Notas Principales:
Esta historia es algo así como una recopilación de las tres series de "Digimon", aparecerán personajes tantos de la season 1, 02 y 3 (Tamers), todo estará entremezclado, bueno para dar una edad promedio los de la season 1 Y 2 tienen; comenzando de los más pequeños o sea Iori que es el que tiene 12 años y la edad sube de acuerdo a los demás. No se preocupen mucho por ello, lo diré en el transcurso del fic. En la season 3 o Digimon Tamers, la edad es de 14 años, tanto Takato, Yuri, Ruki o Rika, Ryo y Lee o Henry (¡este desorden de nombres lo producen los norteamericanos!!, que les cuesta mantener los nombres japoneses!!).
Esta situada en la época, tiempo, espacio, etc de la season 3, PERO EN ODAIBA. O sea van a aparecer todos los personajes por consiguiente de esa temporada (Yamaki, su empresa, el padre de Henry, etc).
Espero que hayan entendido algo.^___^ , no soy muy buena para explicar este tipo de cosas, sorry.
File Triangle
Written by: Lore-chan
Capítulo 1º :
Ya era primavera, los días parecían ser más cortos con el sol ahí arriba. La ciudad se sentía calurosa, los rayos del sol chocaban con los grandes ventanales de los edificios y éstos se devolvían a todas partes, actuando cíclicamente contra el suelo. De vez en cuando, el viento de hacía presente sosegando las temperaturas que se sentían subir con el transcurso de los minutos.
La mañana comenzaba a desaparecer junto con la rapidez y el desorden que implican esas horas en Odaiba o en cualquier lugar del mundo. Las personas siempre van a quedarse dormidas o a olvidar algo dejando alborotos en las calles y porqué no en sí mismos. Los antes insoportables bocinazos mañaneros y diarios, dieron paso a lo que se podría decir un lugar más tranquilo y apacible; pero al menos se podía respirar con más facilidad.
Las primarias, secundarias y preparatorias; tocaban el segundo receso del día. Se podía notar en la mayoría de los alumnos un gran fastidio en sus rostros a pesar de haber entrado en los colegios hacía pocas horas. Algo similar ocurría con los profesores.
Los patios, jardines, pasillos y escaleras se amontonaron en poco tiempo de chicos entre doce y dieciocho años. Desde que habían construido el edificio donde los nueve años obligatorios y los tres opcionales de educación estaban reunidos bajo el mismo techo, ocurría lo mismo. Decían que unir las primarias, secundarias y preparatorias en un mismo centro educacional facilitaba el aprendizaje y por supuesto los costos de manutención y de obraje eran más rebajados. Salía mucho más barato construir tres edificios en un mismo terreno que tres en terrenos distintos y alejados entre sí, obviamente; además el gobierno contribuía en algo. En un principio nadie estuvo de acuerdo, las diferencias en las edades podrían mal influir en los alumnos.
Aún así, diseñaron tipos de infraestructuras que más tarde hicieron aprobar el proyecto. Los edificios de primaria y secundaria estarían separados por la gran cancha deportiva. Cada uno con sus respectivos sanitarios, bibliotecas, lugares de descanso, entre otros. El último, el edificio de preparatoria, estaba situado tras los gimnasios, uno de ellos tenía la piscina y se realizaban los deportes correspondientes ahí, el segundo gimnasio estaba destinado sólo para el basketball, los demás deportes serían practicados en otra cancha que estaba a un lado del casino.
Era realmente un gran terreno, que si no era muy bien conocido, alguien podría perfectamente perderse dentro. Era por ello que los alumnos de nuevo ingreso le pedían ayuda a los más avanzados en estudios y por supuesto en la orientación del lugar en donde estaban.
-¡Yuri!, ¡Yuri, espérame!
La exclamación proveniente de un chico de unos 16 años sobresalió del barullo colectivo que había en los escalones de la escalera. Aún de ese modo la chica llamada Yuri, no giró y continuó su camino por el pasillo. Él llevaba en sus manos unos goggles que casi rodaron escaleras abajo cuando un alumno de grado mayor le chocó. Prefirió ponérselos en su cabello marrón claro y llamar otra vez a su amiga, pero con el accidente la perdió de vista.
