INTRODUCCIÓN: La noche más feliz de sus vidas.
El sol de la tarde bañaba la ciudad, sus rayos dorados iluminaban cada rincón a su alcance. Sin duda era una tarde hermosa, llena de vida.
Ranma caminaba, distraído, rumbo al Uchan´s, Kasumi le había pedido que trajera algo para la cena, pues no tenía ganas de cocinar. Raro en ella, pero comprensible, después de los acontecimientos de la tarde anterior.
"Hola, Ranma. ¿Vienes por lo que pidió Kasumi?" saludó con gran entusiasmo su mejor amiga, Ukyo.
"Así es" contestó él aun perdido en sus propios pensamientos.
"En un momento te los doy. Es muy extraño que Kasumi no quisiera cocinar hoy, ¿acaso está enferma?" comentaba mientras preparaba los platillos.
"Estuvo muy ocupada ayudando a Akane, ya sabes, con todo lo que sucedió" se sentó frente a la barra. El sólo pronunciar el nombre de la chica más violenta, pero a la vez más hermosa lo hizo divagar, una vez más.
"...una menos" estas palabras le hicieron salir de su mundo.
"¿Una menos de qué?" preguntó sorprendido.
"Ya sabes, una prometida menos. Supongo que no me pusiste atención en lo que te decía"
"Discúlpame, Ukyo, sólo pensaba"
"De todas maneras con Akane lejos de aquí debes tener mucho en qué pensar" era un comentario totalmente interesado, ahora podía acercarse a Ranma sin que su principal rival se lo impidiera. Además podía decidir a quien quería. Lo que ella no se imaginaba, es que esa decisión ya había sido tomada.
"Sólo son tres semanas" puso énfasis en esta frase, casi en un tono violento.
"Soy yo, o te molestó mi comentario"
"Olvídalo" trató de escapar a esa situación, "Tengo prisa, ¿ya estarán listos?" señaló los panes japoneses. No le agradaba la manera en que se expresaba de Akane, como si fuera un estorbo y sobre todo, porque no estaba presente para defenderse.
"Claro, Ranma" se apresuró a empacarlos, "Oye, no tengo mucho trabajo aquí, es un día flojo, así que podría acompañarte hasta casa de los Tendo"
"Si tu quieres" contestó poco convencido.
Ukyo puso velocidad en cerrar el restaurante. No podía dejar pasar aquella dorada oportunidad, con Akane lejos las cosas se le facilitarían, al menos eso creía. Caminaba tomada de brazo de Ranma, casi colgada a él, hablando de cosas sin sentido, comentarios a los que éste no daba importancia. La mente del chico se encontraba a kilómetros de distancia, en un país de Europa.
Antes de llegar a su destino, una bicicleta se interpuso en su camino, haciendo que Ukyo soltara a Ranma.
"¡¡Nihao, Ranma!!"
"Shampoo, ¿qué te trae por aquí?" Ranma saludó muy forzadamente.
"Tú siempre tan oportuna" Ukyo comentó sarcásticamente.
"Me dirijo a casa de los Tendo, llevaré unos platillos chinos" en una de sus manos sujetaba la caja dónde siempre llevaba la comida en sus entregas a domicilio, "los preparé especialmente para ti"
"Un momento gatita, Ranma comerá de mis panes" Ukyo sacó su gran pala, amenazando a la amazona.
"Eso no lo decides tú" bajándose de la bicicleta y dejando a un lado su preciado paquete, tomó posición de pelea.
"Eso ya lo sé, por eso Ranma fue a mi restaurante y no lo ando acosando por ahí"
"¿Entonces que haces con él?"
Ranma se alejó sigilosamente de aquel lugar. Estaba fastidiado, todos los días era lo mismo, batallas extremas entre sus supuestas prometidas, en pocas palabras estaba harto. Por otro lado, no quería que su ánimo decayera, esperaba que ambas se dieran por vencidas o se cansaran de seguirlo.
Cuando llegó a la casa, ya todos lo estaban esperando, bueno casi todos, había un lugar vacío. Al ver aquel espacio, no dejó de sentir nostalgia, la casa no era lo mismo sin ella. No quería admitirlo, pero extrañaba que lo golpearan de vez en cuando, extrañaba su voz, extrañaba todo su ser y apenas llevaba un día fuera.
Esa noche no podía dormir, por segunda vez. Decidió salir a tomar un poco de aire. Subió al tejado de la casa. La noche era hermosa, sin embargo, a pesar que las estrellas daban una gran vista y el ambiente era espectacular, ninguna noche llegaría a ser tan especial como la anterior, en la cual su vida dio un giro de 360°. Se podía decir que había sido una de las noches más felices y extraordinarias de su corta, pero agitada vida. Mirar al cielo, lo hacía recordar. De lo único que se arrepentía era de haberlo hecho en el último momento, ahora tendría que esperar hasta su regreso y sólo hasta entonces podría gritar a los cuatro vientos que la amaba.
"Sólo son tres semanas" pensaba, "tres semanas...que te parecerán eternas; para qué engañarte, sabes muy bien que contarás lo minutos o hasta los segundos para volverla a ver. Ranma eres un estúpido, no debiste dejarla ir, debiste amarrarla y encerrarla...pero en que estoy pensando, qué egoísta. Akane esperó mucho tiempo para ésto, aunque si tu no hubieras hecho una de tus fantásticas escenas con tus otras 'prometidas' ella no se habría marchado. En fin, lo hecho no podemos cambiarlo. Sólo me queda esperar, esperar a tu regreso, Akane" repitió el nombre en voz alta, "te estaré esperando".
