Disclaimer: No, la ultima vez que miré mi cartera, no tenía millones de libras y, como tampoco soy rubia, he de suponer (muy a mi pesar) que no soy JK Rowling.
N/A: ¡Bienvenid s, bienvenid s a mi nueva historia! Sé que este tema de las generaciones es muy, muy quemado, pero me apetecía hacer mi pequeña aportación y este no será igual a los demás.
Sin nada más que decir por el momento, ¡disfrutad!
Prólogo
(1º generación)
En la sala común de Gryffindor estaba todo el mundo en silencio. Los alumnos de 5º y 7º estaban estudiando para sus TIMOS y EXTÁSIS, respectivamente, y los demás, simplemente, no estaban. Hacía un día precioso en el exterior y nadie quería estar dentro del castillo. Todo el mundo estaba en los jardines, disfrutando con sus amigos a la sombra de un árbol o remojándose los pies en el lago. Bueno, dijimos antes que todos los de 7º estaban estudiando, ¿no? Pues resulta que cuatro chicos no. Estos chicos, los mayores y mejores alborotadores que Hogwarts ha tenido (por el momento), estaban planeando una nueva broma, que incluía a uno de ellos, una pelirroja un tanto bipolar y un ramo gigante de rosas rojas. Bueno, el chico en cuestión no se lo tomaba a broma, dado que pensaba declararse a la pelirroja (por millonésima vez) y esperaba que esta aceptara (cosa poco probable dado que la pelirroja lo detestaba, pero, vamos, el chico al menos era optimista). En ese momento estaban entrando por el retrato de la Dama Gorda y James (nuestro chico enamorado) comenzó a buscar a su pelirroja con la mirada. Cuando por fin dio con ella, sonrió y se volvió hacia sus amigos, pero antes de que dijera nada, uno de ellos habló.
-Este... James, lo siento tío pero tengo que irme. Acabo de acordarme que la profesora McGonagal me había citado a esta hora.
Los otros, extrañados por la actitud de su amigo, le dejaron marchar viendo como corría por el pasillo. James empezó lo que iba a decir antes.
-Bueno, recordáis el plan, ¿no?- dijo revolviendo su pelo negro, dejándolo más despeinado de lo que ya estaba.
-Sí...- respondieron sus amigos sin ganas.
-¡Os he hecho una pregunta!- dijo, perdiendo los estribos.
-¡Sí!- exclamaron los demás, después un chico de pelo negro y ojos grises continúo- Cornamenta, ¿es esto de verdad necesario? Te ha rechazado ya... ¿cuántas veces? ¿Por qué crees que esta vez será diferente?
El otro chico lo miró muy serio y mientras abría más y más sus ojos avellanas fue diciéndole al otro:
-Canuto, ¿qué si es de verdad necesario? ¿Cómo no va a serlo? Es como molestar a Quejicus o comer tarta de melaza o jugar al Quidditch, ¡claro que es necesario! ¡Es como... como... respirar o desafiar a tus estúpidos padres!
-Vale, vale... Lo capto. Esto para ti es muy importante. Pero no entiendo que tenemos nosotros que ver en esto. Esa pelirroja es muy agresiva y capaz que de un golpe me desfigura mi hermosa cara- dijo con una mueca, mientras lamentaba no haberse ido con su otro amigo.
-Oh... Así que es eso. El gran Sirius Black tiene miedo, ¿eh? Venga, Lunático, Canuto es un rajado...
-¡Cómo te atreves! ¡Sirius Black no es un rajado! Poseo un gran instinto de supervivencia, que es diferente. ¡Pero vamos de una maldita vez y acabemos con esto!- dijo muy indignado mientras comenzaba a ir hacia donde estaba la pelirroja, con sus dos amigos siguiéndole de cerca mientras se reían.
La chica que buscaban estaba sentada al fondo de la sala común con otra pareja, mientras estudiaba muy concentrada. Entonces, una sombra le tapó la luz que entraba por la ventana, obligándola a separar sus ojos esmeraldas de sus apuntes, para llevar su vista a las personas que molestaban su estudio. Cuando las reconoció, bufó molesta.
