Autor: Hielo. [Mi viejo nick en el foro de SSYaoi; también está Matashii-kun, que es el primero con el que empecé a escribir fics; "AmaiDoku" es el definitivo].
Título: Nada.
Tipo: Drabble.
Advertencias: Muerte de un personaje. || No soy buena con los títulos, además creo que es más raro que la rareza misma(?), también aclaro que dejo la redacción original, es decir, sólo lo estoy mudando.
Pareja Principal: Saga & Kanon.
Razón: Evento "Biweekly Eye Candy Challenge", del Club Taste of Sin del foro SSYaoi.
Estado: Terminado.
Nº de Palabras: 300, sin contar el titulo.
Última actualización: Miércoles 8, mayo 2013.
Disclaimer: Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada y hago esto sin fines de lucro.
Te invito a disfrutar de la lectura, y si te ha gustado no te olvides de regalarme un comentario, sería de gran ayuda. C:
Nada
Entro con firmes pasos a la morada del patriarca, y helo ahí: Sentado con indiferente magnificencia, mirando al horizonte con el todo y la nada reflejado en su mirada.
—Espero estés consciente de lo ridículo que te ves con esa pose, "Patriarca"
Escupo las palabras en tu indolente rostro, mientras sostengo el tridente muy cerca de tu piel.
Te mantienes estático, cual perfecta escultura: sin una arruga de más o de menos en tus facciones. Clavo el arma en el respaldo del trono, arañando en el proceso la mejilla derecha de mi igual; la sangre resbala lentamente hasta mi lengua, pues he acercado mi rostro al tuyo esperando tu reacción y nada.
Nada ocurre pese a mi osadía, nada te inmuta ni te interesa…
—¿Es así cómo será todo entre nosotros? —, inquiero molesto abofeteándote con el dorso de mi mano. —¡Responde!
Ordeno y una burlesca sonrisa aparece en tus labios, mientras me miras ausente. ¿Qué es tan divertido? Con el mayor de los descaros ríes en mi cara, inundando con el demencial sonido cada rincón del lugar.
Frunzo el ceño molesto, indignado, pero eso a ti igual te da. Todo vuelve a ser silencio y en un arranque, tomo las hebras azules que enmarcan tu rostro y atrayéndolo con brusquedad hacia el mío, beso con rabia tus fríos labios.
De la nada un agudo dolor recorre mi cuerpo, provocando que me arrodille frente al trono vacío. Enfoco la vista en el suelo contemplando el carmín chorreando por la herida; el tridente está clavado en mi abdomen, atravesando mi figura y al regresar la vista a mis espadas, ahí está él: llorando amargamente, clavando sus esmeraldas en las mías. Intento acercarme a ti, y tus labios se tuercen en vil sonrisa que de a poco se difumina, igual que todo.
