siendo tan ridículamente cauta? Él en realidad no la conocía mucho, pero siempre había creído que la humana era una niña bastante extrovertida y resuelta.
-Yo…eh…N no me di cuenta-murmuró de forma insegura.
Sans sabía que la niña estaba mintiendo, que había una razón más profunda y quizás por eso decidió presionar un poco más.
-Frisk…
-¡Lo digo de verdad!-aseguró con un tono de voz demasiado alto y agudo, casi quebrado.
-Mira niña…-Sans dejo de hablar de forma abrupta al notar los ojos atemorizados de Frisk. Se tomó un momento para respirar y tranquilizarse, pero le era difícil mostrarse empático sabiendo que era el final y que la humana resetearía en cualquier momento-…puede que yo sea un cabeza hueca, pero no soy estúpido-le dijo nuevamente con un guiño, intentando relajar el ambiente, no iba a sacar respuestas de la niña si ella estaba asustada y más aún, él sorprendentemente no quería que ella le temiera.
Frisk había estado tan tensa que al oír a Sans intentando ser gracioso no pudo evitar dejar salir una risita histérica. Tras unos segundos de silencio la niña suspiro y se obligó a mirar al esqueleto.
-¿Sans…tu...estás enojado conmigo?-preguntó la niña finalmente, su rostro era una mezcla de tristeza y miedo.
Él se quedó un momento en silencio ¿La humana creía que él estaba enojado con ella? Bueno no se podía decir que estuviese feliz tomando en cuenta que pronto todo volvería atrás en el tiempo, pero enojo era una palabra muy fuerte, un poco molesto podía ser, decepcionado quizás ¿Enojado? No estaba seguro.
-¿Por qué piensas eso?
-Estás raro-su voz se quebró totalmente al final mientras que sus ojos se tornaban vidriosos.
-¿Más raro de lo normal?-Sans se mantuvo tranquilo e intento decir algo gracioso para evitar que la niña llorara, pero Frisk asintió sin entender la intención cómica tras la pregunta del esqueleto.
-Sé que estás enojado ¿Hice algo malo? Yo…-Frisk agachó aún más su cabeza y se abrazó el torso con sus brazos balanceándose suave y mecánicamente hacia delante y atrás -Perdón por perderme, por ser tan estúpida como para lastimarme, perdón por causarte problemas, y porque hayas tenido que prestarme tu abrigo, la próxima vez voy a ser más cuidadosa, lo prometo-dijo rápidamente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Sans quiso interrumpirla, decir algo, pero no había encontrado palabras, ¿Frisk pensaba que él la culpaba por haberse perdido? ¿Por haberse torcido SU propio tobillo accidentalmente?
-Frisk, calmate, yo no estoy enojado porque te hayas perdido ¿Por qué debería? Fue un accidente. Y no me molesta haberte prestado mi campera, cuando dije que no la necesitaba hablaba en serio Frisk, yo no tengo piel a mí no me afecta el frío. Tampoco estoy enojado porque te hayas lastimado, y no quiero que te disculpes por esas cosas-le explico pacientemente, por primera vez en diez líneas temporales Sans sentía que estaba conociendo a la humana, nunca se había dado cuenta de que tuviera una autoestima tan dañada como para necesitar disculparse por cosas que escapaban de su control, por meros accidentes. ¿Cómo debía reaccionar ante esto? Ya había sido lo suficientemente extraño que la niña le agradeciese por sacarla del bosque siendo que nadie en sus cinco sentidos dejaría a una criatura perdida a su suerte, a la espera de morir congelada, y ahora se echaba la culpa por estupideces ¿Era está la niña que jugaba con su destino? ¿Esta pequeña cosita temerosa e insegura era la fuente de su desdicha? ¿En qué momento se había olvidado de que Frisk era solo una niña? Él se dio cuenta de que probablemente nunca la había considerado como tal, al menos no hasta ese momento.
Frisk desvió la mirada mordiéndose el labio, ante el silencio de Sans no se sentía con la seguridad para seguir hablando y sin embargo debía hacerlo, tenía que saber qué había hecho mal.
-Pero…hay algo que te molesta, lo sé-dijo finalmente.
Sans suspiro profundamente.
