Disclaimer: Harry Potter y demás caracteres no me pertenecen, simplemente los tomo prestados para jugar un rato.
Beta: Yo misma, por supuesto.
Personajes Principales: Harry Potter / Draco Malfoy
Aclaración importante: Historia slash, pensamientos destructivos y uno que otro trazo sangrientamente estremecedor.
NdA: Hola, estoy de regreso luego de un largo letargo que casi logra absorberme. Esta historia es un tanto compleja, me arrancó una que otra lágrima y al final me encantó. Debo decir que hizo parte del baúl de mis proyectos no-terminados y que me costó un poco más que esfuerzo darle punto final. Espero que la disfruten tanto como yo. Es hermosa.
Esta vez para mí y sólo para mí. Porque es posible terminar algo si te propones realmente a hacerlo, pese a la serie de eventos desafortunados que te frenan a veces. ¡Que vivan los finales!
Culpable
By Sophieluna
Primero: Oscuridad
Caminaba pesadamente sobre la grava del camino, renunciando a huir del amanecer. Seco el aire, secos sus ojos y todo sentimiento errabundo que intentaba acorralarlo. Le buscaban, le encontrarían y le matarían si continuaba ajeno a su voluntad de escapar. Si estaba muerto cuando el sol le traspasara con sus rayos, poco importaba.
Su mente vagaba de recuerdo en recuerdo, evocando momentos sin importar qué tan culpable se sentía con ellos o cuántas carcajadas resonaban en sus oídos en medio del frio amanecer que estaba por presenciar. El aire quemaba y su temeraria mirada llevaba horas desde que había desaparecido, sumiéndolo en el mar de oscuridad que nunca deseó volver a ver.
Londres, en la distancia. El eco de la bullosa ciudad se mecía en los aires mientras avanzaba colina arriba. Quizá para estas horas tendría la Orden entera tras sus rastro, lejos estaba de pelear y mucho menos de resistirse. Sólo el sabía que no lo había hecho, Merlín sabía quien lo había matado. Era evidente que querían inculparlo y para ello se habían valido de todas las herramientas que encontraron. No tenía forma de probarle a Harry lo contrario, no después de que el mismo gryffindor le había apuntado con su varita… si no hubiera escapado, ya estaría bajo tierra muy a pesar suyo.
Planes, no existían. Toda la bruma que ocupaba sus pensamientos alejaba cualquier estrategia para comprobar su inocencia. Argumentos fuera, sus palabras no valían un peso. Mirar a los ojos de Harry, descartado, si las miradas mataran ya lo habrían hecho más de diez veces. Pruebas cero, todo estaba en su contra. Si, era cierto que la comadreja intentaba hacerle la vida imposible cada vez que se cruzaba en su camino, pero más allá de miradas desconfiadas y desabridas palabras nada podía alterarle tanto como para dejarlo en el estado en que lo encontraron. Era imposible que su odio sirviera para concebir algo tan… asqueroso.
Quizá lo que más dolía de todo esto que Harry no había creído en sus palabras. Simplemente el gryffindor había botado tres meses a la basura para culparlo. Pero la sorpresa del momento dio paso a una furia descontrolada que no podía controlar y al final, esa tristeza inmensa que le hacía odiar todo lo que era, todo lo que había sido. No era alguien de confianza, para Harry el no era más que un asesino, nada diferente de Voldemort o de su padre. Ahora que se dejaba llevar por esto comprendía que poco había sido para el moreno y que poco valía para el mismo.
Cobarde; no sonaba tan repugnante siendo esta su definición desde que había corrido sin rumbo alguno lejos de la furia de Harry. De hecho, había sido un crédulo y un imbécil al pensar que Potter, su antiguo peor enemigo y culpable de tantas desgracias en su vida fuera capaz de olvidar todo ese pasado, incluso de permitirle hablar luego de todo lo que había pasado. Qué estúpido había sido al creer por un momento que Harry le escucharía aun cuando todo apuntaba hacia el. Pero para su corazón no existía salida sino esa, la que hoy le condenaba.
