Hola, hola midgardianos .
Esta es la primera historia que me animo a escribir para uno de mis personajes favoritos de MARVEL: Loki Laufeyson.
Bien, todo esto nació de mi interés por el nuevo cómic de este personaje "Loki: Agent of Asgard".
Quiero aclarar que no tengo intensión de basarme en nada de lo que trate la trama actual de esta serie (evitar spoilers, contradicciones, blah, blah, blah) Sólo quiero escribir algo para él y para quién desee seguir este fic aventurero.
Como bien dice la descripción, solo tomé lo más básico de la historia de Loki a partir de su trabajo como espía de Asgardia. También incluí viejos conocidos a la historia, de los cuales algunos no son 100% fieles a sus personalidades en los cómic. Igual que la línea temporal de esta historia, que no sigue los eventos marvelitas recientes ni ningún otro. Borren eso de sus mentes para esta misión, de acuerdo. :D
Con respecto al título, espero que la conozcan, pues es nuestra potencial protagonista.
Mi visión de Sigyn es muy diferente de la que estamos "acostumbrados" a ver en otras historias alrededor del fandom de Loki, puesto que es un OC, esperando, claro, que no les moleste; en caso de que así sea son libres de no leer ;)
Ella se convertirá en la base de esta "misión" y la conexión de todos los personajes. Quería darle a esta diosa el lugar que siento que merece, pese a que no ha aparecido en las películas ni en las historietas desde hace mucho tiempo. ¡Y qué mejor forma que en L:AoA!
*Loki por Stan Lee, Larry Lieber y Jack Kirby.
* "Loki: Agent of Asgard" y demás personajes pertenecen a MARVEL comics 2014. Historia original de Al Ewing y el artista Lee Garbett en su diseño.
*El fan-art de Sigyn de esta historia pertenece a mi querida amiga Dayanna (nunca dejaré de darte las gracias :* )
Dedicado con mucho cariño a mi estimada amiga Alejandra Correa que me apoyó con esta idea en primer lugar. ¡Eres la mejor Ale!
Y a todos mis queridos lectores, ¡qué haría sin ustedes! :'3
Número #1
Loki, el nuevo espía de Asgardia debe hacerse cargo de una fuerza sobrenatural que amenaza con consumir todo lo que este a su alcance. Pero, ¿qué pasará cuando descubra quién está detrás de todo? ¿Y a QUIÉN tiene que enfrentar sin siquiera recordarle?
Pero antes, mucho antes de conocerse.
¿De dónde provino y hacia dónde lo llevan sus pasos?
Sus orígenes y propósito.
Loki: Espía de Asgardia.
Misión: #Sigyn.
Capítulo 1.
En algún lugar remoto de Helheim
Existen eventos que a pesar de estar destinados nos toman por sorpresa, eventos que sin importar cuán grande sea nuestra fuerza, poder o fe, no pueden cambiar. Es, bajo ese tipo de situaciones en las que a lo único que nos aferramos es a la esperanza. En ese roto final de la existencia sólo nos queda esperar.
Esperar algo mejor.
Un milagro.
La absolución.
Algo más.
Pronto todo acaba, casi tan rápido como empieza. Todo se sume al vacío, a la oscuridad. Envolviéndonos en una espesa niebla verdosa que vuelve pesado hasta al más mínimo movimiento.
Siendo eso lo único que había conocido desde su nacimiento.
Era eso, el vacío, la falta absoluta de todo, incluso de sí mismo, lo que hacía sentir a aquel espíritu una vaga sensación abrumadora. Como si las sensaciones no se hubieran extinguido de su ser a pesar de su actual condición, por más leves y a veces extrañas, las sentí fluyendo de su interior.
Justo como en ese momento.
Intuía que llegarían por él, podía percibir claramente las vibraciones ululantes en el árido suelo-pese a que nunca había visto nada ni nadie en el lugar donde residía- los sentía. Estaban cerca e iban por él.