-¡hey, Takato! - una fuerte palmada aterrizó en su espalda - ¿cómo estás?.
-Taichi, hola.
-mh, ¿te pasa algo?
-no, nada, estoy algo cansado con las últimas clases.
-bueno, somos dos - sonrió.
Taichi se alejó sacudiéndole la mano, él era un alto moreno de ojos café oscuro. No era muy difícil dar con Tai su alborotado cabello delataba su presencia en cualquier lugar. Cursaba ya la preparatoria, segundo año. Ambos jóvenes estaban emparentados por parte del padre de Taichi, eran primos. Takato había llegado este año a la ciudad a vivir con su familia que se instalaron enseguida con una panadería en el centro.
Habían oído hablar del colegio y al saber que su primo estaría también, no dudó en inscribirse.
Takato caminó desolado por los patios buscando a Yuri, a pesar de tenerla cerca suyo durante cada clase, era extraña la vez en que ella le dirigía la palabra, pero cuan alegre se ponía si le hablaba. Además le daba ánimo con lo poco y nada que le decía.
Entró al casino y observó qué comprar. Al fin y dándose cuenta del escaso tiempo que le sobraba para regodearse más, compró unas galletas que estaban por agotarse. Los descansos eran de tan sólo veinticinco minutos cada tres horas y media de estudio, con una jornada que comenzaba a las ocho en punto de la mañana y concluía con el receso del almuerzo un cuarto para las cuatro de la tarde, pero como no traía comida desde su casa, prefería aguantar y comer allá. A eso se le sumaba el mal sabor que tenía la comida del casino.
Mientras vagaba masticando las galletas recubiertas con chocolate, se encontró con algunos de sus amigos sentados en el césped, bajo unos árboles que los estudiantes de primaria plantaron el año pasado. Jugaban a las cartas.
-¡gané! - exclamó un chico de ojos azules y gorra que ordenaba su cabello marrón.
Takato se acercó.
-¡hola, Takato - sonrió el recién vencedor - ¿trajiste las cartas?
-las olvidé - se lamentó - estaba retrasado y las dejé en los juegos del parque.
-¿aún las guardas en el mismo lugar de hace tres años?.
-pues, sí.
-vaya, me sorprende que no te las hayan robado, Kenta debió sacarlas de ahí hace tiempo, unos chicos merodeaban las cercanías.
-a eso, ¿dónde está Kenta? - Takato lanzó unos rápidos vistazos.
-mirando a la reina digimon, jugar, ¿dónde más?.
-¿no se cansa?, Rika jamás querrá jugar otra vez con él. Hasta yo le gano.
-bien - dijo el de ojos azules sacudiéndose sus pantalones - como no trajiste las cartas, iré a buscar a alguien a quien retar. Nos vemos, Takato.
-si - el moreno se quedó pensativo - oye!, Hirokasu!
-¿qué? - le gritó alejado unos cuantos metros.
-¿has visto a Yuri?.
-la vi pasar con su prima, la chica de preparatoria, a los baños del edificio de la secundaria.
-¡gracias!.
Se encaminó al lugar que le indicaron, no estaba muy seguro qué le diría a Yuri al encontrarla, pero lo importante era que le hablaría.
Le faltaban, quizá, dos cortos pasillos para llegar a los baños, cuando recordó que Hirokasu le había mencionado que su amiga estaba con una prima. Si era quien creía que era, no sería buena idea estar allí.
En el baño, entre tanto, Yuri estaba sentada espaldas a los espejos, mirándose en ellos, una chica de cabello negro azulado liso, pintaba sus labios de un tono oscuro, lo cual combinaba con su uniforme azul.
En cuanto a los uniformes era muy fácil saber qué alumno pertenecía a cierto nivel educacional. Por ejemplo: los de primaria llevaban el uniforme de marinero (en las mujeres), color lila oscuro y un pantalón negro (hombres) y la chaqueta de ese tono. En los de secundaria este era idéntico, pero verde. Ya pasando a los de la preparatoria, era azul.
La muchacha lanzó un beso imaginario a su imagen y sacando un lápiz de ojos, contorneó el área de éstos, color miel, haciéndolos resaltar.
