Disclaimer, ningún personaje me pertenece, ni el bombonazo de Harry ni el dulce de Ron, simplemente los tomé prestados por unos capítulos.
Te llevo conmigo.
Él suspiró, el maldito ruido de aquel lugar le estaba taladrando la cabeza. No tendría que haber ido, al fin y al cabo no se sentía con el mejor ánimo, ¿a quien quería engañar? Su ánimo estaba por el piso, luego de que cientos de elefantes lo hubiesen pisoteado.
Todo iba bien, iba tan condenadamente bien que parecía un sueño.
¡Si hasta había pensado casarse!
Cuando ya estaba a punto de dar el paso decisivo, la realidad lo golpeó en la cabeza como una dura roca. Todo lo que había hecho era en vano, en vano aquel lindo departamento que había comprado con tanto esfuerzo, en vano la enorme cama de dos plazas para compartir con su amada, en vano la búsqueda de la tan esperada luna de miel. Todo había escapado de sus manos como si fuera alcohol etílico vaporizándose en el aire.
Y lo peor de todo es que no había sido su culpa, y tampoco de ella. Porque Dios solo sabía que la había perdonado, que deseaba su felicidad y que nada malo le sucediese. Pero odiaba a su maldita suerte de haberse metido con alguien así, jamás imaginó que pasara aquello, pero nada se podía hacer.
Volvió a suspirar mientras apuraba el vaso de cerveza y pedía otro igual al muchacho que atendía la barra. La vida estaba siendo desgraciada con él. Había ido a aquel lugar en busca de un despeje de alguien con quien hablar. Y lo que había hallado era la bebida, su eterna compañera en esos últimos tres meses. Ver a la que había sido su mujer por cinco años era doloroso y más aún continuar trabajando a su lado. No le iba a pedir a su hermana que la eche, simplemente su ex no merecía aquello.
Miró su teléfono móvil, su hermana lo había llamado, tenía una perdida palpitando en la pantalla. También había un mensaje de texto. Lo contestó. No entendía por qué preguntaba tanto, si ya sabía donde estaba, emborrachándose en el primer boliche que encontró en el camino.
Cerró los ojos sintiendo como habían comenzando a escocer, maldita vida y maldito él. No quería volver a llorar, ya lo había hecho bastante. Si simplemente alguien lo escuchara, le dijese las palabras que necesitaba, le diera el ánimo que precisaba… No podía pretender eso de su hermana, ella ya tenía suficiente con su caótica vida. Eran dos almas en pena como le había dicho ella hacía unos días, verdaderamente el amor no estaba hecho para ellos. Y dolía, le dolía por él y por ella.
Abrió los ojos, sorprendiéndose del cambio producido, la música había cambiado y había muchas más personas. Sin embargo su mirada se quedó prendida de una en particular. Espalda al descubierto con un pantalón vaquero muy ajustado. Cabello recogido en una alta coleta y sandalias de tacón. Veía como aquella mujer movía su cintura al son de la música y sintió una inesperada lujuria. Era hermosa, con su pelo ondulado cayendo por sus hombros desnudos. Embobado se levantó de su asiento y caminó hacia ella, necesitaba verle el rostro, necesitaba hablar con ella.
Suavemente la tomó de la cintura y ella sorprendida se giro con los ojos abiertos. Un joven la estaba abrazando y sl verlo le gustó. Los ojos cálidos y las manos frías en su cintura.
- ¿Te puedo invitar a tomar algo…?- susurró él en su oído oliendo con descaro el aroma almizclado de su perfume.
- Sí…- respondió ella con la piel encendida.
Lo siguiente que pasó es complicado para contar, las copas acompañaron las risas y las miradas cómplices, los besos robados y todo lo que ello conllevaba. Seguidamente estuvieron unas cuantas horas más en aquel lugar, la noche era joven y al día siguiente era sábado, no había nada que impidiera continuar así.
- Te acompaño a tu casa, ¿dónde vives?- le preguntó él mientras la abrazaba por la cintura fuera del lugar.
- Aquí a unas cuadras, podemos ir caminando- él le ofreció su abrigo, la noche estaba fresca y ella no había llevado nada con que arroparse-. ¿Hace mucho que frecuentas este lugar?
- Es la primera vez- respondió él sonriéndole.