-Hola, Lily.
-Hola, Remus- dijo sonriendo al chico de pelo castaño y ojos miel al que James había llamado "Lunático" y resignándose a saludar a sus amigos, dijo- Potter, Black, ¿qué hacéis molestando mi hora de estudio? Es decir, ¿qué hacéis en la Tierra?
-Pelirroja, no me parece justo que a Lunático le sonrías y le trates bien y a mi sólo me mires y me digas "Potter".
-Evans, Potter, me llamo Evans. Repite conmigo: E-V-A-N-S, no es tan complicado. Además, si sólo has venido aquí a decirme eso, mejor me voy. Venga, Alice, vámonos- dijo mirando a la pareja mientras se levantaba. James, que se había quedado embobado mientras miraba a Lily, reaccionó y salió corriendo buscando a la muchacha, que iba rumbo a la biblioteca. Cuando por fin la encontró, estaba con "su persona menos grata", aunque Lily parecía molesta.
-¡Evans! ¿Te vas y me dejas solo en la sala común para encontrarte con...- miró al chico de arriba abajo- esto?
-Potter, "esto" tiene nombre, se llama Snape, y no he quedado con él, ha sido él quién me ha buscado.
James sabía que Lily comenzaba a enfadarse, lo sabía porque se estaba poniendo cada vez más colorada y sus orificios nasales se estaban ensanchando, por lo que decidió enmendarlo.
-Pero, pel... estee... Evans, yo iba a decirte algo.
-Argh, Potter, habla ya y vete. Aunque si es una tontería, te aviso que no soy responsable de mis actos.
-Bueno, bien. ¿Pelirroja, querrías hacerme el honor de...?- no pudo terminar, porque una extraña burbuja violeta les rodeó y les llevó a todos a otro lugar, a James, Lily, Snape y a otras muchas personas.
(2º generación)
En el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería era tarde, ya había dado el toque de queda, no había nadie por los pasillos, excepto unos alumnos que estaban practicando hechizos como si la vida les fuese en ello. Uno de ellos, un chico con el pelo negro, ojos verde esmeralda y gafas, se paseaba entre ellos, corrigiéndoles sus fallos. Estaba orgulloso, era la última clase antes de las vacaciones de Navidad y no estaban practicando nada nuevo, pero habían mejorado muchísimo. La mayoría era capaz de ejecutar los hechizos correctamente y sólo fallaban de vez en cuando. Al cabo de un rato, cuando todo el mundo acababa de irse, Harry, que estaba seguro de que se había quedado a solas con Cho y estaba organizando unos cojines para ganar tiempo, oyó lo que menos esperaba: un fuerte sollozo. Cho estaba llorando. Se pusieron a hablar de Cedric y cuando se iba a ir de la sala, Cho le retuvo y cuando se volvió a acercar, se dieron cuenta de que había muérdago debajo de ellos. Se fueron acercando poco a poco, hasta que una extraña burbuja violeta envolvió a Harry, separándole de Cho, llevándoselo a él y a otras cuantas personas.
(3º generación)
Esa tarde hacía mucho calor en La Madriguera, algo normal, dado que estaban en pleno verano, pero no por ello menos molesto. Todos los adultos se habían ido de vacaciones, dejando a sus hijos al cargo de sus no-tan-jóvenes abuelos. Pero, aunque todo estaba muy tranquilo, con esos silencios pegajosos que se forman cuando nadie quiere hablar por miedo a convertirse en ceniza por el calor, la tranquilidad no duraría mucho. James S. Potter (alias Cornamenta) salió despavorido al jardín, seguido de una chica que, se podría decir, era muy guapa, sino fuera porque en ese momento tenía el pelo de un verde moco y una mirada terrorífica; a la que le seguían otro chico pelirrojo, uno moreno y una chica de color, muy parecida al chico pelirrojo.
