Este en un Fanfic sin ánimo de lucro, escrito en su completa autoría por mí, todos los personajes le pertenecen a Toei Animation. Espero que sea de tu agrado y me puedas ayudar con tus comentarios, gracias ^u^

Capítulo 1

/No me detendré ante este mundo, nada podrá parar mi carrera, debo continuar, sin importar qué es lo que llegue a pasarme debo seguir, los obstáculos ya han sido demasiados, no hay momento para arrepentirse, es ahora o nunca./

Decía un chico mientras corría con todas sus fuerzas, se notaba un aire de desesperación en su cara, parecía que en cualquier momento se desplomaría en el suelo, que caería desfalleciendo ante tanto esfuerzo físico; su frentazo estaba empapada de tanto sudor, su respiración era cada vez más pesada, le costaba respirar tan rápido, pero en sus ojos se veía una perseverancia imposible de negar, él llegaría, empujaría sus límites lo más lejos posible, saltaría ante un acto de fe, esperando clemencia.

Llevaba puesto una uniforme del equipo de futbol soccer de la escuela preparatoria, tenía unos colores a juego, la camiseta era anaranjada mientras que el short era de color blanco, parecía ser un buen atleta, además de sus músculos marcados por tanto ejercicio, también tenía un rostro magnifico, de verlo con otras ropas cualquiera que lo viera se enamoraría de él. Pero eso jamás ocurriría, al parecer el moreno de cabellos largos y alborotados ya tenía un amor por el cual luchar, pero por su estúpida dignidad estaba a punto de perderlo.

Las luces de la ciudad empezaban a iluminar las calles de la ciudad, el atardecer enunciaba su adiós produciendo un hermoso color anaranjado con violeta en el cielo, de pronto el moreno se detuvo de golpe, su aliento de entrecortaba, sus fuerzas se desvanecían igual que la tarde, miró hacia el cielo mientras pequeñas lagrimas recorrían su rostro, no llegaría, perdería a la única persona a la que amaba, ¿Por qué debía de ser tan obstinado?, ¿Por qué no había confesado sus sentimientos cuando tuvo la oportunidad?, ¿Acaso él no merecía ser feliz?.

Todo tipo de pensamientos negativos acerca de si mismo empezaron a rondar en su cabeza, cayó al suelo, sus rodillas se impactaron contra el frio concreto y llevo sus manos al rostro, lanzó un grito de dolor y con ambas manos limpio sus lágrimas, no perdería, él no se rendía, trato de levantarse, pero sus piernas temblaban demasiado como para soportar su peso, volviendo a caer al suelo, esta vez todo su cuerpo se encontraba allí tirado, como si de un trapo se tratase.

Por favor, se los pido, ayúdenme…- dijo agotado– No pienso perderte... ¡AHHHH!- grito mientras se reincorporaba siguiendo su carrera contra el tiempo.

Las personas alrededor se asombraron ante aquel desgarrador grito de batalla, el moreno seguía en el juego, su adrenalina corría a mil por hora, era imposible detenerlo, en sus ojos ahora había una llama ardiendo, su valor lo había recuperado.

El sudor caía cual lluvia, su corazón palpitaba a una velocidad inhumana, todo parecía ir lento a su alrededor, ni él mismo sabia de dónde provenía toda esa energía. Era como si su plegaría hubiera sido escuchada.

La luz del sol también quería colaborar con el espíritu del chico, a pesar de estar fuera de hora, sus rayos aún se hacían presentes por las calles de Odaiba, no lo dejaría solo ahora que necesitaba de su ayuda, ilumino hasta el último rincón con su hermosa y cálida luz. Gracias a ello pudo ver a los lejos como se aproximaba, hacía su dirección, un auto de color azul profundo, lo concia muy bien, y sabía que dentro estaría por quien tanto se esforzaba, yendo hacía un futuro donde la posibilidad de estar juntos se reduciría a cero.

Con todo el valor se interpuso en el camino del auto abriendo sus brazos cerrando el paso, sin cerrar los ojos espero su destino, sin importar si fuera morir atropellado. El conductor lo alcanzo a ver a tiempo, deteniéndose a pocos centímetros, la respiración de todos los implicados de torno densa. Con sus ojos aun desorbitados empezó a buscar desesperado el lugar donde se encontraba, pero no fue necesario buscar por mucho, pues del carro descendió un chico rubio de ojos azules.

Sus miradas chocaron, por un instante ese universo fue solo suyo, pero el sonido de otra puerta abriéndose los desconcentró y voltearon a ver a un furioso señor Ishida bajar del auto.