One Shoot: Viejas Amistades
Decidí que la historia, tal y como la estaba contando, no funcionaba.
La he vuelto a escribir desde otro punto de vista.
Espero que os guste.
Un saludo,
Akasha
(1/12/2008) IMPORTANTE: Llamaron mi atención sobre el OOC de Harry y de Draco, y tratando de arrgelarlo di con otra variación. Como sinceramente no sé cual de las dos es peor, lo colgaré como segundo capítulo, pero es la misma historia contada de otra manera.
Un saludo,
Akasha
Recordatorio: esto no es canon, es un fanfic. Es AU. Obviamente el Draco Malfoy del canon no habla parsel, probablemente nunca estuvo en la parte muggle de Francia y no tenga más de dos nombres. El Profesor Lupin probablemente no volviese para las clases de cuarto. El Torneo de los Tres Magos sí se celebró en canon, aunque en mi fic, no. No me importa. Esto es sólo por diversión. Como dicen, don't like it, don't read it.
Disclaimer: Harry Potter y Co. no me pertenecen, y no escribo con ánimo de lucro (iba a pasar mucha hambre ;) )
Cursiva--Pársel
Harry contempló con melancolía y nostalgia el apretado paquete en su mano.
Sobresaliendo entre el papel dorado, un destello plateado alcanzaba apenas a verse, tallado en diminutas escamas.
La habitación estaba completamente desordenada. Había estado buscando su chivatoscopio –no que pensara que esa cosa funcionaba, sino que la necesitaba para clase de DCAO- y había tenido que vaciar todo el baúl para encontrarlo...hallando al fondo de éste el pequeño paquete, depositado allí en primero para asegurar su integridad en ausencia de Harry.
-¿Harry? –llamó Hermione, entrando en el cuarto de los chicos.- ¿Has encontrado el chivatoscopio?
Harry pareció salir de su ensueño y tomó el pequeño paquete junto con el objeto de defensa.
-Sí, ya estoy. Vámonos antes de que se haga tarde, no quiero hacer esperar al Profesor Lupin...esta clase promete.
-¿Qué es eso? –preguntó, curiosa, viendo el paquete envuelto.
-Un regalo...hace más de diez años que lo tengo. –respondió, sonrojándose ligeramente.
-¿Quién te lo dio? –insistió Hermione, intrigada. Por lo que ella sabía de la vida de su amigo antes de Hogwarts no había nadie que pudiese –o quisiese- hacerle un regalo.
-Bueno, es una larga historia. Verás, un año mis tíos ganaron un viaje a Francia...con las prisas no tenían nadie con quien dejarme, así que decidieron llevarme con ellos y tenerme encerrado en el hotel. Yo debía tener unos cinco años, y como todo niño pequeño era muy curioso, así que mientras estaban en una excursión, me escapé. Quería ver la playa, y el mar. Mientras andaba por la playa, fascinado ante la vista del mar y sin prestar atención a dónde iba, conocí a otro niño, Marcus, y nos hicimos amigos. Al principio parecía estar siempre alerta, y de vez en cuando decía cosas muy raras, que no tenían ningún sentido, ¿sabes a lo que me refiero? Pero yo era muy tímido, y cuando decía esas cosas…bueno, lo dejaba pasar. Quiero decir, ¡tenía un amigo! Me parecía inconcebible el recriminarle algo, enfrentarme a él de alguna manera. Durante días me escapé del hotel mientras mis tíos no estaban, y nos encontramos en la playa, aprovechando hasta el último minuto para estar juntos. Y un día…un día me confesó que era un mago. Puedes imaginarte que me limité a seguirle la corriente, pero...cuando vine a Hogwarts me di cuenta de que podría ser verdad. Sé que no pudo reconocerme como Harry Potter, El-niño-que-vivió, porque yo no le dí mi verdadero nombre. Pero creo que no eran fantasías infantiles, que era un mago de verdad. Quiero decir, él hablaba pársel...así es cómo nos conocimos. Y me regaló el colgante como recuerdo, porque Serpendidy también habla pársel.- explicó, sacando el paquete y mostrándole un colgante de plata con forma de serpiente. Con cuidado, pasó la cadena por su cabeza y se la puso.