-¿cómo se ven? - preguntó la de cabello negro a Yuri.
-bonitos.
-¿no quieres que los tuyos se vean igual?.
-no, gracias, Mimi. Me gustan así como están.
-está bien - dijo. Guardo los cosméticos sobre los lavamanos - aunque si no te arreglas ese chico jamás sabrá que tú estás interesada en él.
Yuri enrojeció de vergüenza. Su prima había prometido no tocar el tema, le había insistido tanto aquel día de lluvia que la amiga de Takato desistió y le contó. No se imaginaba que Mimi la molestaría tanto con eso.
Eran las dos tan distintas entre sí, ¿qué parecido podrían tener?. Yuri creyó que Mimi si sabía guardar un secreto, como ella siempre se los guardaba.
-Mimi.
-op's, sorry, olvidé la promesa. Lo siento, Yuri.
Ambas salieron del baño tras diez minutos, tiempo el cual Mimi tardó en volver a mirarse en el espejo, repasar imperfecciones en su rostro y otros varios. Ella era estudiante de primer año de preparatoria, tenía dieciséis años, con un círculo de amigos bastante extenso. Claro, muy pocos de ellos, amigos de verdad.
Se toparon en el camino a los jardines de la secundaria con unos chicos amigos de Yuri, uno tenía el cabello azul caído en melena, con un ojos del mismo color, el otro, por su parte era muy parecido al primo de Takato. Eran Ken Ishijouji y Daisuke Motomiya respectivamente, 14 años. Integrantes del equipo de football oficial de la secundaria que se dirigían a su entrenamiento diario.
-¡hola Yuri! - le saludaron.
Los dos eran sus compañeros de salón.
-¿faltarán a clase de matemáticas?.
-pues sí, ¿qué suerte, no? - respondió Daisuke sarcástico - el entrenador nos llamó más temprano, al parecer jugaremos el sábado. ¿nos irás a ver?.
-no lo sé, si tengo libre, por supuesto.
-¿Mimi? - Ken miró a la acompañante de su compañera.
-hola Ken.
-¿pintaste tu cabello nuevamente? - preguntó Motomiya.
-sí, ¿cómo se ve?.
-bien. Aunque te ves más pálida.
-está mejor que el blanco ceniza que tenías antes - comentó Ken.
-¿por qué no vienes a vernos ahora, Yuri? - pidió el que se parecía a Tai.
-es que ya van a tocar.
No pudieron conversar mucho más el timbre los interrumpió.
Todos se despidieron, Mimi se fue hasta su edificio, Yuri al suyo y Ken con Daisuke hasta la cancha que separaba la primaria de la secundaria.
Taichi, que hasta hace poco observaba desde el balcón del cuarto piso, se acercó hasta su salón. Afuera se encontró con dos de sus amigos. Ella, de cabello corto, sentada en un banco que había a un lado de la puerta; él rubio, de hermosos ojos azules. Estaban tomados de la mano y parecían conversar un tema delicado por expresión en sus caras. Aún de ese modo al ver llegar a Taichi trataron de sonreír.
-oye, Taichi - dijo el rubio - Jou acaba de irse, te estuvo buscando durante todo el descanso. Te tenía unos libros que pasar.
-es cierto!, el examen es mañana y todavía no los leo.
-¿todavía no? - la chica soltó su mano de la del rubio y se acercó hasta el moreno - si quieres te los presto yo, ya los leí.
-no, gracias Jun.
-no es necesario - intervino el rubio - Jou me los entregó, los dejé en su puesto.
-los iré a ver, ¿son muy largos?.
-587 páginas.
-vaya, lo comenzaré a leer ahora y después le pediré un resumen de esos que hace Sora.
Entró en el salón y enseguida sus ojos fueron a dar hacia una pelirroja que estaba sentada abstraída completamente observando hacia el exterior, peinaba distraída con los dedos su cabello largo recogido al costado derecho con una hebilla azul con un leve escalonado en la parte de la cara, se veía con los ojos perdidos en el vidrio y Taichi se quedó observándola con cierto aire de idiotez que aparece cuando se está enamorado.
