te sientes una completa idiota, sentada ahí, bajo la fria lluvia. Pero ya no sentías nada.

No sentias las gotas cayendo sobre ti, entrando rápidamente en tu campera, arrastrándose dentro de la tela y mojadon tu piel de porcelana, bajando más tu temperatura corporal.

Pero ni te enteraste, tampoco cuando Naruto se acerco por tu espalda y te empezó a hablar. En un vano intento por encontrar tu presencia y tratar de sacarte de tu abismo de oscuridad.

Pero esa tu ya no existía.

En su lugar solo había una mente ficticia, que solo respondía a las ordenes, con un si, o un no, siempre junto con una sonrisa fria y falsa.

Tus esfuerzos fueron estupidos, al final fracasaste horriblemente. Trataste de crecer para tu padre, de aumentar tu fortaleza. No solo como hija y heredera del clan, si no como Kunoichi.

Pero como siempre, te ah hecho lo mismo.

-me as decepcionado nuevamente - te dijo la ultima vez.

Mas la decepcionada eras tu. El nunca a pensado en tu bienestar, solo en el de tus familiares y tu hermana ¿porque? Nunca lo supiste.

Pusiste todo tu empeño en tratar de mejorar, pero ahora que ya no te ama como un padre, y te odia como Jefe, te decepcionas.

Te decepcionas por haber creído en el, por dejarte influenciar con sus graves y profundas palabras, por tener la vaga esperanza de que algún dia te felicitaría, te amaría y respetaría como si fueras su hija.

Pero ese dia nunca llego, y nunca llegara.

Desde que empezó a entrenarte en las artges marciales de tu propia sangre, te ha presionado, humillado, maltratado...

y ahora exiliado.

Te hundiste en la oscuridad de tu corazón, lovidaste aquella persona a la que te habías declarado hace poco tiempo, y a tus verdaderos amigos, hermanos: Shino, Kiba, Hanabi, Sakura, Ino, Neji, Tenten... Todos ellos y más.

Te estabas yendo, y te dejabas ir. Solo querías olvidar tu dolor, que desapareciera junto con la herencia maldita con la que naciste.

La vida es una mierda.

-Tu no sirves como kunoichi o heredera ¿crees que te querríamos en el clan elite de konoha? -

Tu corazón crujió con fuerza a lescuchar eso. Pero aguantaste tus propias ganas de llorar y seguiste escuchando.

- Para mañana quiero verte fuera de aqui, no te necesitamos más, a partir de la semana entrante dejaras de ser Hinata Hyuga para pasar solamente a Hinata. - Fueron las crueles palabras de tu padre retumbando en tu cabeza.

Te querias morir, estabas hecha una furia. Pero si ese día iba a ser el ultimo como miembro del clan hyuga, harías algo de lo que nunca te arrepentirías.

-Tu dices que estas decepcionado de mi, padre, pero en realidad, la decepcionada soy yo ¿Como se me paso por la cabeza la absurda idea de que tratarías de apoyarme y me querías como tu hija y no como tu futura heredera?-

Fue un milagro que la cachetada dirigida hacia ti la hayas podido esquivar a tiempo.

Ya no pensabas, solo estabas ahí, con las manos en la fría hierva verdosa, ensuciándote de barro.

- ¡hinata! - y sentiste como alguien te agarraba de la cintura y te abrazaba por tu espalda.

Un click hizo en tu cabeza y recordaste algo imperiosamente importante.

El te esta apoyando.

Ese chico rubio de ojos azules y graciosas marcas zorrunas en sus mejilas. De ropa negra y anaranjada y personalidad hiperactiva. Naruto te quería y dseaba estar a tu lado. Lo sabias porque acababa de gritarlo.

Tal vez la vida no era tan mala.

Recordaste el resto de la conversacion con tu padre, y tu nueva meta a complir.

- Antes pensaba que para ser feliz tenía que complacer tu deseo. Ser la más fuerte... pero ahora, se que asi no encontraré mi felicidad. Mis mejores sentimientos se encuentran con una persona especial para mi que me corresponde... Seguiré entrenando y me volvere fuerte, pero no para complacerte a ti, sino a mi.-

Tu mente ficticia desapareció y la Hinata original volvio a su lugar. Con la capacidad para interactuar correctamente regresada, te diste vuelta y miraste al chico.

Soltaste algunas lágrimas de agradecimiento y lo besaste.

Un beso de amor y tristeza.

Porque aunque sufrieras tanto, sabías que el iba a estar a tu lado dándote apoyo.

Porque sabías que recien ahora disfrutarías mucho mejor tu vida.

Porque estabas segura de que habrían más dias soleados.

Porque estabas al lado de él, y por eso te sentías más segura.

Y porque lo amabas como a nadie más. Y querías contruir una familia amorosa y honesta con el.

Pero... lo único que esperabas es que su sangre fuera más fuerte que la tuya y sus hijos no nacieran con tu maldición.

Que grata noticia al ver que su deseo se cumplió.