Hola a todos.
Antes que nada, se que muchos estáis esperando que termine mi otro fic, pero estoy totalmente bloqueada con el, de manera que me he lanzado a escribir este nuevo fic. Es una idea que tengo en mente desde hace mucho tiempo. Es un Ranma & Akane. Esta es otra de mis parejas preferidas, y es un fic que hace mucho tiempo deseo hacer.
Solo quiero decir que terminaré el que tengo empezado, pero los que escribís como yo, sabéis que a veces es bueno escribir otras cosas, para aclarar las ideas.
Espero que os guste esta historia, es un reto personal.
Lo estoy elaborando en ratos que tengo libres en el trabajo. De manera que primero lo escribo al papel y luego lo paso al ordenador.
Va a ser un fic largo. Y creo que me va a costar mucho tiempo el hacerlo. Es muy distinto a lo que suelo escribir, sobretodo en la forma.
Solo me queda decir que Los personajes no me pertenecen, son propiedad de la magnifica Rumiko! Y su mundo
2ª OPORTUNIDAD
INTRODUCCIÓN
La noche era oscura y agitada, las nubes ocultaban la luz de la luna, las ramas de los árboles se agitaban con violencia por las ráfagas de viento que se empeñaba en empujarlas. El silencio de la noche, era eclipsado por los continuos silbidos del aire que arremetía con furia contra el edificio. Y en el interior de éste, en una solitaria habitación, yacía un joven sobre su futón, igualmente agitado que aquel viento que se hallaba en el exterior.
Sus ojos estaba abiertos como platos, con la mirada fija en la nada. Su cuerpo estaba frío y húmedo por el sudor que de este emanaba.
El viento volvió a sonar, haciendo que el joven regresase de sus pensamientos a su habitación. Miró a su alrededor, buscando algún indicio de vida que contrastase con aquel mortuorio y oscuro lugar. Tan solo la luz verde de su despertador le indicaba que el mundo no se había detenido, el tiempo pasaba y el mundo entero continuaba su curso.
Las tres de la madrugada, otra noche más. Otra larga noche, igual que todas las demás desde hacía ya tres años. Desde que sucedió aquel fatídico accidente. Desde que la creyó muerta, en Jusenko, por su causa. Desde que reconoció amarla para luego negarla.
Tres años de miedo y de mala conciencia que lo torturaban sin dejarle una sola noche de descanso.
Rodó sobre si mismo hasta quedarse bocabajo, abrazando fuertemente la almohada en un vano intento de hallar el calor que necesitaba para tranquilizar su agitado corazón. Pero como siempre, aquello no fue posible. No halló el calor ni el confort que quería, que necesitaba.
No lo pensó más, se levantó, y con el mayor silencio posible, se fue hacia el único lugar que existía en este mundo, en el cual podía hallar los cinco minutos de paz que su corazón le pedía a gritos.
De igual forma que un ladrón entra en una casa en busca del mayor tesoro posible, él entró en la habitación de ella, sabiendo de antemano que allí residía su tesoro más preciado.
Cuidadosamente abrió la puerta, una sonrisa iluminó su rostro.
Igual que cada noche, allí estaba su más valiosa posesión, su Akane.
Se adentró al interior del cuarto oscuro, pero no necesitaba luz, sabía perfectamente cual era la distribución de éste. Años de experiencia, en entrar a hurtadillas lo avalaban.
Se acercó a la cama, y allí la vio. Recostada de lado, en posición fetal, tapada con la manta debido a la fría noche, dejando únicamente su rostro a la vista de aquel conocido invasor. Y con eso le bastaba.
Se sentó en el suelo, con su barbilla apoyada sobre la cama, con su rostro lo suficientemente cerca de ella para poder sentir la respiración de Akane chocando contra su cara. Aquello era la mejor medicina que necesitaba para su angustiado corazón. El poder sentir como sus pulmones se llenaban de aire, de vida.
La amaba profundamente. Era absurdo mentirse a si mismo, ocultarse aquella realidad. Pero no se lo podía decir, todavía no.
Ranma ya no era aquel chiquillo de hacía tres años. Ahora se había convertido en todo un hombrecito de 18 años. Sí, hombrecito. Pues todavía no se podía definir como a un hombre de verdad, porque todavía se sentía como un completo crío cuando estaba a su lado. Puede que en su interior se hubiese reconocidos a si mismo muchas cosas, además de asumirlas, pero cuando estaba junto a ella, perdía toda la madurez y confianza en si mismo adquiridas.
