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PRÍNCIPE, POETA & GUERRERO
1
POR: GAIASOLE
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PERSONAJES DE GEORGE R.R MARTIN
"Este fic participa en el reto por el tercer aniversario del foro Alas Negras, Palabras Negras"
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| Lemon | Amanecer | Verano |
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El amanecer terminó de extenderse sobre el castillo más grande de los Siete Reinos, Rhaegar observó desde lo alto de la torre de los fantasmas el candor de las sirvientas que iban y venían por los patios animadas por la gran cantidad de caballeros que habían llegado hacía dos días, la celebración del "Torneo de Harrenhal" era todo un acontecimiento. El centinela ebrio que descansaba en una de las esquinas se habría espantado de ver al príncipe en el puesto que el mismo debió ostentar la noche anterior.
— ¿Es entretenido ver a las criadas en su ir y venir? –Preguntó Barristan Selmy tras hacer una seña a los hombres que le seguían detrás para aclarar que había encontrado al esquivo príncipe—. ¿Cuánto lleva aquí su alteza?
—Posiblemente toda la noche, cuando te vi cruzar el patio con tú tropa supuse que la bacanal de ayer por fin había pasado.
—Muchos caballeros extrañaron su presencia mi señor, deseaban honrarlo para celebrar su participación de ayer, lo de las damas fue más complicado, hubo que hacer más uso de los bufones que de los bardos para calmar su decepción por tu ausencia.
—Si se contentaron con reemplazar mi presencia con la de bufones no fui tan extrañado como me quieres hacer creer lord Barristen.
El hombre mayor se echó a reír mientras seguía al príncipe hacia sus aposentos, los pocos criados que estaban despiertos a esa hora se detenían para seguirle con la mirada, nadie discutía que Rhaegar era por mucho el mejor de los Targaryen desde hacía varias generaciones, el príncipe no lucía menos regio que otros días y el día anterior todos habían constatado lo bueno que era en el torneo. El viejo caballero se detuvo una vez que el príncipe cruzo las puertas de la habitación que apenas el día anterior le habían destinado.
—Esposo –saludó Elia mientras despedía a la doncella que la atendía ese día.
La princesa a pesar de ya no estar expuesta al clima de Dorne aun conservaba un saludable color que contrastaba con la palidez de Rhaegar, en más de una ocasión este se había preguntado porque ella en su aspecto le recordaba más un verano que el gélido y distante invierno que parecía encerrar en su corazón, la dama que había tomado por esposa, si bien era hermosa y dócil no parecía sentir la misma fascinación que otros tenían por su esposo.
-Creo que jamás tendré posibilidad de encontrarte en mi cama esperando por mi, ¿No es verdad mi señora?
Elia le sonrió y como hacia siempre, para la absoluta exasperación del príncipe, hizo una levísima inclinación a la espera de lo que el dijera. Para provenir de una familia de guerreros su esposa no tenía ninguna inclinación hacía una emoción que la sumiera en el enfado en la ira.
Rhaegar se aproximó a ella y dejo su mano descansar su mano en el rostro femenino, lo que más gustaba al príncipe de su esposa eran los ojos de color marrón ocultos por las larguísimas pestañas de ella, le gustaba admirarlos si bien en la profundidad de los mismos nunca encontraba el deslumbramiento propio de una mujer enamorada. Ojos de ciervo.
Molesto por la idea del rechazó se inclino para besarla con una agresividad que otros encontrarían extraña en él, se sentía un egoísta cuando la obligaba a responder a sus deseos, la apretó contra su cuerpo y beso su cuello hasta hacerle su marca, al escucharla sollozar se detuvo y acaricio con más gentileza los pechos que se ajustaban al vestido que termino cayendo al suelo.
Disfruto de su desnudez antes de obligarla a yacer en la cama dispuesta para él, estando en sus brazos ella perdía esa imagen de flor marchita que tanto lo disgustaba. Al hacerle el amor ella lo deslumbraba, la piel alabastro del príncipe se perlaba de sudor y se esforzaba por conseguir de ella lo que deseaba. Pero una vez alcanzada la culminación de ambos ella se giraba y hacía pensar a Rhaegar quien sería el hombre que tenía el amor de Elia Martell.
Continuará…
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Próximo: 1 febrero 2016