Hola a todos, gracias por pasar a leer.
—Dialogos —
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SOLO MÍA
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Cualquiera que viera a Ino Yamanaka se quedaría embelesado por su belleza y ella lo sabia, cada mañana tenía un ritual para arreglarse para que su cabello luciera reluciente, sus ojos se vieran más grandes y que su ropa dejará mostrar cada curva de su cuerpo.
Desde pequeña gustaba de la atención que otros le proporcinaban, de los regalos y halagos; por lo que procuraba sonreir todo el tiempo.
En ocasiones tanta atención era abrumadora y no soportaba los vulgares "piropos" que algunos tipos le brindaban cuando les daba la espalda.
Por suerte para ella la preparación de kunoihi los mantuvo a raya y también, ella creía, de una presencia que siempre la había acompañado desde que era niña.
Jamás lo había mencionando puesto que no estaba segura de eso, pero nunca se sentía sola, sentia una mirada que vigilaba cada acción, en un principio pensó que era un acosador pero ni sus más grandes artimañas lograron descubrirlo por lo que poco a poco se fue acostumbrando.
—Ya falta poco —sonrió al ver el atardecer mientras estiraba sus piernas, su defensa siempre estaba alerta y sobretodo cuando se encontraba en lugares así donde no habia nadie y la sensación de alguien cerca de ella era más fuerte.
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No entendia como una pequeña rubia pudiera causarle tanta inquietud, Itachi Uchiha estaba entre las sombras de los árboles procurando no ser visto y tener el mejor lugar para contemplar a la pequeña rubia que ayudaba a cuidar la floristería y que por esa acción lo había cautivado.
Cuando ella tenía cinco años su ternura y el brillo de sus ojos azules lo hechizaron y desde entonces se dedicó a observarla para poder decifrar lo que le había hecho.
Los años transcurrieron y aunque fue el responsable de la extinción de su Clan no podía olvidar a aquella rubia y arriesgaba su vida por verla, fue testigo del cambió físico de la chica y eso solo aumento su obsesión por ella.
No soportaba que alguien la observará, tocará o acercará pero por más que evitaba que alguien le hablará la chica hacia lo posible por estar cerca del sexo opuesto. No paraba de abrazar o sonreir con aquellos que se decían sus amigos que hacían de todo con tal de profanar con sus manos la piel de porcelana de la chica.
Tenía bajo la mira cualquier acción de los hombres cercanos a ella y también de su hermano menor, se le calentaba la sangre su actitud coqueta pero más aún que la hicieran llorar.
Esperaba ansioso cuando ella estaba sola porque era el momento donde podía acercarse más. Y ahora desde las sombras y con el atardecer invitándolo a acercarse, mientras todo se envuelve entre la oscuridad, a aquella chiquilla que sin saberlo ha formado parte de su vida.
—Asi que eras tú —lo miró sonriendo al ver que había sorprendido al gran Itachi.
—¿Yo qué? —se levantó y la miró fijó.
—Quien ha estado cuidándome desde hace años —se acercó un poco más a él, su cuerpo temblaba y su rostro se enrojecia.
—Solo quiero descubrir que es lo que me atrae de ti —puso ambas manos en sus mejillas y acarició su piel— quiero saber porque tengo esta sensación de saber que solo eres mía —acerco su rostro hasta rozar con su boca los labios de la chica.
El beso empezó lento y de a poco Ino le fue correspondiendo, atrayendolo con sus manos hacia ella.
—Eres solo mia —susurro sin despegar sus labios.
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FIN
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Gracias por leer, espero les haya gustado, nos seguimos leyendo.
Besitos