Ella, sintiendo la fuerte mirada del otro sobre sí, se giró desprevenida hacia Taichi, aún con los recuerdos de hasta hace poco en su cabeza. El moreno le sonrió y se acercó sin más, utilizó todos sus dotes de galantería para caminar escasos cinco puestos que los separaban y superó casualmente restos de pintura acrílica que se habían utilizado en la clase anterior.
-em, Sora - dijo.
-hola Taichi.
-em, ¿tienes la tarea de historia?.
-¿no la hiciste?.
-lo olvidé, es que ayer ayudé a entrenar a Daisuke y a Ken.
-pues de todas maneras no creo que la revisen.
-perfecto, entonces no la copio.
-pero estudia.
-¿para qué?.
-para el examen que viene entrando - sonrió la pelirroja bajándose de la mesa.
-¡¿examen?!.
* ~ * ~ * ~ *
Mimi ya iba retrasada a sus clases de inglés, los minutos se habían pasado rápidamente mientras hablaba de paso con un chico de último año. Era de seguro que aquella profesora la dejaría fuera del salón por sexta vez en lo que transcurría del año; no soportaba los atrasos y fuese quien fuese lo dejaba a un costado de la sala cargando dos baldes de agua fría que Mimi conocía a la perfección. Subió casi corriendo los 50 escalones que la alejaban del salón de clases y mientras pedía que la profesora no hubiese llegado aún se encontró con un compañero de salón cargando baldes de agua.
La de cabello negro se acercó incrédula, no podía creer que Koushirou Izumi estuviese allí afuera. Ese chico extraña vez llegaba atrasado. El chico era de mediana estatura, aún así, pasaba a la morena por escasos centímetros cuando no traía zapatos de tacón, como era en este caso; tenía el cabello pelirrojo y desordenado que le daban aires de chico intelectual, pero a su vez y al parecer con una carrera hacia la sala, se había desordenado más de la cuenta y pasaría como un muchacho rebelde.
Mimi lo miró de pies a cabeza y por primera vez descubrió algo más que a alguien callado. Era bastante atractivo y los ojos negros del Izumi se clavaron de pronto en los suyos, pareciese que hubiera leído su mente.
En esos momentos la profesora de inglés salió y no faltó mucho para que ella también cargara los baldes con agua junto al pelirrojo que desprendía un aroma agradable.
-es extraño que estés atrasado, Izumi - dijo ella.
-no llegué atrasado - corrigió.
-¿no?. y, ¿entonces?.
-disculpa Tachikawa, pero ¿segura que quieres escucharme?.
-¿por qué lo dices?.
-no lo sé - miró hacia el piso - realmente no somos muy sociables ambos.
-vamos - sonrió Mimi - podemos hablar de algo mientras estemos aquí, o ¿prefieres quedarte callado todo el tiempo?.
No respondió.
-¿Izumi?, mh, ¿sabes?, el que no te haya hablado demasiado durante el año no significa que no debamos hablarnos nunca. Cuéntame algo - le animó.
-pues, ¿cómo qué?.
-sería perfecto si empezases con porqué te echaron del salón.
-la profesora encontró cigarrillos en mi pantalón.
-¿cigarrillos?, ¿fumas? - se sorprendió Mimi.
-el que me vea como un erudito, no me hace ser la persona que tú crees quien soy - Koushirou la miró.
-¿cómo así?.
-o sea, estoy seguro que en estos años me has visto como a alguien sobresalientemente inteligente, insocial, alejado. Si fuese por la apariencia física habría deducido mucho sobre ti.
-¿qué quieres decir con ello?.
-disculpa - dijo Koushirou.
-está bien, sólo espero que lo que pensaste de mí no haya sido malo.
-no te preocupes.
-pero aún no respondiste mi pregunta, ¿fumas?.
-sí.
-vaya, bad boy.
-no, una cosa no lleva a la otra - respondió serio.
Ella suspiró.
-pues yo no fumo.
-¿no?.
y Mimi sonrió.
-no, una cosa no lleva a la otra, no te dejes llevar por mi apariencia.
CONTINUARÁ.
Notas: ¿les gustó?.ojala que sí.
Reviews???? Please.