-¡Potter! ¡Date por muerto, estúpido!- gritó la chica, una vez alcanzó a James, que se había parado a descansar.
-¡Pero, Dom, no fue mi intención ponerte el pelo verde...!- intentó justificarse, pero, al ver su cara, tomó otro camino-. ¡Yo quería ponerle el pelo verde a otra persona, no a ti!
-¿¡Y a mi qué me importa?! ¿¡Tú has visto mi pelo?! ¡Mi precioso pelo!... ¡Lo has arruinado! De esta no sales...- gruñó la chica, mientras se le tiraba encima. En ese momento llegaron los que estaban persiguiendo a la chica, y lograron separarle de James.
-¡Calma, Dominique!- dijo la chica morena- Aunque me cueste decirlo (y créeme, me cuesta mucho), desfigurarle la cara a James no es la solución.
Dominique le miró desde los brazos de los chicos, donde seguía dando patadas al aire inútilmente.
-¡Roxanne! ¡Creía que me comprenderías! ¡Este imbécil arruinó mi pelo! ¡Voy a patearle la cara hasta que no se reconozca ni él mismo!
-Nique, te comprendo. Pero, como ya te he dicho, desfigurarle la cara no es la solución. James ha utilizado uno de los productos de la tienda de mi padre que se desvanece en 2 horas, así que no serviría de nada partirle la cara a James, si cuando nuestros padres vuelvan no tienen pruebas de lo que hizo.
-Y, aunque no puedas desfigurarle la cara, siempre puedes partirle un brazo, una pierna... Ya sabes, algo de lo que se recupere- dijo el chico pelirrojo.
-¡Fred! ¡Me has decepcionado! ¿Cómo puedes decir eso?- dijo el chico del pelo negro. Si Dominique le desfigura la cara, ya no tendremos rival en Hogwarts. ¡Piénsalo! ¡Fred y Frank, conquistadores a mogollón!
-Ya... Pero no sería capaz de mirarle su desfigurada cara para hacer nuestras bromas, ¿cómo las haríamos sino, Lunático? Y además, siempre queda el niño-veela, y contra ese no podemos competir.
-¡Eh, que sigo aquí y una loca-psicópata quiere partirme mi hermosa cara!
Pero Dominique y Roxanne ya no estaban allí. Estaban en un lugar apartado del jardín, con las cabezas muy juntas y cara de conspiración, y Roxanne parecía decirle algo a Dominique, que negaba con la cabeza.
-¿Que creéis que traman?- preguntó Frank, tragando en seco.
-Dominique es muy rencorosa, me parece que nada bueno- dijo con miedo James, que después se giró hacia Fred con el ceño fruncido- ¿No me dijiste que ese era el champú del rubio oxigenado?
-¡Y lo era! O al menos eso creía... ¿Cómo iba yo a saber que a Dominique se le había olvidado en el baño y el hurón se lo había devuelto? Como le vi saliendo con él del baño...
-¡Esto es tu culpa! Pero tengo un plan, y esta vez no fallará...- y empezaron a trazar un plan. Pero, como todo el mundo sabe, los planes Potter no suelen salir bien, por lo que se volvió a armar un jaleo.
Horas más tarde...
-Bueno, ¿os acordáis de todo?- preguntó James.
-Sí... Cornamenta, necesitas tranquilizarte. Quitarle el giratiempos a Rose será coser y cantar. Ella está abajo con las chicas, hablando de la boda de Vic y Teddy- dijo Frank.
-Vale, Lunático, pero espero que esta vez estés seguro, no como Fred- dijo mirando al otro con rencor.
-¡Venga ya, Sirius! Te dije que fue un accidente...
-Sí, sí... Venga, va, iros abajo a vigilar.