- También es mi primera vez…- la mujer guardó silencio-. Ya te había visto en la barra, tenías los ojos cerrados…- lo observó con curiosidad-. Parecías triste.
- Simplemente soy uno de esos pobres tipos que intentan ahogar las penas del amor en el alcohol.
- Te comprendo…- sonrió ella con tristeza-. Yo vine a lo mismo.
- ¡Entonces somos dos almas en pena en este Londres nocturno!
- No exageres…- ella lo empujó divertida y él la tomó del brazo. Con un leve movimiento el muchacho la arrastró contra una pared y la besó con ganas. Hacía tiempo que no besaba a ninguna y realmente ella no estaba nada mal, y era agradable. La mujer lo separó de si y le acarició los labios-. No sé si es la manera…- él comprendió a qué se refería y le tomó la mano para continuar caminando-. Hace tiempo que lo conocía- ella comenzó a hablar, necesitando contárselo-. Podríamos decir que fuimos amigos durante años, siempre en ese continuo coqueteo… jamás tuvimos algo serio, hasta que él encontró una mujer que realmente estuviese dispuesta a casarse…
- ¿Tú te querías casar con él?
- Si me lo hubiese propuesto, seguramente.
- ¿Por qué no se lo dijiste?
- Porque el no tuvo la suficiente hombría de venir y decírmelo en la cara, prefirió el camino más fácil, ir y casarse con otra que le gustara… Habríamos hecho muy linda pareja, muchos me lo decían…
- Te entiendo…- el muchacho metió sus manos en el bolsillo-. A mi también me rompieron el corazón.
- ¿Quieres contármelo?
- Nosotros salimos durante cinco años, la conocí en la Universidad- sonrió algo triste-. Iba a mi mismo año, luego ella dejó y buscó otro rubro, pero continuamos saliendo. Cuando mi hermana se recibió, ella es periodista- aclaró-, la tomó como su maquilladora. Eran amigas y bueno, yo era su novio- una pequeña lágrima cayó por su mejilla y sin proponérselo la limpio con enfado con su mano-. Yo había decorado todo el departamento, había comprado una cama grande para los dos, e incluso ya tenía visto el anillo. Menos mal que jamás lo compré.
- ¿Qué sucedió?
- La invité a cenar para contarle mi propuesta, ella estaba nerviosa. Y ahí me lo dijo…
- ¿Estaba con otro hombre?- él negó, sonriendo con desgana.
- Peor, me dijo que luego de mucho meditarlo se había dado cuenta que me amaba como su amigo, pero no como su pareja. Que había encontrado ese tipo de cariño en su mejor amiga, ¡su amiga!
- No puede ser…- la mujer de cabello ondulado se cubrió la boca con una mano.
- Lo peor de todo es que aún trabaja con ella, junto a mi hermana, y yo también estoy metido en eso. Y tengo que ver todos los días como ellas dos se miran con amor…
- Lo lamento, no te debería haber preguntado…- murmuró la joven luego de caminar unos cuantos metros en silencio.
- Necesitaba hablarlo con alguien que no sea mi hermana, su vida también es una porquería.
- No encontraste la mejor consejera entonces. ¿Ella sigue trabando allí?
- Sí, mi hermana me preguntó si no quería que la derivara a otra persona, sabía lo duro que era para mi. Pero me negué, como bien ella me había dicho, yo no tenía la culpa de lo que había pasado, solamente mi ex, que estaba indecisa con respecto a sus preferencias sexuales.
- Muy sabias sus palabras…
- Ella es así- miró hacia arriba y sonrió-. Aquel es mi departamento, el sétimo piso, el que tiene todas las luces apagadas- señaló con un brazo.
- Mi edificio está a la vuelta- le sonrió ella tomándolo de la mano, reuniendo fuerzas-. ¿Por qué no me invitas a tomar algo a tu casa?- él la miró y sin pensárselo mucho, asintió de inmediato, realmente aquella mujer podía hacerlo olvidar de todo, con intentarlo no perdía nada.
