Basado en la película "Ai no Kotodama" que se estrenó en el 2007, de origen Japonés que pertenece (Tanto historia como personajes) al guionista y director Kaneda Takashi.
Sinopsis: Zoro, un chico muy voluble, y Sanji viven juntos pero no están muy seguros acerca de su relación. Las cosas van bien hasta que agradablemente una niña de la escuela secundaria aparece y crea todo tipo de angustia entre ellos dos.
Dudas, enigmas y las pulsaciones en su corazón le hicieron quedarse allí parado observando la gente pasando a su lado ignorándolo e incluso la bolsa que una vez había estado en sus manos, se encontraba en el suelo.
¿Qué hacer?, era su mayor duda.
A menudo siento que no podemos tenerlo todo.
Un hombre robusto paso por su lado concentrado en su teléfono celular, empujándolo con el hombro innecesariamente. Más este no se detuvo o si quiera dijo perdón, o le replicó.
En este mar de gente… La persona que se preocupa por mí…
Tragó saliva y observó la bolsa plástica en el suelo, atentada por ser pisoteada.
¿Por qué tiene que ser él?, hay muchas chicas guapas a mi alrededor.
Una morena paso a su lado deteniéndose frente a la bolsa, rodeándola y siguiendo por su camino contoneando las caderas en aquella falda tan pequeña que moldeaba sus perfectas caderas.
Además, tengo posibilidad de quedar con algunas de ellas. Lo sé.
Pero al final termine por enamorarme, de alguien quien es como un hermano para mí. Ahora mismo con él, es algo que puede llegar a durar para siempre.
Levanto la mirada y suspiro. Debía de hacer algo, no podía quedar simplemente así. Por algo había comprado aquello.
Pensamientos así por él; son como un sueño que no pueden volverse realidad. Siempre he pensado de esa manera.
Se inclinó para agarrar su compra y la sostuvo con la mano izquierda, mientras acomodaba su mochila sobre su espalda con la otra.
Todas las personas salían contoneándose y burlándose del pobre profesor de análisis argumentativo, y es que quien en su sano juicio decía que las mujeres podían violar a un hombre, a no ser que les pusieran un vibrador por el culo claro. Aun así el grupo estalló en carcajadas con la simple mención, y se decían llamar universitarios.
Salió y acomodo la mochila, abrió los botones de la camisa que llevaba dejando el esqueleto que llevaba por debajo a la vista y es que él siempre sufría de calores. Más en verano.
Su teléfono celular comenzó a sonar haciéndole detener por el pasillo lleno de gente, así que se recargo contra una de las paredes y lo sacó del bolsillo de su pantalón, notando que era un mensaje de texto.
"Zoro, ¿Ya terminaron las clases? No hay tabasco, compra algo"
-Hey Roronoa –Se giró ante la mención de su apellido y guardo el teléfono notando a dos de sus compañeros que se le acercaban con una gran sonrisa en sus labios; levantó una ceja -¿Vino Kuroashi hoy? –Negó –Uh, he traído su DVD para devolvérselo –Observó como el chico de pecas, cabello largo y color negro que lo tenía recogido en una pequeña coleta hurgaba en su mochila.
¿Su DVD?, pensó.
-Bueno, nos separamos esta mañana –Levantó los hombros.
-Bueno, siento molestarte pero he decidido en dártelo a ti –Bufó.
-No soy tu recadero Ace –El nombrado soltó una risita.
-¿Puedes dárselo? –Entrecerró los ojos al ver la pasta color negro y a cierto actor calvo que reconocería en cualquier lugar… era SU DVD.
-…Vale –Lo tomó y guardo en su mochila negando por lo bajo.
-Bushido, ustedes son muy ocurrentes –Declaró una voz más aguda, nada menos que la de cabellera azul quien compartía algunas clases con ellos. La chica camino a su alrededor observándolo y dedicándole una sonrisa tierna –Aunque esto es extraño.
-¿Ah?
-Donde encuentres a uno, el otro también está allí –La pequeña acomodó la falda que llevaba hasta las rodillas y se colocó al lado del pecoso.
-No te entiendo, Vivi –Dijo Zoro rascando su nuca sin preocupación.
-Tiene razón Vivi –Aseguró Ace inclinándose y dedicándole una miraba burlesca –Están siempre juntos.