-¿De verdad quieres saberlo?-preguntó finalmente, la niña asintió-no te va a gustar-le advirtió, dudaba mucho que a la humana le agradase que él estuviese al tanto de su ´´jueguito´´, por otro lado se había imaginado tantas veces teniendo esta conversación con la niña, y sin embargo ahora que la situación se presentaba inevitable quería evitar esa charla lo más posible. Siempre había pensado que sería otro el contexto, que esperaría hasta que la humana hiciera algo realmente terrible ante de ponerla al corriente, le dolía revelar este secreto y darle a la humana aún más poder del que ya tenía.
-Sans, quiero saberlo…aunque no me guste.
-Ok…si es lo que quieres…-susurró con amargura, la pequeña vio como el rostro de su amigo se tornaba sombrío, sus pupilas desaparecieron como cuando le daba esa advertencia en el restaurante, ese rostro que sin ser horrible le helaba la sangre y la atemorizaba hasta los huesos-Niña…Frisk ¿Cuándo vas a resetear?-si bien el rostro de Sans había sido aterrador, su voz no se quedaba atrás, fría, cortante, controlada, demasiado controlada, Frisk hubiese preferido que gritase, que explotara como lo haría Undyne, eso hubiese dado menos miedo.
Sintió como la sangre desaparecía de su rostro, unos temblores comenzaron a recorrerle todo el cuerpo, mientras ella intentaba descifrar el significado de las palabras del esqueleto.
Sans vio a la niña palidecer violentamente, su rostro se había convertido en una mueca de espanto. No supo cómo actuar ante eso, siempre había pensado que disfrutaría ver a la humana tan vulnerable como él lo estaba ante sus reseteos, pero lejos de disfrutarlo se estaba sintiendo enfermo del estómago, y eso era bastante alarmante considerando que él ni siquiera tenía órganos. Maldición, la humana tenía diez años solamente ¡Solo diez maldito años!, y él había elegido la forma más brusca, la más agresiva para abordar el tema…y justo después de haberle asegurado que él no estaba enojado con ella… ¿En qué carajos estaba pensando? ¿Desde cuando perdía el control de esa manera?
-Niña…yo
Frisk se alejó de Sans todo lo que le permitió el pequeño taburete, se sentía mareada ¿Sans sabía? No podía ser, no era de extrañarse que estuviese enojado con ella, más aún no le sorprendería que la odiase ¿Por qué él…?
-¡Tú!-exclamó la niña con lágrimas en los ojos, Sans la miró tenso-tu… ¡¿Por qué…?!-le espetó con un rostro desesperado, casi desquiciado. Él frunció su ceño irritado, no es que esperase que la niña se disculpase, pero no tenía derecho a enojarse con él, ¿Le ofendía saber la verdad? ¿Saber que nunca iba a poder hacer lo que quisiera porque él iba a estar vigilándola? Sans se obligó a controlar su magia, a reprimir su ira, no iba a permitir que la humana supiera aún más cosas. Su ojo no se ´´activó´´, pero no pudo hacer nada para evitar que la magia que se desprendía de él cargara el ambiente, volviendo el aire pesado y agobiante- ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!-le gritó rompiendo en llanto, y con eso toda la tensión, todo en enojo y la magia que se había acumulado dentro de Sans desapareció instantáneamente. La niña no estaba llorando de frustración, o de enojo por porque su ´´juego´´ se había arruinado, él no necesitó más que un segundo vistazo para ver la culpa, la vergüenza…el remordimiento en el rostro de la niña, su llanto era de tristeza-Yo nunca, yo…no habría reseteado s si lo hubiese sabido…tú…Lo siento tanto Sans…lo siento…perdón…
El esqueleto se mantuvo inmóvil, incapaz de moverse hablar o pensar. Jamás habría imaginado que a la niña le afectaría tanto descubrir que él sabía, no de esta forma al menos.
-Por dios… ¿Qué hice? Lo siento Sans…lo siento tanto-siguió repitiendo a un ritmo que se volvía frenético, sus sollozos aumentaban y su respiración se aceleraba. Él podía ver el pecho de Frisk subir y bajar a toda velocidad intentando conseguir aire a pesar del llanto-Perdón…no voy a hacerlo se nuevo…perdón.
´´no voy a hacerlo de nuevo´´, eso frase logró sacar a Sans de su ensimismamiento y traerlo a la realidad de golpe, en su mente dos ideas iban tomando forma, la esperanza y la necesidad de calmar a la niña, verla llorar en ese estado por alguna extraña razón le hacía recordar a las veces (pocas por suerte) en las que Papyrus había estado angustiado de pequeño.