Luego todo pasó muy rápido, besos delicados en el ascensor, café fuerte en el sillón y más besos camino a la habitación. Manos enredadas y piel al descubierto. Mañana sería otro día, y ya luego hablarían.
o0o0o
El sol en el rostro lo despertó molesto, se estiró y giró a un lado, apretó más el abrazo hacía aquel cuerpo cálido y abrió los ojos. Una sonrisa surcó sus labios y se acercó aún más a aquella mujer de cabellos rizados. Su espalda desnuda lo había hecho excitar nuevamente. Recordaba haber estado toda la noche con ella, haberla amado una y otra vez. Sin pensar un momento en Lavander. Su ex ya era historia en esos momentos. No aguantando más comenzó a besar su hombro regocijándose en ese aroma a mujer que tanto estaba buscando. Ella sonrió y se giró hacia él para abrazarlo del cuello, realmente era adorable despertarse así.
- ¿Quieres tomar algo?- le preguntó el chico mientras se ponía su bóxer oscuro luego de haber tenido un agradable despertar.
- ¿Qué tienes para ofrecerme?- le preguntó ella vestida con la camisa de él.
- Tengo té, café, leche, cerveza- le guiñó un ojo-. Y no sé qué más. Mi madre y mi hermana me han hecho la compra del mes, y sabes como son las mujeres…
- Entonces deja que me fijo yo…- pasó a su lado y le dio un corto beso en los labios.
El desayuno constó de simple cereales con leche y unas pequeñas porciones de tarta de manzanas que había en el refrigerador. Habían hablado gran parte de la mañana, y reído con los chistes improvisados de él.
Pero en ese momento sonó el teléfono, él la besó una vez más y atendió, quedando aturdido por los gritos de su hermana.
- ¿Se puede saber en dónde estabas Ronald?
- En casa…
- Te llamé al móvil cientos de veces y lo tenías apagado…
- Se me habrá quedado sin batería…
- ¡No me interesa!- lo interrumpió-. Te necesito urgente aquí conmigo, ha surgido algo de último momento y necesito que me acompañes.
- ¿Es necesario que sea ahora?
- ¿Qué tienes que hacer?
- Estoy ocupado…
- No me digas que…- un profundo silencio se dio continuado de una maldición- ¡Ay Ron! Cuanto lo siento, no quiero interrumpirte, pero de verdad es urgente…
- Lo entiendo- suspiró sonrojado mirando el reloj de pared de la cocina-. ¿Te parece que esté allí en una hora? Me tengo que bañar y cambiar…
- Te puedo esperar el tiempo que quieras, siempre y cuando llegues antes del mediodía.
- Gracias…
- Te quiero Ron.
- Yo también te quiero enana.
- ¡Pásala lindo!- y sin más, cortó con una risotada.
Sonriendo miró a su invitada ella lo observaba con una ceja levantada y algo divertida.
- Era mi hermana…
- Me di cuenta- ella se acercó a él y lo abrazó por la cintura-. ¿Tienes que irte?
- Me necesita no sé para qué cosa, ella es una persona muy ocupada y yo…
- Lo entiendo…- besó su barbilla-. Podemos dejar lo nuestro para después- ella desvió la vista hasta el cuarto en donde habían dormido sintiendo el clásico sonido de su teléfono móvil, al parecer le había llegado un mensaje, sonrió-. Creo que a mi también me están buscando.
La joven caminó descalza hasta la cama y tomó el diminuto y plateado aparato que estaba en el suelo. Sonrió con suavidad mientras miraba el mensaje, él siempre tan expresivo.
¿Dónde estás? Te necesito urgente.
El remitente, por supuesto, ¿Quién otro que Harry?
Buen día querido amigo, en una hora estoy ahí.
Volvió a sonreír, eso lo calmaría por unos minutos.
- ¿Te debes ir?
- Parece que sí.
- ¿Quieres bañarte?- señaló su baño sonriendo.
- Báñate tú, que luego lo hago yo- el asintió y le robó un pequeño beso.
La joven al oír el agua correr tomó toda su ropa y se vistió rápido, realmente no podía creer haber hecho eso, al fin estaba sola y se moría de la vergüenza. ¡Un total desconocido! Y la había pasado genial…
Todavía podía sentir el ruido de la ducha cuando cerró la puerta del departamento, confiaba que el portero gustase abrirle la puerta de salida, necesitaba bañarse y cambiarse, peinarse y maquillarse en menos de una hora. ¡Como si ella fuera bruja!
Ron salió del baño con su cintura envuelta en una toalla. No supo por qué, pero no se sorprendió de encontrar la casa vacía, sin embargo una nota sobre la mesa de la cocina llamó su atención, y sonriendo la pegó con un imán en puerta de la heladera.
