Fic: "Sesenta y nueve sobras Rizzles"

Importante: El título del fic no tiene nada que ver con la trilogía que en estos momentos posiblemente podéis tener en mente. Se me ocurrió este título para el fic y me gustó.

No soy dueña de ninguno de los personajes que aparecen a lo largo del fic, sí de la historia que leeréis a continuación. Fic calificado como M (+18) por su posible contenido sexual y vocabulario soez.

Sinopsis:

Jane Rizzoli y Maura Isles son invitadas a un evento solidario para, con una galería de cuadros y una cena, reunir la mayor cantidad posible de dinero y sin ánimo de lucro. El mismo día del evento Jane está enfadada con Maura por algo que escuchó y es ahí cuando la forense decide que…


Capítulo: 01

23:35 de la noche. Localización: cena benéfica, mesa 38.

Es la cuarta copa de vino y la forense actúa. Por debajo de la mesa, Maura pone su mano bastante arriba y en la parte interior de uno de los muslos de Jane guiñándole el ojo y consiguiendo así una mayor provocación que deja sin palabras a la detective.

— ¿Ocurre algo Rizzoli? —Preguntó Margaret, una de las máximas encargadas que hacia posible eventos benéficos como el de esta noche.

— ¿Qué? —Dijo Jane algo desorientada.

Maura le acababa de meter mano sin inmutarse lo más mínimo e incluso sonriéndole en modo de burla. Jane estaba enfadada con la forense pero a esta última parecía no importarle eso.

—Que sí le ocurre algo señora Rizzoli —Repitió Margaret amablemente—. De repente su rostro se ha puesto algo pálido y hasta juraría que ha dado un pequeño brinco en su asiento.

—Sí, yo también lo he notado —Dijo Maura—. ¿Te preocupa o incomoda algo, Jane?

"¿¡En serio!?" pensó Jane totalmente incrédula con las palabras de Maura. Se tomó unos segundo más y respondió saliendo del paso.

—No, no, estoy bien —Hizo una pequeña pausa y añadió con unas sonrisa—. Tan solo siento un poco de calor aquí dentro —Dijo sonriendo para tranquilizar a los presentes de aquella mesa.

— ¿Por qué no sales fuera y tomas el aire? Seguro que le sentará bien.

—Sí, me vendrá bien. Gracias Margaret —Dijo Jane poniéndose en pie.

— ¿Quieres que te acompañe? —Preguntó Maura quien después de todo parecía no tener límites.

—Por favor, adelante.

Respondió Jane ocultando su todavía incredulidad hacia el comportamiento de la forense. A pesar de conocerla desde hace años, Jane desconocía ciertas facetas de Maura y desde luego que esta era una de ellas.

— ¿Que ha pasado para que Jane Rizzoli se quede sin habla? —Preguntó Maura cuando ambas salieron a la zona del jardín, no estaban solas y tenían que medir sus palabras y tono de voz.

Jane agarró el brazo de Maura apretándole un poco y consiguiendo que esta caminase hasta donde ella quería, una parte separada de los demás invitados que también estaban alrededor del jardín.

— ¿¡Se puede saber que estás haciendo Maura!? —Preguntó seriamente.

—Cosas que te gustan Jane —Respondió agitando el brazo y logrando zafarse de Rizzoli—. Y para tu información voy a seguir haciéndolo hasta llevarte al borde de tu límite y que así tengas que pedirme desesperadamente que nos vayamos a mi casa —Sonrió divertidamente mordiéndose el labio inferior.

— ¿¡Estás loca!?

— ¡Oh, vaya! Parece que a la detective Rizzoli solo le gustan los juegos cuando ella es la que tiene el control —levantó una ceja—. Interesante…

— ¡Basta Maura! Estamos delante de cientos de invitados y más de la mitad son amigos íntimos del teniente Cavanaugh. ¿Quieres que nos abran un expediente y nos suspendan de por vida en el trabajo?

— ¿Quieres que pare? De acuerdo Jane, si me dices por qué de repente no quieres estar conmigo te prometo que se acabaron los juegos como el de la mesa.