-No voy a hacerlo otra vez, d de ver…no me odies por favor-le rogó entre hipidos-perdón…n no me odies.
Esto era más de lo que él podía soportar, no iba a mantenerse inmutable mientras su pequeña amiga se deshacía en llanto, no cuando mostraba tanto arrepentimiento.
-Está bien Frisk, yo no estoy enojado-le dijo con una voz suave y tranquilizadora-Vamos, ven aquí-le sonrió con amabilidad antes de estrecharla en un abrazó que tomó por sorpresa a la niña. Ella se tensó e intento separarse de Sans, pero él no se lo permitió, Frisk no podía entenderlo ¿Por qué él de todas las personas la estaba abrazando? Ella no lo merecía, no después de todo lo que le había hecho, y sin embargo, finalmente aceptó el abrazo.
-Yo…
-Ya lo sé Frisk, ya lo sé… está bien, no lo sabías-continuó consolándola, hablándole con una voz suave que rozaba en la ternura.
Lentamente la niña comenzó a tranquilizarse, a respirar más pausadamente, hasta que finalmente las lágrimas dejaron de brotar de sus ojos y Sans se separó de ella.
-Sans…-llamó débilmente, su voz se encontraba un poco rasposa por el llanto-yo te prometo que no voy a volver a resetear-le aseguró con seriedad.
-Niña no es necesario que me prometas nada-le espetó desconfiado, no estaba dispuesto a aceptar ninguna promesa que no fuera a ser mantenida hasta las últimas consecuencias.
-¡Sans! De verdad lo digo, no lo voy a volver a hacer, lo prometo, te lo prometo-recalcó, Frisk sabía que Sans pensaba que las promesas no eran responsabilidades a las que uno podía ignorar o romper y quería hacerle entender a su amigo que para ella era igual-Nunca más.
El esqueleto vio los ojos de la niñas brillar con determinación, ella realmente había decidido no volver a reiniciar todo otra vez, ella…algo extraño y cálido se extendió en el pecho de Sans, motivándolo a preguntarse por el mañana, era algo que no había sentido en mucho tiempo, la esperanza, la posibilidad de la existencia de un futuro. Sin notarlo sus ojos se había llenado de lágrimas de emoción que él rápidamente secó con el dorso de su mano.
-Te creo Frisk y ¿Sabes qué? Tienes razón, debí haberte dicho antes que sabía los de los reseteos-el esqueleto intentó animar a la niña, aunque todavía le resultaba un poco inquietante que ella viera aceptable los reseteos si nadie sabía de los mismos, pero Sans entendía que tan solo era una pequeña humana de diez años, no podía esperar que no abusase de su poder y ciertamente él tampoco había hablado del tema con la niña, y no lo hubiese hecho si Frisk no hubiese insistido al respecto-Pero tengo una pregunta.
-¿Cuál?-dijo la niña intentando que no se notase su nerviosismo.
-¿Por qué siempre reseteas apenas salimos del subsuelo? Digo, nunca esperaste más de unos segundos.
Frisk abrió y cerró la boca como un pez fuera del agua y luego desvió la mirada, incomoda.
-Eh…no tienes que decirme si no quieres-le aseguró el esqueleto, la niña lucía como si en cualquier momento pudiera volver a largarse a llorar y eso era lo último que Sans quería que pasase. Por otro lado le interesaba saber sus motivos, no podía decir que a la niña no le importase los demás, no después de haber visto como ella lamentaba lo que había hecho, no era ilógico pensar que Frisk podría tener una razón para sus actos.
Ella, por su parte, realmente no quería hablar de eso pero sentía que era lo mínimo que podía hacer por Sans, que se lo debía después de todo el daño que le había hecho.
-Yo no quería…estar sola-admitió en un susurro casi inaudible.
¿Qué se suponía que él tenía que contestar ante esa confesión? ¿Qué acaso la niña no tenía un lugar al cual volver?
-¿Tú no tienes familia?-le preguntó incómodo.
-Ellos se fueron cuando era pequeña, y no volvieron-la voz de Frisk estaba cargada de dolor y culpa-yo viví con una tía, pero ella…era…-la niña dejó de hablar abruptamente, su ceño se encontraba fruncido. Por un momento pareció dudar, pero se obligó a terminar la frase-yo no le importaba así que escapé.
-¿Hace cuánto escapaste?
