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CANDIDATAS A REINA

Por Ladygon

Los personajes pertenecen al mundo de Gundam Wing.

CAPÍTULO 1: UN VESTIDO PARA LLEVAR

-¡No me pondré esto! ¡Qué estupidez más grande!

-Tú debes colocártelo o te reconocerán. Todos deben hacerlo.

Relena estaba loca si pensaba que se pondría ese vestido... "¡Un guerrero como él!"... No entendía cómo Heero lo aceptaba... "¡CÓMO TODOS LO ACEPTABAN!".

-Barton, ¿tú también?- dijo alzando una ceja de la confusión.

Parecía que Trowa estaba acostumbrado: "sólo es un disfraz", dijo. "Grrrrrrrrr", no encontró apoyo en ninguna parte. Duo y Quatre estaban ya cambiándose en la habitación de al lado, mientras que Heero tenía puesto el vestido y esperaba silencioso con los brazos cruzados.

Él había sido el único en protestar hasta el pataleo. Cuando Relena dio la idea- ¿u orden?- Duo saltó de la emoción y Quatre lo secundó al momento, y los demás... los demás solo miraron a los emocionados chicos y no dijeron absolutamente nada: "¡NADA!".

Wufei miraba el vestido en sus manos, con una tristeza tal reflejada en su rostro, que partiría hasta a un corazón de piedra. Sin embargo, parecía que allí sólo existían corazones de un material más duro que el mencionado, porque nadie lo acompañó en su dolor. Aún más:

-Toma Wufei. Esto también va con el uniforme- Relena le pasó "el relleno" para su busto.

Wufei vio con los ojos abiertos aquella cosa, para luego caerse al piso ruidosamente. Nadie le prestó atención al desmayado.

-Heero, creo que debes usar una peluca, ese corte no te favorece- continuó Relena muy seria con la mano en la barbilla.

Heero la miró y luego siguió con su vista en el piso. Trowa al otro lado se cambiaba, detrás de un biombo y cuando terminara él, vendría el turno del atormentado chico, quien ya se había puesto de pie con derrota.

-¿Cómo me veo?- salió un radiante Quatre de la habitación.

Todos quedaron paralizados al ver al hermoso rubio con ese uniforme de secundaria, o sea, de aquel Instituto. Se había puesto una cinta color verde en su cabello que resaltaba sus ojos del mismo color. Además, también llevaba un collar con un corazón rojo, que hacía juego con unos preciosos pendientes del mismo color.

-¡Ay! Quatre, te ves liiiindooo- le dijo Relena emocionada.

-Gracias- respondió con una gran sonrisa.

Ya dije que todos estaban sorprendidos, pero quien alucinaba de verdad era Trowa. Este se asomó por el biombo al escuchar la voz de Quatre y no podía creer lo que veía. Abrió la boca hasta llegar al suelo, pero la recogió lo más rápido que pudo. Y cuando Quatre buscó los ojos de él, este se escondió, con un movimiento, tras el biombo. A Quatre se le desvaneció la sonrisa cuando vio la reacción de Trowa, pero la volvió a dibujar en su rostro al oír la voz de Duo.

-Bien, ahora me toca a mí... ¡Ta, taaaan!- saltó con los brazos abiertos y un gran eco de asombro se escuchó por todo el cuarto.

¡Dios!, si Quatre estaba radiante, éste simplemente estaba maravilloso... ¡no hay palabras para explicarlo!...

Aunque tenía puesto el mismo vestido "de todos"- de pollera blanca, corto, un poco más arriba de las rodillas, con una chaquetita, sin manga, color café-anaranjado, que dejaba ver las mangas cortas y englobadas de la blusa blanca con vuelos y adornos en el cuello- Duo dejó a sus cabellos castaños, recorrer libremente su espalda y parte del frente hasta más allá de las caderas. Llevaba en su cuello una pequeña cruz de zafiro, y en sus preciosas orejas, unos aretes colgantes en forma de estrella, también de la misma piedra azulina, las cuales le daban a sus ojos azul-violeta, un brillo espectacular.

Ahora fue el turno de Heero, el cual veía estrellitas luminosas rodeando a Duo con ensoñación.

Wufei, por otra parte, estaba fascinado. No sabía si por la belleza de sus compañeros, o por el hecho de que un hombre se viera tan bien con ese tipo de vestido, algo realmente, sin explicación para él.

-¡Oh, Duo! Te ves divino- dijo Relena asombrada.

-¡Pues claro!, no ves que soy Shinigami, el Dios de la Muerte- comenzó a reír y Quatre con Relena lo acompañaron en su risa.

Un rato después, Relena tenía serios problemas con la cuadrilla de tres que tenía adelante. Duo y Quatre no eran problema, pero Heero, Trowa y Wufei, se veían realmente mal con esos vestidos y esas caras tan serias. Decidió comenzar con Wufei, pero éste no se dejó desatar el cabello, así que comenzó con Heero y Trowa. A ellos les colocó una peluca a cada uno, claro que primero tuvo que amarrarles el pelo, cosa no tan difícil para Heero, pero para Trowa era casi imposible con esas púas por cabello. Finalmente, con casi un kilo de fijador, logró domar a los rebeldes de Trowa y colocó la peluca.

Ahora sí, no se veían tan bien como los otros dos, pero pasaban por chicas hermosas. Se dirigió a Wufei tratando de convencerlo, pero tampoco sin éxito.

-Vamos Wufei, si no te sueltas el cabello te verás realmente mal- le dijo Duo, quien se acercó y le puso la mano en su hombro.

Wufei dio un respingo. Miró a esos ojos juguetones y entonces, dejó que Duo le quitara la amarra de su pelo. Además de eso, dejó que él lo acomodara a su gusto con el cepillo. Para cuando terminó con él estaba, realmente, cambiado- o ¿cambiada?- ya que se miró al espejo y no podía creer lo que veía.

