¡Hola a todos! Aquí os dejo una historieta cortita que a alguien le pareció curiosa y me animó a publicar... ¡A ver qué os parece!
PD: Esta historia está dedicada a Katie, como agradecimiento por todo lo que ha hecho por mí. ¡Gracias, nena!
"Alice era insoportable"
Alice Rivers no era una chica dulce.
Pese a que provenía de una familia de Hufflepuff buenos, pacientes y amables, Alice Rivers era histérica, egoísta, y desquiciante. Parecía sacada del manual de la perfecta Slytherin; salvo por el hecho de que era una Gryffindor y de que las cuestiones de sangre no le interesaban.
En realidad, no la interesaba casi nada. Incluso, generalmente, el resto de la gente le daba completamente igual. Todo el mundo le era indiferente mientras no la molestara o interfiriera de algún modo en su vida.
Y aquel chico callado de pelo castaño lo estaba haciendo.
Alice detestaba el modo en el que Frank Longbottom se quedaba mirando al infinito con una cara que ella consideraba de tonto. Le entraban ganas de zarandearlo y gritarle hasta que reaccionara. La ponía histérica, la desquiciaba esa mirada de corderito que el muchacho tenía. Lo detestaba.
Una vez, escuchó a una chica de sexto comentar que los ojos del chico le parecían dulces. Alice, entonces, rodó los ojos, pegó un bufido, y murmuró entre dientes:
-Sí, tan dulces que parecen de vaca...
Sólo una vez Lily Evans se atrevió a preguntarle por qué le caía tan mal Longbottom. Alice se encogió de hombros y respondió, indiferente, citando a James Potter:
-"Bueno... es simplemente que existe, no sé si me explico."
Entonces Lily rodó los ojos y se dio por vencida.
No era nada personal, sólo el hecho de existir. Odio a primera vista. Alice no comprendía por qué era tan difícil de entender.
La gota que colmó el vaso fue que lo nombraran capitán del equipo de quidditch.
Sinceramente, Alice pensaba que el puesto era suyo. Era la mejor, sin lugar a dudas. Se había cometido una gran injusticia con ella; seguramente, porque era una chica. Y ya era suficientemente duro tener a Potter de compañero cazador, como para encima que Longbottom fuera el capitán.
Por supuesto, decidió hacer algo al respecto, y eso incluía no obedecer a Frank, chistarle en los entrenamientos y gruñirle en los pasillos. Si eso no funcionaba lo ataría de pies y manos y lo encerraría en la lechucearía durante los partidos, hasta que le cediera el puesto. O quizá eso fuera demasiado.
Otra cosa que Alice detestaba de Frank era que tenía la absurda idea de ser auror. ¡Auror! Algo estúpidamente idealista. El mundo es malo y cruel, ¡sálvese quién pueda! No había por qué arriesgar el trasero por problemas ajenos. Eso era lo que ella pensaba.
Frank le recordaba la eterna bondad y justicia de su familia. A Alice se le hacía vomitiva tanta amabilidad. La eterna sonrisa de su madre se le antojaba empalagosa, lo mismo que la dulce sonrisa de Frank le provocaba caries.
Por su parte, Frank tenía asumido que la relación entre él y Alice estaba condenada al fracaso.
-Eres tan amable como un gnomo de jardín, Alice.-le dijo un día, tras un partido de quidditch, después de soportar una tanda de insultos por parte de la chica.
Por toda respuesta, Alice le tiró su escoba a la cabeza.
La chica era imposible. Lo desquiciaba. Tenía que usar de toda su capacidad de autocontrol para no lanzarle un hechizo cada vez que ella se ponía insoportable.
-No te pongas estupenda, Alice.-solía decir, cuando ella empezaba a gruñir en los entrenamientos.- Tengamos la fiesta en paz.
Y entonces la quaffle volaba hacia la cabeza de Frank.
Afortunadamente, Potter era capaz de atraparla antes de que la cosa llegara a mayores.
Si por aquel entonces alguien hubiera dicho que Alice y Frank iban a terminar juntos, le habrían tachado de loco.
Alice era insoportable.
¿Os ha gustado? Me han sugerido que escriba una segunda parte... ¿Os parece buena idea? ¿Merece la pena?
¡Besotes!