-Unos dos años, creo
Sans abrió sus ojos impactado, ¿Esto quería decir que Frisk había estado por su cuenta desde los ocho años?, no era de extrañar que fuese tan delgada y que su ropa le quedase tan grande y estuviera tan gastada.
-Frisk, tu sabes que no vas a estar sola ¿Verdad?-la niña lo miró confundida-digo ¿De verdad, realmente creés que te vas a poder librar de nosotros así como así?
-No…entiendo
-Niña, estoy seguro de que Toriel estaría encantada de tenerte a su lado, cualquiera de nosotros lo estaría. ¿Crees que Undyne o Alphys se negarían a ofrecerte un lugar en sus casas? ¿Qué Toriel o Asgore le molestaría cuidarte? Y de parte de Papyrus y mía hay un sillón en nuestra casa en el que siempre vas a poder dormir.
-¿Po-por qué ustedes harían eso por mí?-preguntó la niña con una voz tan llena de incredulidad que casi logró ofender a Sans, quien se tuvo que recordar que la niña había estado a su suerte demasiado tiempo y que probablemente su desconfianza era solo una consecuencia de ello.
-¿Preguntas por qué? Wow Frisk yo pensé que éramos amigos-le dijo con una sonrisa bromista.
-Pero después de todo lo que hice ¿Tú no me… odias?
La niña no se atrevía a levantar la mirada y seguía temblado, parecía que en cualquier momento fuera a quebrarse. A Sans le resultaba casi doloroso verla así, ningún niño debería actuar de forma tan temerosa y cauta, eso simplemente no estaba bien.
-Si Frisk, te odio, te odio tanto que te seguí por todo el subsuelo para comprobar que estuvieses bien, te odio tanto que me preocupé cuando te heriste, fue porque te odio que te abracé, es más ahora mismo podría darte otro abrazó, debe ser el odio lo que me motiva a hacerlo-le dijo el esqueleto con marcada ironía-Niña, grabátelo en la cabeza porque no lo voy a volver a decir, yo no te odio, no te odiaba antes de tener esta conversación y no lo hago ahora. Hay muy poca gente en mi vida a la que he llegado a odiar y tú no estás en la lista.
-Pero yo…
-Si Frisk, reseteaste, y no te voy a mentir eso me molestó, pero fue una equivocación, ya lo hablamos y dijiste que no lo ibas a hacer más, así que ya está olvidado. Además no es como que le hayas hecho daño a alguien ¿Verdad?
De mala gana Frisk asintió, si bien era cierto que nunca había lastimado a alguien si lo había pensado…
-Entonces ya está solucionado-la niña no respondió, su rostro seguía lleno de preocupación-¿Qué te parece si volvemos con los demás? Puedes preguntarle a Toriel si te puedes quedar con ella.
Frisk se mantuvo en silencio unos segundos, evitando hacer contacto visual con su amigo hasta que finalmente juntó el coraje para hablar nuevamente.
-¿Vas a estar conmigo cuando se lo diga?
-Por supuesto-le aseguró con una sonrisa mucho más cálida y verdadera de las que Sansle había mostrado nunca- Pero en verdad dudo mucho que ella se niegue y ya lo sabes, eres bienvenida en mí casa…siempre vas a tener un lugar al cual ir.
-Ok-respondió con inseguridad y agachó la cabeza al escuchar a Sans suspirar-Sans, ¿Me devuelves mi zapato?
Sans no le devolvió su zapato, se limitó a calzarlo con cuidado en el pie de la niña, asegurándose de atar los cordones lo suficientemente flojo para que no presionase su hinchado tobillo.
-eh…gracias-le dijo Frisk un poco extrañada, y luego se puso de pie con un tambaleo. Apoyar su extremidad dañada en el suelo había sido una pésima y muy dolorosa idea. Reprimiendo las ganas de chillar de dolor intentó dar un paso, pero antes de que siquiera pudiera moverse una mano huesuda se lo impidió agarrándola del hombro.
-¿Qué crees que estás haciendo?-le pregunto Sans con una mezcla de diversión e indignación.
-¿No dijiste que teníamos que volver con los otros?-murmuró Frisk con torpeza, confundida por la pregunta de Sans.
-Sí, pero no voy a dejar que camines en tu estado- le explico con paciencia, luego le dio la espalda a la niña y se agachó-Sube.