Su largo cabello se desordenaba ante las oleadas de helado viento, su aspecto era lo de menor importancia en estos momentos. Volvió la mirada hacia el trayecto que había recorrido desde su intento de fuga, el verde paisaje tras sus espaldas tomaba una tonalidad más definida con cada rayo de luz que traía el cielo. Parecía que su corazón sabía lo que pasaría y sin quererlo los latidos aumentaron desesperadamente llenándolo de vacío.
Alzó los ojos al cielo teñido de un azul oscuro estampado de estrellas, sintiendo como irrefrenables lágrimas escocían por salir. A pesar del cansancio que le oprimía, pudo verlos en la distancia. Luchó contra las ganas de huir, reprimiendo su pánico y pidiendo en silencio que no fuera tan doloroso. Al menos si Harry no le veía no dolería como esperaba. Cerró fuertemente los ojos y esperó.
-oOo-
Los ojos le escocían dolorosamente, en su cabeza todo era nada y esa nada intentaba ahogarle. A pesar de todo allí estaba, comiéndose el dolor frente al grupo y sólo permitiendo que la venganza controlara lo que estaba a punto de hacer. Observó impasible a Hermione sentada a su lado sin importar la mirada torturada de esta ni las diez mil razones que le había dado minutos antes. Ella pedía una calma que no podía tener. Draco debía pagar por lo que había hecho, antes que su débil corazón le hiciera retractarse.
-Señor Potter, creo que ya nos hemos retrasado bastante. Es hora de empezar.
El moreno asintió y el grupo completo de aurores del Ministerio, que sumaban catorce, tomó asiento a lo largo de la mesa rectangular.
-oOo-
Era un grupo grande, quizá una docena o más. El cielo pareció llenarse de ellos, envueltos en túnicas negras y con las varitas ya apuntándole desde el aire. Retrocedió un par de pasos, más por instinto que por voluntad propia. Buscó entre el grupo a Harry, pero sus ojos no lograron avistarle en la multitud que ya acortaba la poca distancia que los separaba.
El grupo tocó tierra uno tras otro tomando su lugar, encerrándolo en un círculo que se cerraba lentamente acorralándolo en silencio. Rostros conocidos, miradas cargadas de odio y un tinte de temor al tiempo. Incluso Granger le observaba con una leve excitación en su mirada, podría caer bajo el odio contenido en ella sin necesidad de los demás. Quizá el tiempo no había sido el suficiente para quererla, pero si para respetarla y un tanto apreciarla. Intentó sostener su mirada e intentar decirle sin palabras lo que nadie creería si lo decía a gritos, el dolor refulgió en las acarameladas pupilas y su propio sufrimiento reverberó. Bajó el rostro herido, mordiéndose los labios con toda la impotencia de saberse culpable y sin salida.
Sus ojos no encontraban al gryffindor lo que le dio una herida tranquilidad. Sería menos vergonzoso el no tenerlo frente a sus ojos, no soportaría de nuevo esa mirada. Pero la fiesta apenas empezaba; la voz estridente del auror que dirigía el grupo se hizo escuchar en medio de la expectación de todos:
-En nombre del Ministerio de Magia daremos cumplimiento a la condena por el asesinato del auror Ronald Weasley. –la voz mecánica erizó los vellos de la nuca de Draco. –Draco Malfoy fue encontrado culpable y desde este momento su custodia pasa a manos del grupo de aurores que dio con su paradero. –Entornó los ojos hacia el acorralado slytherin y prosiguió: -Dada la peligrosidad del sujeto, la ejecutaremos aquí mismo. Los testigos darán cuenta de lo que ocurrirá en…
-Deja el formalismo a un lado y hazlo de una vez. –Cortó con una frívola mirada, uno de los antiguos compañeros de Ron.
-Mata a ese desgraciado y larguémonos de aquí. –Pidió otro enceguecido por la ira.
Las miradas fueron de lleno sobre Hermione, quien guardaba silencio detrás del grupo. Les miró con el labio inferior temblándole y los ojos cargados de lágrimas incapaz de articular palabra. Draco le miraba desde su lugar fugazmente intentando aceptar su final, por más duro que este le resultara.