Siento irme de esta forma, realmente estaba apurada. Te dejo mi teléfono por si quieres que nos volvamos a ver, realmente la he pasado genial.
Con cariño, Hermione.
o0o0o
- No entiendo por qué tanto alboroto…- susurró Ron cuando llegó a la oficina de su hermana, ella estaba sentada frente a su escritorio de patas caoba y superficie de vidrio, con el rostro entre las manos.
- De verdad lo siento, sé que es sábado y que estabas haciendo mejores cosas, pero en serio que es urgente. Sabes bien que no te molestaría en esa situación si no hubiese sido así…
- Lo sé…- Ginny lo miró divertida.
- ¿Dónde la conociste?- preguntó sin esperar, todo lo que le pasara a su hermano le importaba, y más aún una noticia como esa.
- En un boliche… anoche.
- ¿Es bonita?
- Sí que lo es…- le dijo sonrojado.
- ¡Muero de ganas de conocerla! Me imagino que se volverán a ver ¿no?
- Me dejó su teléfono.
- ¡Genial!- Ginny sonrió con placer, adoraba ver a su hermano feliz-. ¿Y cómo se llama?
- Su nombre es…- la puerta del despacho de Ginny abrió dejando pasar a Lavander y a Parvati totalmente sonrojadas.
- Lo siento chicos, pero realmente hemos corrido para llegar a tiempo- dijo la rubia mientras dejaba su enorme maletín con maquillaje en el suelo-. No estábamos en la ciudad y el automóvil se nos había roto- miró al chico-. Hola Ron, te ves genial.
- Tú también estás muy linda- respondió él regalándole una relajada sonrisa.
- Pareces contento…
- ¡Y no es para menos!- Ginny sonrió con alegría, había confianza entre los cuatro, sabía que eso no afectaría a la ex de su hermano-. Anoche ha andado de caza.
- ¡Que bueno!- exclamó Parvati contenta, realmente se había sentido muy culpable de quitarle la novia al hermano de su jefa, pero en ese momento se sentía aliviada.
- Me alegro por ti, de en serio- le dijo Lavander con una sonrisa sincera.
- Gracias…- miró a su hermana-. Dinos entonces para qué nos necesitabas tan urgente- Ginny se puso seria y se paró, caminó hacia la ventana y miró el paisaje por ella. Ron notó su semblante triste, el mismo que llevaba todos los años, el que ya era natural en ella.
- Me ha llegado a casa con una invitación a beneficio- murmuró abrazando sus brazos desnudos, el aire acondicionado estaba muy alto y aquella remera tan escotada no ayudaba de mucho-. Fue algo repentino, pero al parecer lo habían enviado hace tiempo, se ve que hubo un problema con el reparto y a todos los invitados nos ha llegado tarde.
- ¿Y qué tengo que ver yo en esto?
- Necesito que me acompañes, sabes que no me gusta ir a esos lugares sola, y tampoco quiero ir en mala compañía- Ron asintió haciéndola sonreír-. Y ustedes chicas, creo que no hace falta decir para lo que las requiero.
- Por supuesto que no Ginny, quedarás hermosa para esta noche- dijo Lavander con los ojos brillantes, ella amaba su trabajo, y más aún, amaba maquillar a Ginny, su tez blanca y su cabello encendido le permitían jugar de mil formas con la carta de colores.
- Realmente quiero ir bien, sé que habrá personas muy importantes, y además…- Ron la miró a los ojos, ella no lo podía engañar.
- Además estará una persona que hace muy poco volvió de un largo viaje ¿No?
- No sé de qué hablas…- ella se sonrojó desviando la vista.
- No claro que no. ¿A dónde iremos?
- Pasemos por tu casa a buscar tu ropa, y luego por la mía.
- Bien.
- ¿Has traído tu auto?- él asintió-. Buenísimo, debo llegar unos archivos para casa…- miró a Parvati- ¿Puedes acompañarlo? Quiero que tenga el vestuario de lo más adecuado, y tú sabes bastante de eso.
- No hay problema…
- ¿No quieren que vaya yo?- preguntó Lavander tomando la mano de su novia.
- Da lo mismo…
Finalmente Parvati viajó en el automóvil de Ginny mientras Lavander viajaba con Ron. El silencio reinaba mientras él manejaba mirando al frente. Era obvio que su ex quería hablar con él.