¿Por miedo? Seguro.
Después de la boda fallida , comprendió, que por más que amase a Akane, no podía enfrentar a aquellos sentimientos, y con el tiempo, la cosa empeoró. Sus sentimientos y emociones fueron cada vez a más, mas fuertes y mas intensos. En muchas ocasiones le costaba el poder controlarlas, el poder comprenderlas. Tan fuerte era lo que sentía hacia ella que en ocasiones lo asustaba. Si aquello lo hablaba con Akane¿como no iba ella a asustarse tambien?
Sabía que si daba el paso, no abría marcha atrás. Podría como excusa el estar prometidos, el ser novios, lo que fuese. Pero hallaría la excusa para saciar la sed que tenía de ella.
Pero eso era algo que no debía hacer. Akane era especial. Akane se merecía algo mejor. Se merecía un noviazgo decente, en donde él la fuese conquistando poco a poco y llegado el momento, se casarían, para que de esa manera, llegase su noche de bodas. Y en esa noche, no en ninguna otra, la haría suya, le haría el amor.
Aquello era lo correcto. Aquello era lo que Akane se merecía, pero lo único que no podía darle.
Por que sabía que en el momento en el que le diese un beso, en el momento en que sus manos tocasen su blanca piel, no se detendría. No abría marcha atrás, le haría el amor con toda aquella pasión contenida, y por ello, la deshonraría a la vez.
Y Ranma Saotome era un hombre de honor, por ello no podía decirle cuanto la amaba, porque eso sería como abrir una puerta sin opción a ser cerrada de nuevo.
Todavía permanecía allí, mirándola, oculto bajo la protección de la noche. Para un hombre, tener que convivir por tanto tiempo con la persona que es el objeto de todo su deseo, pasión y lujuria, es muy duro. Lo comprendió cuando ella yacía entre sus brazos, hace ya 3 años, muerta, inerte, carente de movimiento. En ese momento, por una milésima de segundo, la odió con toda su alma, por abandonarlo de aquella forma tan cruel. Pero ella regresó a él. Como siempre había hecho, como hizo después, tras muchas otras aventuras que ambos vivieron y como sabía que lo haría siempre.
No era necesario que ella le dijese un "te quiero" y mucho menos un " me gustas". Él sabía perfectamente que el corazón de aquella mujer, que en esos momentos dormía placidamente ante sus ojos, era exclusivamente suyo. Y esperaba, rezaba, que por más peleas que tuviesen, por más insultos intercambiados hubiese habido, ella tuviese la misma certeza que él.
Pero ahora se encontraba allí, de nuevo, otra noche más. Después de que la misma pesadilla que siempre se repetía, en la cual ella moría, él regresaba a su cuarto para mostrarse a si mismo que ella permanecía allí, junto a él, viva. E igual que el resto de las otras noches él regresaría a su cuarto, con el alma y el corazón más clamados, para intentar hallar el reposo negado de la noche.
Pero esa noche era especial, aquel ritual sería interrumpido. 18 años tenía ya, si quería ser digno de ella, ser le hombre que ella se merecía, aquello era algo que tenía que hacer.
La contempló un rato más, se inclinó un poco, rozando levemente sus labios con los de ella. Haciendo que aquel simple contacto fuese el detonante de una suma de sensaciones tan apasionadas, tan intensas, que por miedo a no poder controlarlas, por miedo a que lo dominasen, no consumió ese beso de despedida que tanto ansiaba entregarle.
Con suma pena se incorporó y repasó mentalmente todos loa motivos que lo habían empujado a tomar aquella decisión.
Al cumplir la mayoría de edad, sus padres insistían con mayor intensidad y frecuencia, sobre su matrimonio. Decían que debía ser realizado y consumado lo antes posible por el bien de la familia. Provocando que las discusiones entre ellos fuesen a más, si aquello era posible. Sabía que si las cosas seguían de aquella manera, corrían el riesgo de que él y Akane terminasen separándose para siempre, debido a la presión a los que los sometían. O pero aún, podrían terminar por casándolos, sin estar preparados, haciendo que su matrimonio se convirtiese en un infiero dominado por los miedos e inseguridades, fruto de su inmadurez y juventud. Y eso era lo último que Ranma quería.
¿La amaba? Más que a nada.
¿Se quería casar con ella? Ella y no otra sería la madre de sus hijos.
