El comienzo de una de las tres espadas más peligrosas de valoran es el mayor de los misterios. A los ojos de cualquiera un insignificante sujeto. Para los que lo conocen uno de los más grandes espadachines de la casa Du Couteau y de la élite Carmesí.

— Muévete vamos. —

Corriendo ambos adolecentes cargaban consigo frutas y verduras. Corriendo entre muros y callejones logran despistar a sus perseguidores.

Bajando en lo más profundo de la ciudad ambos jóvenes al fin se sentían seguros. Bajando las especies uno comenta. — No a salido tan mal. —

— Lo has arruinado como siempre. —

— Vamos, no hubieron tantos como otras veces. —

— Quizás por que no es oro o por que solamente robamos en el mercado. —

— Quizás no sea oro pero esto si se puede comer. — arrojando una manzana hacia el otro chico.

Ilustrando la manzana en su andrajosa ropa este la muerde. Con manzana en mano este señala con su dedo a su compañero. — Intenta de tomar las manzanas verdes. Las rojas son muy harinosas. —

— Estamos en Noxus. Lo más fresco que puedes encontrar sería carne de perro o gato en las carnicerías. Y no te puedo asegurar si son chuchos de verdad. —

Dando otro mordisco a la manzana este guarda silencio. Tirándose a un sillón viejo y agujereado pregunta. — ¿tenemos algo de dinero? —

— En tu tracero. — le respondió el muchacho.

Sin levantarse del sillón este mete la mano debajo. Rasguñando su mano con trozos de madera este toma la bolsa que había debajo. Abriendo la bolsa observa el botín.

— Tenemos una moneda de oro con, cinco de plata y más de cien de bronce. —

— Te puede alcanzar para comprar un cerdo. —

— ¿para que quiero yo un cerdo? —

— Podríamos abrir una granja de cerdos en Noxus. —

— Claro. Para tener que empezar a regalar los cerdos a esos soldados y que no paguen nada. Mala idea. —

— Vamos, ayudame con esto. Supongo que tienes alguna idea ¿o no? —

Pensando el muchacho le da otro mordisco a la manzana. Al tragar este le responde. — Juntemos más y veremos después para que nos sirve. —

— Estaba pensando en conseguir algún trabajo en las granjas. —

— En donde siempre necesitan trabajadores es en las minas de Sal y de carbón. Pero no como minero. Más probable que termines como un prisionero que como trabajador. —

— Si soy Noxiano... No creo que haya probabilidad de ser prisionero de nuestra propia nacion... ¿cierto? —

Callado el jóven termina de comer su manzana. — Dame otra. —

El muchacho sacando otra manzana de la bolsa este la arroja hacia el. Lustrando la manzana este le da un mordisco. — creo que no volveremos al mercado en un buen tiempo. —

— En eso tienes razón. A veces pienso que si nos hubiéramos unido al ejercito de Noxus tendríamos mejores vidas. —

— Sólo serias otro mas que enfrenta a los Demacianos y Jonianos. Ni siquiera se si los Yordles de Vandle están con o contra de Noxus. —

— Como lo dices parece que no tienes muchos planes para tu futuro.—

— quien dice que después de esto tenemos futuro. Se realista. Somos Noxiano, si salimos de las paredes de Noxus seremos enemigos de cualquiera que nos encuentre. Incluso otros Noxianos. —

— Noxus no es nada. Somos jóvenes el mundo es nuestro. —

El sacando la moneda de oro de la bolsa empieza a lanzarla al aire. Atrapando la moneda este le responde. — Lo único que quiero en este momento sería comer algo que no sean manzanas o cosas estropeadas por tu incapacidad. —

— Empieza a cocinar tu entonces. —

Metiendo la moneda en la bolsa se levanta del sillón. — Comamos algo de verdad. Tampoco se cocinar. —

Sonriendo este dice que no con la cabeza. Partiendo detrás del muchacho empiezan a salir de las cloacas hasta la calle principal de la ciudad. A rostros descubiertos ambos ladrones caminan de tienda en tienda para ver las novedades.

— ¿Viste eso? —

— ¿que cosa? —

Señalando una caravana estos comienzan a pensar un momento. El más serio bajo la mano de su animado compañero. — No son simples mercaderes. — tirando de la ropa de este ambos llegan a un bar de la ciudad.

