Aquí con un bono especial por la larga espera. ¡Gracias por tenerme tanta paciencia! ToT Bueno pues, este es un One Shot que, aunque pequeño, fue escrito con mucho cariño.

Me habían pedido hacer un fic de Gino y Akane, pero como no cuento con mucho tiempo para hacer algo largo, hice esta pequeña historia. Lamento la demora, espero de todo corazón que te guste hikari-chan! Fue escrito para ti /

Bueno, bueno, ya me dejo de tanta plática. Aquí está este One Shot de Gino y Akane, otra de mis parejas favoritas del Fandom *o*

Pd: No olviden pasar por las otras historias que actualicé X'D

With Love

Las cosas no habían sido fáciles después de la casi disolución de la unidad 01 durante el incidente de Makishima Shougo. Tsunemori Akane se vio en la necesidad de madurar rápidamente y de la manera más dura, perdiendo a una de sus mejores amigas y a aquel que tanto había llegado a amar. Poco más de un años después, la historia se repetía.

La inspectora Aoyanagi, personas inocentes que poco o nada tenían que ver con la fuerza policial, incluso su abuela, todos muertos por su ineptitud. No había podido proteger a nadie ¿De que habían servido entonces sus entrenamientos? ¿De que valía su imperturbable Psycho Pass? ¿Acaso servía de algo intentar proteger a todos para finalmente fracasar? El fantasma de Kougami le decía que sí, que valía la pena. Kamui le susurraba que lo mismo, pero… estaba cansada, Tsunemori no podía más con todo aquello, quería que parasen.

Odiaba quedarse sola pues era precisamente en momentos así, cuando el silencio inundaba la habitación, que los fantasmas aparecían. Yuki con la garganta rebanada, su abuela golpeada hasta el punto de ser casi irreconocible, Masaoka totalmente ensangrentado, Aoyanagi también, todos la rodeaban y ella gritaba en un intento por alejar a esos fantasmas de ella. Lo peor era sin embargo, que aun cuando sentía estar al borde de la locura, su tonalidad no variaba, era un monstruo.

Pronto, ni siquiera los cigarrillos fueron suficientes para espantar aquellas presencias de su cabeza. Se estaba hundiendo en un abismo del que no podía ver la profundidad, estaba perdida. O al menos eso pensó.

Una noche cualquiera, él la encontró. Encogida en un rincón del gimnasio y a punto de sucumbir antes los fantasmas que la atormentaban, sintió de repente unos brazos que la rodeaban y una voz grave, pero extrañamente cálida llego a sus oídos. ¿Sería acaso una alucinación también? No, era demasiado cálido para serlo.

Cuando abrió los ojos, la mirada preocupada de Ginoza la recibió de vuelta. Ella sólo atinó a abrazarlo, tan fuerte y con tanta necesidad de sentir el calor de otro ser humano, que él no se movió y permaneció así, abrazándola con fuerza contra su pecho hasta que cayó dormida. Para cuando despertó, era ya de día y si bien estaba en una habitación que no era la suya, sabía que era un lugar seguro, después de todo, Ginoza estaba con ella.

Desde ese entonces, algo cambió entre ambos. Él no preguntó la razón detrás de aquel "ataque" que ella tuvo y se limitó únicamente a acompañarla. Durante las guardias, aún si no era su turno, se quedaba con ella, le hacía compañía todo el tiempo y nunca la dejaba sola. Era duro con ella cuando la situación lo ameritaba, es verdad, pero luego de regañarla por alguna imprudencia cometida durante alguna misión, él la abrazaba con fuerza y susurraba su oído cuanto miedo había tenido de perderla.

Ella dependía de él, pero él también dependía de ella.

Akane no supo en que momento aquella necesidad se convirtió en algo más. Primero se hicieron compañero, luego, aquella complicidad pasó a ser camaradería, y en algún punto del camino, ella empezó a dormir en su habitación. No había malicia en ello, se acostaban simplemente uno frente a otro y Ginoza la abrazaba, la acunaba contra su pecho, apretándola firmemente contra sí. De aquella primera noche en mas, Akane no tuvo pesadillas.