Dejaron de lado a la castaña y dando un paso al frente, apretaron más el círculo. Los sonidos de la mañana llenaban la colina y entre los árboles las aves eran testigos del asesinato que vendría. Absolutamente aprobado por el Ministerio, claro está.
Habló de nuevo el que parecía el encargado, un rostro contraído por el desdén y conocido como antiguo compañero suyo por Draco. En ese momento ya estaba bajo sus manos y por lo que veía en sus ojos, pensaban divertirse hasta hartarse.
-Eres un asqueroso mortífago, ¿lo sabías? Llevo mucho tiempo esperando que dieras un paso en falso para caerte encima. Debo decir que no me has decepcionado en lo absoluto. –Dio un par de pasos más entrando en medio del círculo y apuntando hacia el rostro ahora imperturbable de su receptor; -aquí ya no está Potter para salvarte, hasta el mismo se dio cuenta de la porquería que eres…
El cuerpo de Draco se contrajo en respuesta, sintiendo una oleada de dolor recorrerle ante la sola mención del nombre. Por más rabia que le producían esas palabras, sabía que era cierto. Harry no estaba ahí, ni siquiera para verlo morir. Que patético era todo, que sucio estaba de tanta acusación en su contra y cuán poca estabilidad le quedaba para derrumbarse. Respiró profundamente y desvió la mirada.
-¿Tienes algo que decir, Malfoy? –Preguntó con sorna acercándose mucho más.
Ninguna respuesta.
-¿Ahora te es imposible hablar, señor todopoderoso? –Caminando en torno a Draco sonreía con malicia. A su alrededor la efervescencia era total; -¿Orgullo Malfoy hasta la muerte? Pareces la copia exacta de tu padre cuando lo acribillamos en su mansión… Sólo que no sabemos si vas a gritar igual que el lo hizo.
Draco tragó saliva de nuevo. No esperaba menos de esos desgraciados que sólo habían fingido respeto cuando los tenía cerca. Mostraban sus caras, su odio y con este lo mucho que le aborrecían.
Estúpidamente alzó los ojos al naciente día con la esperanza de ver a Harry llegar para sacarlo de ahí y decirle que le creía. Dos segundos después se odió por pensar tal idiotez y utilizó todo su autocontrol disponible para enfrentar a la muerte.
Su varita hacía rato había desaparecido de su bolsillo, junto con lo que pudo ser una nueva vida. Los mortífagos que le habían tendido la trampa en el apartamento de Ron, se habían encargado de quitársela y con ella, habían acabado con el gryffindor. Intentó dejar de oír esas hirientes palabras que le lanzaban para dejarse mecer por algunos de sus recuerdos. El rostro de Harry sonriendo en la oscuridad luego de un polvo exquisito le envolvió lo triste del momento, tras este los ojos del gryffindor siempre profundos y llenos, los detalles, los lugares, el suave sabor de sus besos, la tibieza de su piel… todo.
Un fuerte dolor lo encontró desprevenido haciendo que un ahogado gemido escapara de su boca. Había comenzado. Nuevas punzadas chocaron contra su pecho, sus piernas y su cuello. Se abrazó fuertemente luchando contra el dolor, pero este logró doblegarlo y tumbarlo contra el suelo. Apretó los labios con fiereza tragándose los gemidos al tiempo que el dolor aumentaba sin control.
Todos observaban casi hipnotizados el sufrimiento del slytherin. El círculo se deshizo y los débiles rayos del sol iluminaban el rostro estrangulado del hombre tendido en medio del campo; frente a el, el deleite en los ojos de su verdugo era total. Las palabras sobraban ante lo que presenciaban. Malfoy ya no era el odioso mortífago a quien cazaban, era tan sólo un condenado agonizando allí mismo.
De repente, el rubio dejó de gimotear para quedarse temblando sobre el pasto. Sus pupilas vertían lágrimas que delineaban el rostro empolvado por la tierra del lugar. Respiraba agitadamente mirando hacia un punto en la distancia, sus labios derramaban sangre.