-¡Wufei! ¡Te ves increíble!- exclamó Relena- Duo, sí, que tienes talento para estas cosas.

-¿De verdad?, yo no lo creo. Wufei se ve bien por sí solo- Duo lo miró con una gran sonrisa- ¿no es cierto amigo?

Wufei no supo qué decir, se sintió un poco perturbado con la mirada de Duo, pero supuso que era por la situación en que se encontraba.

Ahora ya estaban listos para la misión: Infiltrarse al Instituto de señoritas e identificar a la espía que se hacía pasar por la Reina Relena en las transmisiones subespaciales. Y aunque, Relena era la "Representante de Relaciones Exteriores", todos seguían llamándole como antaño- cosa de costumbre.

Pronto comenzaron las clases y los pilotos Gundam se insertaron en el colegio causando sensación en la entrada, no solo en este, sino también, en aquel Instituto de varones que estaba al lado y que pertenecía al mismo nombre.

Relena había estado poco tiempo en ese colegio, ya que fue necesario al visitar la Colonia. Nunca pensó que aquella espía estaría ahí también, ¿sería casualidad?

Se presentaron frente al curso con voz femenina, gracias a los transformadores de voz creados por el Profesor G. Estos no se veían por todos esos vuelos y cuello subido del uniforme.

-Hola, mi nombre es Helen Maxwell y espero que seamos muy buenas amigas- Duo hizo una inclinación y mostró su exuberante belleza que sacó una exclamación de asombro por parte del curso.

Después, fue el turno de Quatre, quien no se cambió el nombre porque consideraba que era un nombre mixto. Trowa tampoco lo cambió por la misma razón. Wufei, al contrario, pese a que podía dejar su nombre como estaba por las mismas razones anteriores, se lo cambió a... ¿adivinen?, sí: Nataku.

Heero por otra parte, no se mostraba interesado para nada en esto de los nombres, así que Relena le dijo que se llamara Isabel, porque le gustaba mucho ese nombre, que fue una gran reina... bla, bla, pero tampoco le interesaba esto y la escuchó haciendo oídos sordos. Todas las palabras que entraron por su oído derecho, salieron por el izquierdo, intactas. Y así llegó a la hora de la presentación. Con caminar brusco llegó a pararse firme al lado de los otros, entonces comenzó:

-Mi nombre es Heerrr... - sintió un fuerte codazo de parte de Duo en las costillas.

-Dinos Heer, ¿y cuál es tu apellido?- le dijo la maestra.

-¿Eh?... Yuy- respondió al final.

Helen, Quatre, Trowa, Nataku y Heer comenzaron en los siguientes días con su misión, aunque más se la pasaban huyendo de todos esos admiradores, que de la noche a la mañana salieron a su encuentro.

Heero y Trowa no tenían tantos problemas con aquellas chicas y chicos, podían escaparse porque en realidad no los seguían a ellos sino a los otros: a Wufei y, especialmente, a Duo y a Quatre. Estos últimos recibían toda clase de atenciones: Osos de felpa, flores, chocolates, dulces de todos tipos, etc., hasta joyas. Duo estaba fascinado con los regalos, no sabía que ser mujer tuviera tantos beneficios y los aceptaba todos con una gran sonrisa, la cual era suficiente pago para aquellos y aquellas quienes le rendían honor.

Quatre por su parte, trataba de no aceptarlos y los rechazaba amablemente. Pensaba que era aprovecharse de los pobres ilusos que creían la farsa. Claro que se vio obligado a recibir unos cuantos, bajo las continuas insistencias de sus admiradores.

Wufei era otro cuento, este se la pasaba huyendo y llegó a ponerse anteojos ópticos para que lo dejaran en paz. Cosa que no hacía en mucho tiempo. Sin embargo, esto último solo logró más admiración de lo esperado, aunque no se dio cuenta y siguió con los lentes puestos. Incluso un día llegó a pegarle a uno de los "fans", provocando la histeria colectiva de que Nataku sabía Kung-Fu, esto solo empeoró la situación para él. Ahora le pedían que ingresara al equipo de artes marciales.

Pero eso no fue lo peor- por lo menos para Wufei- sino que justo ingresaron una semana antes del aniversario del colegio, y para ese entonces, ya eran famosos. Esto provocó que para las elecciones de candidata a reina no se hicieran esperar las favoritas. Los chicos se organizaron e hicieron fans clubes con insignias propias de cada una de sus admiradas "Reinas".

Heero pensó, al igual que Trowa, que la idea de Relena no fue tan buena como parecía. Wufei, por fin, se sintió apoyado, pero era demasiado tarde. La única solución, era encontrar a la espía lo más rápido posible y salir de ahí, aún más rápido.

Las elecciones se hacían por grupo. Un grupo curso elegía a sus candidatas, luego, estas iban contra las del mismo grado pero diferentes grupos, y al final, competían contra todas las demás del Instituto. Solo tres podían ser elegidas en las rondas y, como siempre, una sería coronada como "La Reina" de los dos Institutos. Sí, porque el colegio de varones también participaba en la fiesta, por pertenecer a la misma "sucursal" y, por lo tanto, tener el mismo aniversario, pero estos solo votaban en la ronda final, para elegir a La Reina, de ahí tanto alboroto con el concurso.

Entonces llegó el día de las votaciones por grupo y todo el Instituto estaba al tanto noticioso, del considerado por ellos: "el grupo con la segura Reina". Todos sabían, exactamente, quienes tres iban a salir en ese grupo en especial.

Sin embargo, contra toda expectativa, no todo salió como se esperaba.