- Yo quería pedirte disculpas por todo…- dijo ella en un suspiro mientras esperaban que el semáforo se pusiera en verde.
- No tienes que hacerlo… Yo entiendo que lo nuestro no podía ser.
- Lo lamento…
Ron guardó silencio un momento, pensó en el fuerte golpe que se había dado al descubrir la verdad, en las lágrimas que había llorado al estar solo, en la mujer hermosa que había conocido anoche, y en la alegría que sentía en ese momento bullendo por salir.
- Dolió, no lo voy a negar. A veces te extraño, pero no puedo continuar llorando por los rincones…
- Lo siento…
- No lo sientas, hiciste lo mejor para los dos. No me mentiste, ni te mentiste. Y eso es lo importante, me obligaste a buscar el amor en un lugar en donde sí está, al igual que tú. Yo ahora me siento mucho mejor.
Lavander sonrió acariciando su mano con cariño, se alegraba que Ronald estuviese bien.
- Tienes buena cara…
- Tú también, eres feliz ¿no?
- Sí…
- ¿Y qué mejor que eso?- Ron le sonrió y Lavander se sintió más tranquila, Ron realmente lo había superado.
El departamento de Ron estaba tal cual lo había dejado, los platos con cereal en la cocina, los almohadones del sillón desparramados y la cama desarmada.
- Lamento el desorden, pero salí tan rápido.
- Siempre fuiste así…- se acercó a la alacena y guardó el cereal, no sin antes leer aquella nota pegada en la heladera, con esa letra tan pulcra y redondeada-. Parece que la estás pasando bien…- inquirió divertida.
- Se hace lo que se puede…- dijo él con las orejas rojas.
- Me pone muy contenta por ti Ron- le acarició el brazo-. Eres un buen tipo- suspiró con suavidad-. Voy a tu cuarto a revisar tu ropa, ¿debo cubrirme los ojos?- acotó intentando cortar con esa falta de respuesta por parte de él.
- ¿Por qué lo dices?
- No quiero encontrarme con nada indebido- rió ella caminando hacia su habitación. La cama estaba visiblemente desordenada, y para aumentar el sonrojo de Ron, Lavander encontró una pequeña cadena con una flor como dije-. Parece que he acertado…- le dijo divertida mostrándole su descubrimiento.
Ron dijo una palabrota mientras se lo quitaba de la mano y lo guardaba en su bolsillo, Lavander era un caso perdido, siempre igual de indiscreta, nunca cambiaría.
o0o0o
Ginny se miró los ojos en el espejo del auto de Ron una vez más, había una cola impresionante de automóviles esperando para descargar invitados a la fiesta. Realmente estaba nerviosa, hacía años que no lo veía, que no se lo cruzaba en ningún evento. Él estaba de viaje en Francia promocionando unos documentales que había filmado en varias partes del mundo. Bufó, a ella no le tendría que importar eso.
- Cuanta gente…- silbó Ron bajando la ventanilla de su auto-. Estás bien, Ginny, deberías dejar de mirarte que vas a romper el espejo.
- Idiota- le sacó la lengua-. Dime la verdad, este recogido no me hace muy vieja.
- Resalta tu busto Ginny, además muestras los hombros.
- Mamá te mataría si oyera lo que me estás diciendo.
- Mamá entendería que te estoy hablando como hombre y no como hermano, porque si lo hiciera así, no te tendría que dejar salir a la calle con algo así.
- Ya tenías que salir con tus discursos…
- Tú me pediste mi opinión…
- Yo no te pedí nada…
- Estás hermosa, y lo sabes. Pero no había necesidad de usar un escote tan profundo en la espalda.
- Es el último grito de moda en América.
- Que sea el último grito no significa que debas mostrar el trasero a todo el mundo.
- ¡No se me ve nada!, es un vestido cuidado…
- Ya…- Ron hizo una maniobra mientras acercaba el auto a la acera- Yo iré a estacionarlo aquí a la vuelta…
- Dáselo a uno de los chicos que cuidan…
- No me gusta que toquen mis cosas Ginny…tú baja mientras yo estaciono, espérame en la entrada que en cinco minutos vuelvo.
- No te tardes- le susurró ella cerrando la puerta del copiloto.