No era suficiente para ellos, le susurró una vocecita en su cabeza. "Piensa en algo, piensa en algo", se repetía sin parar con todo el cuerpo entumecido de dolor. Sólo que esta vez vino uno de sus recuerdos y una helada tristeza se apoderaba de nuevo de todo. Vio los ojos de Harry cuando le lanzó el hechizo desde el otro lado de la habitación, los insultos que profirió y en ellos el odio que le tenía.
"Maldito Malfoy… sólo tienes que morirte."
Algo se quebró dentro y el dolor comenzó de nuevo aturdiendo sus oídos obligándole a cerrar los ojos y cerrar los puños. Un momento después, gritaba sin control.
-oOo-
Hermione lloraba en silencio, alejada del grupo que le daba muerte a Draco. Le dolía tener que presenciar eso, le dolía aun más aceptar que el había matado a Ron. No sentía que fuera justo todo aquello, tanto dolor antes de cegarle la vida. Eso era repugnante. Pero ya no estaba en sus manos; esa era la condena del culpable. Gimió quedamente al oír los gritos de Malfoy, cada vez más lastimeros y hondos. Sólo esperó que terminara pronto.
Harry en sus ojos, el dolor en ellos también. Los abrió en medio de la desesperación para verse cubierto de profundas y sangrantes heridas, un charco de su propia sangre mezclándose con la tierra y el pasto. Enfocó con gran dificultad a Hermione quien luchaba por mantenerse al margen y buscó sus ojos. Una punzada le hizo ver oscuridad un par de segundos pero continuó mirándola con insistencia.
Levantó la mirada y esta vez vio en los ojos de Draco. La profundidad que en ellos veía y el dolor herido que afloraba la estremecieron. No podía verlo con odio o regocijo por lo que le estaban haciendo, sólo su propio dolor. El rostro demacrado del slytherin la congeló y el plata de sus ojos penetró en lo más profundo de su alma. El no era culpable. Dio un paso más sin quitarle la vista, dándole su perdón y la confianza para que descansara, para que muriera. Dejó de controlar sus lágrimas y asintió en silencio; ella si creía en su inocencia.
La vio avanzar pese a su inestabilidad y en sus ojos vio la verdad. Ella le creía, si creía. Olvidó el dolor, la angustia y la propia muerte, suplicando en silencio y aceptando. Pero su cuerpo no resistiría mucho y aun faltaba algo muy importante por decir. Buscó el control de su boca, luego de un gran esfuerzo lo tuvo de nuevo. Mirándola fijamente y en medio de su agonía, articuló torpemente sin sonido alguno; -Ha-rry-. Hermione asintió un par de veces, comprendiendo. Era suficiente, esta vez sin dejar de mirarla se dejó llevar hasta que todo fue oscuridad.
Los labios temblorosos y sangrantes de Malfoy vocalizaban algo con insistencia; luego de atender a ellos lo supo, Harry intentaba decir. Era Harry… recordó que el moreno estaba en casa, dejándose llevar por la traición e incapaz de hacer nada para ir tras su búsqueda. Debía hacerlo, y prometerle que hablaría con el. Miró en sus ojos de nuevo y asintió un par de veces aceptando su tarea y prometiendo cumplirla. El rubio asintió a su vez en medio de violentas convulsiones. Un lacerante gemido abandonó su boca, tensionó sus músculos y su cuerpo dejó de moverse súbitamente.
Hermione ahogó un grito. A su lado, la varita del auror ya se alzaba de nuevo con un Avada Kedavra jugueteando en sus labios.
-oOo-
Vio como el auror levantaba de nuevo la varita hacia Draco, esta vez para terminar con el trabajo. Sin pensar en lo que estaba haciendo y sólo dejándose llevar por su corazón y la verdad recién desvelada, apuntó su propia varita y susurró expectante:
-¡Expelliarmus!
El golpe seco envió al auror de lleno contra otros de sus compañeros, levantando el pánico entre los demás. Pero no tenía tiempo para dar explicaciones ni proferir disculpas; sacó de su túnica una vieja moneda herrumbrada y se tiró sobre Draco. Cuando tocó el cuerpo de este, desaparecieron en un parpadeo.
***