La niña se quedó helada ¿Sans quería llevarla a caballito? Jamás nadie la había cargado de esa forma, o al menos ella no tenía recuerdos de que algo así hubiese pasado ¿Era esto normal? ¿No era demasiado mayor y pesada para eso?
-Eh…no es necesario, puedo caminar si vamos despacio-dijo con timidez y cautela.
-No seas ridícula niña, estás herida y a mí no me importa cargarte.
-Pero.
-Vamos Frisk, sube, de verdad lo digo.
-Está bien-aceptó, no muy convencida recostándose contra la espalda de Sans, sintiendo cada uno de los huesos vertebrales del esqueleto contra su estómago, a pesar de la dureza no estaba para nada incómoda. Rodeó el cuello de Sans con sus brazos y sintió como sus pies se levantaban de suelo cuando Sans se paró. Sintió un poco de vértigo por lo cual, sin poder evitarlo, se aferró más fuertemente a su amigo, y recostó su rostro en uno de los omóplatos del esqueleto.
Comenzó a caminar, la ligereza del cuerpo de la niña le había sorprendido de forma muy desagradable. Sans no necesitaba ser un experto en humanos para saber que Frisk tenía un peso muy por debajo de lo saludable, no debía pesar mucho más de veinte kilos.
-Sabes, después podríamos ir a comer algo, yo invito-le propuso el esqueleto intentando fingir despreocupación y jovialidad, iba a asegurarse de que la niña se alimentase debidamente así fuera lo último que hiciese en su vida.
-Está bien, gracias-susurró la niña.
Ambos se mantuvieron en silencio unos segundos, hasta que Sans se detuvo.
-Frisk agarrate fuerte, los otros deben estar esperándonos así que voy a usar un atajo.
-¿Estarán preocupados?-preguntó la niña con una voz llena de culpa.
-Hace un rato bastante largo que saliste del castillo-le respondió Sans con tranquilidad-y prefiero llevarte lo más pronto posible, antes de que Toriel se ponga como una cabra-la niña dejó escapar una risita y Sans sonrió aliviado-No le digas a Toriel que dije eso ¿Ok?
-Ok-aceptó Frisk con diversión.
Sans dio un paso más y luego todo el paisaje se desdibujó, la niña cerró los ojos con fuerzas y cuando los abrió ya se encontraban en la sala de trono.
-Guau, eres genial Sans-exclamó maravillada.
-Si tú lo dices…-le contesto de forma incrédula-solo no le hables a los demás de mis atajos.
-No le voy a decir a nadie-le aseguró la niña-…Sans…pase lo que pase no voy a resetear-su voz había sonado débil y apagada pero no por eso menos segura de lo que estaba diciendo, quería que su amigo le creyera y si tenía que repetirlo hasta el cansancio lo haría.
-No es necesa…gracias Frisk-respondió finalmente, había intentado quitarle importancia al tema por demasiado tiempo ya, pero la verdad era que ni la niña ni él querían banalizar el asunto, mal que mal él iba a tener que aprender a hablar de estas cosas con la humana si quería evitar malos entendidos a futuro-¿Lista para volver con los demás?
Frisk quiso decir que no y correr a esconderse, pero sin embargo asintió, luego recordó que el esqueleto la estaba cargando en su espalda y que por lo tanto no podía verle el rostro.
-E-es estoy lista-la inseguridad de su voz traicionó su intento de sonar valiente.
Sin decir más nada Sans atravesó la puerta que los llevaría con los demás.
Al entrar a la otra evitación, la niña, escuchó muchas voces diciendo su nombre a coro.
-Ya era hora Punk-gritó Undyne entusiasmada
-Vaya humana ¿Por qué mi hermano te está cargando?-pregunto Papyrus extrañado.
-Oh mi niña ¿Estás bien?-dijo Toriel con preocupación mientras se acercaba rápidamente a ellos.
-No te preocupes Toriel, Frisk solo se torció un tobillo-le aseguró Sans con una sonrisa tranquilizadora.
-Pobrecita…-la niña con una temerosa timidez miró a Toriel y sin animarse a hablar extendió los brazos hacia ella, quería abrazarla al menos una vez más, antes de que Toriel le dujera que no podía vivir con ella-¿Quieres venir con migo? Está bien, ven aquí-le dijo con dulzura mientras la tomaba en brazos, permitiendo también que Sans descansase un poco. Frisk se ovilló y ocultó su rostro contra el pecho de Toriel-¿Cómo te lastimaste mi pequeña?