-Son solo cosas de compañeros de habitación, es normal que estemos siempre juntos –Espeto sin gracia y con el ceño un poco fruncido. Debía de irse y esos dos interferían en sus planes –Pero no significa que seamos siameses; necesitamos nuestro espacio.
-Es agradable; yo también quiero vivir con alguien –La peli azul miró fijamente y batiendo sus pestañas al azabache -¿Qué te parece, Ace? –Le empujó juguetonamente con el hombro al brazo del chico quien solo le regaló una sonrisa pequeña.
-Nos vemos –Se despidió de él al mismo tiempo que comenzaba a subir las escaleras con una Vivi por detrás que se quejaba.
-¿Qué tiene de malo? ¿No es grande tú casa?
-No quiero que tus amigos piensen cosas raras…
-No te preocupes. Soy muy astuta en ese asunto…
Sonrió al verlos desaparecer tras una columna y prosiguió a salir de allí lo más rápido que pudiese. Necesitaba ir a trabajar.
Cerró la puerta del departamento con cuidado y alejo sus zapatos dejándolos fuera del alfombrado de su hogar, alejó la camisa la cual quedó cerca al sofá y estiro perezosamente la bolsa en dirección a la cocina donde podía escuchar claramente los sartenes y algo batiéndose.
La zarandeo al ver que no la agarraba a lo que escucho un fuerte "Oh".
-¡Gracias!, necesitaba salsa picante –Vio aquella presencia que agarraba la bolsa como si se tratase de algún obsequio. De cabellos rubios, ojos azules aunque ocultase un flequillo, piel porcelana y delgado pero fornido. Sonrió y giró el rostro ahora rebuscando en su mochila.
-¿Cuándo compraste esto? –Pregunto con ironía enseñándole en la cara su DVD –Es mío –Volvió a guardarlo más por un momento notó como el rubio sacudía los brazos con pereza.
-¿Qué te pasa? Es como si te fueses a morir –Decidió ignorarlo sentándose en lo que suponía era el comedor que prácticamente era una mesa plegable y dos sillas blancas -¡Además! –Se giró ante la potente voz de su compañero –Lo que es tuyo es mío –Lo señalo primero –Y lo que es mío es tuyo; así que ese DVD es mío –Se señaló para volver a girarse y concentrarse en lo que preparaba con una gran sonrisa.
Suspiró y rodo los ojos.
-Falta poco. Está casi listo.
-Tú eres el cocinero.
No lo refutó.
Este es mi compañero de habitación, Kuroashi Sanji. A veces la gente se ríe por su apellido, una semejanza a lo que casi siempre usa, pantalones negros. Aunque tenga un apellido japonés, él verdaderamente es francés.
Nos conocimos hace años en el instituto; un intercambió y por razones de gusto prefirió quedarse a vivir en Japón. A veces lo llamó por su nombre, otras por apodos que le fastidian…
-Oye.
-¿Sí?
-¿Crees qué Ace y Vivi estén saliendo?
-Bueno, ellos están pasando mucho tiempo uno al lado del otro –Observó la caja de cigarros frente a sus ojos y como si nada, tomó uno a la misma vez que agarraba un mechero -¿Ellos salen? –Puso el pitillo en sus labios y miró por un momento al oji azul que fugazmente le miró y volvió su vista a la charola -¿Mmm? –Insistió; encendió el cigarro y probó la primera calada de humó antes para responder.
-Nada; solo que ellos hablaron sobre convivir juntos –O mejor dicho ella –Me pregunto sí eso funcionaría –Los sonidos en la cocina se detuvieron.
-Lo nuestro funciona –Su corazón bombeo en aquel momento.
-Nosotros somos diferentes… -Murmuró alejando el cigarro y mirando a la nada.
-Espera un poco más –Por lo visto ni lo había escuchado. Levanto la mirada y se encontró con el calendario de la pared donde se marcaba con un círculo en rojo algo muy especial, y él lo sabía -¡Hecho! –Los pasos se escucharon cerca y fue cuando un plato de espaguetis fue puesto frente a su rostro.
-Sobre los planes de este fin de semana –Dijo empujando su rostro en dirección al calendario.