¿Pero con 18 años, que clase de marido sería, que futuro podría ofrecerle? No tenía dinero y continuaba con su maldita maldición.
¿Que podía darle él? Nada.
Por eso tomó la decisión de irse esa misma noche, se iría en cuanto la ya esperada pesadilla terminase.
Tenía miedo. Temía como reaccionaría ella. Sabía que se enfadaría, gritaría e intentaría ir a buscarlo. Seguro que por segundos mal pensaría de que se había fugado con alguna de sus fastidiosas falsas prometidas. Pero ese era parte de su encanto. Su fuerte y explosivo carácter.
Con el corazón en un puño y lleno de tristeza, la miró por última vez. No sabía cuando volvería a verla. Posó su mano sobre sus rostro, en una dulce caricia, y con su dedo índice acarició suavemente sus labios, dibujándolos, memorizándolos, para luego llevárselo sobre los suyos, para poder sentir, o imaginar, el sabor de estos.
Dejó la nota sobre la mesa y regresó a su cuarto, para recoger las pocas pertenencias que poseía y de esa manera, emprender un viaje, con un retorno incierto.
El brillante sol de la mañana, entraba radiante a través de su habitación. El sentir el calor de ese sol, después de una fría noche, era la mejor manera de empezar el día.
Muy alegre se despertó Akane, sentada sobre su cama se estiró, para despertar sus perezosos músculos aún dormidos.
Miró sobre su escritorio, en busca de la ropa que se había dejado preparada la noche anterior. Pero sobre el montón de ropa había un papel. Extrañada, pues ella no recordaba haber dejado ninguna nota, la cogió y al ver en ella algo escrita, se dispuso a leerla.
" Hola Akane.
Que te puedo decir, se que me odiarás por esto. Pero te ruego que comprendas. Estamos sometidos bajo una presión constante por culpa de nuestros padres por el tema de la boda.
Con ello no digo que no me quiera casar contigo, porque entiende bien esto, Para mí tú eres mí única prometida. La única mujer con la que me voy a casar. Pero cuando llegue ese día, yo mismo te lo pediré, y eso será cuando tenga algo que ofrecerte.
Por eso me voy en busca de ese "algo". No se cuando regresaré, pero será de aquí mucho tiempo. Por eso te pido que me perdones. Aprovecha para estudiar lo que siempre quisiste, magisterio. Ahora podrás ir a la universidad que quieras, sin estar coaccionada por mi causa.
Sé que serás una maestra excepcional.
Te juro que regresaré por ti, por ello te pido que me esperes.
Te quiero.
Ranma Saotome"
De repente llamaron a la puerta y su hermana Katumi entró a su habitación, como cada mañana, para avisarla de que el desayuno estaba listo. Pero en lugar de hallar a su hermana ya lista para bajar, se la encontró con su pijama todavía sobre ella, sentada en la cama. Sostenía un papel en las manos y lloraba en silencio. Katumi asustada de verla en ese estado, fue corriendo a su lado. No preguntó, solo la abrazó, provocando que su llanto fuese incontrolable.
Akane se sentía mal, sola, desamparada, traicionada. Un tremendo dolor se adueñó de su corazón y este dio rienda suelta al exterior, cuando su hermana mayor le dio aquel abrazo ue necesitaba de otra persona.
Y entre llanto y llanto, dijo en un susurro, como si el autor de esa nota se encontrase presente.
- Ese "algo" eres tú, baka.
Continuará.
Bueno, aquí esta el prologo. Que les ha parecido. Esto solo ha sido una introducción, para poneros en situación. En los siguientes capítulos, habrá más dialogo, y como no… lemond XD
Ranma se ha ido, pues cree tener motivos para hacerlo. Akane se ha quedado sola. Y el tiempo pasará.
Como he dicho antes, este fic va a ser algo diferente a lo que hago. Exceptuando este capitulo, en lo sucesivo será narrado desde el punto de vista de Akane, alguno del de Ranma.
Quiero plasmar mi visión de com se podrían haber desarrollado las cosas entre estos dos. Y la idea de que Ranma desaparezca, me pareció acertada. Pues todos sabemos, que tiende a huir cuando las cosas le sobrepasan.
Bueno, tengo escritos 2 capítulos más, pero como estan al papel, los iré pasando a limpio en cuanto tenga tiempo. No creo que me retarde demasiado con el siguiente.
Espero que os haya gustado.
Nos vemos.
