ANTES DE PARTIR

Por Raelana

No sé por qué la amo. Ella era una niña traviesa y delgaducha que me pegaba cada vez que tenía la oportunidad. Yo la hacía enfadar. Sus mejillas se coloreaban y sus ojos relampagueaban antes de lanzarse sobre mí y me gustaba. Me gustaba hacerla rabiar. Nunca me tuvo miedo, realmente, aunque se mantenía a distancia. Y yo no me acerqué cuando tuve la oportunidad. Ahora soy despreciado, rechazado, insultado. He crecido, ya no deseo hacerla rabiar, pero ella me sigue viendo como a un niño. No se puede borrar el pasado. La segunda oportunidad no existe. No he cambiado. Solamente la amo.

No sé por qué no me ama. Soy la sombra oscura de su príncipe añorado. Tal vez no puede verme pues la luz que emitía Anthony aun me eclipsa y me vuelve más oscuro. Pero Anthony ya no está y yo permanezco, intentando desprender algo de su luz. Algunas personas han visto mis virtudes. Ella está ciega. Algunos confían en mí. Ella se aleja antes de que pueda pronunciar la primera palabra. Mis amigos me siguen. Mi familia sabe que soy capaz de amar. Soy fiel. Soy leal. Ella sólo recuerda al niño que le gastaba bromas los días de verano.

Le ofrezco mi vida y la desprecia. Le ofrezco mi alma y la rompe en pedazos sin importarle que me esté haciendo daño. Podría poner el mundo a sus pies, pero ella prefiere dormir en un establo. Con una sonrisa. Ahora me devuelve todas y cada una de las lágrimas que le hice derramar. En el cielo veo el reflejo de sus ojos, en las gotas de rocío el brillo de su sonrisa. Alejarse de ella curará mi vergüenza pero no secaré mis lágrimas. Le debo demasiadas.

Me llaman. Las maletas están hechas. El coche espera. Busco por el suelo los pedazos de mi corazón pero no los encuentro. Está vacío. Se ha fundido con el calor de las lágrimas, se ha quemado con el dolor, ha desaparecido. Ahora tengo un agujero negro y vacío en el centro del pecho.

No sé porqué la amo. No sé si dejaré de amarla en la distancia. No sé, si ya no tengo corazón, porque me duele tanto un agujero vacío.