Levantó sus ojos semi- incorpóreos apenas un poco cuando las dos siluetas se situaron frente a él. Sin más, tiraron de la cadena mágica que lo apresaba, haciéndolo incorporarse y avanzar tras ellos. No puso resistencia, no sabía nada en realidad.
En silencio y a vuelo lento, se encaminaron por tiempo indefinido por el extenso paramo.
No había mucha diferencia, de hecho parecía que avanzaban en círculos, pues todo lucía exactamente igual que la cueva donde vivía.
Tenebroso, frío, inhabitado y puede que un poco más claro que su cueva, sólo un poco.
Así era Helheim.
Al principio el área estaba desierta, pero pronto llegaron a aparecerse sombras rastreras que se cruzaban y chocaban unas con otras. También podían escucharse gemidos y sollozos que provenían de ninguna parte pero por todos lados. En forma de eco o de susurros, gritos y risas demoniacas, lacerantes, todos al mismo tiempo.
En Helheim ningún ser viviente entraba- a menos, claro- que fuera algún valiente dios asgardiano, pero era poco probable; y ningún muerto salía jamás. A menos que Hela lo permitiera.
Finalmente se detuvieron, en un punto donde se alzaba una enorme montaña. La neblina se disipo mostrando que dicha montaña no era otra cosa sino un castillo. Enorme, majestuoso y siniestro. Haciendo juego con el lugar.
Las puertas de la fortaleza, forjadas de huesos y demás restos humanos, se abrieron de par en par para dar paso al camino de los espectros por un largo pasillo oscuro iluminado con velas sobre candelabros de araña.
Se cruzó por el rostro traslucido del fantasma prisionero otro matiz de asombro al llegar al salón principal y mirarla por primera vez.
Tal vez, ya la había visto antes, pero los espíritus suelen olvidarlo todo a poco tiempo y luego desaparecen. Tal vez la conocía.
Hela, diosa y reina de Helheim poseía una presencia imponente, majestuosa, su inmenso poder irradiaba todo el lugar. Despidiendo al mismo tiempo de su aura, energía mortífera, escalofriante. Se podía sentir desde ahí, al pie de una pila de cráneos y cabezas putrefactas y donde se hallaba su trono. En lo alto.
Y cuando los supuestos guardas soltaron las cadenas del reo, estas cayeron al frío suelo adhiriéndose a él.
Como si necesitaran poder mágico para una criatura tan escuálida, tan débil, tan patética, tan inofensiva. No requeria ataduras, eran innecesarios para ese ser tan insignificante, pero nadie puso en duda las órdenes de la reina por más que parecieran incomprensibles.
Hela se puso de pie, dando un golpe con su cetro contra la tarima de su trono. Revelando ser más alta de lo que se intuía, de curvas peligrosas y provocador escote. Caía desde sus hombros una larguísima capa negra de fondo verde (de la que nunca renunciaba) y usaba un antifaz y lo que se presumía como un casco de enormes cuernos que se doblaban afilados hacia arriba.
En efecto, era majestuosa y fascinante a la vista.
El semblante de la diosa, que era normalmente sombrío e inexpresivo, cambió con una sardónica sonrisa al posar sus ojos verdes sobre el fantasma frente a ella, escalones abajo. Un simple gesto que haría temblar hasta a los más valientes guerreros. Una sonrisa siniestra, con sorna y hermosa a la vez. Como la de su padre.
Su padre, el famoso dios del engaño.
¡Qué a punto le quedaba el condenado título!
Sabía que no debía fiarse de sus palabras, por más atractivas que estas resultaran y aun así había hecho tratos con él para desatar Ragnarok. Y casi triunfaron.
Llegó a Helheim parte del pago que él le había prometido a cambio de su ejército de muertos, pero las almas de oro que Hela más ha codiciado nunca lo hicieron. Y eso la hizo enfurecer. Juró vengarse él en cuanto pisara su reino.
Pero aquello tampoco ocurrió.
Había huido de la muerte otra vez.
