SHINGKI NO KYOJIN NO ME PERTENECE ES DE HAJIME ISAYAMA.

HISTORIA AU

—Nuestra relación no está funcionando.

Le escucho decir una tarde de otoño al que era su pareja.

Se habían reunido en un café. Estaba comiendo una pequeña rebanada de pastel de frambuesa y chocolate caliente para Eren y café cargado para Rivaille. Festejaban el nuevo trabajo que consiguió el menor.

—¿Por qué? —Indeciso de querer seguir escuchando o de si quiera estar ahí, le pregunto el castaño de ojos verdes a su novio.

—No logro recordar como me enamore de ti. —Lo dijo mientras le colocaba más azúcar a su café, revolviéndolo para que no se asentara y le daba pequeños sorbos probándolo.

Eren vio a su pareja con quien tenia ya tres años de relación. Preguntándose como es que sonaba tan tranquilo, sin muecas que le advirtieran que estaba jugando o signos de arrepentimiento. Mas bien, se encontraba tranquilo, como usualmente era su forma de ser mientras a cada sorbo de su café lo veía con sus pequeños ojos de mirada frívola.

—Pero aunque no lo recuerdes debes de sentirlo, ¿no? Por favor Rivaille, dime que es broma. —El pequeño hombre lo miro ahora sin distracciones, aunque no lo aparentase estaba nervioso y su café estaba tan azucarado que solo aparentaba tomarlo.

—Eren, lo siento. Hace ya tiempo que no siento lo mismo, solo esperaba el momento, perdón por arruinar el festejo pero esta relación no avanza. —Eren se levanto abruptamente de su asiento y lo miraba furioso

—¿Qué no avanza, dices? ¡De quién crees que es la culpa si te la pasas evitándome todo el tiempo! —Le acusaba el castaño apuntándole.

—Cálmate mocoso, ¿ves? Esta clase de cosas me molestan, compórtate maduramente o mejor vámonos.

—¡Debiste pensarlo antes de traerme a un lugar público para terminarme!

—Basta.

—¡No!

—He dicho basta. —Él también se levanto, pero no para seguir con la discusión, dejo el dinero en la mesa de lo consumido y se alejo hacia la puerta para salir de ahí.

—¡Si te vas terminamos, Rivaille!

El nombrado lo miro decepcionado.

—Si tanto quieres ventilar nuestras cosas entonces te daré gusto. No te dije que quería terminar, te dije que sentía que no avanzaba esperando hablarlo y resolverlo como dos personas adultas. —Y se marcho.

Eren quiso detenerlo pero el impacto pudo mas tumbándose en el asiento. Estuvo unos momentos así hasta que escucho los murmullos alrededor y pensó que lo mejor era marcharse, dejando su parte de la comida que no acabo, y se fue tras el pelinegro. No encontrándole con la mirada siguió el camino que de seguro estaba recorriendo para ir a casa cuando la realidad le pego golpe. Rivaille tenía auto…

Corrió en dirección al metro para poder alcanzarle, no tenia dinero para el taxi y el dinero que traía consigo lo utilizo para pagar lo del café.

Sabia que no llegaría antes que él pero al menos así sentía que recuperaba su relación.

Mientras hacia su recorrido intento marcarle varias veces sin éxito, Rivaille ignoraba sus llamadas. Intento dejarle mensajes diciéndole que le contestara o le perdonara pero no obtuvo respuesta, frustrado guardo el celular en su bolsillo, esperaba que su novio todavía lo fuese.

Cuando llego, el auto del pelinegro no estaba. Aun no llega. Pensó. Se quedo unas horas mas esperándolo, sentado en la banqueta de la casa, no quería terminar de esa manera… lo amaba mucho.

Ya era tarde, en su celular marcaba las 10 de la noche cuando se habían reunido a las 4. La temperatura estaba bajando pero no tanto para hacerle desistir de esperar a su amado.

Se sintió destrozado, por su culpa ahora Rivaille seguramente estaba con otras personas desahogando la pena de tenerle como novio. No le culpaba si lo hacia, el haría lo mismo con sus amigos aunque seguramente Mikasa probablemente golpearía a su novio por hacerle sollozar. Pensó con un poco de humor que Rivaille no lloraba, y se marcho de ahí rumbo a su apartamento.

Rivaille no lloraba, eso lo sabia muy bien y probablemente tampoco lo haría por él.