ADVERTENCIA: +16 Contiene escenas subidas de tono, así que está bajo aviso. No quiero reclamos después.
Disclaimer: Naruto no me pertenece, es propiedad de Masashi Kishimoto.
Le he comenzado a tomar amor a los One-shots, y esta vez será un two-shot, quizá le agregue un epílogo. Pero ya veremos.
—Lo siento mi amor—
Capítulo 1.
La luz tenue de las calles de Konoha era ensombrecida por las cortinas largas de aquella casa, donde el silencio hacía eco acompañando de la respiración pausada y rítmica de su dueño.
La noche había cubierto todo a su paso, en las afueras las ramas secas de los árboles golpeaban su ventana con insistencia, con cada golpe sentía el sonido repicar a su costado. Cubrió su cuerpo al apreciar la corriente invernal colarse por la rendija, maldijo por lo bajo rompiendo la serenidad que había mantenido toda su vida. Un haz de luz se filtró con el ondeo revelando su verdadero semblante: estaba inquieto.
Se dio la vuelta acomodándose nuevamente sobre la cama, el sonido de las ramas rasgando el vidrio lo aturdía, definitivamente el silencio de su habitación se había quebrantado, más allá del viento frío corroyéndole el interior, sus pensamientos no lo dejaban descansar. Aquellas imágenes de ella sobre su cuerpo, con el cabello pegado a su rostro y la respiración entrecortada lo torturaban.
Cansado hundió la cara entre la almohada, en un intento desesperado por apartarla de su mente, pero su voz resonaba con fuerza latente en su cabeza… «Neji…hmm» Sintió un temblor, el peso de alguien más introduciéndose en su cama, inconscientemente giró la cara, pero para su desgracia sólo se encontraba él recostado sobre el mullido colchón. Cansado, de un tirón se despojó de las sabanas incorporándose de golpe.
«Maldita mujer… » Murmuró con pesadez, solo ella podía hacerle perder la cabeza. La detestaba; por su culpa y por su propia estúpidez había tomado la decisión más absurda de su vida. Se casaría… y no con ella precisamente.
Se levantó con desaire en dirección a la ventana. Corrió las cortinas completamente, las luces de la aldea estaban apagadas, solo algunas resplandecían a su alrededor y otras parpadeaban intentando llamar su atención. Enfocó la mirada en un punto incierto, al cabo de unos segundos la mueca de disgusto se intensificó pasando a una de enojo.
Sacó un pie fuera de la ventana y de salto se situó por encima de la cornisa. En ese momento no le importaba en lo más mínimo que el viento le helara el cuerpo, quería verla, y no le interesaba que aquella imagen le causara repulsión e hiriera lo más profundo de su orgullo, porque así iba a ser. Le iba a doler y lo sabía.
»Byakugan…« Las arterias alrededor de la comisura de sus ojos se intensificaron, su mirada fría parecía querer estrujar la oscuridad, a lo lejos una luz tenue marcaba la silueta de dos personas. Apretó los puños, no necesitaba ver más para saber que estaban desnudos, opacado el frío que él sentía con el calor de sus cuerpos.
—Maldita sea Sakura… —susurró sin ocultar su fastidio, podía ir a sacarla de los brazos de aquél traidor y no le costaría perder más que cinco minutos de su tiempo, claro que podía…
…Pero no lo haría… ella había elegido. Lo había elegido a él.
Las marcas de sus ojos desaparecieron, aquella imagen solo le daba valor para hacer lo que tenía que hacer, masculló un nombre para sus adentros y de un salto bajó al jardín de la mansión Hyuuga. Miró a su alrededor y los corredores estaban desiertos con auténtico silencio deambulando por el lugar. Caminó por los pasillos, hasta detenerse en el ala derecha de la casa, en ella la habitación más grande tenía lugar, reservada para el líder del clan y su esposa…
Soltó un bufido, a partir de ese momento de nada le serviría su nuevo título nobiliario. Se dio la vuelta escapando del barrio Hyuuga, solo por esa noche escaparía… Y quién sabe, quizá el destino si existía y todo estaba predestinado a suceder. Aunque él no se diera cuenta de ello.
.
Las manos de él se deslizan por su cuerpo, tocando con rudeza sus pechos y sus piernas. La respiración entre cortada de Sakura deja escapar un quejido de dolor, sonido que tensa el cuerpo Sasuke deteniendo sus caricias. Sus ojos opacos se posan sobre los suyos para encontrarse con una verdosa mirada suplicante. No quiere detenerse, pero su mirada le dice a gritos que la lastima.
Cansado, deja escapar un bufido suavizando su tacto para besarla con toda la delicadeza que jamás había existido en su persona, la mueca de molestia desaparece de su rostro y él retoma la confianza para recorrerla libremente, sin prejuicios ni miramientos.
Con ambas manos alza la cadera de Sakura permitiéndole sentarse sobre él, con una lentitud desquiciante se inclina sobre su cuerpo soltando un gemido ronco que se pierde entre los labios de Sasuke. La toma de la cintura incitándola a un ritmo acompasado disfrutando de la sensación que le ofrece, con destreza el muchacho mueve su cuerpo incrementando los movimientos de su compañera sintiendo su cuerpo flanquear y contraerse sobre el suyo.
—Aún no Sakura… —murmura con insolencia, él dirá cuándo y de qué manera terminar… Se mueve torpemente, dolorosamente lento, oprimiendo su cuerpo con el de ella. Las sensaciones placenteras se disgregan por el bajo vientre de su compañera, lo necesario para quitarle suspiros pero no lo suficiente para perderla por completo, porque su mente está en otra parte, en otro lugar, con otra persona…
«Será mañana…» musita como un susurro a sí misma, cierra los ojos recuperando la respiración, pero no es suficiente, una opresión en el pecho la golpea de solo imaginarlo con alguien más, en la misma situación en la que ella se encuentra.
Con el cuerpo desnudo, la respiración entre cortada y sus cabellos pegados a su frente, sus manos, sus manos suaves y blancas recorriendo, profanando un cuerpo diferente al suyo.
«Con Ten-Ten, Neji y Ten-Ten» su yo interno se burla, es como si le faltara el aire. La mirada estoica de Neji aparece en su memoria, su rostro, su sonrisa de medio lado la perturba. Por otro lado, el hombre que tiene bajo sí la oprime con firmeza, regresa sus manos a su cintura moviéndola con parsimonia, siente sus manos subir por su abdomen hasta embalar sus senos con firmeza, siente la fricción en su sexo recorrer su cuerpo, atravesarla por completo, pero no la consume...
Siente más dolor que placer, tan agudo que apenas puede resistir el estremecimiento que la azota, Sasuke se incorpora y hunde su rostro en el cuello de ella besando y mordiendo la superficie blanquecina de su piel, un gemido ronco escapa de su garganta y aflora fuertemente una vez que termina por reducir la distancia que separa sus intimidades uniéndolas hasta volver sus terminaciones casi imperceptibles.
Sasuke la sujeta con firmeza llenándola por completo, siente las convulsiones de su cuerpo y sabe que está a punto de terminar.
Sakura cierra los ojos conteniendo la respiración…
«Neji y Ten-Ten» susurra su yo interno en un tono frío, casi frívolo «Mañana, como tú y Sasuke»
Sakura abre los ojos alarmada y reacciona separándose de golpe para sorpresa de Sasuke, entonces lo comprende, a ella no le importa lo que piense, porque simplemente Las cosas nunca tuvieron que ser de esa manera…
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