Buenoo después de unas vacacionees... ¡nuevo fiic! Cuando pueda ya seguiré el otro pero como tengo tantas ideas, para que no se me olviden hay que escribirlas jejeje...

Este es un poco más rebuscado...será porque estoy pasando por una época rebuscada toda ella xDD...

Kaito es sospechoso del intento de asesinato a Aoko. Según parece no había nadie más en la escena en la que intentaron matarla...

¡Espero que os guste!

-Los personajees son propiedad de Goshoo, claro estááá... ¡un saluditoo!

(He tenido que borrar la historia y volverla a colgar porque la pagina no me actualizaba los estados ni los cambios que hacia)


DELINCUENTES EN LAS CALLES DE TOKYO

Una tarde, Aoko salió a dar un paseo porque quería respirar un poco de aire fresco después de haberse pasado el día entero estudiando. Al día siguiente se iban ella y Kaito de vacaciones, como solían hacer cada año para esas fechas, por lo que quería volver pronto porque tenía que madrugar para coger el tren en la estación de Tokyo.

Kaito por su parte, también había estado estudiando y decidió salir a buscar a Aoko para ir a algún sitio a pasar la tarde y desconectar un poco de la maldita historia de Japón ¡Cómo llegaba a aburrirle esa asignatura!

Cuando llegó a casa de ésta, llamó a la puerta y no hubo respuesta. La llamó al móvil y tampoco. Estaba apagado. El inspector estaría trabajando, como siempre y Aoko… ¿dónde podía estar ella? ¿Y el móvil apagado? Qué raro era todo… En teoría le dijo que también se iba a quedar en casa repasando el temario para el examen general que había después de las vacaciones…

Coincidió entonces que salió una vecina al jardín, una mujer de la edad del Inspector, de pelo castaño y un poco rechoncha, con la que siempre se habían llevado muy bien desde pequeños Kaito y Aoko, que les invitaba a merendar dulces y a pasar la tarde en su casa cuando eran solo unos críos, y a jugar con su hijo pequeño, que ahora tenía la misma edad que ellos y a día de hoy, eran compañeros de clase los tres.

-¡Buenas tardes Kaito, cariño!-dijo la mujer, muy sonriente-¿Qué haces por aquí? ¿Buscas a Aoko?

-¡Ah, Hola señora Fujimine!-respondió él con un amplia sonrisa-¡Cuánto tiempo sin verla! Si, busco a Aoko… ¿Sabe si ha salido?

-¡Si! Se fue hace un rato largo ya… la vi desde la cocina que salía pero ella no me vio a mi. La vi un poco agobiada, seguro que se pasó el día dándole a los libros…

-Ya…de acuerdo, iré a ver si la veo. ¡Gracias señora Fujimine, nos vemos!

-¡Ves con cuidado hijo!

Y Kaito se fue rápidamente a buscarla, aunque hasta el momento no la encontró y ya estaba anocheciendo. Volvió a pasar por su casa para comprobar si había luz, pero nada. Todo estaba a oscuras y no tenía pinta de haber nadie.

-"¿Dónde demonios estás Aoko? Estoy empezando a preocuparme…"-pensó el chico. Y siguió con su búsqueda.

Aoko ya iba a volver a casa. Se había entretenido en el centro comercial de Shibuya y había decidido hacerse algún "autorregalo" y darse algún que otro capricho…como un gran helado de chocolate que se iba comiendo por el camino…

-"Si hubiera estado aquí Kaito se hubiera muerto de la envidia con este helado que me estoy comiendo…"-y sonrió un poco sonrojada, pensando en el mago.

No había nada mejor que una tarde para ella sola después de tener la cabeza como un bombo de estudiar.

Cuando se dio cuenta, se había hecho de noche y para llegar a casa tenía que atravesar una calle principal rodeada de callejones. No le hacía ninguna gracia, pero en realidad se lo había buscado ella sola y se había entretenido mirando tiendas, sin darse cuenta de la hora que era.

-"Bueno a estas horas aún habrá gente por la calle…es pronto…"-y la chica siguió su camino. En realidad, miró el reloj y se dio cuenta que eran ni más ni menos que las 22:30h de la noche. Vaya…era más tarde de lo que creía…

Y andando un poco rápido por esa calle, emprendió su vuelta a casa. Nada más que veía sombras y oía ruidos en todos lados. En un callejón se oyó una especie de grito, y cuando se giró para ver, se quedó paralizada. Vio a alguien tendido en el suelo y otro en cuclillas, extrañamente cerca del que yacía. A Aoko se le cayó el bolso y del ruido, el extraño se volteó para verla y reparó en su presencia. Aoko sin pensárselo dos veces, retrocedió y el sospechoso se levantó y empezó a correr tras de ella. Aoko estuvo corriendo sin saber a donde ir, hasta que le cogió un poco de distancia y buscó rápido un lugar donde ocultarse, pero tenía que ir rápido, pues no le sacaba mucho trozo. Casualmente, pasó por las murallas de unas antiguas ruinas de un castillo, y eran bastante altas, así que sin pensárselo mucho, trepó por un árbol que tocaba con la finca en ruinas y subió a lo alto de la muralla. Se quedó allí unos segundos, y el extraño no pasó. Se extrañó mucho y se asomó un poco más para ver si le seguía, pero no había rastro de la persona perseguidora. Suspiró aliviada, cuando de pronto, alguien le cogió la pierna, tirando para tirarla de su escondite. Aoko tenía los ojos cerrados, esperando el golpe del suelo. Cuando estaba a punto de caer, una carta de Póker, concretamente un as de corazones, le voló al atacante de la chica, haciéndole un corte en el brazo. El criminal salió corriendo y desapareció en la oscuridad de la noche. Aoko seguía con los ojos cerrados y cuando los abrió al ver que no hubo golpe, alzó la vista y vio una silueta blanca con la luna de fondo, mirándola fijamente. Aoko se quedó sin habla.