Pasando por encima de un ebrio ambos jóvenes se sientan en una mesa desocupada. Llegando una moza. — ¿que le puedo servir caballeros? —

Sonriendo ante la presencia de la dama el jóven le responde. — Traiganos la mejor comida que tengan. De preferencia quisiéramos pagar de inmediato. —

Ella dejando la carta sobre la mesa muestra el menú a ambos jóvenes. Mirando los precios el jóven nota a su compañero mirando las grandes virtudes de la dama. — Creo que Kavi está mirando algo más que los precios. — este pateando bajo la mesa a su colega empieza a toser diciendo.

— Quisiera un filete y de acompañamiento una ensalada. —

— Enseguida ¿Y usted señor? —

El jóven parecía pensativo. Mirando los precios de los almuerzos empieza a sacar cuenta de lo que tenía. Mirando el precio del filete que había pedido su amigo cierra la carta con lo cual le responde. — Quisiera pescado y de acompañamiento unas patatas. —

Ella inclinándose se retira. Kavi riendo le responde a su amigo. — Creo que le guste a la chica. —

— Sigue soñando. Ni tu madre te quiere. —

— A ti tampoco te quiere por eso te abandono cuando eras niño. —

— Eso me da igual. Tampoco me interesa eso. —

— Vaya que eres frío. Pensaría que te ibas a enojar con eso. —

— No me enojo por cosas insignificantes como tú. —

— Ja. Lo dices como si fueras de lo más grande. —

— Soy mejor que tú en todo momento. —

Kavi molesto por lo dicho se levanta la manga de su brazo. Colocando su brazo encima de la mesa su compañero hace lo mismo que el. Empezando el pulso ambos jóvenes tenían la misma fuerza. Llegando la moza con la comida observa ambos jóvenes en aquel duelo. — Eh... Su comida. — Dijo ella. De inmediato ambos jóvenes sueltan sus manos a lo cual Kavi dice. — Soy mejor que tú. —

— Ni lo sueñes. — mirando a la moza un momento el jóven le dice. — quisiera la cuenta. —

— Claro. En un momento joven. —

Ella caminando hacia la barra

Mientras comían el jóven toma un frasco con jugo limón vierte en su pescado aquel líquido sobre el pescado este empieza a comerlo. Kavi con una cuchilla corta su filete. Sazonando la ensalada con el mismo jugo de limón ambos comen algo antes que llegará la moza.

Con la cuenta en mano está la coloca encima de la mesa.

— Guarda el cambio. — Dijo el jóven. Entregando sólo una moneda de oro.

— Gracias. Disfruten de su comida. — Dijo la chica.

Kavi mirando la cuenta abre los ojos de cuánto había salido. — mira. Eso si que es sorprendente. El pescado vale como cerca de cincuenta monedas de plata en cuanto el filete vale solo veinte. —

El jóven riendo le responde. — Lo mejor para el mejor. —

Kavi se comiendo callado y molesto su filete.

Mientras comían sienten como algo se acercaba al bar. Volteando un momento miran como unos soldados de Noxus entraban casi gritando al bar. De un momento a otro el bar se llenaba. Al final de todos los soldados un gran sujeto entraba. Mirando a su alrededor nota a los dos jóvenes comiendo.

— Fuera de aquí niños. Está mesa es mía. — tomando de la cabeza al joven este la pone contra el pescando. Haciéndolo para atrás este lo bota de su silla.

Sentándose este sube los pies a la mesa sobre la comida del otro. — Vamos muñeca, quiero una cerveza. — Dijo el que parecía ser el comandante.

Saliendo ambos jóvenes del bar el jóven cerraba su puño con fuerza mientras que Kavi los miraba con cierto odio.

— No debiste pagar antes de comer. —

— Lo mismo pienso. —

— ¿Ahora que vas hacer? —

— No podemos hacer nada. Noxus va de mal en peor. —

— volvamos a casa será mejor. —

Caminando ambos jóvenes transitan sobre las calles de la ciudad. Pasando de pasaje en pasaje llegan hasta el barrio de la piedad.

El fuerte olor de los callejones provenían de algunos cadáveres en descomposición que dejaban. El barrio poblado por pobres y canallas, entrando a una casa abandonada ambos jóvenes se preparan para dormir. — Algún día avandonaremos estas calles. —

— Algún día. Descansa Talon.