Persiguiendo fantasmas
Por Nochedeinvierno13
Disclaimer: Todo el universo de los Juegos del Hambre es propiedad de Suzanne Collins.
Este fic participa del Reto: "Mi personaje favorito" del Foro "Que la suerte esté siempre de vuestra parte".
El cuchillo ya es otra extremidad de su cuerpo pero Clove no se encuentra conforme con su entrenamiento. Quiere perfeccionar la perfección y convertirse en una máquina de asesinar. Lo que ella quiere es asegurarse de que está preparada para presentarse voluntaria en los próximos Juegos del Hambre y regresar a su distrito como la nueva campeona de Panem.
Todos los jóvenes que tienen entre doce y dieciocho años, aspiran a convertirse en ganadores y ser bañados en la tan ansiada riqueza. La mayoría de ellos se ofrecen antes de tiempo y vuelven con la piel fría y los ojos mirando a la eterna oscuridad.
«Es el precio que tienen que pagar por adelantarse a los acontecimientos. Pero a mí no me sucederá lo mismo. Yo no seré como ellos. No seré como ella. Yo no moriré intentando traer orgullo al distrito dos.»
Cada vez que un cuchillo alcanza el blanco, éste se transforma en el rostro pecoso de su hermana y una sonrisa malévola aparece en sus labios. Clove cierra los ojos con fuerza y se dice a sí misma, que todo es producto de su imaginación.
Pero ella sigue allí, burlándose y atormentándola.
«Tú estás muerta. Una mutación te separó la cabeza del cuerpo y moriste. Ellos te atrajeron y nos obligaron a enterrarte. Tú misma buscaste esa muerte. Nunca quisiste entrenar y prepararte para la cosecha.»
El odio irascible de Clove no solamente es para su hermana caída. También es para el resto de las chicas que no quisieron ofrecerse como voluntarias en esa selección.
«Ellas sabían que no estabas preparada para enfrentarte a la muerte y todas se quedaron mirando sin hacer nada. Yo tampoco hice nada. ¿Hubiera sido de ayuda en caso de hacerlo?»
Es un reproche para su consciencia.
En ocasiones, su hermana golpea dentro de sus sueños y le reprocha el no haber actuado. Le reprocha por la muerte que le dan las mutación y la sed de victoria que Clove tiene.
«Nos encontraremos pronto, hermana —le dice otras veces, en modo de advertencia—. No te presentes como voluntaria porque será el inicio de nuestro reencuentro. ¿Me quieres volver a ver tan pronto? Vive.»
Varias escenas bombardean su mente y le hacen cerrar los ojos.
Momentos compartidos en la infancia de ambas, la cosecha de tributos, el nombre de Olive, el baño de sangre y las mutaciones. Lo más tormentoso son las mutaciones de fauces descomunales.
—Te odio. Te odio, Olive. ¿Por qué no mueres y me dejas en paz? Vete de una vez y no regreses más.
Clava el cuchillo en el blanco y escucha una carcajada. Piensa que es su imaginación pero al voltearse se encuentra con Cato.
—¿Quién es Olive?
—No te interesa.
—Toda persona que perturbe tu paz mental es interesante. No conozco a nadie, a parte de mí, que sea capaz de ponerte en semejante estado.
—Olive es un fantasma. Un fantasma de un cuento de terror.
Cato chasquea la lengua y se propone averiguar más sobre el fantasma.
