"Hasta que la muerte los separe"

—Acepto.

"Los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia"

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—¿Aun quieres que te mate?

—¿Huh?

—Nos casamos.

—Y anteriormente hicimos el juramento.

Zack refunfuñó. "Puto juramento" espetó en su mente.

—Umm —articuló Ray— ¿Todavía quieres matarme?

Lo miraba con duda y un poco de temor que ese, ya no sea el caso.

—¿Huuh? ¿Qué diablos estás pensando? —molesto consigo mismo por ponerla así— Tenemos nuestro juramento —mirándola serio.

—Ya veo —aliviada— No importa entonces.

—Yo te matare —aseguró— No hay ni una palabra que saliera de mi boca que fuera una mentira.

Se quedaron un rato mirando hasta que la joven hablo: "Tu eres la muerte"

—¿Eh? —pronunció Zack.

—Hasta que la muerte nos separe —dijo Ray, él la miró con sorpresa— Tu eres la muerte —repitió.

Era su ángel de la muerte.

—Tú eres el único que puede matarme.

—Soy el único que puede matarte, Ray —confirmó con una sonrisa— ¿No estas feliz?

—Yeah.

—Bien —repuso—Entonces... ¡Vamos, sonríe! —pidió.

Ella lo hizo (amaba su sonrisa) y él la beso.

Si, él era la muerte (como ella decía) no la iba a llevar todavía. Aun si Rachel, hace mucho tiempo había marcado la hora, lo pospondría.

No iban a separarse... aún no.