Silencio, eso fue todo lo que Maura obtuvo por parte de una enfadada Jane.

— ¿Nada? —Preguntó Maura— Bien, entonces no bajes la guardia porque pienso terminar con tu paciencia hasta conseguir que me des una explicación y me digas a que viene tu cambio de actitud conmigo.

—Escúchame muy bien Maura —Volvió a agarrarle del brazo pegándola de frente contra ella—, no voy a jugarme mi trabajo por ti después de escuchar cómo le decías a tu amiga Arizona que jamás estarías con alguien como yo. ¿Y sabes qué? casi lo prefiero porque, ¡yo sí que jamás estaría con una idiota infeliz y amargada como tú!

Fue ahí cuando Maura lo entendió todo. Unas palabras fuera de contexto habían provocado un mal entendido por parte de Jane. Aquella conversación con Arizona si había tenido lugar pero Maura no dijo exactamente lo que Jane había citado anteriormente.


Jane se encontraba en la parte de la galería contemplando uno de los cuadros que ya había sido comprado por una cantidad bastante alta de dinero.

—Dicen que han pagado mucho por este cuadro —Dijo Maura deteniéndose a su lado y mirando al cuadro—. ¿Hablamos Jane?

—No entiendo de arte y créeme que no estoy interesada en que me sueltes un rollo de los tuyos para explicarme qué tipo de pintura es.

Respondió Jane sin quitar la mirada del cuadro. Ambas hablaban en un tono de voz normal escasos diez minutos después de su última conversación juntas.

—Sabes que no es de eso de lo que quiero hablar. ¿Por qué no mejor vamos y hablamos fuera de aquí? —Maura extendió la mano ofreciéndosela.

— ¿Por qué no mejor desapareces de mi vista para siempre? Y baja esa mano, hay gente alrededor que está mirando y te ves ridícula.

Con delicadeza agarró la mano de Jane y la miró a los ojos.

—Cariño, por favor —Insistió Maura—, es importante para mí que hablemos.

Después de un silencio entre ambas Jane aceptó y caminó siguiendo a la forense. Salieron del lugar donde se celebraba el evento para llegar al parking que estaba al aire libre y a unos cuarenta metros de distancia.


—Aquí tendremos algo más de intimidad. Adelante, dime que quieres saber y te lo digo —Prometió Maura viendo como Jane se apoyó en el coche.

—Si no recuerdo mal eres tú quien quería hablar así que adelante, te escucho —Jane se cruzó de brazos mirándola.

—Vale. Antes dijiste que escuchaste una conversación entre Arizona y yo, ¿cierto? pues solo tengo que decir que ha sido un mal entendido.

— ¡Ja! —Jane negó con la cabeza en forma de ironía—. ¿Crees que soy una cría de tres años? Escuche muy bien como le decías textualmente: "jamás estaría con alguien como Jane".

— ¿Y qué más sabelotodo?

— ¿¡Eso te parece poco Maura!? No sé a qué estás jugando conmigo pero desde luego no voy a permitirlo. Es más, esta conversación se ha terminado.

Jane apoyó todo su peso sobre sus propias piernas para incorporarse y acto seguido empezar a caminar.

—No hemos terminado Jane.

Maura la sujetó del brazo e hizo que volviese a apoyarse contra el coche sin ser brusca. Se puso frente a ella colocando ambas manos en cada lado de la cintura de Jane y la miró a los ojos. Estaban a poca distancia de separación.

—Arizona y yo hablábamos de otra cosa —Explicó la forense—. Ella sabe lo que siento por ti y quiso ayudarme. Me recomendó una escapada romántica para ti y para mí. Me dijo que te propusiese irnos a una cabaña alejada de aquí, que eso nos iba a sentar bien para darnos cuenta de una vez por todas que nuestra relación va en serio… —es interrumpida.

—Y fue ahí cuando le dijiste con otras palabras que preferías irte con otra en lugar que conmigo —Hizo una pequeña pausa y continuó—. No tienes que justificarte Maura, nosotras estamos empezando a tener una relación estable pero si quieres terminamos y así puedes hacer lo que… —Ahora fue ella la interrumpida.

