Disclaimer: nada del potterverso me pertenece

Este fic participa en el reto "Solsticio de invierno" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

Palabras que debe contener el fic: cascabel y ponche de huevo.


Decoración navideña

Si había algo que le gustase a Rose de las Navidades era el hecho de poder decorar su casa, especialmente poner el árbol de Navidad y adornarlo con infinadad de cosas, por ejemplo con cascabeles, los cuales le encantaba hacer tintinear antes de colgarlos. Desde que era pequeña recordaba que cada año su padre traía un pequeño abeto que colocaba y, junto a su madre, los tres lo decoraban profusamente. Luego llegó Hugo, que también se acabó uniendo a esta tradición familiar.

Sin embargo, por primera vez, ese año sus padres no podrían ayudarles con la decoración navideña. Tanto su padre como su madre tenían mucho trabajo en el Ministerio. Por ello, Rose decidió que ese año sería ella la encargada de decorarlo todo y que contaría con la ayuda de su hermano.

Por ello, aquella mañana, cuando sus padres se habían ido ya, bajó con su hermano hasta el sótano y, poco a poco, fue subiendo todos los elementos decorativos. El abeto de ese año ya lo había traído su padre el día anterior.

Así, cuando al fin estuvo todo listo, los dos hermanos se pusieron a decorar el árbol. En un principio lo hicieron en perfecta armonía, pero más tarde Hugo comenzo a cansarse, de modo que se puso a juguetear con los adornos de tal manera que tras un rato era él el que parecía un árbol de Navidad decorado. Aquello enervó a Rose, más que nada porque sus intentos de acabar a tiempo no estaban dando resultado, así como quería que todo fuese perfecto.

Sin embargo, poco a poco, todo estuvo listo. Tan sólo quedaba colocar la estrella. Para ello cogió una caja de madera y sacó una delicada estrella de cristal, la cual era de su madre.

—¿Puedo cogerla? —preguntó Hugo.

—No, tonto, es muy delicada. Yo la pondré.

Habían subido también una escalera, la cual Rose escaló hasta estar a la altura de la copa del árbol. Hugo miraba inseguro a su hermana, la cual se inclinaba hacia la copa del árbol para poner la estrella. Finalmente lo logró, pero algo salió mal, pues Rose se había inclinado tanto hacia el árbol que la escalera había terminado por ceder. La niña cayó sobre el árbol, el cual no pudo soportar el peso y comenzó a caer. Hugo, que estaba en el suelo, huyó despavorido ante la avalancha, pues los adornos compuestos por bolas, cascabeles, campanas y espumillón comenzaba a caer encima suya.

La caída del árbol retumbó en toda la casa.

—¿Rose? —preguntó Hugo —. ¿Estás bien?

La joven salió de entre las ramas, con el pelo muy revuelto. Los hermanos contemplaron a su alrededor y fueron testigos del desastre. La decoración se encontraba destrozada por todo el suelo del salón. Lo peor era que la estrella de cristal de su madre se había hecho añicos.

—Tenemos que hacer algo antes de que lleguen papá y mamá... —dijo Rose.

Pero papá y mamá acababan de llegar por sorpresa.

—¿Niños? —dijo su madre —. ¿Dónde estáis?

—Hemos salido prontro del trabajo para poder decorar la casa con vosotros —argumentó su padre.

Para cuando llegaron al salón, vieron el desastre provocado.

—Pero... Pero... —balbucía su padre.

Rose se levantó y, sin quererlo, comenzó a llorar.

—Yo... lo siento, quería decorarlo todo para vosotros...

Sostenía con cuidado los pedazos rotos de la estrella. Su madre se acercó y se arrodilló ante ella, quitándole los pedazos. Sacó su varita y pronunció el hechizo que hizo que se reparase sola.

—¿Lo ves? No pasa nada.

Y dicho esto, la abrazó. Después miró a su marido, que con un amplio movimiento de su varita hizo recolocar todo. Entonces cogió a su hija y la elevó hasta la altura de la copa del árbol. Su madre le había dado la estrella, la cual Rose volvió a poner, esta vez con total seguridad.

Tras eso, los cuatro contemplaron el árbol, ya decorado. Una vez más, como hacía todos los años, Rose Weasley se reafirmó en el hecho de que le encantaba aquella época del año, más aún si lo hacía rodeada de los que más quería.