-Es...hermoso. –musitó Hermione.
-Lo sé, Marcus siempre tuvo un gusto excelente. De hecho, solía jactarse de ello hasta que le daba una colleja y terminábamos los dos pegándonos y riéndonos.- Harry sonrió, sumido en los recuerdos.
-Le tenías mucho cariño, ¿verdad?
-Sí, supongo. Fue la primera persona que puedo recordar que me trataba bien, lo cual, desde luego, fue un cambio agradable.- explicó, un matiz de tristeza y añoranza en su voz.
Hermione sonrió, contemplando con ojos tristes a su amigo. No era justo que él tuviese que soportar a esos desgraciados, y volver a su casa una y otra vez…lo estaba matando.
Harry tomó el colgante con manos temblorosas, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con surgir al recordar a su primer amigo. Con cuidado se pasó la cadena por encima de la cabeza y dejó que el colgante reposase sobre su pecho, contemplando con melancolía el contraste de las brillantes escalas sobre la negra túnica.
Un grito los sacó de sus ensoñaciones.
-¡Harry, Mione! ¿Os queda mucho? ¡Si no os dais prisa no nos dará tiempo de ir a comer antes de DCAO!
Riéndose de la voracidad de su amigo, los tres Gryffindor se encaminaron hacia el Gran Comedor.
Draco estaba a punto de abandonar el Gran Comedor cuando el Trío de Oro entró por las enormes puertas dobles, atrayendo la atención de todos los que se hallaban allí en esos momentos. Al dirigirles la mirada de desprecio de costumbre, sus ojos se abrieron como platos al ver un delicado colgante de plata sobre la túnica negra del más famoso de los tres.
Acababan de sentarse a la mesa cuando un furioso Draco Malfoy se acercó a ellos, sus inseparables guardaespaldas tras él y seguido por sus mejores amigos, Pansy Parkinson y Blaise Zambini.
-¡Potter!- dijo, casi escupiendo el nombre.- ¿De dónde has sacado ese colgante?
-Y a ti que te importa, Malfoy.- respondió Harry a la defensiva.- Métete en tus propios asuntos.
-Ese colgante no te pertenece. ¡Quítatelo ahora mismo!
-¿Cómo te atreves? ¡Serpendidy es mía!
-Puede que puedas entenderla, Potter, pero eso no te da derecho sobre ella. ¡Te he dicho que te la quites! ¿De dónde la has sacado? No sabía que el Niñato-que-vivió fuese un ladrón, además de estúpido.- atacó el rubio, acercándose aún más a él.
Harry colocó una mano alrededor de la serpiente, como tratando de protegerla del rubio.
-No pienso quitármela, y tú no puedes obligarme, Malfoy. Es mía.
El slytherin parecía a punto de abalanzarse sobre el moreno, y en sus ojos relampagueaba el odio y la ira.
- ¡Serpendidy, despierta! –silbó el rubio en pársel, sorprendiendo a todo el Gran Comedor, que parecía centrado en su discusión con el niño de oro.
La pequeña serpiente de plata pareció cobrar vida, deslizándose perezosamente sobre la túnica del moreno y abriendo los diminutos ojos, adornados con dos pequeñas esmeraldas.
-¿Amo?
Harry volvió sus desconcertados ojos sobre el rubio.
-Tú… ¿tú hablas pársel?
Draco hizo caso omiso del moreno, concentrado únicamente en la serpiente.
-Serpendidy, vuelve con tu Amo.
-Pero, Amo Marcus… ¡dijisteis que debía permanecer con el Amo Damien!
Harry exhaló bruscamente, llamando la atención del rubio.
-Tú…tú no puedes ser Marcus, ¡es imposible!
