La otra historia de mi vida.
Holiguiiss mi gente… este es un fic bastante… como se diría la palabra… lo te dejado por mucho tiempo, pero lo vuelvo a retomar y lo dejo… pero ahora sí… ante toda circunstancia que ha sucedido les presento este fic, en mi opinión el Rey Helado en los primeros capítulos de la serie siempre cayó bien al igual que el Joker el villano de Batman… así que este es un three-shot sobre el Rey Helado… este es un fic de imaginación Vallartense, Jalisciense y Mexicano… que lo disfruten…
Summary: Esta es mi historia, mi vida contada a través de las palabras impresas en tinta, nunca pensé tener que regresar a este recuerdo que me llena de ira, rencor, rabia, tristeza y nostalgia. Pero es inevitable ante los hechos en los que me encuentro. He visto un barco a la orilla del lago, a una chica confundida y los recuerdos llegan a mí como balas en fracción de segundos
Chapter-1: Lo que terminó sin ti
El corazón me latía a mil por hora, la respiración se volvió agitada por el paso de los segundos, ha pasado un largo tiempo desde que deje a Marcelinne varada ¿Qué otra opción tenia? Era lo mejor para ella, para los dos, mi corazón es duro con el paso del tiempo y vuelvo a sentir esa sensación. Las voces me siguen llamando, mi deseo más grande es estar con mi princesa, pero ¿Dónde está ella? ¿Dónde está mi amada Betty? ¿Quién soy yo en realidad? La corona me pide una y otra vez que la tome.
La soledad me consume en carne viva, esta tan cerca de mí y a la vez tan lejos volver hacer el antiguo yo, las voces me exigen la corona; me protegerá de la muerte, podré ser inmortal y conseguir a mi princesa si lo deseo. Ante las palabras mencionadas me hicieron reaccionar.
Mi princesa.
Busco a mi amada princesa, al fin la corona vence mi gran impulso. Con manos temblorosas asumo el cargo de ponerme la corona y vaga por mi mente el deseo de volar.
Mi barba vuelve a crecer y me elevo a favor del viento, tarareo una canción, pero me interrumpo a la mitad de la canción, escuchó un grito de guerra ¿O es de auxilio? Bajo a revisar y aprendiendo a aterrizar de una manera profesional. Miró a una chica peleando con un ciclope:
―Maldita sea, al parecer cuando no entiendes que no es no, ciclope inútil―exclamó la chica con rabia.
―Oh, Oh, Oh esperan tiempo fuera…―interrumpí la lucha, ¿Qué podría decir? Estaba con la corona puesta e interrumpir entre una pelea era lo mejor―Sé que su pelea esta de lo todo grandiosa y súper poderosa, pero la interrumpo por solo una cosa… Alguien me puede explicar ¿Dónde me encuentro?
Mi comentario no le agrado al ciclope, haciendo que la chica me apartara del camino antes que me golpeara ese monstruo con su garrote de gran tamaño:
―Eso fue algo asombroso―exclamé sorprendido por las habilidades de la chica.
―Gracias ¿Eso creo? Pero será mejor que te apartes de camino, este ciclope nunca entenderá como acotejar a una chica y cuando no quiere ser acortejada―sus ojos eran como el café tostado que emanaban un brillo de batalla.
―Está bien, no lo haré―me senté y mire el espectáculo hasta que me acorde que tenía poderes―Oye niña, mejor te ayudo―ella ya estaba en aprietos y congele al ciclope.
La chica cayó ya que el brazo del ciclope se congelo; los tendones, los músculos y los huesos se volvieron muy frágiles al instante, logré atraparla y no tuve problema por su liviano peso, se quitó el cabello de los ojos. Mi cordura la volví a sentir, pero aún llevaba puesta la corona, mi barba ya no estaba a penas se veía el brote para una barba de la tarde, mis ojos se tornaron de su color original un azul marino triste, pero llamativo y mi cabello recupero algo de color:
― ¿Qué es lo que ocurrió?―pregunté.
―Pues resumen, me salvó de un ciclope y eso en mi aldea se considera una propuesta de matrimonio...
― ¿¡Qué!?―grité de asombro ¿Me había casado?
―Es broma... ahora me puede bajar―no puedo creer como su cara de bromista cambio repentinamente a una de seriedad absoluta―Según la tradición de mi tribu, le tendré que dar algo de comer…
Ya no la pude escuchar más, sentí la cabeza pesada y caí en el duro suelo.
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"Estoy solo, no lo puedo creer, la soledad pesa más que una tonelada y es más ligera que una pluma ya que se esparce sobre mí. La sensación la detesto. El frío me cubre, los recuerdos me invaden, intento callarlos para olvidarlos, pero sé que volverán cuando menos me lo espere, toda mi alma y mi ser percibe esa sensación fría y comienzo a sudar.