Ginny caminó con cuidado sobre la calle de piedras, odiaba aquellos salones en donde se empecinaban en mantener la imagen histórica del lugar, las calles adoquinadas ya eran algo viejo, además eran bastantes incómodas para las mujeres que usaban taco como ella. Lo mejor era que pavimentaran de una forma lisa. Bufando pensó que ya luego haría esa sugerencia en la mesa de entrada.
Sonrió a uno de los invitados mientras se cubría los brazos con la capa a juego con el vestido. En ese momento se arrepentía, tal vez Ron tuviese razón en decir que el escote de la espalda era muy profundo, sabía que el color azul le quedaba bien, pero mostrar la espalda así era demasiado. Y todo simplemente por esas ganas de molestarlo. Ginny maldijo con suavidad mientras negaba con la cabeza.
- Espero a alguien- le dijo al muchacho que le abrió la puerta de entrada, el joven sonrió y asintió suavemente desviando su vista a las piernas de ella.
¡Maldito vestido! Encima ello, el hermoso traje apenas llegaba por arriba de las rodillas, dejando a la vista sus flacas piernas, con esas sandalias incómodas… Y para peor, la capa le picaba, y prefiriendo mostrar la espalda antes que ir al hospital por una reacción de hipersensibilidad, se la sacó y la acomodó en sus brazos, si en la fiesta iba a mostrar la espalda de todas formas, que importaba recibir a los invitados con semejante espectáculo. Además, siempre había alguna peor vestida, recién había pasado una mujer que la había dejado como una mojigata comparado con lo que lo que aquella llevaba puesto.
Se apoyó contra la pared y cerró los ojos, si solamente Ron se apurara… el movimiento de un auto y unas risas tontas a unos metros de ella llamaron su atención, se giró para observar quién había llegado y sus piernas se aflojaron.
Allí estaba Harry Potter, tan guapo como siempre, del brazo de una chica menuda como ella. La joven tenía el cabello castaño acomodado en un elegante peinado sobre la nuca. El vestido rosado estrecho en su cintura y amplio en su cadera le sentaba bien. Igualmente aquello no le llamó la atención, si no más bien la confianza con la que ambos se trataban, él le susurraba cosas al oído mientras reía tontamente.
Idiota… ¡Y el estúpido de su hermano que no volvía!
Harry desvió la vista hacia ella y le sonrió con ironía, inclinando la cabeza la saludó con una maldita cortesía y guió a su invitada hacia dentro del salón, no sin antes volver la vista para evaluarla, para luego guiñándole un ojo descaradamente. A veces era imposible.
- Lamento la tardanza…- Ron a su lado llegó justo cuando Harry y su invitada se habían perdido dentro del salón-. ¿Por qué hay tanto alboroto?
- Porque ha llegado Potter…- tendió su brazo-. Vamos a dentro que no veo la hora volver a casa.
Ron volvió a detenerse un momento mientras dejaba las cosas de Ginny en el vestidor, también dejaba su abrigo, no sin antes quitar su teléfono móvil para llevarlo consigo. Saludaron unas cuantas personas conocidas intercambiando palabras de afecto. No por nada el programa que ella conducía era uno de los más exitosos de la hora fuerte. Ello le confería muchos beneficios y mucha gente que quería acercarse a ella.
- Allí está el Doctor Dumbledore- le susurró ella al oído viendo como el hombre de cabello blanco reía muy a gusto hablando con un hombre que estaba de espalda.
- Ve a hablar con él, cuando te vea con ese vestido ¡seguro que te dará ese reportaje!
- Como crees…
- ¡Hazme caso!- tiró de su brazo y comenzó a andar hacia aquel lugar.
- Ron detente…- Ginny caminó lo más derecha que pudo y suavizó su expresión, no todos los días se acudía a una fiesta junto a Albus Dumbledore, próximo Primer Ministro de Inglaterra.
- ¡Pero si es Ginevra Weasley!- exclamó el hombre canoso de mirada amable-. Es un honor tener a esta dama tan brillante entre los invitados, mi periodista favorita.
- Un placer en conocerlo Doctor- susurró sin poder ocultar la emoción por las palabras dichas.
- El placer es mío señorita. Justo le estaba comentando al señor Potter la falta de bellezas que había en esta fiesta, excluyendo de esa lista, por supuesto, a su acompañante señor Potter, la cual me ha dejado sin palabras. Y ahora viene usted haciéndonos regocijar con su gracia.