Paso algún tiempo para que Hela descubriera su paradero. Estaba en Midgard, en la reencarnación de un niño, pero no sabía dónde exactamente. No podía matarlo, no funcionaba así su sistema, pero alguien podía hacerlo por ella.
Había vuelto a la vida ¡Sabrían los dioses cómo! Pero no era el único que podía hacerlo.
Y Hela sonrió. Su plan de venganza contra su padre apenas comenzaba.
Lo reconoció el día que llegó a su reino, era el espíritu de su madrastra., Sigrunn. A Hela no le interesaba su patética alma, así que pensaba dejarla libre como al resto. Hasta que Volla, una de sus más fieles profetas le contó sobre el valor de su alma en el futuro. Y ahora entendía a qué se refería: Sigrunn era el comienzo de su venganza, de su plan.
Así que mandó atraer al fantasma de Sigrunn desde el lejano lugar donde lo había aislado. Sujeta a cadenas mágicas para evitar que se desvaneciera en el olvido como los demás. Era esa la razón de su pizca de sentimientos. Era lo que mantenía al espectro intacto.
-Sigrunn, Sigrunn, Sigrunn…-repetía mientras bajaba los escalones para encararla- ¿Cómo has pasado tu estadía en mi reino? Bien, espero. Me ofendería lo contrario. Significaría que soy una pésima huésped, pésima anfitriona en mi casa ¿no lo crees?- Tenía una manera de hablar que bien pasaba de amable a pesar del sarcasmo con lo que lo decía. Aunque nunca quisiera admitirlo, era muy parecida a su padre. En ese y otros aspectos.
Sigrunn no contestó, había olvidado cómo hacerlo, había olvidado todo. Pero sus ojillos la miraban expectante. Y llego a efectuar alguno que otro perdido gesto.
-Ya veo…-respondió Hela con una fingida despreocupación y luego hizo una mueca que pretendía ser ingenua- Pero podemos arreglar eso ¿cierto? Odiaría que los presumidos del Vahalla me llamaran maleducada y poco gentil con mi gente. Por eso quiero concederte un favor a ti. En especial porque me han dicho que te he tratado groseramente. Con esas cadenas y…- chasqueo los dedos y las pesadas cadenas de Sigrunn desaparecieron- ¿entiendes lo que digo?, querida. Pero…- sonrió traviesa y maliciosa- …no es todo, quiero darte un regalito más.
- "Vida" -
Sigrunn abrió los ojos con sorpresa al oír aquella palabra ¿Vida?, ¿qué era la vida?, ¿algún castigo mucho peor que ser prisionero?
-"¡Oh, no me mires así!- hizo un gesto con la mano y un dejo socarrón en su voz-No es tan malo. Si es algo complicada… ¡los primeros 85 años!- rió de pronto-pero bueno te acostumbraras, no se puede tener todo lo que uno quiere.
"No todos pueden tener lo que quieren"-pensó.
El fantasma trago saliva que no existía en una garganta que no existía tampoco, pero que la impresión en su rostro registraba como tal acto.
La sonrisa y buen ánimo falso que Hela había estado haciendo en todo ese tiempo desapareció.
Y en su rostro se reflejó una expresión más hostil. Dio unos pasos hacia atrás, mientras una capa de energía verdosa la envolvía. Toda ella se ilumino pero de sus manos la magia se formó con más intensidad. Y levantando los brazos conjuro una esfera mágica que disparó directo al fantasma.
Sigrunn soltó un gemido infernal, de espectro por primera vez desde que llego a Helheim, yéndose hacia atrás y hacia el suelo. Sintiendo una fuerza brutal que la jalaba desde el interior. Y se sintió desvanecer
-"¡Qué no se diga que Hela, diosa de los muertos, no puede ser generosa! –Rio a carcajadas, gustosa, complacida al ver como el espectro de su madrastra se iba- ¡Declara este acto a los dioses, Sigrunn!- se burló. -Nos veremos pronto.
Y todo volvió a ser como al principio de su existencia, oscuridad y vacío abismal.