Me hace recordar cuando Betty me abandonó, el corazón se vuelve roca con el paso de ese pensamiento. Luego llega esa explosión masiva, fue provocado por mí, otra vez. Todo el mundo deseaba que yo estuviera muerto, pero su insensatez e ignorancia los despega de lo importante. Sobrevivir a una bomba nuclear.
Mi encuentro con Marcelinne; logró que mi corazón aportara algo de un calor olvidado, pero como paso el tiempo, tuve demasiado miedo de que el poder que tenía la corona sobre mí lograra poner a Marcy en peligro. No tuve otra cosa que hacer, fue doloroso desprenderme de una persona que logró que sintiera calor en lugar de frio. Mis sentidos pierden su motivo.
Pido a gritos un gran auxilio desgarrador al cielo, no sé qué hacer, el destino que pidió sacrifico tras sacrificio. He sacrificado mi felicidad y mi cordura por los que alguna vez me rodearon, pero me han abandonado. El olor a sangre se funde con los gritos de agonía y desesperación de ser yo, el mismo Simon, cargo una canasta y corro.
Pero mis pasos se vuelven lentos, es indispensable ser lento en esta situación, escucho el grito de una mujer, esa mujer, ese grito era igual que el de la chica de ojos café tostados. Miró la canasta y vuelven aparecer esos ojos color tostado, muy grandes.
Un búho grande se posa en mi hombro y de ahí no hay nada más"
Despierto y esta la chica a un lado de mí, aprecio ahora bien su apariencia, su cabello era de un rojizo fuerte oscuro, pero al examinar su peinado en una parte era del color de sus ojos café tostado, su piel es como el papel blanco y tiene el tatuaje de una pluma negra. Me he dado cuenta que ella esta ¿avergonzada?:
― ¿Te ocurre algo niña?―preguntó preocupado.
― ¿Cómo sabes mi nombre?―me quede confuso―Gritaste mi nombre como si fuera un orgasmo―mi cara ardió y la chica se sacudió varias veces la cabeza―Perdón, no…
― ¿Cómo una niña sabe de los o…?―fui interrumpido porque la chica me calló la boca con un trapo de agua fría.
―Vengo a verte todos los días, desde que te quedaste inconsciente por una semana y cuido de ti hasta la noche… y me pagas llamándome niña…―era claro que estaba molesta.
―Lo siento, pero para mí eres una niña…―me volvió a interrumpir.
―Sé que soy algo joven tengo diecinueve y tu como unos ¿veintiocho…?―me sorprendió lo que explico, a un lado de mi había una cubeta de agua.
Mire mi reflejo, me asuste al presenciar mi cara humana de nuevo, mi piel morena presente en mí y no de color azulado, mi cabello era de ese color oscuro excepto las puntas seguían siendo canosas. Mi vista se volvió borrosa, no pude ver mucho hasta que la chica me puso los lentes:
― ¿Mejor…?―asentí con la cabeza, sus mejillas se coloraban otra vez de rojo―Bueno yo…―se incorporó y dio pasos atrás―Me tengo que ir… por cierto si lo olvidaste, me llamo Lariza―sonrió de una manera que me hizo sonrojar.
―Simon Petrikov―contesté algo nervioso.
Ella sonrió ante lo que había dicho, salió de la pancarta donde me encontraba y desapareció. Al día siguiente ella me enseñó su aldea, me quedé fascinado por su gente, esas personas tenían características con los animales, por ejemplo alas de gaviota u orejas de oso. Ella había dicho que todas las personas al cumplir dieciocho obtienen la característica de animal.
Por mi curiosidad la plagué de preguntas, desde las más sencillas hasta los que necesitaban una explicación específica. Una de ella era ¿Qué pasó con los humanos? Ella dijo que anteriormente eran guardianes, ellos recibían protección de parte de ellos, pero ocurrió algo que pasó al relatar eso la linda sonrisa que tenía se esfumó. Cambie la conversación:
― ¿Y tú que animal eres?―pregunté curioso.
―Una foca ártica ¡Toca!―me señaló su brazo, con miedo toque su piel, era lisa y suave.
Me quede embobado por la textura que no supe cuando parar. Al fin cuando su voz interrumpió me di cuenta que estaba sobre ella y mis manos estaban en sus senos. Termine con un golpe certero en la panza, ella se cruzó de brazos y miro a otro lado con un leve sonrojo, sin olvidar el ceño fruncido:
―Por cierto, la corona la están examinando, se da a entender que es una reliquia del antiguo mundo... ¿Te molesta?―me incorporo con un dolor en mi panza y negué―Mi padre quiere conocerte―me tensé al oír eso y la miré en busca de una respuesta.
― ¿Por...?
―Quiere agradecer al hombre que salvo la vida de su hija eso es todo―sus mejillas se tornaron más de rojo y prefirió no mirarme.
Acepte la oferta y Lariza se marchó con un rubor en las mejillas.
Vivis: ¿Ahora saben dónde sacó el carácter?
Vero: Nosotras nos imaginamos a un Simon que de joven era un problema sin causa…
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