-¿Se encuentra bien?-preguntó el conocido salvador.

-Si…estoy bien…gracias-dijo ella, sorprendida con la aparición del famoso personaje.

-¿Se puede saber qué hace una chica como usted por aquí? Las señoritas tan hermosas como usted no deberían estar en la calle a estas horas…hay una lista demasiado larga de delincuentes por las calles de Tokyo.

-Lo sé…-empezó a entrar en razón y se empezó a dar cuenta de quién había sido su salvador, ese que odiaba tanto desde hacía tantísimo tiempo, confundida, sin entender la acción del mago.-Pero ¿y qué hay de ti? Tú también eres un delincuente. ¿También te incluyes en esa lista de chicos malos de Japón de la que hablas?-dijo muy seria.

-Por supuesto.-dijo el ladrón, con una voz totalmente segura de sí misma. Con esta respuesta dejó a la chica más perpleja aún de lo que ya estaba. Estaba claro que a ese misterioso muchacho que se hacía llamar KAITO KID, no había por donde pillarlo.-Sin embargo,-prosiguió el chico- a veces yo también me dedico a salvar damas en apuros como usted, e incluso se me planteara la situación, ayudaría a las señoras mayores a cruzar la calle. Pero no hay ancianas a las que salvar por la noche, así que creo que optaré por rescatar a las damas en apuros. Tendré que salir más a menudo y no solo cuando vaya a robar…

Aoko no sabía que contestar a eso. Solamente le salió una leve sonrisa de los labios y se echó a reír disimuladamente. Hasta que de pronto, añadió:

-No puedo imaginar al ladrón más buscado del mundo ayudando a la gente mayor a cruzar la calle, ¡lo siento!-rio la chica-¡Eso si que sería un auténtico espectáculo!-y estalló en una pequeña carcajada.

El chico se quedó parado ante la respuesta de la chica, y se le escapó a él también una leve sonrisa, con la suerte que no se le vio gracias a la sombra de la chistera que llevaba.

-"Estúpida Aoko…"-pensó riendo. En realidad le hizo mucha gracia la respuesta de la chica, pero ahora tenía que hacer algo antes de que le pillara la policía con la hija del Inspector.-Bueno, señorita…ha sido un placer pero he de irme. La acompañaría a casa, pero he oído rumores de que es la única chica en la faz de la tierra que odia a KAITO KID, así que imagino que no aceptaría que la acompañara, ¿no es cierto?

-¡Ni hablar! Además ya estoy cerca de casa y no vale la pena. Mejor vete antes que venga la poli y te detenga…-dijo la chica, irónica y con una sonrisa pícara en la cara.

-A sus órdenes, señorita…-le respondió Kaito, también irónico. Y con un truco de humo, desapareció en la noche.

-"Vaya con KID…Va a ser verdad que es todo un caballero…pero sigue siendo un delincuente. No creo que cambie mi opinión hacia él, aunque le debo mi vida realmente…" –y prosiguió el camino a casa. Mientras iba andando, oyó una voz que le llamaba a sus espaldas

-¡Aoko!-gritó la voz-¡Aokooo!

-Kaito…-contestó la chica.

-¿Pero se puede saber qué demonios haces a estas horas aquí?-dijo el chico, aparentemente muy enfadado.

-Pues…volví tarde del centro comercial y bueno…-intentó explicarle la chica, pero de repente cambió de tema-Kaito… ¿estabas preocupado por mi?-preguntó Aoko, muy expectante a la respuesta del chico. Kaito se quedó parado ante el cambio radical de tema, pensó detenidamente y respondió:

-¡Pues claro que no! ¿Quién va a estar preocupado por una chica plana como tú?-le dijo, sacándole la lengua.

-¡Eres un idiota!-Respondió Aoko y al instante, al chico le voló un golpe en la cabeza.

-¿Pero qué haces, estúpida?

-Te lo mereces por imbécil…-respondió ella.-Pero gracias por venir a buscarme.-prosiguió, dedicándole una sonrisa tierna al chico.

Kaito no pudo evitar de ponerse un poco rojo, pero al momento cambió de cara y siguió andando.

-Ya te he dicho que no estaba preocupado…solo pasaba y te vi.

-¿A las 23:30 de la noche…-preguntó ella, para incordiarle un poco-te dedicas a dar paseos y a pasar por aquí?-el chico paró en seco y se volteó.

-Pues claro. Necesitaba airearme después de estudiar…-respondió él.

-Está bien, está bien…-dijo Aoko, haciéndose la disimulada.-Hubieron unos momentos de silencio y Kaito se la quedó mirando fijamente. Ella se sonrojó al verle mirarla de esa forma. Le encantaba…

Kaito volvió a hablar:

-Vamos, te acompaño a casa.

Y se fueron los dos en dirección a casa de Aoko.


Siguientes capiis:

2-KID SOSPECHOSO

3-AOKO… ¿EN PELIGRO?