L o r e - c h a n
Esta historia es algo así como una recopilación de las tres series de "Digimon", aparecerán personajes tantos de la season 1, 02 y 3 (Tamers), todo estará entremezclado, bueno para dar una edad promedio los de la season 1 Y 2 tienen; comenzando de los más pequeños o sea Iori que es el que tiene 12 años y la edad sube de acuerdo a los demás. No se preocupen mucho por ello, lo diré en el transcurso del fic. En la season 3 o Digimon Tamers, la edad es de 14 años, tanto Takato, Yuri, Ruki o Rika, Ryo y Lee o Henry (¡este desorden de nombres lo producen los norteamericanos!!, que les cuesta mantener los nombres japoneses!!).
Esta situada en la época, tiempo, espacio, etc de la season 3, PERO EN ODAIBA. O sea van a aparecer todos los personajes por consiguiente de esa temporada (Yamaki, su empresa, el padre de Henry, etc).
Espero que hayan entendido algo.^___^ , no soy muy buena para explicar este tipo de cosas, sorry.
File Triangle
Written by: Lore-chan
Capítulo 1º :
Ya era primavera, los días parecían ser más cortos con el sol ahí arriba. La ciudad se sentía calurosa, los rayos del sol chocaban con los grandes ventanales de los edificios y éstos se devolvían a todas partes, actuando cíclicamente contra el suelo. De vez en cuando, el viento de hacía presente sosegando las temperaturas que se sentían subir con el transcurso de los minutos.
La mañana comenzaba a desaparecer junto con la rapidez y el desorden que implican esas horas en Odaiba o en cualquier lugar del mundo. Las personas siempre van a quedarse dormidas o a olvidar algo dejando alborotos en las calles y porqué no en sí mismos. Los antes insoportables bocinazos mañaneros y diarios, dieron paso a lo que se podría decir un lugar más tranquilo y apacible; pero al menos se podía respirar con más facilidad.
Las primarias, secundarias y preparatorias; tocaban el segundo receso del día. Se podía notar en la mayoría de los alumnos un gran fastidio en sus rostros a pesar de haber entrado en los colegios hacía pocas horas. Algo similar ocurría con los profesores.
Los patios, jardines, pasillos y escaleras se amontonaron en poco tiempo de chicos entre doce y dieciocho años. Desde que habían construido el edificio donde los nueve años obligatorios y los tres opcionales de educación estaban reunidos bajo el mismo techo, ocurría lo mismo. Decían que unir las primarias, secundarias y preparatorias en un mismo centro educacional facilitaba el aprendizaje y por supuesto los costos de manutención y de obraje eran más rebajados. Salía mucho más barato construir tres edificios en un mismo terreno que tres en terrenos distintos y alejados entre sí, obviamente; además el gobierno contribuía en algo. En un principio nadie estuvo de acuerdo, las diferencias en las edades podrían mal influir en los alumnos.
Aún así, diseñaron tipos de infraestructuras que más tarde hicieron aprobar el proyecto. Los edificios de primaria y secundaria estarían separados por la gran cancha deportiva. Cada uno con sus respectivos sanitarios, bibliotecas, lugares de descanso, entre otros. El último, el edificio de preparatoria, estaba situado tras los gimnasios, uno de ellos tenía la piscina y se realizaban los deportes correspondientes ahí, el segundo gimnasio estaba destinado sólo para el basketball, los demás deportes serían practicados en otra cancha que estaba a un lado del casino.
Era realmente un gran terreno, que si no era muy bien conocido, alguien podría perfectamente perderse dentro. Era por ello que los alumnos de nuevo ingreso le pedían ayuda a los más avanzados en estudios y por supuesto en la orientación del lugar en donde estaban.
-¡Yuri!, ¡Yuri, espérame!
La exclamación proveniente de un chico de unos 16 años sobresalió del barullo colectivo que había en los escalones de la escalera. Aún de ese modo la chica llamada Yuri, no giró y continuó su camino por el pasillo. Él llevaba en sus manos unos goggles que casi rodaron escaleras abajo cuando un alumno de grado mayor le chocó. Prefirió ponérselos en su cabello marrón claro y llamar otra vez a su amiga, pero con el accidente la perdió de vista.
