Y su rey cayó.
Una vez más el Flash se enfrentó contra el Trickster y una vez más el Flash ganó.
Esta vez James Jesse pensó que iba a ganar, había invertido mucho tiempo y esfuerzo en esa partida de ajedrez explosiva. Pero había que reconocerlo, el Flash era un digno rival.
Miró a su esposa, Prank estaba tan estupefacta como él. El Flash no sólo era el hombre más rápido del mundo, también era un excelente estratega. Lo suficientemente estúpido para enfrentarse a él, lo suficientemente bueno para ganarle.
Miró a Axel, quien ignoraba los pensamientos que Prank y él tenían.
- Está bien Flash.-dijo.-Te concedo la mano de mi hijo.
Por un momento, creyó que el Flash se iba a desmayar allí mismo, la verdad es que le hubiese gustado verlo. Porque, aunque tuviese una sonrisa maniaca en su rostro, sus palabras eran serias.
Hace mucho tiempo Prank y él habían decidido que sólo la persona que venciera al Trickster sería lo suficientemente digno para casarse con su hijo.
Y el Flash los había derrotado a los tres. Se habían enfrentado a la familia Trickster una y otra vez y había ganado.
Además, sabía que Axel no pondría ninguna queja. Axel sabía del acuerdo que tenían sus padres y por la sonrisa traviesa que su hijo tenía ahora, sabía que Axel estaba disfrutando de esto.