-Me perdí en el bosque-respondió de forma apenas audible-perdón.
-No te disculpes mi niña, es mi culpa yo debí haberte acompañado.
-Sans me encontró y me ayudó.
Toriel le dirigió a Sans una mirada llena de agradecimiento y él asintió de forma apenas imperceptible antes de desviar la mirada.
-Tranquila, no te preocupes mi pequeña, una vez subamos a la superficie voy a curarte.
Frisk se quedó en silencio, se sentía incapaz de decirle a Toriel si podía vivir con ella, no tenía el suficiente valor. Prefería mil veces no decirle nada, irse por su cuenta, volver al recoveco en la estación de tren al que ella llamaba hogar si eso significaba evitar la posibilidad de que la ex reina la rechazase. Sí, lo mejor sería que ella no dijera nada, aunque tener que alejarse para siempre de sus amigos sería doloroso…
Sans notó el rostro asustado, casi al borde de las lágrimas de la niña y recordó su promesa tácita de estar con ella cuando hablase con Toriel. Dio un vistazo hacia los demás, todos parecían rebozar de ganas de salir de allí pero por desgracia ninguno abandonaba la habitación. Él habría preferido que no hubiese tanta gente y sabía que la niña preferiría no tratar este asunto delante de público, pero algo en la mirada de la pequeña le inquietaba, en sus ojos se gestaba una lucha interna de la cuál ella, sería la derrotada y principal víctima. De alguna forma Sans sabía que si él no hablaba la niña no lo haría, si él no sacaba el tema a colación ella desaparecería y sorprendentemente él no quería que eso pasara, no quería perder a su amiga.
-Eh…Toriel, Frisk quiere preguntarte algo-le dijo a la susodicha con una sonrisa incómoda pero amable. Ella lo miró, si el comentario de Sans la preocupó o inquietó de algún modo lo estaba disimulando muy bien.
-¿Qué querías decirme mi niña?
Frisk miró a Sans horrorizada pero este la animó con la mirada a que hablase, él la estaba apoyando y acompañando como había dicho que haría y eso, de alguna forma, la llenaba de determinación.
-eh….yo m me preguntaba sí, digo si no te molesta…yo no-comenzó a balbucear. podía sentir la mirada de todos clavadas en ellas.
-Frisk no hay necesidad de que te pongas nerviosa, puedes decirme lo que quieras pequeña-le aseguró Toriel con una sonrisa gentil.
-Yo…yo-la niña bajo la mirada mientras se aferraba más fuertemente a la ex reina-¿P-puedo vi vivir contigo, po-por favor?-logró articular entre tartamudeos.
-Oh…por supuesto mi niña, nada me haría más feliz-dijo con alegría mientras atrechaba más fuertemente a la niña- Si no tienes un lugar al cual ir estaré encantada de cuidarte.
-¿En serio?-preguntó Frisk con incredulidad ¿Por qué alguien aceptaría cuidar de una niña que apenas conocía? ¿Por qué alguien se alegraría de tener que vivir con una molestia?- ¿No…no te molesta? Yo…-su voz fue cortada por un pequeño quejido que escapó de entre sus labios, temerosa ocultó aún más su rostro aferrándose a la ropa de la guardiana de las ruinas con toda la fuerza que sus pequeñas manos tenían.
Toriel observó confundida y un poco angustiada a la pequeña humana, que se encontraba encogida de miedo entre sus brazos. Sin saber que decir o hacer recorrió con la mirada todo el recinto, los demás parecían tan extrañados como ella por el comportamiento de Frisk, él único que no parecía extrañado era Sans, quien le miraba con una sonrisa triste.
-Frisk…yo,…. tú… no eres una molestia, mi niña, para mí eres una alegría, un pequeño rayo de sol ¿Puedes entenderlo?-le dijo con una voz suave y maternal.
-No, no lo entiendo-admitió en un susurro sin atreverse a levantar la mirada-no entiendo porque tú, los demás o Sans querrían estar conmigo…no lo entiendo-su voz se quebró al final y las lágrimas se acumularon en sus ojos.
La mujer no supo que responder, su inocente, su pequeña niña, ¿Tan mala percepción tenía de sí misma? ¿Tan baja podía ser su autoestima? Ella nunca la había vito actuar de esa forma, aunque tuvo que recordarse que en realidad ella no conocía a la pequeña como para saber que era o no normal en ella.