-¡hey, Takato! - una fuerte palmada aterrizó en su espalda - ¿cómo estás?.
-Taichi, hola.
-mh, ¿te pasa algo?
-no, nada, estoy algo cansado con las últimas clases.
-bueno, somos dos - sonrió.
Taichi se alejó sacudiéndole la mano, él era un alto moreno de ojos café oscuro. No era muy difícil dar con Tai su alborotado cabello delataba su presencia en cualquier lugar. Cursaba ya la preparatoria, segundo año. Ambos jóvenes estaban emparentados por parte del padre de Taichi, eran primos. Takato había llegado este año a la ciudad a vivir con su familia que se instalaron enseguida con una panadería en el centro.
Habían oído hablar del colegio y al saber que su primo estaría también, no dudó en inscribirse.
Takato caminó desolado por los patios buscando a Yuri, a pesar de tenerla cerca suyo durante cada clase, era extraña la vez en que ella le dirigía la palabra, pero cuan alegre se ponía si le hablaba. Además le daba ánimo con lo poco y nada que le decía.
Entró al casino y observó qué comprar. Al fin y dándose cuenta del escaso tiempo que le sobraba para regodearse más, compró unas galletas que estaban por agotarse. Los descansos eran de tan sólo veinticinco minutos cada tres horas y media de estudio, con una jornada que comenzaba a las ocho en punto de la mañana y concluía con el receso del almuerzo un cuarto para las cuatro de la tarde, pero como no traía comida desde su casa, prefería aguantar y comer allá. A eso se le sumaba el mal sabor que tenía la comida del casino.
Mientras vagaba masticando las galletas recubiertas con chocolate, se encontró con algunos de sus amigos sentados en el césped, bajo unos árboles que los estudiantes de primaria plantaron el año pasado. Jugaban a las cartas.
-¡gané! - exclamó un chico de ojos azules y gorra que ordenaba su cabello marrón.
Takato se acercó.
-¡hola, Takato - sonrió el recién vencedor - ¿trajiste las cartas?
-las olvidé - se lamentó - estaba retrasado y las dejé en los juegos del parque.
-¿aún las guardas en el mismo lugar de hace tres años?.
-pues, sí.
-vaya, me sorprende que no te las hayan robado, Kenta debió sacarlas de ahí hace tiempo, unos chicos merodeaban las cercanías.
-a eso, ¿dónde está Kenta? - Takato lanzó unos rápidos vistazos.
-mirando a la reina digimon, jugar, ¿dónde más?.
-¿no se cansa?, Rika jamás querrá jugar otra vez con él. Hasta yo le gano.
-bien - dijo el de ojos azules sacudiéndose sus pantalones - como no trajiste las cartas, iré a buscar a alguien a quien retar. Nos vemos, Takato.
-si - el moreno se quedó pensativo - oye!, Hirokasu!
-¿qué? - le gritó alejado unos cuantos metros.
-¿has visto a Yuri?.
-la vi pasar con su prima, la chica de preparatoria, a los baños del edificio de la secundaria.
-¡gracias!.
Se encaminó al lugar que le indicaron, no estaba muy seguro qué le diría a Yuri al encontrarla, pero lo importante era que le hablaría.
Le faltaban, quizá, dos cortos pasillos para llegar a los baños, cuando recordó que Hirokasu le había mencionado que su amiga estaba con una prima. Si era quien creía que era, no sería buena idea estar allí.
En el baño, entre tanto, Yuri estaba sentada espaldas a los espejos, mirándose en ellos, una chica de cabello negro azulado liso, pintaba sus labios de un tono oscuro, lo cual combinaba con su uniforme azul.
En cuanto a los uniformes era muy fácil saber qué alumno pertenecía a cierto nivel educacional. Por ejemplo: los de primaria llevaban el uniforme de marinero (en las mujeres), color lila oscuro y un pantalón negro (hombres) y la chaqueta de ese tono. En los de secundaria este era idéntico, pero verde. Ya pasando a los de la preparatoria, era azul.
La muchacha lanzó un beso imaginario a su imagen y sacando un lápiz de ojos, contorneó el área de éstos, color miel, haciéndolos resaltar.