El sol de la tarde bañaba la ciudad, sus rayos dorados iluminaban cada rincón a su alcance. Sin duda era una tarde hermosa, llena de vida.
Ranma caminaba, distraído, rumbo al Uchan´s, Kasumi le había pedido que trajera algo para la cena, pues no tenía ganas de cocinar. Raro en ella, pero comprensible, después de los acontecimientos de la tarde anterior.
"Hola, Ranma. ¿Vienes por lo que pidió Kasumi?" saludó con gran entusiasmo su mejor amiga, Ukyo.
"Así es" contestó él aun perdido en sus propios pensamientos.
"En un momento te los doy. Es muy extraño que Kasumi no quisiera cocinar hoy, ¿acaso está enferma?" comentaba mientras preparaba los platillos.
"Estuvo muy ocupada ayudando a Akane, ya sabes, con todo lo que sucedió" se sentó frente a la barra. El sólo pronunciar el nombre de la chica más violenta, pero a la vez más hermosa lo hizo divagar, una vez más.
"...una menos" estas palabras le hicieron salir de su mundo.
"¿Una menos de qué?" preguntó sorprendido.
"Ya sabes, una prometida menos. Supongo que no me pusiste atención en lo que te decía"
"Discúlpame, Ukyo, sólo pensaba"
"De todas maneras con Akane lejos de aquí debes tener mucho en qué pensar" era un comentario totalmente interesado, ahora podía acercarse a Ranma sin que su principal rival se lo impidiera. Además podía decidir a quien quería. Lo que ella no se imaginaba, es que esa decisión ya había sido tomada.
"Sólo son tres semanas" puso énfasis en esta frase, casi en un tono violento.
"Soy yo, o te molestó mi comentario"
"Olvídalo" trató de escapar a esa situación, "Tengo prisa, ¿ya estarán listos?" señaló los panes japoneses. No le agradaba la manera en que se expresaba de Akane, como si fuera un estorbo y sobre todo, porque no estaba presente para defenderse.
"Claro, Ranma" se apresuró a empacarlos, "Oye, no tengo mucho trabajo aquí, es un día flojo, así que podría acompañarte hasta casa de los Tendo"
"Si tu quieres" contestó poco convencido.
Ukyo puso velocidad en cerrar el restaurante. No podía dejar pasar aquella dorada oportunidad, con Akane lejos las cosas se le facilitarían, al menos eso creía. Caminaba tomada de brazo de Ranma, casi colgada a él, hablando de cosas sin sentido, comentarios a los que éste no daba importancia. La mente del chico se encontraba a kilómetros de distancia, en un país de Europa.
Antes de llegar a su destino, una bicicleta se interpuso en su camino, haciendo que Ukyo soltara a Ranma.
"¡¡Nihao, Ranma!!"
"Shampoo, ¿qué te trae por aquí?" Ranma saludó muy forzadamente.
"Tú siempre tan oportuna" Ukyo comentó sarcásticamente.
"Me dirijo a casa de los Tendo, llevaré unos platillos chinos" en una de sus manos sujetaba la caja dónde siempre llevaba la comida en sus entregas a domicilio, "los preparé especialmente para ti"
"Un momento gatita, Ranma comerá de mis panes" Ukyo sacó su gran pala, amenazando a la amazona.
"Eso no lo decides tú" bajándose de la bicicleta y dejando a un lado su preciado paquete, tomó posición de pelea.
"Eso ya lo sé, por eso Ranma fue a mi restaurante y no lo ando acosando por ahí"
"¿Entonces que haces con él?"
Ranma se alejó sigilosamente de aquel lugar. Estaba fastidiado, todos los días era lo mismo, batallas extremas entre sus supuestas prometidas, en pocas palabras estaba harto. Por otro lado, no quería que su ánimo decayera, esperaba que ambas se dieran por vencidas o se cansaran de seguirlo.
Cuando llegó a la casa, ya todos lo estaban esperando, bueno casi todos, había un lugar vacío. Al ver aquel espacio, no dejó de sentir nostalgia, la casa no era lo mismo sin ella. No quería admitirlo, pero extrañaba que lo golpearan de vez en cuando, extrañaba su voz, extrañaba todo su ser y apenas llevaba un día fuera.
Esa noche no podía dormir, por segunda vez. Decidió salir a tomar un poco de aire. Subió al tejado de la casa. La noche era hermosa, sin embargo, a pesar que las estrellas daban una gran vista y el ambiente era espectacular, ninguna noche llegaría a ser tan especial como la anterior, en la cual su vida dio un giro de 360°. Se podía decir que había sido una de las noches más felices y extraordinarias de su corta, pero agitada vida. Mirar al cielo, lo hacía recordar. De lo único que se arrepentía era de haberlo hecho en el último momento, ahora tendría que esperar hasta su regreso y sólo hasta entonces podría gritar a los cuatro vientos que la amaba.
"Sólo son tres semanas" pensaba, "tres semanas...que te parecerán eternas; para qué engañarte, sabes muy bien que contarás lo minutos o hasta los segundos para volverla a ver. Ranma eres un estúpido, no debiste dejarla ir, debiste amarrarla y encerrarla...pero en que estoy pensando, qué egoísta. Akane esperó mucho tiempo para ésto, aunque si tu no hubieras hecho una de tus fantásticas escenas con tus otras 'prometidas' ella no se habría marchado. En fin, lo hecho no podemos cambiarlo. Sólo me queda esperar, esperar a tu regreso, Akane" repitió el nombre en voz alta, "te estaré esperando".