Cuando Fred y Frank se fueron, James subió al último piso de la casa, donde dormían Rose, su hermana pequeña, Lily, y las dos amigas de Rose. El plan era sencillo. Cogería el giratiempos, retrocedería unas horas y evitaría que Dominique usara el tinte. Así todos estarían bien, él podría vengarse del hurón-Malfoy por tocar a su prima y podría dedicar su tiempo a otras cosas, como pedir salir a una de las amigas de su prima, Alice Longbottom, pelirroja por excelencia. Cuando entró a la habitación, se movió con cuidado por entre las camas y llegó a la de su prima. Giratiempos... giratiempos... al final lo encontró, en una caja junto a un pequeño cuaderno que Rose llevaba siempre y que leería después, por lo que se lo guardó en el bolsillo. Después, bajó al salón, donde Fred y Frank lo esperaban con una sonrisa esperanzada.
-Lo tengo, chicos... Ahora salgamos antes de que alguien lo descubra.
Cuando salieron al jardín, un humo negro los envolvió, algo les golpeó la cara y cayeron al suelo, atados de pies y manos. Cuando el humo se fue, pudieron ver a Roxanne y Dominique, que se reían a carcajadas.
-Oh, muy graciosas. Tirarnos al suelo para mancharnos, que genial broma- dijo James con sarcasmo. Pero ellas no escuchaban.
-Os... Os habéis visto... ¿Os habéis mirado al espejo?- exclamó Dominique poniéndoles un espejo en la cara.
Lo que vieron les horrorizó. Tenían la cara totalmente maquillada, con mucho rímel y pintalabios, y sombra en los ojos.
-¡Roxie, Nique! ¿Qué me habéis hecho? ¡Parezco una tía! ¡Pensé que me queríais más!- exclamó Fred.
-Podría deciros lo mismo, después de lo de mi pelo. Tenéis suerte de que se haya ido ya, porque tenía pensado haceros una... bonita operación de los muggles judíos*- dijo Dominique.
-Vale, vale. Lección aprendida. Ahora, soltadnos, por favor- dijo Frank. Una vez sueltos de las cuerdas, James soltó un grito, que alertó a todos los que estaban dentro y salieron al jardín.
-El... ¡El giratiempos!
-¿Qué pasa, James?- preguntó Fred.
-Se... ¡Se ha roto!
-¿El qué se ha roto, James?- preguntó Teddy Lupin, el ahijado de su padre. Detrás de él venían Rose, su hermano Albus y el rubio oxigenado, que iba de la mano de Rose y detrás suya, toda la familia Weasley y añadidos. James trató de esconder el giratiempos para que no lo vieran, pero era demasiado tarde, Rose ya lo había visto.
-¿Es ese mi giratiempos, Potter?- preguntó con una peligrosa calma. James tragó en secó, pero asintió-. ¡JAMES SIRIUS POTTER, DATE POR MUERTO!- cuando terminó de hablar, una luz violeta les envolvió, impidiendo que Rose se abalanzara sobre James y transportándoles a todos a una habitación blanca, a la vez que caían otras personas con ellos.
Scorpius distinguió a Ronald Weasley y se asustó, mientras James veía a sus padres y a la mismísima directora McGonnagal junto a un anciano que no supo decir quién era. Mientras las demás personas miraban curiosos a su alrededor, ellos exclamaron:
-¡Yo no toqué a su hija, Señor Weasley, lo juro!- dijo, mientras levantaba las manos.
-¡No fue mi culpa, yo no quería! ¡Bueno, sí quería, pero no quería, porque yo no quería esto, quería salvarme! ¡Papá, no me mates!
*: Si hay algún judío por aquí, que sepa que lo que he escrito es sin ánimo de ofender a nadie, pero, si a alguien le molesta, que me lo diga y lo cambio.
¿Qué tal el primer capítulo? ¿Bien, mal, avada kedavra?
Es la segunda historia que publico, tal vez tenga muchas faltas de ortografía y/o gramaticales, pero es que muchas de ellas no consigo verlas.
Si alguien la ha visto en Potterfics, que sepa que soy la misma persona, pero con otro nombre, no me estoy auto-plagiando, ni nada parecido.
¡Dejad un review, please! Me encanta saber las opiniones de la gente.
Au revoir!
Shethse. 23/06/13