- Muchas gracias…
- Estoy seguro que mi acompañante se pondrá contenta de estar entre las pocas- Ginny casi se desmaya al oír su voz después de tanto tiempo, lo miró brevemente y desvió la vista al ver que él también la estaba mirando.
- ¿Se conocen?- preguntó Albus captando aquellas miradas.
- Nos hemos visto alguna que otra vez- respondió la pelirroja volviendo su vista al morocho-. Señor Potter- le sonrió con falsedad-. Un gusto volverlo a ver.
- Igualmente.
- ¿Y usted es?- indagó el anciano mirando a Ronald a su lado.
- Soy el hermano de Ginevra.
- ¡Su guardaespaldas!- sonrió complacido al ver que él reía con ganas-. Usted me entiende ¿no?- le guiñó un ojo.
- Dependiendo del sentido en que lo diga- respondió jocoso.
- ¡En todos los sentidos! Déjeme decirle señorita Weasley si lo que vino a buscar fue un novio, estoy seguro que lo va a encontrar. Pero que no me oiga mi esposa, que si no duermo en el garage.
- ¿Qué no tendría que escuchar querido?- una mujer alta y delgada vestida con un modesto vestido celeste se acercó a su lado.
- Minerva, mi cielo. Te presento al señor Potter y la señorita Weasley junto a su hermano.
- Un gusto señora- dijo Ginny sonriendo, Minerva McGonagall ahora apellidada Dumbledore había sido una gran científica, y continuaba siéndolo, participando siempre, como era su costumbre en importantes investigaciones del ámbito médico.
- Llegas justo, estaba elogiando a la señorita Ginevra por tan elegante vestido, y lo bien que lo lleva. Si no te amara a ti cariño, ten por seguro que no me importaría pedir su compañía durante toda la velada.
- ¡Albus!- Minerva rió con suavidad-. Eres un depravado, discúlpenlo, pero los años lo hacen decir estas cosas- miró a Ginny la cual estaba colorada-. Igual déjame decirte querida que el color te queda muy bien, ¿por qué no te das una vuelta así lo apreciamos mejor?
- No por favor, me daría mucha pena.
- Insisto…
- Estamos en confianza, Ginevra…- cuando Harry dijo su nombre sintió como si el fuego la quemara por dentro. Sabía que estaba avergonzada, pero no le iba a permitir burlarse de ella, no señor.
Ginny soltó la mano de su hermano y suavemente se dio la vuelta. Se moría de timidez, pero todo sea por un reportaje con Dumbledore, y de paso, cerrarle la boca al insoportable de Potter.
- ¡Es fantástico! Pero que osado, a muy pocas mujeres le quedaría bien semejante escote, pero a ti te queda espectacular.
- Gracias…- susurró Ginny observando de reojo el rostro endurecido de Harry, seguro que no se lo esperaba, pensó.
- Le comentaba a su hermano la necesidad de que viniese como su guardaespaldas- dijo Albus a su mujer.
- ¡Y tiene más que motivos!- todos rieron con esa frase, sin embargo Ginny se hallaba nerviosa.
Harry miraba insistentemente hacia un lado, evitando a Ginny, mientras Dumbledore continuaba hablando, luego de la cena la pelirroja decidió que le hablaría sobre el reportaje.
- ¡Lo siento tanto!- dijo una voz a su espalda, y Ginny notó como el rostro de Harry cambiaba para sonreir con suavidad-. Había una cola impresionante en el baño de damas y me tardé muchísimo- se acercó al morocho-. Lo siento Harry.
- No te preocupes…- le acarició la mano y la miró con cariño-. Les presento a la señorita Granger, una vieja amiga de la universidad.
Ron abrió los ojos enormes como plato mientras no dejaba de mirarla asombrado, Hermione se percató de la mirada del joven y su cara se iluminó al volver a verlo.
- ¿Qué haces tú aquí?- preguntaron los dos a la vez.
¡Hola a todos! acá regreso yo con una nueva historia, realmente este capítulo estuvo escrito hace mucho pero mucho tiempo, y era hora de que viese la luz.
No tengo planeada que sea una historia larga, es más, no creo que supere los diez capítulos, y eso con mucha suerte... Como ven básicamente las parejas son las de siempre, pero prometo más HG para los próximos, eso se los juro.
Espero leer sus comentarios, ¡les dejo un abrazo gigante!
Jor.