Ginoza Nobuchika se había convertido en alguien indispensable en su vida, ella estaba consciente de eso y no le molestaba, al contrario, agradecía el tenerlo a su lado. Y es que cada vez que la situación era difícil y la oscuridad estaba a punto de absorberla, aparecía él con su voz grave y aquellos fuertes brazos para sacarla del abismo.

Cada vez que la tristeza la consumía y las lágrimas inundaban sus ojos, él estaba allí para secarlas. Cuando ella sentía que el peso de todo la aplastaría, cuando estaba a punto de quebrarse, él aparecía y se convertía en su fuerza, en su pilar de apoyo, en la única razón que tenía para seguir adelante a pesar de las dificultades que aparecían. Porque cuando ella estaba a punto de bajar los brazos y dejarse caer, era él quien la salvaba.

En algún momento, Ginoza desplazó de su mente a las fantasmas que la atormentaban y sacó de su corazón a aquel que por una venganza la había dejado tras. Sufrió muchos años por Kougami, sí, pero el ejecutor que ahora compartía su cama había logrado sanarla. Con paciencia, con cuidados hacia su persona, dándole todo el amor que necesitaba y rescatándola cuando parecía venirse abajo, Ginoza Nobuchika era hoy en día el único a quien Tsunemori podía amar. Ella, una inspectora, amaba a un ejecutor y no se avergonzaba por ello.

El ejecutor tenía el misterioso don de saber cuándo ella mentía, y de una manera u otra, terminaba siempre sacándole la verdad de lo que le sucedía. Ginoza la escuchaba con paciencia y la abrazaba en el momento en que más lo necesitaba. Y es que cada vez que ella se aislaba y comenzaba a abstraerse en sí misma y en la culpa que cargaba a sus espaldas, sólo podía ser él quien la rescatase de aquel oscuro mundo.

Cuando estaba triste y a punto de romperse, Ginoza siempre estaba a su lado, brindándole el apoyo que necesitaba, sanándola con aquel amor tan grande que tenía para ella.

-Mi pilar… lo único que me mantiene firme en este podrido mundo… —Susurró la castaña para sí, mientras sus manos recorrían con nostalgia una de las tantas fotografías del álbum entre sus manos—

Un suspiro escapó sus labios, seguido de una sutil sonrisa al recordar sus vivencias con el ejecutor. Aquella fotografía había sido la primera que se tomasen juntos fuera de las oficinas, ambos paseando a Dime en un parque cercano. ¿Cómo olvidar aquello? Era uno de sus más preciados recuerdos, pues fue gracias al travieso sabueso y a su correa, que tuvieron su primer beso.

-Fue el primero de muchos ¿Cierto?

Tsunemori no tuvo que voltear para saber de quien se trataba. La calidez de los brazos que envolvieron suavemente su cuello desde detrás del sofá y el suave tacto de unos labios en su mejilla, fue evidencia suficiente para delatar al dueño de aquella voz.

-Bastantes, debo decir… —Ensanchando aquella sonrisa, la inspectora levantó la vista, encontrándose con los verdes orbes del ejecutor que tanto amor le había dado y a quien ella amaba como a nadie más en el mundo—Creí que no habías vuelto aún de la última misión, así que vine a husmear entre tus cosas.

-También me hiciste mucha falta, Akane.

La inspectora sólo atinó a sonreír ampliamente antes de posar sus labios sobre los del ejecutor. Lo había extrañado, claro que lo había hecho. Ginoza Nobuchika era parte fundamental de su vida y odiaba tener que separarse de él, especialmente cuando lo enviaban a misiones peligrosas. Estaba con los nervios de punta cada vez que él se iba a ese tipo de misiones.

Y es que aun cuando el mundo a su alrededor parecía desplomarse, Ginoza Nobuchika llegaba siempre a rescatarla. Él era su cable a tierra, lo que impedía que perdiese la cordura, pero por sobre todo, era el hombre que amaba y que, estaba segura, amaría por el resto de su vida.

Fin

Notas de la autora

Chiquito pero con mucho cariño ToT Espero les haya gustado y pues… dejen sus comentarios, a ver qué tal les pareció este One shot, a lo mejor me animo y escribo otro de este par, que también me encantan *o*

Bueno, eso es todo. ¡Hasta la próxima! *w*/