-¿cómo se ven? - preguntó la de cabello negro a Yuri.
-bonitos.
-¿no quieres que los tuyos se vean igual?.
-no, gracias, Mimi. Me gustan así como están.
-está bien - dijo. Guardo los cosméticos sobre los lavamanos - aunque si no te arreglas ese chico jamás sabrá que tú estás interesada en él.
Yuri enrojeció de vergüenza. Su prima había prometido no tocar el tema, le había insistido tanto aquel día de lluvia que la amiga de Takato desistió y le contó. No se imaginaba que Mimi la molestaría tanto con eso.
Eran las dos tan distintas entre sí, ¿qué parecido podrían tener?. Yuri creyó que Mimi si sabía guardar un secreto, como ella siempre se los guardaba.
-Mimi.
-op's, sorry, olvidé la promesa. Lo siento, Yuri.
Ambas salieron del baño tras diez minutos, tiempo el cual Mimi tardó en volver a mirarse en el espejo, repasar imperfecciones en su rostro y otros varios. Ella era estudiante de primer año de preparatoria, tenía dieciséis años, con un círculo de amigos bastante extenso. Claro, muy pocos de ellos, amigos de verdad.
Se toparon en el camino a los jardines de la secundaria con unos chicos amigos de Yuri, uno tenía el cabello azul caído en melena, con un ojos del mismo color, el otro, por su parte era muy parecido al primo de Takato. Eran Ken Ishijouji y Daisuke Motomiya respectivamente, 14 años. Integrantes del equipo de football oficial de la secundaria que se dirigían a su entrenamiento diario.
-¡hola Yuri! - le saludaron.
Los dos eran sus compañeros de salón.
-¿faltarán a clase de matemáticas?.
-pues sí, ¿qué suerte, no? - respondió Daisuke sarcástico - el entrenador nos llamó más temprano, al parecer jugaremos el sábado. ¿nos irás a ver?.
-no lo sé, si tengo libre, por supuesto.
-¿Mimi? - Ken miró a la acompañante de su compañera.
-hola Ken.
-¿pintaste tu cabello nuevamente? - preguntó Motomiya.
-sí, ¿cómo se ve?.
-bien. Aunque te ves más pálida.
-está mejor que el blanco ceniza que tenías antes - comentó Ken.
-¿por qué no vienes a vernos ahora, Yuri? - pidió el que se parecía a Tai.
-es que ya van a tocar.
No pudieron conversar mucho más el timbre los interrumpió.
Todos se despidieron, Mimi se fue hasta su edificio, Yuri al suyo y Ken con Daisuke hasta la cancha que separaba la primaria de la secundaria.
Taichi, que hasta hace poco observaba desde el balcón del cuarto piso, se acercó hasta su salón. Afuera se encontró con dos de sus amigos. Ella, de cabello corto, sentada en un banco que había a un lado de la puerta; él rubio, de hermosos ojos azules. Estaban tomados de la mano y parecían conversar un tema delicado por expresión en sus caras. Aún de ese modo al ver llegar a Taichi trataron de sonreír.
-oye, Taichi - dijo el rubio - Jou acaba de irse, te estuvo buscando durante todo el descanso. Te tenía unos libros que pasar.
-es cierto!, el examen es mañana y todavía no los leo.
-¿todavía no? - la chica soltó su mano de la del rubio y se acercó hasta el moreno - si quieres te los presto yo, ya los leí.
-no, gracias Jun.
-no es necesario - intervino el rubio - Jou me los entregó, los dejé en su puesto.
-los iré a ver, ¿son muy largos?.
-587 páginas.
-vaya, lo comenzaré a leer ahora y después le pediré un resumen de esos que hace Sora.
Entró en el salón y enseguida sus ojos fueron a dar hacia una pelirroja que estaba sentada abstraída completamente observando hacia el exterior, peinaba distraída con los dedos su cabello largo recogido al costado derecho con una hebilla azul con un leve escalonado en la parte de la cara, se veía con los ojos perdidos en el vidrio y Taichi se quedó observándola con cierto aire de idiotez que aparece cuando se está enamorado.