Finalmente y para sorpresa de todos fue Sans quien cortó el silencio.
-Frisk está bien si no lo entiendes, simplemente intenta darnos una oportunidad ¿Podrías confiar en nosotros?
La niña miró a Sans insegura ¿Podía confiar en ellos?, después de lo que había pasado ese día, después de que Sans le ayudase y perdonase, el esqueleto se había ganado su total confianza, y aunque nunca podría olvidar los ataques de Toriel al intentar abandonar las ruinas y las peleas a las cuales sus amigos la habían obligado a enfrentar, algo en su interior la animaba a superar lo sucedido, a tener fe y a confiar en ellos.
-Yo…-murmuró la pequeña nerviosa, con la indecisión aún en la punta de su lengua-puedo intentarlo, creo que…-continuó tímidamente, odiando saber que la estaban viendo fijamente-creo que puedo confiar, yo quiero confiar.
Sans le sonrió con afecto y con cuidado deposito una de sus huesudas manos en la cabeza de la niña, y le revolvió el cabello suavemente.
-Gracias, Frisk-susurró solo para que ella pudiera escucharle y luego se alejó hacia donde estaba su hermano, huyendo de las miradas curiosas de los demás.
Se plantó un silencio incomodo que nadie se atrevía a cortar, ninguno sabía que podía decir, incluso Toriel se encontraba incapaz de poder agregar algo, Sans había logrado reconfortar a la niña y probablemente la pequeña quería cambiar de tema.
-Bueno, ¿Qué tal si salimos? Estás helada y aquí está bastante fresco-le dijo Toriel con suavidad, Frisk levantó la mirada y asintió lentamente-Estaba pensando que esta noche podría preparar una tarta de caramelo y canela ¿Te gustaría?
-Sí, gracias-respondió tímidamente, la niña seguía aferrada a Toriel como una cría de koala mientras junto a los demás abandonaban la cueva, para poder, de una vez por todas, salir a la superficie-¿Puedo invitar a Sans y a Papyrus a comer tarta?-preguntó temerosa, se sentía desubicada por hacer peticiones tan egoístas, y porque todos la miraban, atentos a lo que Toriel dijera.
-Por supuesto mi niña-Toriel le sonrió con calidez, no estaba enojada, muy por el contrario parecía feliz.
-¿Los demás también pueden venir?-agregó Frisk antes de que su valentía se esfumase.
-Entre más mejor.
-¿Asgore también?
Toriel dejo de caminar y suspiró, Asgore con rostro resignado intentaba fingir desinterés fallando de forma lamentable.
-Humana, Frisk, no creo que eso sea lo mejor-dijo el rey un poco incómodo.
-No, está bien-le interrumpió Toriel-sí Frisk quiere que vengas estás más que invitado-agregó de forma diplomática-pero te voy a estar vigilando Dreemur, consideralo un período de prueba, si mi niña puede perdonarte, quizás yo también pueda hacerlo…eventualmente-terminó de decir en un susurro que solo ellos tres y los esqueletos pudieron escuchar.
-Gracias Toriel-la voz de Asgore sonaba afectada, pero sus ojos brillaban felices-Gracias
Sin más que decir todos dejaron atrás la última sala, listos para salir de la montaña, listos para enfrentarse a su futuro.
Las dudas no desaparecerían de un día para el otro, pero al menos Frisk ya no estaba sola, tenía amigos, más que eso, tenía una familia.
Notas: Hola ¿Cómo andan? Este es el segundo fanfiction que escribo, el anterior ya tiene sus años y no supe como terminarlo (no la historia, sino cómo hacer para que en la página quede como finalizado). Hace un año exacto conocí el juego Undertale y francamente me obsesioné encantó, desde entonces tengo un par de ideas en mi cabeza que fui escribiendo de forma no muy ordenada y que no me atrevía a publicar. Esta historia es una de ellas y tendrá un capítulo más (como mucho dos) que intentaré publicar dentro de una semana, aunque como acaban de empezar mis vacaciones no tengo excusa para no hacerlo. Están más que invitados a comentar y hacer críticas, traté de escribir lo más neutro posible, pero al ser argentina es probable que haya conjugado alguna palabra con ´´vos´´ en vez de ´´tu´´ no duden en hacermelo notar por favor. Desde Ya muchas gracias y espero que disfruten de mi pequeño fic ❤
*(Publicar un fanfiction después de tanto tiempo te llena de determinación)