-¿Sí? –Sanji se fue despojando del delantal rojo con estampados de conejos (Sí, porque aun por macho que fuera adoraba los conejos y cuando vio el mandil no pudo aguantar por comprarlo y usarlo en casa).
-¿Qué te parece sí uno de nosotros consigue algo bueno para comer? –Agarró el tenedor. Las manos blancas se apoyaron en la mesa y miró como los orbes azules brillaban observando también el número tachado.
Su risa lo hizo arrugar la frente.
-¿Qué? –Luego decía que era demasiado frío y de 'piedra'.
-Nada –Le miró -¿Es acaso una cita?
-Sabes, no importa –Apartó la mirada.
-Zoro –Se quejó como un niño pequeño a lo cual quería reír, pero no lo complacería.
-Cállate –Sanji se acercó hasta su persona y le regaló una mirada enternecida.
-Pensaré en lo que quiero comer en mis cumpleaños –De nuevo su ego subió ante la idea –Hay algo de lo que deseo hablar contigo –De nuevo desapareció en la cocina.
-¿Qué? –Cuestiono; al momento Sanji se acercó ocultando algo tras su espalda –Actúas extraño -¿Y si algo le había ocurrido? Imposible, lo tenía frente a sus ojos, intacto.
El rubio reveló su taza color verde extendiéndosela.
-Tú taza –Parpadeo y estiró sus manos para agarrarla, la observó y fue cuando sus ojos se abrieron de golpe, ¡Estaba pegada con silicona! Separó el horror y notó la pobre oreja de su taza ahora destrozada.
-¡¿Qué le hiciste a mi taza?! –Se levantó enojado frente al rubio quien solo retrocedió y levantó las manos haciéndole creer que estaba asustado, ¡Y un cuerno! Que la sonrisa no se desaparecía.
-¡Es la taza que te di el año pasado! –Río, lo que le hizo enojar más.
-¡Rompe tus propias tazas! ¡Es por eso-! –Sus muñecas fueron agarradas y su boca callada ante los labios del rubio que se oprimieron contra los suyos con firmeza. Abrió los ojos y se limitó a sentir un pequeño movimiento por parte de Sanji que le obligo a alejarse por el horrible sonrojo que ahora cubría sus mejillas.
Escucho una risilla a su espalda.
-No creas que te liberas tan fácil –Amenazó con voz ronca.
-Lo siento; la pagaré ¿De acuerdo? –Sin otra palabra se sentó en su lugar y observó como Sanji corría nuevamente a la cocina –No te enfades; ahora comeremos con el tabasco que has comprado –Paso a su lado y se sentó poniendo el bote en el centro.
Zoro agarró la salsa y fue poniendo el surtido en su plato al mismo tiempo que agarraba su taza destrozada y se la restregaba en la cara a Sanji quien solo lo miró con el ceño fruncido pero para nada enojado.
-¡Ya lo sé! –Le arrebató la salsa y agregó un poco a la suya.
Él agarró una gran cantidad de pasta y la metió en su boca, saboreando el exquisito sabor pero al instante sintiendo como su boca comenzaba a quemar.
-Uhhdb –Intento tragar por que sí lo devolvía de seguro sería echado de su propio departamento y el oji azul abrió los ojos comenzando a reír. Se limitó a extender su plató y ofrecerle para que probase, solo que esta vez coloco mucha y logro meterla en su boca ahora siendo el pobre francés quien arrugase la cara y le lagrimaran los ojos.
-¡Le echaste mucho! –Salió corriendo de nuevo a la cocina y en ese lapso Zoro intercambio los platos esta vez intentando comer un buen plato, así mismo un vaso de agua fue puesto junto con una jarra llena.
-Lo comeré todo –Mintió.
-¡Echaste a perder mi espagueti! –Se sentó y comió de su plató a lo que esta vez escupió el propio cocinero su comida y tosió agarrando la jarra y bebiendo de esta; El moreno solo comenzó a reírse mientras seguía devorando el plato del otro -¡No te perdonare! –Sanji agarró el plato intentando arrebatárselo a lo que él con el tenedor embutió la comida en su boca -¡Mi comida! –Forcejearon entre risas y quejas por parte de ambos.
Pronto serán dos años en el que comenzamos la convivencia. Momentos como estos… son mis favoritos.