Ella, sintiendo la fuerte mirada del otro sobre sí, se giró desprevenida hacia Taichi, aún con los recuerdos de hasta hace poco en su cabeza. El moreno le sonrió y se acercó sin más, utilizó todos sus dotes de galantería para caminar escasos cinco puestos que los separaban y superó casualmente restos de pintura acrílica que se habían utilizado en la clase anterior.
-em, Sora - dijo.
-hola Taichi.
-em, ¿tienes la tarea de historia?.
-¿no la hiciste?.
-lo olvidé, es que ayer ayudé a entrenar a Daisuke y a Ken.
-pues de todas maneras no creo que la revisen.
-perfecto, entonces no la copio.
-pero estudia.
-¿para qué?.
-para el examen que viene entrando - sonrió la pelirroja bajándose de la mesa.
-¡¿examen?!.
* ~ * ~ * ~ *
Mimi ya iba retrasada a sus clases de inglés, los minutos se habían pasado rápidamente mientras hablaba de paso con un chico de último año. Era de seguro que aquella profesora la dejaría fuera del salón por sexta vez en lo que transcurría del año; no soportaba los atrasos y fuese quien fuese lo dejaba a un costado de la sala cargando dos baldes de agua fría que Mimi conocía a la perfección. Subió casi corriendo los 50 escalones que la alejaban del salón de clases y mientras pedía que la profesora no hubiese llegado aún se encontró con un compañero de salón cargando baldes de agua.
La de cabello negro se acercó incrédula, no podía creer que Koushirou Izumi estuviese allí afuera. Ese chico extraña vez llegaba atrasado. El chico era de mediana estatura, aún así, pasaba a la morena por escasos centímetros cuando no traía zapatos de tacón, como era en este caso; tenía el cabello pelirrojo y desordenado que le daban aires de chico intelectual, pero a su vez y al parecer con una carrera hacia la sala, se había desordenado más de la cuenta y pasaría como un muchacho rebelde.
Mimi lo miró de pies a cabeza y por primera vez descubrió algo más que a alguien callado. Era bastante atractivo y los ojos negros del Izumi se clavaron de pronto en los suyos, pareciese que hubiera leído su mente.
En esos momentos la profesora de inglés salió y no faltó mucho para que ella también cargara los baldes con agua junto al pelirrojo que desprendía un aroma agradable.
-es extraño que estés atrasado, Izumi - dijo ella.
-no llegué atrasado - corrigió.
-¿no?. y, ¿entonces?.
-disculpa Tachikawa, pero ¿segura que quieres escucharme?.
-¿por qué lo dices?.
-no lo sé - miró hacia el piso - realmente no somos muy sociables ambos.
-vamos - sonrió Mimi - podemos hablar de algo mientras estemos aquí, o ¿prefieres quedarte callado todo el tiempo?.
No respondió.
-¿Izumi?, mh, ¿sabes?, el que no te haya hablado demasiado durante el año no significa que no debamos hablarnos nunca. Cuéntame algo - le animó.
-pues, ¿cómo qué?.
-sería perfecto si empezases con porqué te echaron del salón.
-la profesora encontró cigarrillos en mi pantalón.
-¿cigarrillos?, ¿fumas? - se sorprendió Mimi.
-el que me vea como un erudito, no me hace ser la persona que tú crees quien soy - Koushirou la miró.
-¿cómo así?.
-o sea, estoy seguro que en estos años me has visto como a alguien sobresalientemente inteligente, insocial, alejado. Si fuese por la apariencia física habría deducido mucho sobre ti.
-¿qué quieres decir con ello?.
-disculpa - dijo Koushirou.
-está bien, sólo espero que lo que pensaste de mí no haya sido malo.
-no te preocupes.
-pero aún no respondiste mi pregunta, ¿fumas?.
-sí.
-vaya, bad boy.
-no, una cosa no lleva a la otra - respondió serio.
Ella suspiró.
-pues yo no fumo.
-¿no?.
y Mimi sonrió.
-no, una cosa no lleva a la otra, no te dejes llevar por mi apariencia.
CONTINUARÁ.
Notas: ¿les gustó?.ojala que sí.
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