— ¿Quieres dejar que termine de hablar Jane? No fue ahí cuando le dije que quería irme con otra, fue ahí cuando textualmente le dije que: "jamás estaría con alguien como Jane en una cabaña en medio de la nada aunque fuese ella la última persona de la tierra".

—No lo estás arreglando Maura —Advirtió.

—Lo sé, dicho así suena mal pero lo dije porque te recuerdo que esta mañana tú y yo discutimos al no estar de acuerdo en las pruebas de un caso. Entonces hablé con Arizona y en ese momento te odiaba como te odio cuando peleamos por tonterías que luego de cuatro minutos ambas olvidamos.

— ¿Has terminado ya? —Preguntó Jane fingiendo que no le importaba su explicación

— ¡Vamos Jane! —Pidió— no seas orgullosa. Escuchaste algo a medias y no pasa nada, todo queda en un mal entendido. ¿Ahora podrías decirme si era la conversación con Arizona el motivo por el cual tu comportamiento hacia mí cambió bruscamente como para no querer ni hablarme?

—Sí, era eso ¿contenta? ¿Podemos ir dentro ya dentro? —Jane enarcó una ceja cuando vio como Maura sonreía— Vaya… ¿te hace gracia? Bien, ahora sí que hemos terminando de hablar, quítate.

Jane quiso apartarla pero ella se lo impidió.

—Escucha, no me rió de ti. Te ves tan tierna al dejar de ser orgullosa que eso me provoca una sonrisa pero de amor, lo prometo —Sonrió de lado— ¿Alguna duda o ya está todo solucionado entre nosotras?

Jane guardó unos segundos de silencio sin dejar de mirarla a los ojos para acto seguido pasar ambos brazos alrededor del cuello de Maura.

— ¿Dices toda la verdad respecto a la conversación con Arizona?

—Sí, esa es toda la verdad.

— ¿Entonces si estarías con alguien como yo? —Preguntó aunque en realidad no tenía dudas del amor que Maura le demostraba.

—Ya estoy contigo Jane, te prometo que jamás diría que no quiero estar con alguien como tú. Eres la mejor persona que conozco y cada día me demuestras que hice bien en enamorarme de ti.

Jane sonrió tiernamente. Puso una mano en la parte trasera de la cabeza de Maura y con delicadeza la juntó contra sí para poder besarla apasionadamente.

—Te quiero.

—Yo también —Respondió Maura.

Por fin se olvidaban del resto de invitados, no les importó que algún conocido del teniente Cavanaugh pasase y las viese besándose.

—Jane, perdón por lo sucedido en la mesa frente a todos, pero nos tocó la mesa más aburrida de todas y yo solo quería entretenerme contigo… —Dijo Maura dedicándole una sonrisa traviesa.

—No pidas perdón, realmente me gustó —Admitió—. En realidad creo que es hora de entrar ahí y despedirnos de nuestros conocidos para irnos a tu casa lo antes posible…

Añadió Jane justo antes de juntarla todo lo que pudo contra sí. La besó para acto seguido poner una pierna entre las de Maura y tocar su sexo con la rodilla.

— ¿Por qué seguimos aquí Dra. Isles? —Añadió con voz juguetona.

— ¿Sabes? no pienso perder tiempo despidiéndome de toda esa gente —Dijo Maura buscando las llaves del coche—. Vamos a subir al coche e irnos directamente a mi casa.

—Mmm —gimió Jane a la altura del oído de ella provocándole—, Maura siendo incorrecta —Jane le mordió el labio inferior estirándoselo con los dientes—. ¡No sabes cuánto me pone eso!

Maura no podía actuar con normalidad frente a los besos y caricias subidas de tono por parte de Jane. Finalmente encontró las llaves del coche, abrió. Una vez dentro del coche ambas hicieron todo lo posible por controlar sus ganas de tener sexo hasta llegar a casa. Tardarían aproximadamente quince minutos de viaje pero merecía la pena esperar.


Por ahora escribí este fic con el fin de un único capítulo, si se me ocurre algo más continuare la historia. ¡Saludos!