-¿Y tú qué sabrás Potter? ¡Mantente al margen, esto es entre Sependidy y yo! ¿Por qué no cumpliste tu promesa?
-Pero, Amo, cumplí mi promesa. Permanecí con Damien, como ordenasteis.
-¿Intentas engañarme? Ése no es Damien, es Potter, ¡Harry Potter!
-Por Merlín… ¿Marcus?-susurró el moreno, confuso.
-Pero sí que es Damien. Es el Amo Damien, estoy segura, Amo. Hice lo que ordenasteis.
Draco miró a Harry y a la serpiente sin comprender.
-¿Potter…? Pero, tú no puedes ser Damien...No es posible…
-Pero, Marcus, yo nunca dije que mi nombre fuese Damien, ¿recuerdas?
Draco asintió sin ver, perdido en los recuerdos.
Flashback
-Hola… ¿Cómo te llamas?
-Marcus. ¿Y tú?
El pequeño, de apenas cinco años, se encogió de hombros, avergonzado, agachando sus preciosos ojos verdes.
-No…no lo sé. Mis tíos me llaman Chico, y Fenómeno, pero eso no suena como un nombre de verdad. Igual…igual no tengo uno.- susurró, sus brillantes ojos cuajados de lágrimas.
-No te preocupes.-respondió el rubio, colocando una diminuta manita en su hombro.- te dejaré uno de los míos, y así nos llamaremos igual, ¿vale?
El niño sin nombre levantó la mirada, encontrándose con los brillantes ojos azules del otro, y asintió vacilante.
-Entonces te llamaré…Damien.
Ojos esmeralda se encontraron con los ojos azules del otro, llenos de felicidad, y por un instante Harry, no, Damien, creyó ver cómo esos mismos ojos parpadeaban con el color de la tormenta, una mirada gris y etérea encontrándose con la suya.
-Damien.- repitió, saboreando la palabra.
Fin del Flashback
-No lo puedo creer…todo este tiempo…y estabas justo ahí, aunque no pudiese verlo…
Harry asintió, sus ojos cuajados de lágrimas, como aquella tarde tanto tiempo atrás.
-Era…era un glamour, ¿verdad? Creí ver cómo tus ojos se volvían grises por un momento, pero parpadeaste y volvían a ser azules…
Draco asintió, también al borde de las lágrimas. De pronto sus puños se apretaron y la furia inundó su mirada.
-¡No puedo creer que lo olvidase! Esos asquerosos muggles… ¿sigues viviendo con ellos, verdad?
Harry asintió, lloroso. Tomó aire, tratando de darse valor.
-Marcus…Marcus, ¿era de verdad? O era otra farsa, otra máscara, tras la que se encontraba el frío sangrepura, riéndose una y otra vez de ese estúpido muggle que ni siquiera tenía nombre…
-Marcus…Marcus era más real que ninguna otra de mis máscaras, Damien. Era…era yo. Creo, creo que esa fue la primera vez que fui realmente yo mismo con otra persona, sin secretos, sin mentiras.
Harry se frotó los ojos, y con un suspiro tembloroso tendió la mano al que fuera durante años su rival.
-¿Damien?- susurró, recordándole su nombre compartido, el que él le 'prestara', el nombre que los unía de muchas más formas de las que era capaz de comprender.
-Damien.-repitió el rubio, aceptando su mano y fundiéndose en un abrazo con él, mientras las lágrimas corrían libres por su rostro.
Al fin habían recuperado ese pedacito de ellos mismos, su primer amigo en este mundo, la primera persona que de verdad había llegado a conocerlos y comprenderlos.
Ante la sorprendida mirada de los demás alumnos y profesores, los dos enemigos permanecieron abrazados en silencio, las lágrimas rodando aún por sus mejillas, hasta que un indignado siseo los obligó a separarse entre risas.
-¡Ey! ¡Que me estáis aplastando!
Estoy trabajando en un pequeño epílogo con el material que tenía al principio de la historia. Si os interesa lo subiré en cuanto lo termine.
R&R?
